En el Palacio Real de Palermo, el grito indignado de Ryan Mendoza contra los falsos ídolos

Del 31 de julio al 26 de septiembre de 2022, el Palazzo Reale de Palermo presenta la exposición El Becerro de Oro, organizada por la Fondazione Federico II con el patrocinio del Ministerio de Cultura. Después de tres años de trabajo, el grito silencioso e indignado de Ryan Mendoza contra los falsos ídolos llega al Palacio Real: una exposición casi totalmente site-specific repartida por las salas, patios y jardines del Palacio, antaño residencia del soberano. Como en un ejercicio de “defusión cognitiva”, el artista nos invita a ampliar la mirada y enfrentarnos a la realidad como espacio de posibilidad frente al pensamiento emergente de nuestro tiempo que tiende a estrecharla.

La exposición, que contó con la valiosa y constante colaboración de la Fondazione Brodbeck, y de la Fondazione Morra Greco, que prestó algunas de sus obras, es el resultado de un enorme trabajo de referencias cruzadas a la tradición y la contemporaneidad.

“Acepté el reto de una exposición contemporánea, en un lugar con casi mil años de historia, en medio de una pandemia”, dijo el artista. “Creé una montaña de peluches y vuelos de murciélagos, metáfora de una sociedad apagada y subyugada, ídolos ante los que nos postramos, tribus en busca de un guía capaz de reactivar la capacidad de percibir e interceptar los valores perdidos. En los cuadros, la decapitación se me aparece retrospectivamente: los hombres y las mujeres me parecen así, como bustos flotantes y desarraigados. Esta exposición me evoca la traición, la traición a la naturaleza, la traición entre seres humanos, la traición universal. La Fondazione Federico II ha colaborado con los estudiantes de la Accademia di Belle Arti di Catania, a quienes doy las gracias porque con ellos hemos creado la gran obra ” Animales disecados".

“El complejo camino de valorización cultural e histórico-artística que hemos emprendido”, comentó Gianfranco Miccichè, presidente de la Fondazione Federico II, "alcanza con la exposición de Ryan Mendoza la etapa más valiente del recorrido del Palacio Real hacia temas de alcance internacional. Este palacio pertenece a la ciudad y al mundo. Así, la amplia exposición El Becerro de Oro llama la atención de los visitantes sobre elementos aparentemente insólitos en una de las residencias reales más antiguas de Europa. Una construcción cultural-expositiva que marca la inmortalidad y la continuidad del arte desde el pasado hasta nuestros días, demostrando que en el Palazzo Reale sólo hay un gran camino de aperturas en perspectiva que siempre ha dado cabida a los múltiples sentimientos y a la expresividad de hombres y artistas“. ”Es como si Ryan Mendoza buscara constantemente algo en sus obras", añadió Patrizia Monterosso, Directora General de la Fondazione Federico II. “Quizá sea un viaje incesante que encuentra su energía en el doble desafío de la verdad y la libertad. Ciertamente, no una verdad determinada a priori. Sino la verdad del sentido original, que no tolera a los falsos predicadores de la virtud. Creo que corresponde a la Fondazione Federico II intentar ir más allá: abrir el palacio y abrirlo a la contemporaneidad no es un eslogan, es un hecho que se ha producido a lo largo de los años y que se repite y evoluciona con el tiempo. El trabajo realizado durante tres años junto a un artista singular como Ryan, que pesca en la tradición pero actúa en lo contemporáneo con valentía e innovación, va en esta dirección”.

Casi todas las obras fueron creadas por Mendoza especialmente para esta ocasión, trabajando ampliamente en pinturas, esculturas de cerámica y otras en técnica mixta.

La Fondazione Federico II ha querido crear una exposición repartida en diferentes espacios del palacio, fuera de él e incluso fuera de Sicilia, y que abarca diferentes lenguajes artísticos, desde el vídeo a la escultura y la pintura. Mendoza rompe cualquier estaticidad de sentido, de modo que la verdadera trama es la no-trama y la anti-narrativa. Sin embargo, ya se vislumbra una pista en el título ElBecerro de Oro, que evoca un imaginario que va del arte a la religión y combina temas de la iconografía tradicional con el malestar cotidiano de nuestro tiempo. El “Vitulus Aureus” aparece en la Biblia (Éxodo 32) cuando en el monte Sinaí, mientras esperaban el regreso de Moisés, Aarón hizo fundir un becerro de oro y construyó un altar frente a él para satisfacer la necesidad de adorar a un ídolo. El artista asocia el becerro de oro con la adoración de bienes materiales y falsos ídolos.

En la planta principal, las pinturas de Mendoza se nutren de visiones sólo aparentemente irreconciliables, como la cultura pop estadounidense y la tradición barroca europea, reinterpretadas a la luz del presente. Es la expresión de ese retorno a un lenguaje que parecía obsoleto pero que consigue reinventar lo cotidiano a través de temas en los que se reflejan las obsesiones contemporáneas. La imaginería del artista es rica en presencias epifánicas como retratos de personas y animales. En las obras de Mendoza, el goteo de color, que recuerda al dripping y al graffiti, crea un tajo en la superficie pictórica que es invitada a despojarse de su naturaleza ilusoria. Del mismo modo, la pintura y la escritura que se entrecruzan y reviven recurren a la ambigüedad como una hipótesis más del conocimiento y captan el sentido oculto de los acontecimientos más cercanos con la conciencia de la finitud de nuestro tiempo y libres de mitos, rituales y estereotipos. La invasión artística continúa también fuera del palacio para cortar de raíz la idea de una exposición que daría lugar a un sistema cerrado, gracias a la colaboración con el Museo Arqueológico Nacional MANN de Nápoles, el Mausoleo de Cecilia Metella, Castrum Caetani (Parque Arqueológico de la Appia Antica) de Roma y el Sistema de Museos de la Universidad de Palermo (Palazzo Chiaramonte Steri y el Jardín Botánico). Los murciélagos pueden encontrarse en estos lugares, en reposo, buscando su hábitat natural.

La síntesis del mensaje artístico-pictórico de Mendoza se condensa en el Políptico situado en la Sala Virrey, que consta de nueve elementos, donde las complejas referencias a las que aluden los animales se combinan con presencias humanas, como en el caso del abrazo, esta vez en clave sensual, de Fabia con su amor. Especialmente intensa es la alternancia de rostros femeninos(Piensa en todas las cosas buenas; Chica con el pelo por delante de la cara; Lara ojos cerrados; Una última vez) que se ofrecen y a la vez evaden la mirada del público en una continua referencia a posibles contaminaciones con el otro.

Se presta especial atención a una serie de obras vivas y coloristas tituladas Abstract. Se trata de obras sobre vidrio que se han colocado en el recorrido expositivo a modo de diafragmas. En ellos, el artista parece vislumbrar diversos signos que recuerdan la Capilla Palatina, que Mendoza admiró repetidamente durante sus visitas, como para crear un trasfondo de memoria y toda una obra-exposición, obra-exposición-Palacio. Estas obras asumen al mismo tiempo la función de delimitar el espacio entre las demás obras y acompañar así la contemplación nunca pasiva. El fondo de uno de los Abstractos remite explícitamente al de uno de los cuadros. La obra plástica de Ryan Mendoza también adquiere protagonismo en la exposición. Dotada de una energía distintiva, su investigación en escultura e instalación revela la naturaleza deliberadamente ambigua de la producción del artista.

Peluches es una instalación realizada en parte en cerámica y hecha a partir de la acumulación de varios peluches apilados, juguetes infantiles que aluden a la extendida compulsión de rodearse de objetos. Una vez más, aparece el mundo de la infancia, evocado por los peluches como metáfora de la libre creatividad. El montón de juguetes expuesto es el montón de nuestras libertades robadas, que debemos recuperar en un intento de resolver la ambigua y retorcida relación entre nosotros y el mundo. Debido al insoportable uso de la monocromía que confunde las iconografías que conocemos, estos peluches enmudecen cuando se observan individualmente, mientras que resuenan al unísono en su conjunto y en la elección de colocar Peluches en el patio de la Maqueda del Palacio Real.

En los Jardines del Palacio Real y en otros lugares como el Museo Arqueológico Nacional MANN de Nápoles, el Mausoleo de Cecilia Metella, Castrum Caetani (Parque Arqueológico de la Appia Antica) de Roma y el Sistema de Museos de la Universidad de Palermo, se colocan otros tantos Murciélagos, en una nueva versión concebida para la Fondazione Federico II. Los murciélagos, en posición de reposo, parecen buscar su hábitat natural. Estos “antihéroes” para Mendoza incluyen a la multitud de marginados y débiles.

El Becerro de Oro es un proyecto realizado por la Fondazione Federico II, dirigido por Patrizia Monterosso en colaboración con Gianluca Collica (Fondazione Brodbeck) y Paola Nicita. Han realizado valiosas contribuciones Paolo Giulierini, Paolo Inglese, Simone Quilici, Stefano Roascio, Ilaria Sgarbozza, Antonio Portale y la Academia de Bellas Artes de Catania, que trabajó junto al artista para la obra Animales disecados.

Para más información: www.thegoldencalf.it

Horario de apertura: Viernes, sábado y lunes de 8.30 a 17.30 (última entrada a las 16.30). Domingos y festivos de 8.30 a 13.30 h (última entrada a las 12.30 h).

© fotografías y material gráfico - Ryan Mendoza Todos los derechos reservados. Copyright © 2022 La Fondazione Federico II Palermo en colaboración con Ryan Mendoza

En el Palacio Real de Palermo, el grito indignado de Ryan Mendoza contra los falsos ídolos

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