La exposición La última gota, comisariada por Nicolas Ballario, presentada por la Fundación CESVI y el fotógrafo Fabrizio Spucches y promovida por el Ayuntamiento de Cultura deMilán y el Acuario - Estación Hidrobiológica Cívica, se podrá visitar hasta el 11 de diciembre de 2022. La exposición pretende ser un relato emotivo y sin tapujos de dos de los mayores problemas sociales de nuestro tiempo: la guerra y el hambre.
Más de un centenar de instantáneas inéditas para relatar la experiencia de la Fondazione CESVI y Spucches en Ucrania y el Cuerno de África, donde el artista visitó los proyectos de CESVI y conoció a las personas ayudadas, para fotografiar a los directamente afectados por la guerra y a los que, aunque lejos y en otro continente, viven condiciones similares de fragilidad debido a la emergencia climática, la hambruna e, indirectamente, el conflicto.
Si bien es cierto que puede resultar más fácil entender el drama que ahora envuelve al pueblo ucraniano, es más complejo comprender sus efectos en tierras como Somalia, Kenia o Etiopía, que, lidiando con la peor sequía desde 1981 y una agricultura de rodillas, se han visto obligadas en los últimos años a depender de otros países para la importación de materias primas. Precisamente desde Ucrania y Rusia están llegando a estos países enormes cantidades de trigo, en algunos casos incluso el 90% de sus necesidades.
Lo que Spucches quiere contar es un florero lleno de tragedias contemporáneas tan absurdas y aparentemente distantes, pero estrechamente interconectadas, con un desenlace devastador y que encuentran su única víctima en los “últimos”, una categoría que va mucho más allá de la catalogación geográfica. No pretende hacer comparaciones ni cotejos, sino que quiere conducir al visitante a una perspectiva metafórica y paradigmática, a un cortocircuito que subvierte la narrativa mediática, siempre ligada a la emergencia altisonante.
Desde el principio, elagua es la protagonista de esta exposición, que pretende contar la brecha existente entre los países de Europa del Este y algunos países africanos: los primeros son estratégicos a nivel geopolítico precisamente por estar dotados de enormes fuentes de agua que permiten una agricultura floreciente (empezando por el trigo), un activo económico fundamental en términos de exportación. Mientras que en el Cuerno de África, debido a la peor sequía en cuarenta años y al bloqueo de las exportaciones de trigo de Ucrania y Rusia, más de 20 millones de personas están arriesgando sus vidas (datos de la OCHA de la ONU, septiembre de 2022).
En The Last Drop, decenas de personas aparecen borrosas en la fotografía, víctimas de la guerra o de la sequía. Personas que navegan todas en el mismo barco, indistintamente en el cielo azul, que deja caer bombas en Europa y está vacío de lluvia en África.
Luego hay una lámina de agua de la que emergen retratos que parecen lápidas y una gota que genera ondas concéntricas e hipnóticas, como hipnótica es la sucesión de imágenes. Y si un grifo que cuelga demasiado alto para cerrarse clava al espectador en su impotencia, las fotografías gigantes de niños indican la esperanza de un futuro posible y todo por construir. Madres e hijos responden a la misma pregunta, y se muestran familias enteras con todo lo que poseen, bien porque el destino nunca les dio nada, bien porque los bombardeos destruyeron lo que tenían (como las maletas que un padre de familia aportó a la exposición, único recuerdo que le quedaba de su mujer y sus hijos, asesinados mientras intentaba huir).
La exposición pretende, pues, conducir al visitante a un limbo que baraja las cartas y juega hasta el punto de sugerir lo inimaginable: a la izquierda, personas que, encerradas en bolsas negras para cadáveres, han perdido hijos, hermanos, hermanas, padres, esposas, maridos, y que sostienen un girasol, el símbolo en su país. A la derecha, la ficha extrema de este truculento dominó que ya está produciendo efectos a largo plazo: hombres que, por falta de comida, se refugian en las drogas más miserables, drogadictos que, para no sentir hambre, intentan abandonar la realidad.
A través de la mirada de Fabrizio Spucches, la exposición muestra la contemporaneidad desde un punto de vista completamente nuevo; un presente incomprensible y catastrófico al mismo tiempo, que nos dice que la última gota de desesperación africana es también una guerra que se libra al otro lado del mundo. Una última gota que es una alegoría amarga, porque se vierte sobre una tierra que anhela esa gota.
La exposición está comisariada por Nicolas Ballario y cuenta con Factanza como media partner. El montaje y la impresión de la exposición corren a cargo de Al laboratorio.
Para más información: www.cesvi.org/blog/appuntamenti/the-last-drop
Imagen: Fabrizio Spucches, The last drop - little girl (2022; fotografía digital) © Fabrizio Spucches
En Milán, más de cien instantáneas inéditas cuentan la historia de la guerra y el hambre, dos tragedias contemporáneas |
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