En el Museo Arqueológico Regional de Aosta, la exposición ArteNumero. Los artistas y el número entre los siglos XX y XXI, comisariada por Angela Madesani y producida por Nomos Edizioni. La exposición pretende ofrecer una panorámica de cómo se ha utilizado el número enel arte en los últimos sesenta años, a través de más de setenta obras de importantes artistas italianos e internacionales.
La exposición se divide en cinco secciones, cada una de ellas dedicada a un diálogo entre el número y otra entidad.
En la primera sección de la exposición, dedicada a la relación entre el número y el tiempo, se exhiben obras de algunos de los artistas conceptuales de mayor renombre internacional. Entre ellos, On Kawara, con libros y postales que exploran una dimensión existencial suspendida entre lo personal y lo colectivo. La monumental obra de Luca Pancrazzi, 24 horas, rinde homenaje al dibujo como práctica cotidiana de dedicación y cuidado. El vínculo entre el número y el tiempo también emerge claramente en las refinadas creaciones de Elena Modorati. También se exponen dos tapices de diferentes tamaños, calendarios, libros y postales de Alighiero Boetti, que exploran temas relacionados con el tiempo. Un minuto de fotografía de Franco Vimercati sirve de manifiesto del núcleo de su investigación, centrada en el tiempo y su medida. En la misma sala, se exponen cinco obras de Roman Opalka, compuestas por fotografías y mapas de viaje. Desde 1965 hasta 2011, el artista polaco desarrolló una de las obras más significativas sobre el tema del tiempo. Las fotografías de Carlo Valsecchi presentan números representados por LED rojos, situados en un espacio etéreo y abstracto. Por último, la obra de Daniela Comani, Sono stato io. Diario 1900-1999, se presenta como un diario del siglo XX, en el que la artista parece vivir en primera persona cada acontecimiento narrado.
En la segunda sección de la exposición, el vínculo entre número y narración se explora a través de una serie de obras significativas. Entre ellas, una Linea de Piero Manzoni, en la que el artista propone un acuerdo con el espectador, invitándole a aceptar la longitud de la línea tal y como él la declara, estableciendo así un diálogo entre la verdad artística y la percepción. Elisabeth Scherffig presenta dos obras en las que el número se convierte en una herramienta para contar y documentar: fragmentos de piedra de una cantera española y calcos numerados de firmas encontradas en la gran mezquita de Córdoba. En 1,2,3,4 de 1974, Antoni Tàpies utiliza los números para relatar los trágicos acontecimientos históricos de España, su país natal. El cálculo numérico adquiere una dimensión personal en el secular Via Crucis de Elisabetta Casella, realizado con scagliola, donde aparecen pequeñas fotografías en el reverso de las obras. Una de las obras más emblemáticas de la exposición es Five Fives (to Donald Judd), de Joseph Kosuth, una obra de neón de 1965 compuesta por números, dedicada al famoso artista Donald Judd. Rimedi (Remedios ) de Pietro Bologna, creada en 2002, consiste en ampliaciones detalladas de los prospectos de los fármacos psicotrópicos, símbolos modernos, realizadas con una técnica fotográfica especialmente desarrollada para este proyecto. Peter Dreher, artista conceptual alemán, pintó el mismo cristal con la misma luz desde 1974 hasta 2020, numerando cada cuadro. La idea inicial era crear una pintura invisible, una especie de utopía que el artista consiguió, en parte, hacer realidad. Paolo Pessarelli, por su parte, utiliza las páginas rosas llenas de números del Financial Times para crear obras de diversa índole, tanto en la pared como en el suelo, donde los números en filas se convierten en reflejos instantáneos de historias y vidas. Estas páginas sirven de soporte a imágenes de rostros olvidados, recuperados en mercadillos de antigüedades, sacando a la luz fragmentos de existencias pasadas. Por último, la obra de la exposición de Edward Kienholz expresa una figura económica, símbolo y crítica de la sociedad capitalista contemporánea, llevando sus llamados “valores” a su máxima expresión.
La tercera sección de la exposición explora el vínculo entre número y espacio, presentando obras que investigan esta relación de formas innovadoras. Destaca la documentación de la performance Per un otto coricato del artista milanés Cioni Carpi, presentada durante la Semana de la Performance de Bolonia en 1977. También son interesantes las obras de Andrea “Bobo” Marescalchi. Fascinado por las matemáticas y el simbolismo numérico, Marescalchi comenzó a finales de la década de 1980 a crear obras en las que la objetividad de la imagen se entrelaza con naipes y formas geométricas. Estos elementos se superponen con colores vivos, como el rojo y el amarillo, sobre una pintura base ejecutada en tinta en tonos negros y grises, creando una síntesis de rigor aritmético y expresión artística. La sección también acoge Twentysix Gasoline Stations, una obra conceptual de Ed Ruscha, que documenta el viaje del artista desde Los Ángeles hasta Oklahoma City por la histórica Ruta 66.
En la cuarta sección de la exposición, el número se explora en su relación con el signo y la imagen, adquiriendo un significado semiótico. Aquí encontramos obras que van desde las creaciones pop de Ugo Nespolo hasta la fotografía de Luigi Ghirri, representada por una de las últimas obras del ciclo Piazza Betlemme. El mundo conceptual de Maurizio Nannucci también está presente, junto con las refinadas esculturas de Robert Tiemann, parte de la prestigiosa colección Panza di Biumo. Hanne Darboven está representada con dos preciosos papeles, en los que los números se convierten en un medio para llegar a la música, el único y verdadero descubrimiento de la humanidad según la artista. Los lienzos de Mimmo Iacopino, realizados con reglas de sastre, añaden un toque lúdico a la sección, mientras que Vincenzo Merola, el más joven de los artistas de la exposición, recurre al azar y al lanzamiento de dados para determinar los colores de sus cartas.
La quinta y última sección de la exposición se centra en cambio en la relación entre el número y la aritmética, presentando obras de artistas conceptuales como Bernar Venet, uno de los principales autores que han explorado las matemáticas con gran conciencia en la década de 1960, y Mel Bochner, que investiga las intersecciones entre el lenguaje y las matemáticas. Entre las obras expuestas se encuentra Pebbles de Laura Grisi, una gran composición de 1973 formada por ciento cincuenta imágenes fotográficas en color de piedras, dispuestas en pequeños grupos. También en esta sección hay una gran obra de neón de Mario Merz, que forma parte de la serie dedicada a la secuencia de Fibonacci, y tres obras de Vincenzo Agnetti, que a lo largo de los años ha profundizado en el vínculo entre las matemáticas y el lenguaje. Beatrice Pasquali cierra la sección con la instalación Era solo un gallo, tesoro, compuesta por siete pequeñas pinturas que reflexionan sobre el tema del ars combinatoria.
La exposición está abierta todos los días de 9.00 a 19.00 horas.
Entradas: Completa 8 euros, reducida 6 euros. La exposición está incluida en el circuito Abbonamento Musei.
Para más información: www.regione.vda.it
En Aosta, una exposición explora cómo se ha utilizado el número en el arte durante los últimos sesenta años. |
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