Del 2 de junio al 3 de octubre de 2021, las Gallerie d’Italia de la Piazza Scala de Milán presentarán una gran exposición sobre la pintura italiana de los años ochenta, titulada Ha vuelto la pintura. Anni Ottanta, la pittura in Italia, comisariada por Luca Massimo Barbero. Partiendo de un título aparentemente paradójico, Painting is back, ya que la pintura en Italia nunca pasó realmente de moda, más de cuarenta años después de los años ochenta, la exposición propone un recorrido por los protagonistas de esa década, que entendieron provocativamente la pintura como una capacidad feliz y rapaz de pintar el mundo de las imágenes con una nueva vitalidad y que enseguida adquirieron una visibilidad internacional y una fama casi desbordante. La exposición está dedicada al público de las nuevas generaciones y procede a través de pinceladas, ciertamente no exhaustivas pero sí reveladoras, de la transversalidad experimentada por los artistas en aquellos años.
La historia se inspira en un comentario sobre la histórica exposición berlinesa Zeitgeist del “New York Times” publicado en diciembre de 1982: el periódico estadounidense señalaba que “los italianos [...] aparecen por todas partes” (“Gli Italiani [...] sono dappertutto”), un comentario que da fe de la energía internacional que compartían los artistas italianos de aquellos años, así como de su fuerza disruptiva con respecto a un sistema que empezaba a definirse como global. No sólo por los nombres más recurrentes en la memoria, ligados a la fama de laTransvanguardia lanzada, casi a modo de manifiesto vanguardista, por Achille Bonito Oliva desde las páginas de “Flash Art”(La Transvanguardia italiana, 1979), sino también por artistas que se movieron en continuidad con la generación anterior, como Mario Schifano, presente con grandes lienzos, inéditos y singulares, de colores casi tan desesperados como pirotécnicos, o Salvo con sus paisajes de ruinas nunca tan vitales y palpitantes, o Franco Angeli, recordado con un Notturno romano (1985-1988) de casi dos metros en homenaje a su ciudad, o la vitalidad de los ecos antropológicos y multiétnicos de Aldo Mondino.
La exposición comienza con obras entre 1977 y 1980, sorprendentes por germinales, de Gino De Dominicis, Luigi Ontani y Mimmo Paladino, que dan fe de una libertad creativa que hunde sus raíces en la tradición visual italiana y que, sin complejos, la interpreta también a través del dibujo y la fotografía hasta la re-presentación de una monumental video-instalación de 1984, Il nuotatore (va troppo spesso ad Heidelberg), de Studio Azzurro. La década de los ochenta ya no se entiende como una ortodoxia de movimientos, sino como la reconstrucción de un diálogo abierto entre los protagonistas de la época, donde encontramos autores como Mario Merz, maestro del redescubrimiento de los grandes mitos de la humanidad, o Carol Rama con una pintura visionaria y sensible ligada a su propia subjetividad.
Se compararán obras fundamentales de Sandro Chia como el Pintor de 1978 y, en el desarrollo de la exposición en una especie de contrapunto, pinturas de Mimmo Germanà junto a Ernesto Tatafiore. Francesco Clemente presenta obras históricas como el Sin título de 1980 de la Colección Intesa Sanpaolo; mientras que en el transcurso de estos años, Nicola De Maria aborda la pintura mural y los grandes temas poéticos que flanquean las composiciones irreverentes y lúdicas de Aldo Spoldi y la trayectoria articulada de Enzo Cucchi, que idealmente abre la exposición con Le stimmate (1980). Personalidades diferentes, en diálogo desde aquellos años codo con codo en grandes exposiciones internacionales; de la Bienal de Venecia a la Documenta de Kassel o en muestras que han marcado la historia del arte desde los años setenta, como Europa79 en Stuttgart (1979), A New Spirit in Painting en la Royal Academy de Londres (1981) y la ya mencionada Zeitgeist de Berlín (1982). Cabe mencionar, en esta coyuntura, cómo los años ochenta fueron testigos del nacimiento de un nuevo “sistema del arte” que unía a las grandes galerías de Nueva York, Colonia y Zúrich con galerías de ciudades italianas como Módena, Nápoles, Milán o Turín en un tejido italiano particularmente vital y activo, incluso en sus provincias. Con contrapuntos de carácter transversal, desde ese medio ligado a la gran experimentación y a la “otra” cultura milanesa, la exposición da cuenta también del regreso a Italia de protagonistas de aquellos años como Mimmo Rotella o Valerio Adami o esa figura de gran intelectual, traductor, crítico que fue Emilio Tadini.
A Enrico Baj la exposición dedica una sala entera construida en torno a cuatro cuadros raros de la colección Intesa Sanpaolo, realizados entre los años cincuenta y sesenta, que acompañan al visitante en una maduración del lenguaje pictórico y del mecanismo creativo del artista, para conducirle después al espectacular Il mondo delle idee (El mundo de las ideas): un lienzo de 19 metros de largo, pintado con spray, casi un graffito contemporáneo realizado en 1983 y hoy de sorprendente actualidad.
Giovanni Bazoli, Presidente Emérito de Intesa Sanpaolo, afirma: "Estamos encantados de abrir al público de las Gallerie d’Italia la exposición Painting is back, una fascinante revisión que presenta la pintura de los años ochenta en Italia, yuxtaponiendo obras maestras propiedad de Intesa Sanpaolo con importantes obras de otras prestigiosas colecciones. En numerosas ocasiones, nuestro Banco ha reafirmado firmemente su convicción de que el patrimonio cultural y artístico puede ser una valiosa palanca para el renacimiento del país. La nueva exposición, en los tiempos difíciles que aún vivimos, está dedicada precisamente a una temporada de arte italiano que envía una señal de confianza en el futuro. Intesa Sanpaolo, consciente de la importancia de la misión cívica confiada a las instituciones museísticas, ha intensificado su compromiso de reforzar el papel de las Gallerie d’Italia como lugares destinados a fomentar el crecimiento social y cultural de nuestras comunidades".
Paralelamente a la exposición, se publicará y distribuirá un número especial de la revista “Flash Art” que, en un nuevo formato, reunirá artículos, entrevistas y documentos relacionados con los artistas de la exposición y recuperará la riqueza crítica de aquellos años ochenta en los que, como revista, fue uno de los instrumentos fundamentales de la cultura artística italiana internacional. El volumen que acompaña a la exposición pretende recoger el temperamento cultural de aquellos años: un instrumento de lectura dirigido de nuevo a las nuevas generaciones, un recorrido visual antes incluso que crítico en el que, las imágenes de las obras expuestas, algunas comparaciones iconográficas parlantes y documentos históricos preceden al ensayo del comisario Luca Massimo Barbero, con aportaciones de Cristina Beltrami, Michele Bonuomo, Maria Luisa Frisa, Chiara Mari, Luca Scarlini y Studio Azzurro para una visión de la vitalidadno sólo de las artes visuales, sino también de los nuevos medios de comunicación, el mundo de la moda, la creatividad y el teatro (Gallerie d’Italia | ediciones Skira).
En la foto: una sala de la exposición
Milán, en la Gallerie d'Italia, gran exposición sobre la pintura italiana de los años 80 |
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