Las correspondencias barrocas en la pintura emiliana del siglo XVII, expuestas en Módena


Del 7 de mayo al 22 de agosto de 2021, una exposición fruto de la colaboración entre la Galería BPER Banca y el Museo Cívico de Módena propone las correspondencias barrocas en la pintura emiliana del siglo XVII.

Del 7 de mayo al 22 de agosto de 2021, La Galería - Colección y Archivo Histórico de BPER Banca en Módena acogerá la exposición Corrispondenze barocche (Correspondencias barrocas), que explora algunos temas importantes de la pintura emiliana del siglo XVII, en particular de la pintura barroca, en el marco de una colaboración entre BPER Banca y el Museo Cívico de Módena. Comisariada por Lucia Peruzzi, historiadora del arte y asesora de BPER Banca, la exposición integra el patrimonio de la colección del banco con el del Museo Cívico y, en particular, con diez obras de las colecciones Campori y Sernicoli, temporalmente inaccesibles al público debido a las obras de renovación del recinto.

La inactividad de las salas, por tanto, ofrece una oportunidad de estudio, en busca de las Correspondencias barrocas entre las obras de Lucio Massari (Bolonia, 1539 - 1633), Alessandro Tiarini (Bolonia, 1577 - 1668), Giovanni Francesco Barbieri conocido como Guercino (Cento, 1591 - Bolonia, 1666), Ludovico Lana (Codigoro, 1597 - Módena, 1646), Jean Boulanger (Troyes, 1608 - Módena, 1660), Michele Desubleo (Maubege, 1602 - Parma, 1676), Luca Ferrari (Reggio Emilia, 1605 - Padua, 1654) y Francesco Stringa (Módena, 1635-1709) presentes en las colecciones de BPER Banca y del Museo. A continuación, habrá ocasión de profundizar en las figuras de Giuseppe Campori (Módena, 1821 - 1887) y Matteo Campori (Módena, 1857 - 1933) a las que, en época moderna, se añade la de Carlo Sernicoli (Módena, 1938 - 2007): “con su gesto caritativo hacia el Museo”, explica Francesca Piccinini, directora del Museo Cívico de Módena, “contribuyeron de manera fundamental al incremento de las colecciones cívicas, que pueden considerarse así representativas de tres momentos culturales significativos a lo largo de un siglo”.



“La Galería”, afirma Sabrina Bianchi, responsable de La Galleria - Colección y Archivo Histórico, “es una oportunidad privilegiada que nos permite dar voz a la misión de la marca BPER Banca y al deseo de estar conectados con la cultura de los territorios. Al valorizar nuestro patrimonio artístico y archivístico, podemos dar a conocer los valores que siempre han sustentado nuestra empresa”.

La exposición forma parte de un proyecto más amplio de valorización del patrimonio cultural de BPER Banca. Durante el mes de mayo, la exposición podrá visitarse los viernes, sábados y domingos de 10.00 a 13.00 horas y de 14.00 a 18.00 horas. En cumplimiento de la normativa vigente, para acceder a los espacios expositivos los sábados y domingos será necesario reservar la visita antes de las 16.00 horas del viernes (T. +39 059 2021598, lagalleria@bper.it). Las aperturas posteriores se anunciarán en el sitio web www.lagalleriabper.it. Entrada gratuita. Se requiere el uso de equipo de protección individual. Catálogo con textos de Lucia Peruzzi y Francesca Piccinini disponible in situ. Para más información: T. +39 059 2021598, lagalleria@bper.it, www.lagalleriabper.it, www.instagram.com/lagalleriabper/.

Sala de exposiciones. Foto de Ernesto Tuliozi, Avenida
Alessandro Tiarini, Rinaldo e Armida (óleo sobre lienzo, 120 x 150 cm; Módena, Colección BPER Banca)


El coleccionismo y el arte barroco en Módena

La comparación entre las colecciones del museo y las del banco, explica la conservadora Lucia Peruzzi, permite comprender plenamente la evolución del lenguaje de los artistas activos en Módena en el siglo XVII, así como trazar la trama de la historia del coleccionismo en Módena. Giuseppe Campori había orientado sus gustos hacia el arte emiliano de los siglos XVII y XVIII, adhiriéndose al gusto del coleccionismo vinculado a la corte de Este, y su sobrino Matteo haría lo propio, dedicándose a la creación de una nueva colección familiar. La colección Sernicoli y la de BPER Banca, en cambio, explica Lucia Peruzzi, representan la vitalidad del nuevo coleccionismo surgido en el último cuarto del siglo pasado, incluido el, fundamental, de las instituciones bancarias. En las tendencias de estas elecciones más recientes influyeron sin duda, a partir de los años cincuenta, los estudios de historia del arte de entendidos como Roberto Longhi, Francesco Arcangeli, Carlo Volpe y Renato Roli y las grandes exposiciones bienales de Bolonia que fomentaron el conocimiento y la apreciación de la pintura emiliana de los siglos XVII y XVIII. Al mismo tiempo, las exposiciones celebradas en Módena -L’Arte degli Estensi en 1986 y Sovereign Passions y Tesori Ritrovati en 1998- han privilegiado inevitablemente el aspecto ducal y aristocrático de un coleccionismo cada vez más consciente.

El núcleo de los siglos XVII y XVIII es el más rico por lo que respecta tanto a la colección BPER Banca como a la casa museo de Carlo Sernicoli: “el mismo”, escribe Lucia Peruzzi en el catálogo de la exposición, “que había constituido el tejido conectivo tanto del patrimonio artístico este de carácter eclesiástico como del coleccionismo de la corte y de los círculos que gravitaban a su alrededor en los siglos en que Módena había sido capital del ducado. Si en el siglo XVII la nobleza había transformado antiguos palacios o incluso construido otros nuevos, amueblándolos con gran esplendor y obras de arte, también en la segunda mitad del siglo XVIII, en concomitancia con la renovación edilicia ordenada por Francisco III, los particulares ”redecoraron“ y amueblaron sus residencias teniendo como modelo a la familia reinante; de hecho, en la cúspide de la escala social, el mecenazgo artístico y el coleccionismo son símbolos de estatus que cooperan a realzar el encanto y el prestigio de las residencias. Las familias de la nobleza y la riqueza antiguas utilizaban el mobiliario y las pinturas heredados de sus antepasados, además de realizar nuevas adquisiciones a la moda; las de la nobleza más reciente amueblaban ex novo con la mirada puesta en las elecciones de la Casa de Este”.

De la comparación de las colecciones, por tanto, surge un iter que vuelve a conectar los principales acontecimientos del arte barroco en Emilia, teniendo en cuenta en particular una zona que se extiende entre Módena y Reggio para prolongarse hasta Bolonia: una historia que tiene su inicio en la adhesión al naturalismo de los Carracci para llegar al clasicismo de Reno y a las exhibiciones del melodrama barroco. La pintura de los Carracci está representada por Lucio Massari y Alessandro Tiarini: en particular, es Tiarini quien, tras su obra para la basílica de la Ghiara, llega a un lenguaje más maduro y lleno de acentos sentimentales. Así, su obra Rinaldo e Armida es capaz de transmitir las inclinaciones naturalistas con las que el artista abordó el tema de Taxis, enriquecidas por una reinterpretación más sensual de un estilo ya barroco, y la Decollazione del Battista del mismo artista, cuya luminosa dirección exalta la ingenuidad y la languidez de la figura de Salomé, transmite todos los significados morales subyacentes. En la década de 1710, sin embargo, la estricta observancia del estilo Carreaccesque empezó a perder terreno frente a las instancias de Reno, y ello gracias sobre todo a Guercino: en la exposición, los lienzos del artista de Cento dan testimonio de su camino del naturalismo al clasicismo, y ello gracias sobre todo a un juvenil Apolo y Marsyas (de Banca BPER) y a una Virgen de la Asunción de Sernicoli, que testimonian respectivamente el naturalismo de sus inicios y el clasicismo de su madurez.

Las obras de Ludovico Lana y Jean Boulanger representan la alta calidad del arte asociado a los gustos de la corte de Este antes del cambio de siglo. Con Erminia y Tancredi, Lana es el autor de una cuidada dirección de gestos y efectos luminosos que acompañan una narración rendida a la adhesión sentimental romántica. Lana, en particular, permite a Módena alcanzar, explica Lucia Peruzzi, “una verdadera estructura lingüística, tan compleja y culta en su emulsión estilística como ’amorosa’ en su inflexión patética, capaz de hacer frente a las nuevas pretensiones de una capital, de la que el propio pintor se hizo ilusiones durante algún tiempo de que podría convertirse en el referente oficial. Un sueño que estaba destinado a interrumpirse, incluso antes de su prematura muerte, a raíz de la llamada a la corte de un brillante pintor lorenés, Jean Boulanger”. Boulanger, con sus lienzos Dos putti jugando con un águila y Clío, musa de la Historia, revela la huella caprichosamente manierista de su cultura natal elaborada a través de la elegancia clásica de Guido Reni. Estos personajes hicieron de él una de las personalidades más versátiles e interesantes del siglo XVII en Emilia, y fue el protagonista absoluto de la decoración del Palazzo Ducale de Sassuolo.

En el San Juan Bautista de Luca Ferrari, pintor “de sentimientos robustos y temperamento muy personal” según el comisario, conviven el naturalismo emiliano y la riqueza cromática neoveneciana: el artista representa bien la importancia que la ciudad de Reggio Emilia supo labrarse durante el siglo XVII, convirtiéndose en la segunda ciudad más importante del ducado estense tras la pérdida de Ferrara en 1598 (importancia bien demostrada por las obras antes mencionadas de la Basílica della Ghiara en las que participaron varios grandes artistas emilianos de la época). Por último, la exposición se cierra con la figura modenesa más importante de la segunda mitad del siglo XVII, Francesco Stringa, más conocido por sus retablos monumentales, aunque estudios recientes han demostrado la versatilidad de este importante pero poco conocido artista. Lo real y lo ideal se funden en su Testa di fanciulla con turbante (Cabeza de fanciulla con turbante). En las obras de su madurez tardía, Stringa se acerca a un gusto más grácil, en diálogo con el clasicismo boloñés y las ambiciones culturales y autocelebratorias de la corte.

Alessandro Tiarini, Rinaldo y Armida (óleo sobre lienzo, 120 x 150 cm; Módena, Colección BPER Banca)
Alessandro Tiarini, Rinaldo y Armida (óleo sobre lienzo, 120 x 150 cm; Módena, Colección BPER Banca)


Giovanni Francesco Barbieri conocido como Guercino, Apolo y Marsyas (óleo sobre lienzo, 67 x 58,8 cm; Módena, Colección BPER Banca)
Giovanni Francesco Barbieri conocido como Guercino, Apolo y Marsyas (óleo sobre lienzo, 67 x 58,8 cm; Módena, Colección BPER Banca)


Jean Boulanger, Dos putti jugando con un águila (óleo sobre tabla, 58 x 39,5 cm; Módena, Museo Cívico de Arte, inv. 39)
Jean Boulanger, Dos putti jugando con un águila (óleo sobre tabla, 58 x 39,5 cm; Módena, Museo Cívico de Arte, inv. 39)


Michele Desubleo, La Virgen de la Rosa (óleo sobre lienzo, 149 x 113 cm; Módena, Colección BPER Banca)
Michele Desubleo, Virgen de la Rosa (óleo sobre lienzo, 149 x 113 cm; Módena, Colección BPER Banca)


Luca Ferrari, Judith con la cabeza de Holofernes (óleo sobre lienzo, 116 x 101 cm; Módena, Museo Cívico de Arte, inv. Ser. 13)
Luca Ferrari, Judith con la cabeza de Holofernes (óleo sobre lienzo, 116 x 101 cm; Módena, Museo Cívico de Arte, inv. Ser. 13)


Francesco Stringa, Cabeza de muchacha con turbante (Una sibila) (óleo sobre lienzo, 40,9 x 35,8 cm; Módena, Museo Cívico de Arte, inv. 41)
Francesco Stringa, Cabeza de muchacha con turbante (Sibila) (óleo sobre lienzo, 40,9 x 35,8 cm; Módena, Museo Cívico de Arte, inv. 41)

Las correspondencias barrocas en la pintura emiliana del siglo XVII, expuestas en Módena
Las correspondencias barrocas en la pintura emiliana del siglo XVII, expuestas en Módena


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