Del 6 de diciembre de 2024 al 21 de abril de 2025, el Palacio Roncale de Rovigo acogerá una exposición dedicada a la historia de una joven rovigiana, Cristina Roccati (Rovigo, 1732 - 1797), conocida como símbolo de la historia y la memoria colectiva. Cristina Roccati, la mujer que “se atrevió” a estudiar física, idea de Sergio Campagnolo, está promovida por la Fondazione Cassa di Risparmio di Padova e Rovigo, con el apoyo de la Accademia dei Concordi y el Ayuntamiento de Rovigo, y el comisariado científico de Elena Canadelli. “Se atrevió a estudiar”, porque en aquella época era inaudito que de una pequeña ciudad, Rovigo, que en el siglo XVIII tenía una población de unos 5.000 habitantes y una economía que ciertamente no figuraba entre las más florecientes, partiera una muchacha de apenas 15 años a Bolonia para estudiar allí en la universidad. Y aún más incomprensible, y tal vez escandaloso, parecía el tema de sus estudios: materias que escapaban a la competencia “de las mujeres”, subraya el editor.
Aunque era el Siglo de las Luces, las universidades seguían siendo el campo de formación exclusivo de los varones ricos. Sólo dos mujeres en el mundo se habían licenciado en aquella época: Elena Cornaro Piscopia y Laura Bassi, la primera en la Universidad de Padua, la segunda en la de Bolonia. Y fue a esta última a la que, en 1747, con sólo 15 años, se dirigió Cristina. Llegó a Bolonia escoltada por una tía y su amo de casa, para estudiar lógica, filosofía, meteorología, geometría y física, la primera estudiante “fuera” de la historia. Su padre había apostado por ella en lugar de por su hermano. La figura de Roccati permitirá explorar estos temas de gran actualidad desde una perspectiva histórica. También se le ha dado el nombre de uno de los telescopios que se pondrán en órbita dentro del proyecto PLATO de la Agencia Espacial Europea (ESA), cuya misión es identificar planetas extrasolares similares a la Tierra: una nueva aventura para una mujer que dedicó su vida a la ciencia y al estudio de la naturaleza en el siglo XVIII.
“En un mundo sin mujeres como el de la ciencia de la época”, explica la conservadora, la profesora Elena Canadelli, "Roccati se licenció en 1751, con apenas diecinueve años, y se trasladó a Padua al año siguiente para continuar su formación con el estudio de la astronomía y la física de Newton. En realidad, su carrera había comenzado con poesías eruditas y ocasionales, compuestas por ejemplo para las bodas de personalidades destacadas, una actividad que la había hecho apreciada no sólo en su ciudad natal, sino también en Bolonia y otras academias de Italia.
Amiga del influyente literato de Rovigo Girolamo Silvestri, fue admitida en la Accademia dei Concordi de Rovigo, importante círculo cultural y científico de la época. Obligada a abandonar Padua ya en 1752, debido al escándalo financiero en el que se había visto envuelto su padre, la joven Roccati se dedicó desde entonces a la enseñanza de la física en su ciudad natal, dirigiéndose principalmente a los miembros de la Accademia dei Concordi, que en 1754 la nombraron, no sin protestas e incluso polémicas renuncias, su “Príncipe”. Tras sus vivas experiencias en Bolonia y Padua, la vida de Cristina Roccati transcurrió siempre en Rovigo, donde llevó la ciencia galileana y la física newtoniana, en conferencias que han llegado hasta nuestros días y que nos ofrecen una visión transversal de la ciencia y la sociedad de la época", anticipa el editor.
"A pesar de las dificultades, gracias a una frontera mal definida entre lo público y lo privado, la ciencia y lo maravilloso, en la segunda mitad del siglo XVIII algunas mujeres consiguieron labrarse un papel en la ciencia. Pensemos en figuras como la matemática Maria Gaetana Agnesi en Milán y la física Laura Bassi en Bolonia, o, en Francia, la matemática Émilie du Châtelet. Roccati, de Rovigo, también estuvo entre ellas. La exposición devuelve la voz a una de las protagonistas de esta electrizante temporada de la ciencia, a través de una muestra centrada en el redescubrimiento de esta figura olvidada. También relatará algunos aspectos históricos y científicos del siglo XVIII, el siglo de la razón y de laEncyclopédie, de Voltaire y de la Revolución Francesa, pero también de la difusión de las teorías de Newton entre los no iniciados y del asombro suscitado por fenómenos naturales como la electricidad. Durante los años de Roccati, la moda de los espectáculos de electricidad y las demostraciones experimentales conquistó a nobles y académicos en busca de fama y notoriedad, animando las veladas de cortes y salones, mientras proliferaban los primeros libros de divulgación científica, como Il Newtonianesimo per le dame (1737), del escritor de origen veneciano Francesco Algarotti, o Lezioni di fisica sperimentale (1743-48), del francés Jean Antoine Nollet. Como en el caso de muchas mujeres de la época, tras su muerte cayó un velo sobre su vida y su obra, un velo que la exposición del Palacio Roncale quiere levantar para rastrear a través de ella la relación entre ciencia, sociedad y papel de la mujer en el Siglo de las Luces. Durante mucho tiempo las mujeres han sido excluidas de los caminos institucionales de la ciencia, y aún hoy el tema de la presencia/ausencia de las mujeres en la ciencia sigue suscitando reflexiones y debates, con la persistencia de la desigualdad de género en las materias científicas".
La chica que se atrevió a estudiar física: la extraordinaria historia de Cristina Roccati expuesta en Rovigo |
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