Del 8 de octubre al 21 de noviembre de 2021, el Palacio Ducal de Mantua acogerá la retrospectiva de Claudio Olivieri (Roma, 1934 - Milán, 2019) titulada Infinito visibile. Se trata de la primera exposición institucional creada tras la muerte de Claudio Olivieri: incluye una treintena de obras, entre óleos sobre lienzo y técnicas mixtas sobre papel, todas ellas propiedad del Archivo Claudio Olivieri, y adquiere un significado especial por ser Mantua la ciudad donde el artista pasó su infancia.
La exposición se articula a través de tres salas, que siguen el desarrollo de la trayectoria creativa de Olivieri, partiendo de Sin título de 1967 hasta Vaneggiare de 2014. La distribución de las obras en el espacio no sigue, sin embargo, un orden exclusivamente cronológico, sino que procede también por referencias y asonancias, en consonancia con el pensamiento del artista, que reconocía el color y la luz como piedras angulares de su trayectoria. Claudio Olivieri vivió en Mantua, ciudad natal de su madre, hasta 1953, año de su traslado definitivo a Milán, donde durante casi veinte años ocupó la cátedra de Artes Plásticas y Pintura en la Nuova Accademia di Belle Arti. Tras su primera exposición milanesa, celebrada en 1960 en el Salone Annunciata, el artista fue protagonista de numerosas muestras que dieron a conocer su obra internacionalmente, como las Bienales de Venecia de 1966, 1970, 1986 y 1990, la Documenta de Kassel de 1977 y exposiciones individuales en Montreal (1976), Bonn (1986), Ámsterdam (1997) y Los Ángeles (2014). En Mantua se documenta toda la trayectoria del artista, con una selección de pinturas realizadas desde finales de los años sesenta hasta la década de 2000 y los resultados más recientes de sus investigaciones.
Las obras de finales de los 60 a principios de los 70 (en la muestra Thule de 1970, técnica mixta sobre papel lienzo) muestran cómo el artista había llegado a su visión personal del arte Informal que se alejaba de la pesadez de la materia y deloscuro magma existencial típico de esa dirección artística, para volverse en cambio hacia un signo febril y eléctrico que sintoniza más con la luz y el brillo del color que con el gesto de la mano, todavía presente en estas primeras obras. Es aquí donde comienza a perfilarse la identidad entre color-objeto y superficie, en una visión en la que el acuerdo entre colores y luminosidad será cada vez más autónomo y desvinculado del sujeto, para asumir una profundidad de campo cada vez más incontenible e intensamente poética, de la que la obra elegida como imagen de la exposición y portada del catálogo constituye uno de los mejores ejemplos(Metempsicosi de 1984).
A partir de los años setenta, el espacio y la libertad se convierten en las consignas de la pintura de Olivieri y marcan un giro decisivo, transformando la materia pictórica filamentosa de sus obras anteriores en campos estratificados de color, ya no aplicados con pincel sino con aerosol, de un modo que no era tanto cuestión del pincel como de la pintura misma. Los años setenta y ochenta vieron la pintura de Olivieri en un periodo de transición que marcó un punto de inflexión decisivo, transformando la materia pictórica filamentosa de sus obras anteriores en capas estratificadas de color, ya no aplicadas con pincel sino con spray, una técnica que el artista fue perfeccionando gradualmente y que le permitió obtener esos velos, halos y aperturas y rupturas pictóricas más allá de la superficie que caracterizaron su obra más madura. En los años setenta y ochenta también se impone una paleta que, aunque se oscurece, sigue siendo resplandeciente gracias a las superposiciones aéreas y luminosas de las capas pictóricas, un efecto técnicamente potenciado por la mezcla de óleo con trementina y cera virgen y su distribución en una espolvoreada de luz y brillo extendida sobre la superficie con el magistral uso que el artista hace de la pistola pulverizadora.
En la consecución de estos resultados, Claudio Olivieri se sitúa en diálogo con los desarrollos más actuales de la investigación pictórica internacional de aquellos años, desde la Pittura analitica italiana a la Geplante Malerei alemana y los resultados más maduros de la Post-Painterly Abstraction americana, hasta encontrar eco en Extremo Oriente en la pintura del grupo coreano Dansaekhwa y en algunas experiencias pictóricas de ese mismo cambio de año en el grupo japonés Mono-Ha. La exposición se extiende para considerar los resultados maduros de esa investigación rigurosa y esencial, que para Olivieri continúa en la línea de la sugestión que el color y la luz siguen ejerciendo sobre él hasta sus últimas obras, desde las más descentradas(Memorie d’oltretomba de 1983) a las obras más axiales de los años 90 y 2000 (como Occhio Fatato de 1998 e Infine de 2005) hasta las que insisten en márgenes que como alas se abren al infinito del fondo más inmaterialmente lejano(Scaturigine de 1992).
La exposición individual irá acompañada de un catálogo editado por Publi Paolini con prefacio institucional de Eleonora Olivieri, textos críticos de Arianna Baldoni, Matteo Galbiati y Gianluca Ranzi, y una rica antología crítica que recoge algunas de las principales voces que han escrito sobre Claudio Olivieri desde los años sesenta hasta hoy. El volumen, acompañado de vistas de las salas, se presentará al final de la exposición. La exposición está abierta al público de martes a domingo de 10.00 a 18.30 horas. La inauguración tendrá lugar el viernes 8 de octubre, de 17.00 a 19.15 horas. Entrada gratuita previa presentación de la tarjeta verde y uso del equipo de protección individual. Para más información: Archivio Claudio Olivieri (T. +39 339 2201894, archivioclaudioolivieri@gmail.com, www.claudioolivieri.com) y Palazzo Ducale di Mantova (T. +39 0376 352100, pal-mn@beniculturali.it, https://mantovaducale.beniculturali.it/).
El Archivo Claudio Olivieri se fundó en Milán en 2021 para proteger y valorizar la obra del artista Claudio Olivieri. El comité científico está formado por Eleonora Olivieri (presidenta), Arianna Baldoni (conservadora), Matteo Galbiati y Gianluca Ranzi. El Archivo Claudio Olivieri también se ocupa de la catalogación y archivo de las obras de Claudio Olivieri, así como de la expedición de certificados de autenticidad.
Imagen: Claudio Olivieri, Vaneggiare (2014; óleo sobre lienzo, 100 x 130 cm).
Mantua, primera retrospectiva de Claudio Olivieri tras su muerte en el Palacio Ducal |
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