La obra gráfica de Carlo Carrà y Arturo Martini se expone en Verbania con más de 90 obras


Del 13 de junio al 3 de octubre de 2021, el Museo del Paesaggio de Verbania acoge la exposición "Carrà y Martini. Mito, visión e invención. La obra gráfica', dedicada a los dos grandes artistas del siglo XX.

Del 13 de junio al 3 de octubre de 2021, el Museo del Paesaggio de Verbania dedica una exposición a la obra gráfica de dos grandes del siglo XX: Carlo Car rà (Quargnento, 1881 - Milán, 1966) y Arturo Martini (Treviso, 1889 - Milán, 1947). Titulada Carrà y Martini. Mito, visión e invención. Gráfica, la exposición incluye obras de la colección del museo de Verbania y de una colección privada milanesa, y está comisariada por Elena Pontiggia y Federica Rabai, directora artística y conservadora del museo. Se exponen más de 90 obras, en su mayoría gráficas, de los dos grandes artistas que se distinguieron e hicieron un nombre inventando un nuevo lenguaje en la pintura y la escultura. Una serie de esculturas de Arturo Martini, presentadas junto a bocetos, dibujos y grabados, completa el itinerario dedicado al mito y la visión.

El corpus principal de la exposición está dedicado a laobra gráfica de Carlo Carrà: se exponen unos cincuenta aguafuertes y litografías en color, que incluyen todas las obras más importantes del artista. Van desde los paisajes de principios de los años veinte, esbozados con un dibujo esencial y asombrado(Caso a Belgirate, 1922), a la Casa del Amor (1922), hasta las imágenes visionarias creadas en 1944 para una edición de Rimbaud, en las que Carrà, con el telón de fondo de la guerra mundial, representa ángeles, demonios, criaturas mitológicas y figuras realistas, signos de muerte pero también de esperanza(Angelo, 1944). Desde el principio, además, Carrà inicia un replanteamiento sistemático de su pintura a través del grabado, que le lleva a reinterpretar con aguafuertes y litografías sus principales obras maestras, desde la Simultaneidad futurista hasta las Hijas de Loth, desde el metafísico Óvalo de apariciones hasta el Poeta loco. El grabado se convierte así en un momento de verificación para el artista, pero también en una especie de álbum de recuerdos.

Los primeros grabados de Carrà (todos aguafuertes, con la única excepción de la litografía I saltimbanchi, destinada a una carpeta publicada en Weimar por la Bauhaus) datan de 1922-1923. Sin embargo, fue en 1924 cuando el artista se dedicó sistemáticamente algrabado, gracias a las enseñanzas de Giuseppe Guidi, que ese año había abierto un taller de calcografía en su propia casa, en Via Vivaio 16 de Milán. De hecho, realizó treinta y tres aguafuertes e imprimió las ramas que había grabado, pero no estampado, en los dos años anteriores. Carrà adoptó un signo sintético, duro, capaz de expresar su mundo de figuras y lugares alejados del tiempo. Es sobre todo el paisaje lo que le atrae, que quiere transformar en “un poema lleno de espacio y de sueños”. Desde el principio, sin embargo, el grabado sirvió también a Carrà para reelaborar obras anteriores, en una búsqueda irrefrenable de expresión. Esta fervorosa temporada inicial tuvo un apéndice en 1927-1928, cuando Carrà, que en aquella época se unió al grupo “Selvaggio” (la revista toscana animada por Maccari, a la que estaban próximos Soffici, Rosai, Morandi y otros artistas) produjo litografías y aguafuertes caracterizados por un lenguaje más pictórico.

En 1944, tras un intervalo de dieciséis años desde sus últimos grabados, Carrà volvió al arte gráfico. A diferencia de los años veinte, en los que había practicado principalmente el aguafuerte, ahora era la litografía la que le interesaba, tanto en blanco y negro como en color. Las planchas de Carrà se agrupan casi siempre en proyectos articulados. En 1944 publicó la carpeta Segreti (Secretos), en la que cobra vida un paisaje de ensueño (el lago de Como, visto desde Corenno Plinio, donde el artista había sido desplazado en 1943) inmerso en una quietud irreal. También en este periodo se dedica intensamente a la ilustración. En el mismo año 1944, realiza doce planchas para Versos y Prosas de Rimbaud, en las que aparece un mundo de ángeles, demonios y signos de muerte (reflejo de los trágicos momentos de la guerra). En 1947, ilustró L’Après-midi et le Monologue d’un Faune de Mallarmé, traducido por Ungaretti. A partir de 1949, ya septuagenario, reconsidera sistemáticamente su propia obra. En la carpeta Carrà 1912-1921 (Venecia 1950) y en los dos álbumes Carrà nº 1 y nº 2 de principios de los años sesenta, retoma obras de los periodos futurista, primitivista y metafísico. Toda la procesión de musas y máscaras inquietantes nacidas cuarenta o cincuenta años antes reaparecen en su memoria con la ligereza de un daguerrotipo, o con colores claros e impalpables.

En cuanto a Arturo Martini, se exponen en la muestra unas cuarenta obras realizadas entre 1921 y 1945, que abarcan toda la carrera del artista, empezando por la obra Il circo, lápiz sobre papel, de hacia 1921, importante dibujo del momento de los “Valori plastici”, cuando Martini estaba muy cerca de Carrà y, en general, de una reinterpretación personal de la coyuntura metafísica. Recuerda a los grafismos de Carrà para los cuerpos encerrados dentro de un signo de sellado y, al mismo tiempo, nos parece captar un eco de Parade de Picasso, el grandioso telón pintado en Roma en la primavera de 1917, cuando Martini también frecuentaba esporádicamente la capital. Le sigue Carnevale de 1924, un grabado publicado en la revista “Galleria” acompañado de un breve poema sin sentido sobre “Carne-vale”. Se distingue por la ligereza de su trazo de las xilografías coetáneas publicadas en la misma revista, caracterizadas en cambio por trazos pesados y esculturales.

Otras obras son el Tocador de laúd de 1929, la primera obra que Martini donó a Egle Rosmini cuando se conocieron y, en cualquier caso, la única que lleva dedicatoria. Representa a un joven en posición de pie, vestido con ropajes renacentistas: existen grandes similitudes con un fresco, hoy parcialmente perdido, de la fachada de un palacio de Treviso, donde se repite el detalle de la diferente vestimenta de las dos piernas. También es importante el ciclo de grabados realizados en Blevio en el verano de 1935 sobre temas ya tratados en escultura (como La espera y El rapto de las Sabinas) o ya presentes en otros grabados anteriores (como El huracán; otros, sin embargo, son nuevos como El herrero o El samaritano, que también parece participar físicamente en el dolor del cuerpo vulnerable del pobre. El hecho de que no existan similitudes estilísticas entre las obras plásticas modeladas en Blevio en la misma coyuntura y estas obras gráficas (discrepancia evidente en el caso del bajorrelieve del Rapto de las Sabinas de la exposición) atestigua que Martini accedió a medios de expresión diferentes precisamente para desligar un registro expresivo del otro. En estos grabados, la textura de las líneas es densa hasta el punto de oscurecer la superficie, casi emulando la manera negra.

En 1942, Martini realizó once dibujos preparatorios, todos ellos presentes en la exposición, de Viaggio d’Europa para la ilustración del cuento homónimo de Massimo Bontempelli. Entre estos dibujos preparatorios y la versión final de las ilustraciones, existe la misma relación que entre los bocetos de obras monumentales y el resultado final. Rígidos y puramente orientativos, estos “bocetos” sirvieron a Martini para una primera aproximación al tema del cuento de Bontempelli y, aunque atestiguan la presencia de algunos de los topoi de Martini (el durmiente, el encuentro de dos figuras, las vislumbres espaciales) y de un clima general “metafísico”, su carácter provisional y de estudio es evidente. De 1944-45 data el grupo de grabados preparados por Martini para la ilustración de la traducción italiana de la Odisea de Leone Traverso, posteriormente inéditos. Realizados en Venecia, revelan una faceta extraordinaria de la versátil imaginación de Martini, orientada de nuevo hacia la experimentación con materiales y lenguajes “pobres”, en el límite entre la imagen y la pura sugestión tímbrica. Publicadas póstumamente sólo en 1960, se cuentan entre las pruebas más convincentes de la obra gráfica de Martini. Junto a estas obras del artista, se exponen diez esculturas como La familia de los acróbatas, Can Can, Adán y Eva, Ulises y el perro, Cabeza de niña, Busto de niña, y tres lienzos(Sansón y Dalila, La siesta y Paisaje verde) para reforzar el tema de la diferencia entre el dibujo y la realización final de las obras.

La exposición está abierta de martes a viernes de 10.00 a 18.00 horas, y los sábados y domingos de 10.00 a 19.00 horas. Entradas: precio completo 5 euros, precio reducido 3 euros (la entrada da derecho a visitar la exposición, la pinacoteca y la colección de yesos Troubetzkoy). Para más información: Tel +39 0323 557116, correo electrónico segreteria@museodelpaesaggio.it, sitio web www.museodelpaesaggio.it. A continuación se muestra una selección de las obras expuestas.

Carlo Carrà, La casa del amor II o Interior o El ama de casa (1924; aguafuerte sobre cobre, 30,4 x 21,8 cm)
Carlo Carrà, La casa del amor II o Interior o El ama de casa (1924; aguafuerte sobre cobre, 30,4 x 21,8 cm)


Carlo Carrà, Los amantes (1927; aguafuerte-aguatinta sobre cobre, 24,7 x 33,9 cm)
Carlo Carrà, Amantes (1927; aguafuerte-aguatinta sobre cobre, 24,7 x 33,9 cm)


Carlo Carrà, El óvalo de las apariciones (1918-1952; litografía de seis colores sobre zinc, 68 x 46,8 cm)
Carlo Carrà, El óvalo de las apariciones (1918-1952; litografía de seis colores sobre zinc, 68 x 46,8 cm)


Carlo Carrà, El amante del ingeniero (1921-1949; litografía sobre zinc, 35,8 x 26 cm)
Carlo Carrà, El amante del ingeniero (1921-1949; litografía sobre zinc, 35,8 x 26 cm)


Carlo Carrà, La hija de Occidente o La doncella de Occidente (1919-1949; litografía sobre zinc, 35,9 x 25,8 cm)
Carlo Carrà, La hija del Oeste o La doncella del Oeste (1919-1949; litografía sobre zinc, 35,9 x 25,8 cm)


Arturo Martini, La espera (1935; pirograbado sobre linóleo o celuloide, 17,5 x 15,3 cm sobre papel de 35 x 25 cm)
Arturo Martini, La espera (1935; pirograbado sobre linóleo o celuloide, 17,5 x 15,3 cm sobre papel, 35 x 25 cm)


Arturo Martini, Nausicaa en su baño (1944-45; impresión sobre linóleo o yeso, 39,5 x 34 cm)
Arturo Martini, Nausicaa en el baño (1944-45; grabado sobre linóleo o escayola, 39,5 x 34 cm)


Arturo Martini, Ulises y el perro (1936-37; arcilla refractaria, ejemplar único, 26 x 22 x 12 cm)
Arturo Martini, Ulises y el perro (1936-37; arcilla refractaria, una pieza, 26 x 22 x 12 cm)


Arturo Martini, La familia de los acróbatas (1936-37; yeso original, 38 x 21 x 34 cm)
Arturo Martini, La familia de acróbatas (1936-37; yeso original, 38 x 21 x 34 cm)


Arturo Martini, La siesta (1946; óleo sobre cartón, 58 x 48,3 cm)
Arturo Martini, La siesta (1946; óleo sobre cartón, 58 x 48,3 cm)


Arturo Martini, Viaje de Europa: Aparece el Ángel Fénix (1942; lápiz litográfico sobre papel, 28 x 37 cm(
Arturo Martini, Viaje de Europa: Aparece el Ángel Fénix (1942; lápiz litográfico sobre papel, 28 x 37 cm(

La obra gráfica de Carlo Carrà y Arturo Martini se expone en Verbania con más de 90 obras
La obra gráfica de Carlo Carrà y Arturo Martini se expone en Verbania con más de 90 obras


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