Franco Guerzoni y sus imágenes robadas protagonistas en el Museo del Novecento


El Museo del Novecento de Milán acoge del 9 de septiembre de 2020 al 14 de febrero de 2021 la exposición Franco Guerzoni. La imagen sustraída.

Del 9 de septiembre de 2020 al 14 de febrero de 2021, el Museo del Novecento de Milán acoge la exposición Franco Guerzoni. L’immagine sottratta, comisariada por Martina Corgnati.

Se expondrán obras creadas por Franco Guerzoni (Módena, 1948) en la última década centradas en... lapared. Paredes viejas y desconchadas, con revoques y abultamientos, grietas, arañazos, afloramientos y mohos son protagonistas primero en los inicios en instantáneas fotográficas utilizadas como soporte de su obra; más tarde se vuelven a proponer sobre lienzo: muros-palimpsesto con afloramientos evocadores sobre los que se ha articulado toda la arqueología personal del artista.



Las imágenes se pondrán en diálogo con obras de principios de los años setenta fruto de la colaboración con los amigos fotógrafos Luigi Ghirri y Franco Vaccari.

La exposición continuará con las últimas investigaciones de Franco Guerzoni tituladas Intravedere: pequeñas habitaciones de material calcáreo que flotan como libros abiertos, pero cuya imagen queda oculta, “sustraída” a la mirada del observador.

Estas obras irán acompañadas de libros-obra: desde el Libro de los Sueños de 1970 hasta el Museo Ideal de 2014. Libros para mirar pero sobre todo para “actuar”, que contienen las reflexiones de los muchos poetas, críticos y escritores, amigos que siempre han seguido el camino del artista.

En la exposición, también se reserva un espacio a las secuencias fotográficas, a menudo inéditas, que narran proyectos y aspiraciones que se remontan a sus inquietos orígenes y que el artista denomina Unsolved.

Por último, un vídeo, realizado especialmente para la ocasión por Eva Marisaldi y Enrico Serotti, narrará por etapas y con ironía, afecto y rigor, el conjunto de la obra de Guerzoni, incluida la parte que no podrá verse en la exposición.

“Con una expresión de la comisaria Martina Corgnati, que hago mía”, dijo el propio Guerzoni, “la exposición tendrá que ser ”íntima" como íntimo es el espacio que la acoge en el Museo del Novecento: la gran sala de la Lanterna y el espacio del Archivo. No perseguirá la ambición de narrar una biografía, sino más bien aceptar el carácter fragmentario de algunas temporadas de investigación que intentan encontrarse aquí en una distancia temporal significativa. Se expondrán obras de principios de los años setenta que, como ninfas voladoras, buscan el contacto con la investigación actual y son, creo, todavía su motor, una memoria que nunca se ha desvanecido en el pasado. Así, los pequeños quioscos de yeso con un cuadro de casas destripadas titulado Frescos parecen ser todavía la sugerencia que susurra a los cuadros actuales, de gran formato, la fascinación que despiertan en mí la pintura opaca, el muro olvidado y el hecho de cuidar sus fragmentos: ideas todas ellas que me acompañan hasta las estratificaciones de los grandes paneles de Arqueologías sin restauración o los Paesaggi in polvere (Paisajes en polvo), que son los resultados más recientes. La ocasión también permitirá presentar pequeñas obras inéditas, estancias en miniatura que se percibirán a través de una mirada oblicua que obliga al espectador, en un movimiento giratorio de la cabeza, a buscar el enigma oculto; Intravedere es el título. Las grandes vitrinas que circunscriben el archivo permiten la exposición de ese Museo Ideal hecho de vaciados de escayola coloreados que cortejan el bajorrelieve, auténticos muros para hojear, una arqueología de lo cotidiano en la que incluso el pequeño fragmento del ayer dialoga con formas de lo remoto. Un espacio tímido y sonriente parece ser el dedicado a la exposición de papeles, fotos y documentos que se encargan de narrar el origen de la obra entre euforias y derrotas: son aquellos irresueltos que desean ser mirados con la indulgencia de quien quiere ser testigo del teatro creativo que brotó entre las muchas influencias y contaminaciones asimiladas desde finales de los sesenta hasta principios de los setenta, aquella búsqueda de lo “nuevo” a toda costa entre los fuegos de la vanguardia y el antagonismo político. Evitando una antología propiamente dicha, que me habría obligado a unir mi trabajo en un camino rectilíneo, he preferido el laberinto que ofrecen sus mil fragmentos. También me es grato revisar a la fría luz de las grandes mesas iluminadas del Archivo toda mi producción de libros-obra, acompañados de textos de amigos escritores, críticos e historiadores del arte. Estas realizaciones particulares son sin duda la parte más reflexiva de mi trabajo. Óperas-libros publicados en unos pocos ejemplares acompañados de las cariñosas palabras de Sebastiano Vassalli, Adriano Spatola, Emilio Mattioli, Paolo Fossati y Henry Martin, por citar sólo algunos. Las imágenes que aparecen en los volúmenes son a menudo colaboraciones fotográficas con Luigi Ghirri y Franco Vaccari. De hecho, mientras que la exposición de pinturas ha evitado la idea antológica, los libros-obra representan una verdadera antología".

Imagen: Franco Guerzoni, Intravedere (2018; pigmentos, scagliola sobre caja de yeso, 31 x 18 x 7 cm). Cortesía Monitor, Roma, Lisboa, Pereto.

Franco Guerzoni y sus imágenes robadas protagonistas en el Museo del Novecento
Franco Guerzoni y sus imágenes robadas protagonistas en el Museo del Novecento


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