El MASI de Lugano, entre esculturas de bronce, bestiarios y nuevas exposiciones
El Museo d’Arte della Svizzera Italiana (MASI) de Lugano, uno de los más visitados de Suiza, ofrece en sus dos sedes, el centro cultural LAC y el recinto histórico del Palazzo Reali, múltiples exposiciones temporales que se suman a sus colecciones permanentes. Entre las exposiciones actuales destacan el homenaje al escultor Hans Josephsohn (Königsberg, 1920 - Zúrich, 2012) con motivo del centenario de su nacimiento y la retrospectiva dedicada al conjunto de la producción artística del artista del Tesino Paolo Mazzucchelli (Lugano, 1954), ambas en el MASI - LAC. También podrá verse la nueva muestra de la Colección Giancarlo y Danna Olgiati, que forma parte del circuito MASI.
Abierta al público en el espacio expositivo adyacente al centro cultural LAC, la Colección Giancarlo y Danna Olgiati reúne más de doscientas obras de gran importancia artística, lo que la convierte actualmente en una de las colecciones más significativas dedicadas al arte italiano de principios del siglo XX hasta la actualidad, a los Nouveaux Réalistes y al arte contemporáneo internacional. Dos veces al año varían las exposiciones, acompañadas de muestras temporales que pretenden profundizar en la producción de artistas que ya forman parte de la Colección. Desde 2018, 76 obras de la Colección Olgiati han entrado a formar parte de las colecciones del MASI, reforzando así la relación con la sede del museo.
Así, hasta el 13 de diciembre de 2020, los visitantes tienen la oportunidad de descubrir la nueva muestra de la Colección Olgiati, titulada ¿Qué hay de nuevo?, que presenta obras de maestros consagrados, recientemente adquiridas, junto con obras de jóvenes artistas del panorama artístico internacional. Diferentes poéticas y lenguajes expresivos dialogan entre sí a lo largo de la exposición, creando una confrontación entre pinturas, dibujos, esculturas y fotografías. El objetivo es subrayar la relación fundamental entre las vanguardias históricas de principios del siglo XX y la investigación contemporánea, abarcando más de un siglo de arte. Las obras expuestas, treinta y cuatro en total, se subdividen por temas independientes: desdeel arte abstracto entre el signo y la materia hasta la investigación de la luz y el color a través de las obras de Franz West y Rudolf Stingel, pasando por el homenaje a Jimmie Durham, León de Oro a la Trayectoria en la Bienal de Venecia 2019. Una sección está dedicada a la guerra, uno de los temas principales de la historia del siglo XX.
Entre las obras más relevantes, en la primera sala se encuentra Empreintes de pinceau n.50 del artista tesinés Niele Toroni, uno de los máximos exponentes del minimalismo europeo, creado en 1989: el cuadro dialoga aquí con las obras monocromas de Piero Dorazio, Baked in silence (1960-1961), e Irma Blank, Avant-testo 12-1-99 (1999), en una estrecha confrontación entre signo y escritura. En la misma sala, en la pared opuesta, se encuentran la obra en lienzo Samurai Tree 17H (2008) y las esculturas de espuma de poliuretano Tres esferas (2003) del artista mexicano Gabriel Orozco. Su combinación de material, forma y color parte de un sistema de reglas predeterminadas: las obras expuestas, aunque diferentes en su aspecto formal, dan fe del conceptualismo sin precedentes, del rigor enigmático de Orozco, que da vida a su propio universo visual.
Continuando en la sala contigua, observamos una relación lineal y continua entre dos obras: la escultura de cartón piedra pintada con formas antropomórficas y a la vez abstractas del austriaco Franz West, Sin título (2011), y la pintura de vivos colores del meranés Rudolf Stingel, Sin título (2012). Ambos artistas, formados en el norte de Europa, se caracterizan por la total libertad con la que revisitan y renuevan la propia idea de escultura y pintura formulada por las vanguardias históricas. Le siguen cuatro obras del artista danés Henrik Olesen, centradas, como suele ser habitual en su obra, en temas sociales: claros ejemplos de ello son los dos grandes retratos en blanco y negro A.T. (2019) del matemático británico Alan Turing, considerado el padre de la informática moderna, pero perseguido sin embargo por su homosexualidad a pesar de su fundamental aportación profesional. También se dedica un espacio significativo en la siguiente sección al arte de Jimmie Durham, artista estadounidense perteneciente a una comunidad de indios cherokee, comprometido con la política y los derechos civiles. Su escultura Aazard (2018) está formada por huesos, plástico y piezas de automóvil.
La nueva exposición concluye con una sala centrada en el tema del sufrimiento: la Primera Guerra Mundial es evocada aquí por la serie de catorce planchas litográficas, titulada La Guerra, realizada en 1914 por Natalia Goncharova y la Parolibera (Irredentismo) que Filippo Tommaso Marinetti ejecutó ese mismo año. En esta última sección también se incluyen obras de artistas contemporáneos; artistas que han investigado la condición del sufrimiento aunque sean diferentes en generación y origen. Fausto Melotti con Lager (1972) y Zoran Mušic con Autoritratto (1970) representan las atrocidades del exterminio nazi. La iraní Shirin Neshat con su fotografía Seeking Martyrdom-Variation1 (1995) dirige su mirada a la sociedad La palestina Mona Hatoum con su escultura A Bigger Splash (2009) y la cubana Ana Mendieta con Silueta Works in Iowa (1976-1978), a pesar de sus diferencias estilísticas y de búsqueda expresiva personal, indagan en sus vicisitudes personales como mujeres exiliadas para presentar una profunda investigación sobre temas como la violencia y la vulnerabilidad del cuerpo.
Los protagonistas de ¿Qué hay de nuevo? son Stefano Arienti, Francesco Arena, Gabriele Basilico, Irma Blank, Huma Bhabha, Piero Dorazio, Jimmie Durham, Natalia Goncharova, Wade Guyton, Mona Hatoum, Luisa Lambri, Francesco Lo Savio, Filippo Tommaso Marinetti, Fausto Melotti, Ana Mendieta, Zoran Mušic, Henrik Olesen, Gabriel Orozco, Damian Ortega, Shirin Neshat, Alessandro Piangiamore, Nathlie Provosty, Gerhard Richter, Pietro Roccasalva, Remo Salvadori, Rudolf Stingel, Niele Toroni, Andro Wekua, Franz West.
La apertura al público de la Colección Giancarlo y Danna Olgiati (de viernes a domingo de 11.00 a 18.00 horas con entrada gratuita) va acompañada de la presentación de una nueva identidad visual y una nueva página web, disponibles en www.collezioneolgiati.ch.
Shirin Neshat, Seeking Martyrdom - Variation #1 (1995; impresión en gelatina salina de plata y tinta, 155 x 102 cm, 1/3 edición) |
Jimmie Durham, Aazaard (2018; huesos de animales, pintura acrílica, piezas de coche, 41 x 169 x 136 cm) |
Hasta el 21 de febrero de 2021 hay tiempo para visitar la exposición dedicada al centenario del nacimiento del escultor Hans Josephsohn, comisariada por Ulrich Meinherz y Lukas Furrer. La exposición se realiza en colaboración con la Kesselhaus Josephsohn de San Gall y muestra una selección de obras de latón realizadas por el artista entre 1950 y 2006. Una veintena de esculturas están dispuestas en una única sala, pero no pretenden seguir un criterio cronológico o temático, sino subrayar las afinidades y contrastes entre las formas y superficies de obras realizadas en diferentes periodos. Un planteamiento minimalista que, combinado con la sobriedad del diseño expositivo, se ajusta bien al rasgo característico de la producción de Josephsohn, a saber, la inmediatez. En efecto, las paredes y el suelo del espacio expositivo, que aparecen en estado inacabado, recuerdan el aspecto bruto de la superficie escultórica del artista, resultado de repetidas intervenciones sobre el material.
Josephsohn, que nació en Königsberg (actual Kaliningrado), en la entonces Prusia Oriental, se dedicó siempre a la escultura hasta su muerte. Debido a sus orígenes judíos, no se le permitió cursar estudios de arte en la Alemania nazi; en 1938 asistió durante unos meses a la Academia de Bellas Artes de Florencia, pero se vio obligado a huir a Suiza tras la introducción de las leyes raciales y continuó su formación como escultor en Zúrich.
Las obras de latón expuestas en el MASI no pretenden abarcar toda la carrera del artista, sino hacer hincapié en el tema central de su investigación artística, es decir, la figura humana, tanto en bulto redondo como en los relieves en los que se colocan varias figuras en relación unas con otras. En particular, Josephsohn representa en sus esculturas cabezas, medias figuras, figuras de pie, figuras reclinadas y relieves: un círculo circunscrito de sujetos. Aunque tome como modelos a amigos y parientes, resulta difícil identificar la frontalidad de la escultura, ya que el artista siempre favorece la inmediatez y la vivacidad frente a un enfoque más realista, haciendo hincapié en los elementos anatómicos y resumiendo diferentes puntos de vista.
Las obras de Hans Josephsohn se exhiben de forma permanente en dos espacios expositivos suizos: el Museo La Congiunta de Giornico, inaugurado en 1992 y diseñado por los arquitectos Peter Märkli y Stefan Bellwalder, y la Kesselhaus Josephsohn de St. Gallen, inaugurada en 2003.
Hans Josephsohn en la Kesselhaus (c. 2006) |
Obras de Hans Josephsohn en la Kesselhaus |
Por último, la exposiciónPAM Paolo Mazzucchelli estará abierta al público hasta el 28 de marzo de 2021.Entre pestañas, comisariada por Cristina Sonderegger. Realizada en colaboración con el propio artista, la exposición recorre las distintas fases de la producción artística del artista del Tesino Paolo Mazzucchelli. La exposición incluye unas ciento cincuenta obras, la mayoría de gran formato, entre ellas el ciclo monumental Cartas de Europa, gracias al cual el artista obtuvo la Beca Federal de Bellas Artes.
La exposición no sigue un orden cronológico, sino que se desarrolla en núcleos temáticos y temas recurrentes: en particular, destacan los elementos relacionados con el mundo vegetal, los paisajes visionarios y apocalípticos y la figura humana. Obras desde los años sesenta hasta la actualidad. Además de los temas y asuntos recurrentes, la exposición se centra en las diversas técnicas utilizadas, especialmente las técnicas mixtas sobre lienzo y papel, el carboncillo y la tinta china sobre papel y las técnicas de grabado.
Mazzucchelli, nacido en Lugano en 1954, está considerado uno de los artistas tesineses más representativos de su generación. Agudo observador de la escena artística contemporánea, maduró su trayectoria creativa en el Tesino, al tiempo que mantenía relaciones de intercambio con otras realidades, especialmente con la Suiza transalpina e Italia. Sus inicios se caracterizan por un signo y una temática espesos; es un artista de ascendencia surrealista, expresionista e informal, influido por la generación Beat, el arte psicodélico y la literatura underground.
La exposición comienza con una obra temprana, Quello che rimane (1976-77), en la que Mazzucchelli representa, mediante un atrevido corte de perspectiva y una vibrante pincelada, unos juguetes abandonados sobre un armario. Le siguen una serie de obras muy significativas para su trayectoria artística: Rinoceronte (c. 1990) y Lophophora Williamsii (1990-91), ambas realizadas a partir de una impresión del cuerpo sobre papel con posterior intervención del artista. Ambas obras son emblemáticas de la dimensión performativa de su arte a principios de la década de 1990 y de laintroducción de la escritura dentro de la imagen, dos constantes en sus elecciones expresivas.
Carta geografica (1991) está realizada en tinta china con innumerables gradaciones de negro, color que domina su investigación creativa desde hace más de una década. También se expone en la primera sala una serie de obras abstractas que se remontan a mediados de los años ochenta: Why Not Z (1996-97), una obra formada por una secuencia de cuadrados que recuerda al cómic tradicional ¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿Adónde vamos? (2002), un homenaje a Goya y Gauguin, uno de los grabados policromados con los que el artista se reapropió del color.
En cambio, las secciones centrales de la exposición presentan grabados de gran formato y vivos colores, como Lamera (2002) y Stele delle ciliegie (2002), que remiten a la casi psicodélica Battilamera (1996-2015) expuesta más tarde. El artista compone un auténtico bestiario y herbario en la serie Novantanove haiku (2007), delicados grabados de pequeño formato. Le siguen los grandes dibujos al carboncillo del ciclo dedicado al activista brasileño Chico Mendes, por el que Mazzucchelli recibió la Beca Federal de Bellas Artes en 1993. En una especie de viaje al inconsciente, se representan mundos visionarios y escenarios apocalípticos poblados por figuras y paisajes fantásticos. El díptico Vomir charognes (2014) atestigua el retorno a la representación de la figura humana a través de un lenguaje de denuncia, que caracteriza los últimos cinco años de su producción.
En conexión con los temas de las maravillas y los misterios de la naturaleza, frecuentes desde 1992, se encuentran las series Imaginary Gardens (2013) y Naga and Hiro (2008). Por último, el ciclo Still a Season to Reflect (2018-19) reúne grabados más recientes en una serie de homenajes a amigos fallecidos.
La exposición concluye con una cincuentena de dibujos en diversos formatos, en los que a través de cuerpos cercenados y contorsionados de forma antinatural, se denuncia la violencia visible de diversas formas en la sociedad contemporánea.
Las obras de PAM Paolo Mazzucchelli se conservan en numerosas colecciones públicas, entre ellas el Museo Villa dei Cedri de Bellinzona, y en colecciones privadas. Una veintena de sus obras pertenecen también a la colección de arte de Credit Suisse, que se expone en las oficinas nacionales e internacionales del banco en Chiasso, Bellinzona, Singapur y Nueva York.
Para más información sobre los lugares de exposición del MASI y las exposiciones actuales, visite masilugano.ch
Paolo Mazzucchelli, Rinoceronte (1990-1991; técnica mixta sobre papel, 150 x 200 cm; colección privada) |
Paolo Mazzucchelli, Europa (para Chico Mendes) (1992; carboncillo mineral sobre papel, 220 x 400 cm). Fotografía Créditos Stefania Beretta |
MASI en Lugano, esculturas de latón, bestiarios y nuevas instalaciones |
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