Las escenografías de Dante Ferretti protagonizan una exposición en Macerata


Las escenografías de Dante Ferretti protagonizan una exposición del 25 de julio al 19 de septiembre en Macerata, en el Palazzo Ricci.

El fascinante imaginario del escenógrafo y figurinista Dante Ferretti es el protagonista absoluto de la exposición Dante Ferretti, efímero por error, que se presenta en el Palazzo Ricci de Macerata del 25 de julio al 19 de septiembre de 2021. La exposición, comisariada por Pierfrancesco Giannangeli y Benito Leonori con la asistencia de Bianca Piacentini, está promovida por la Fondazione Cassa di risparmio della provincia di Macerata (Carima), con el patrocinio de la Región de las Marcas y el Ayuntamiento de Macerata. La organización corre a cargo de Maggioli Cultura.

Dante Ferretti, originario de Macerata, es conocido internacionalmente gracias a sus numerosas colaboraciones en grandes producciones de Hollywood y es ganador de varios premios, entre ellos tres Oscar por las películas El aviador y Hugo Cabret , de Martin Scorsese, y Sweeney Todd - El barbero diabólico de Fleet Street, de Tim Burton.



En las salas del Palazzo Ricci se exponen 10 bocetos al pastel sobre aluminio, papel, cartón, contrachapado y lienzo (incluidos los de las películas ganadoras del Oscar) y una maqueta de resina, pertenecientes a las colecciones de la Fondazione Carima. El montaje de la exposición se realiza en los talleres de escenografía de la Fundación Pergolesi Spontini de Jesi, coordinados por Benito Leonori.

El visitante se encontrará inmerso en el proceso de creación artística, en la misma situación que experimenta el director cuando el escenógrafo le somete la hipótesis creativa, a través de bocetos y maquetas. La exposición es un apasionante viaje entre la oscuridad y la luz, para descubrir y revivir cómo comienza el proceso de construcción de esa película o esa obra de teatro.

De ahí el título de la exposición: “Efímero por error”. “Es un juego de palabras con la esencia de la práctica de la performance”, explican los comisarios, “considerada erróneamente como algo efímero que dura el tiempo de la representación o filmación. Por el contrario, el acontecimiento, cuando se produce, es una experiencia vital compartida en el momento de su realización tanto para el artista como para el espectador, y la vida es una sucesión de momentos a menudo efímeros que la caracterizan y la hacen única y emocionante, eterna en su esplendor. Considerar que un decorado es efímero es, por tanto, un error, porque ese variado mundo de imágenes queda impreso para siempre en la memoria, intelectual y afectiva, del espectador”.

El aprendizaje de Dante Ferretti tuvo lugar en la región de Las Marcas en 1962, en la bahía de Portonovo, en la provincia de Ancona. “Recuerdo que me llamaban el arquitecto, con cierto respeto por mi papel”, escribe Ferretti. “Con mi amor por el cine y con toda la temeridad de mis diecisiete años, me lancé a una aventura que, a distancia de tiempo, parece verdaderamente titánica”. Este singular héroe escénico de dos mundos es heredero de una centenaria tradición artesanal italiana. Desde el mundo de Pasolini, fuera del tiempo y del lugar, Ferretti interactúa con el mundo de Fellini, que recupera in extremis su inconfundible connotación nacional, para completar con el mundo de Scorsese de influencia americana. El propio Ferretti recuerda: "Mi irrefrenable pasión por el cine, especialmente por el cine americano, desde Ciudadano Kane hasta las grandes reconstrucciones históricas como Ben Hur y La túnica, ha tenido una gran influencia en mi formación. En compañía de estas películas pasaba tardes enteras en los cines de Macerata cuando era niño".

Lo que impulsa la creatividad de Ferretti es la obstinada necesidad de hacer siempre tangible, incluso visible, lo inimaginable. Esta obsesión toma forma a partir del rastro de papel o similar en el que las líneas y los colores dejan al espectador con la tarea de procesar mentalmente lo que incluso en la pantalla permanece elusivo y sugerente. “Para Ferretti, la escenografía no es más que la fase terminal de un sueño soñado y que se toma conciencia de dejar atrás para volver a empezar, en un ejercicio perenne de principiante enfrentado a nuevas pruebas”, explica Anton Giulio Mancino en su contribución al catálogo de la exposición, publicado por Maggioli.

También del catálogo, la contribución de Renzo Bellanca sobre la escenografía cinematográfica: “Es un proceso similar al que lleva a cabo un actor que, una vez leído su papel, tiene que meterse en su papel y en su contexto histórico, dándole vida para el espectador: de este modo te permite viajar, inicialmente, situándote en el tablero de dibujo, devolviendo al público el viaje, los sonidos, los olores imaginados a través de esos elementos arquitectónicos, colores, objetos y mobiliario que has seleccionado, a veces incluso conduciéndole a esos lugares interiores que muchas veces son sólo atmósferas impalpables pero que has sido capaz de hacer visibles aunque visibles no sean”.

En los bocetos de la colección de la Fundación Carima está elEdén desnudo de Los cuentos de Canterbury, el otro rostro sexualmente desenfrenado y liberado de la medalla de unaItalia vista desde lejos, a través de las licenciosas novelas del siglo XIV de Geoffrey Chaucher. Y la criatura aérea que gravita como espectro femenino desparramado y plurivalente en La ciudad de las mujeres.

En el esbozo de Regreso a Cold Mountain, de Anthony Minghella, uno capta inmediatamente el signo y la negrura humeante que la Guerra de Secesión dejó en los ambientes; en Carmen, de Bizet, que Ferretti monta y dirige en solitario para el Sferisterio de Macerata, la escena teatral ya está inscrita en el lienzo. En los territorios físicos de Shakespeare, en cambio, encontramos el Coliseo, todavía bidimensional y pictórico en el Tito de Julie Taymor, que se contrapone a la maqueta del castillo de Elsinore en elHamlet de Franco Zeffirelli. En una jaula dorada se encierra al magnate Howard Hughes, interpretado por Leonardo Di Caprio en El aviador, de Scorsese, a la altura de sí mismo, mientras que en Las aventuras del barón Muchausen, de Terry Gilliam, Dante Ferretti aprisiona un viejo velero en el vientre de la ballena, visualizando el rastro literario de Rudolph Erich Raspe, ya ilustrado por Gustave Dorè.

Los secretos y la historia de Georges Méliès se plasman en Hugo Cabret con el visceral y oscuro túnel cinematográfico del que el pequeño protagonista emerge ágilmente hacia un haz de luz inclinado, similar al que se encuentra en la más inquietante y claustrofóbica sala de afeitado del asesino en serie en Sweeney Todd - El barbero diabólico de Fleet Street, de Burton. Y, por último, las atmósferas tibetanas de Kundun, de Martin Scorsese, con el Palacio Real Norbvunka.

Las piezas de Dante Ferretti que la Fundación Carima exhibe en la exposición del Palazzo Ricci ponen en movimiento la historia y los relatos. Identifican caminos y destinos que se entrecruzan, a través de una creatividad visionaria que hará soñar a los visitantes.

La inauguración de la exposición está prevista para el sábado 24 de julio a las 18.00 horas.

Para más información, visite la web oficial del Palazzo Ricci.

En la imagen: Dante Ferretti, Barber Shop, Sweeney Todd - The Diabolic Barber of Fleet Street (2008)

Las escenografías de Dante Ferretti protagonizan una exposición en Macerata
Las escenografías de Dante Ferretti protagonizan una exposición en Macerata


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