En la Reggia di Monza, primera gran retrospectiva italiana dedicada a Saul Leiter.

Del 1 de mayo al 27 de julio de 2025, el Belvedere de la Reggia di Monza acoge Saul Leiter. Una ventana salpicada de gotas de lluvia, la primera gran retrospectiva italiana dedicada a Saul Leiter. Comisariada por Anne Morin y organizada por Vertigo Syndrome, en colaboración con diChroma photography, la exposición reunirá una amplia selección de obras del artista, entre ellas 126 fotografías en blanco y negro, 40 instantáneas en color, 42 pinturas y materiales de archivo poco comunes, como revistas de época originales y un documento fílmico.

La exposición, que incluye tanto copias antiguas como modernas, muestra los primeros experimentos fotográficos de Leiter junto a su famoso trabajo sobre moda para publicaciones como Harper’s Bazaar. A través de esta exposición, emergen las características que le distinguen de sus contemporáneos y la influencia que su obra sigue ejerciendo en la fotografía moderna. Mientras sus colegas inmortalizaban la grandeza y el dinamismo de Nueva York, Leiter adoptaba un enfoque radicalmente distinto. En sus instantáneas, los momentos cotidianos se convierten en poemas visuales, escenas íntimas en las que el vapor que sale de las tapas de alcantarilla, los paraguas bajo la lluvia y los reflejos en los escaparates se transforman en fragmentos de realismo de cuento de hadas. Las personas, los objetos, las calles, la lluvia y la nieve componen imágenes que son más atisbadas que observadas; “haikus fotográficos”, destellos íntimos de la vida que mezclan realidad y abstracción.

Adoptó la obstrucción visual como parte integrante de su estilo, eligiendo fotografiar a través de cristales empañados, superficies filtradas por telas o condiciones meteorológicas desfavorables, elementos que para otros representaban obstáculos pero que él transformaba en recursos creativos. Sus imágenes, caracterizadas por una superposición de planos y detalles, evocan a menudo la pintura más que la fotografía.

Su uso pionero del color, que comenzó ya en 1948, precedió en décadas a la legitimación de la fotografía en color como forma de arte. Mientras que la mayoría de los fotógrafos de la época lo consideraban un medio comercial o carente de sofisticación, Leiter lo exploró con sensibilidad pictórica, aprovechando su potencial expresivo para transformar las calles de Nueva York en composiciones abstractas, ricas en tonos vibrantes.

Esta visión innovadora le convirtió en un autor distintivo frente a sus contemporáneos de la Escuela de Nueva York y llamó la atención de la industria de la moda. A partir de la década de 1950, Leiter colaboró con prestigiosas revistas como Esquire y Harper’s Bazaar, antes de ampliar su trabajo a títulos internacionales como Show, Elle, British Vogue, Queen y Nova durante las dos décadas siguientes.

Entre la pintura y la fotografía: el alma dual de Saul Leiter

La exposición pone de relieve la relación entre las dos almas artísticas de Leiter, la pictórica y la fotográfica, destacando cómo su formación como pintor influyó profundamente en su enfoque de la fotografía en color. Cada toma, de hecho, parece concebida como un lienzo, con un refinamiento cromático y compositivo sin precedentes.

“No tengo una filosofía. Tengo una cámara”, dice Leiter. “Miro a través de la cámara y hago fotos. Mis fotografías son la mínima parte de lo que veo que podría fotografiarse. Son fragmentos de infinitas posibilidades”. Este enfoque sin pretensiones le permitió captar momentos de gracia en la vida cotidiana que otros fotógrafos, lastrados por la teoría artística, a menudo pasaban por alto. Su obra sugiere que la belleza no existe en los grandes momentos, sino en los intervalos tranquilos de la vida cotidiana.

Tímido y alejado de la dinámica de la celebridad, Leiter siempre ha mantenido una relación reservada con su producción artística. Aunque ha publicado numerosos volúmenes fotográficos y participado en importantes exposiciones monográficas en Estados Unidos y Europa, solo ha hecho pública una parte de su obra, dejando la mayoría de sus instantáneas en negativo, como si quisiera proteger la dimensión más íntima y auténtica de su arte.

En 2018, cinco años después de su muerte, se descubrió una obra poco conocida: una serie de desnudos en blanco y negro, realizados a finales de los años 40 y principios de los 60, fruto de un diálogo artístico entre Leiter y las mujeres de su vida.

“Leiter disfrutaba con lo que veía. No le interesaba el carácter hegemónico de Nueva York ni su monstruosa modernidad”, explica la comisaria Anne Morin. “Inventaba juegos ópticos, entrelazando formas y planos que ocultan y revelan lo que hay en los intervalos, en las proximidades, en los márgenes invisibles”. “Las imágenes de Leiter duran lo que un parpadeo, situadas en el borde de algo. Son instantáneas, formas breves, fragmentadas, como anotaciones, declaraciones de la realidad, realizadas con una maestría y una métrica que recuerdan a los haikus: el gesto de Leiter es el de un calígrafo cuando fotografía con rapidez, con precisión, sin disculparse”.

Biografía esencial

Hijo de un famoso rabino, Saul Leiter rechazó el camino teológico que su padre habría querido para él, trasladándose a Nueva York en 1946 para dedicarse a la pintura. Introducido en el mundo del arte neoyorquino por colegas como Richard Pousette-Dart y W. Eugene Smith, Leiter continuó los experimentos fotográficos que había iniciado de adolescente, en blanco y negro y en color, a menudo con película Kodachrome de 35 mm, y retratando a su círculo íntimo de amigos y las escenas callejeras de los alrededores de su casa. Tras un exitoso paso por la fotografía de moda para revistas como Harper’s Bazaar, Leiter permaneció en la sombra durante dos décadas. La publicación de la monografía Early Colour en 2006 supuso el redescubrimiento internacional de su obra y confirmó su papel pionero en la historia de la fotografía en color.

En la actualidad, sus obras forman parte de las colecciones de los museos internacionales más prestigiosos, desde el Whitney Museum of American Art hasta el Victoria and Albert Museum, lo que atestigua la importancia duradera de su contribución artística.

Saul Leiter falleció el 26 de noviembre de 2013 en su casa del East Village de Nueva York, dejando un inmenso archivo de su obra artística. En la necrológica del New York Times, Margalit Fox escribió: “De las decenas de miles de imágenes que tomó -muchas consideradas ahora entre los mejores ejemplos de fotografía callejera del mundo-, la mayoría permanecen sin imprimir”.

La Fundación Saul Leiter, fundada en 2014, conserva el vasto archivo de fotografías, pinturas y objetos personales de Leiter, cultivando su legado a través de libros, exposiciones y actividades educativas. Tras celebrar el centenario del nacimiento de Leiter en 2023 con las monografías The Unseen Saul Leiter y Saul Leiter: The Centennial Retrospective, la fundación sigue descubriendo y compartiendo la multitud de obras que Leiter dejó tras de sí.

En la Reggia di Monza, primera gran retrospectiva italiana dedicada a Saul Leiter.

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