La obra de Mario y Marisa Merz en un diálogo inédito en la Fondazione Merz de Turín

En cuanto los museos puedan reabrir, la Fundación Merz de Turín inaugurará la exposición Marisa y Mario Merz. La punta del lápiz puede realizar un adelantamiento de conciencia: comisariada por Mariano Boggia, se trata de un proyecto expositivo inédito centrado en las figuras de Mario Merz (Milán, 1925 - Turín, 2003) y Marisa Merz (Maria Luisa Truccato; Turín, 1926 - 2019), con el objetivo de construir una primera respuesta posible a la cuestión del papel, hoy, de una institución cultural como la propia Fundación. El proyecto presenta la obra de Marisa y Mario Merz según nuevos puntos de vista: por primera vez, sus obras se reúnen en un itinerario unificado, concebido para recrear la dimensión dialógica, el intercambio intenso y profundo sobre las prácticas recíprocas que siempre ejercieron, manteniendo los puntos de vista individuales. El título de la exposición es una cita explícita de una frase de Mario Merz que remite al terreno común de la práctica artística como punto de partida para la prefiguración de mundos desconocidos.

“Presentar juntas las obras de Marisa y Mario Merz significa tener la oportunidad de captar dos modos de expresión diferentes pero íntimamente conectados e interactuantes”, explica Mariano Boggia. “Marisa y Mario viven y exponen siempre juntos, es imposible separarlos. Juntos trabajan en los espacios domésticos de la casa; juntos se mueven por el mundo, cada uno ejerciendo estímulo, aliento y protección sobre el otro”.

El proyecto expositivo quiere subrayar cómo la calidad y la energía impresas en las obras de los dos artistas son las mismas, aunque de valores diferentes, y ofrece al visitante la oportunidad de reflexionar también sobre su consideración del tiempo y el espacio. Marisa y Mario están uno al lado del otro en una continuidad de creación artística que altera la naturaleza misma del tiempo, un “tiempo presente infinito” que les une en la vida, en el compartir, en la discusión y en la construcción crítica, al tiempo que deja libre y única la producción artística.

Este “tiempo presente infinito” es la dimensión en la que Marisa se dedica cada día a estudiar la estructura de los rostros femeninos a través del dibujo, la pintura y la escultura. A veces estas obras se sitúan en entornos atravesados por tramas de hilo de cobre, en un puente temporal que une, actualizándolos, resultados artísticos de momentos lejanos. Y es siempre el “infinito tiempo presente” el que envuelve también la actividad de Mario, que en cada ocasión ha reinventado su iglú mediante el uso de materiales siempre diferentes, dibujando cada vez un paisaje habitado por nuevas especies de animales y plantas, imágenes de una naturaleza reinventada y reclasificada.

Al igual que el tiempo, el espacio también se reinventa: la dimensión doméstica no difiere de la dimensión museística: al igual que en su casa-estudio, en la Fundación el entorno presenta un denso tejido de dibujos, esculturas, objetos y está marcado por el neón de los números de Fibonacci, en un vértigo que vuelve a plantear la pregunta de Mario sobre si el espacio es curvo o rectilíneo. La exposición pretende, por tanto, sumergir al visitante en un diálogo continuo, descubrir obras, algunas de ellas nunca antes expuestas, en la continuación del presente infinito que habitan Marisa y Mario Merz.

En la foto: Mario y Marisa Merz

La obra de Mario y Marisa Merz en un diálogo inédito en la Fondazione Merz de Turín

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