Con la gran exposición El retrato del artista. En el espejo de Narciso. Il volto, la maschera, il selfie, comisariada por Cristina Acidini, Fernando Mazzocca, Francesco Parisi y Paola Refice, la Fondazione Cassa dei Risparmi di Forlì y el Museo Civico San Domenico inauguran la temporada de exposiciones 2025. Abierta del 22 de febrero al 29 de junio de 2025, la exposición es un largo recorrido entre obras maestras que narra la evolución de la autoconciencia del artista en la historia del arte, a través del tema del retrato y delautorretrato.
El autorretrato, de hecho, puede considerarse una firma existencial: una marca indeleble que se convierte en huella, memoria y reflejo del artista, traducida en una imagen capaz de desafiar al tiempo. El pintor, en este contexto, se duplica a sí mismo: es a la vez el sujeto a observar y el artista que observa. Mirando su propia imagen reflejada, el artista crea un doble, un alter ego que es a la vez un “yo” y un “otro”. A menudo lo que surge es una máscara: una representación que va más allá de la persona, convirtiéndose en un personaje, una figura simbólica.
Desde el Renacimiento hasta el siglo XX, los artistas han explorado este tema. Así, el autorretrato se sitúa a menudo en contextos más amplios, surgiendo de narraciones sagradas, relatos mitológicos o representaciones históricas. Así lo han hecho maestros como Giovanni Bellini, Tintoretto, Lavinia Fontana, Sofonisba Anguissola, Lorenzo Lotto, Pontormo, Parmigianino, Rembrandt, Tiziano, Hayez, Böcklin, De Chirico, Balla, Sironi, Bacon, hasta Bill Viola y Chuck Close.
Desnudos o vestidos, sonrientes o melancólicos, maquillados o disfrazados, los artistas se han retratado a sí mismos para revelar su interior y el significado más profundo de su arte. A veces basta un detalle, como un rostro o un pie, para comunicar la esencia de un estilo único y personal.
El autorretrato siempre ha ejercido una fascinación irresistible, por su capacidad de sustituir por completo a la persona de la que es copia. La imagen funciona como un doble del sujeto, como en el mito de Narciso, un tema que recorre la historia del arte y la literatura y que, en el siglo XX, encuentra nuevas interpretaciones en el psicoanálisis freudiano.
“El primero fue Narciso, que, mirándose en el espejo de agua, conoció su propio rostro. El primer autorretrato. Luego vino el selfie. A lo largo de los siglos, retratar el propio rostro, la propia imagen, ha sido -para todo artista- un reto, un homenaje, un mensaje, una proyección, un ejercicio de análisis profundo que muestra aspiraciones ideales y expresiones emocionales, pero también revela maestría y talento. Entonces se necesita un espejo. Miedo, cautela o deseo, incluso afán de mirarse. Alegoría de vicios y virtudes”, así explicaba Gianfranco Brunelli, Director de las Grandes Exposiciones del Museo Cívico San Domenico de Forlì, la perspectiva desde la que nació este proyecto expositivo.
En 2025, en el Museo Civico San Domenico de Forlì, una gran exposición sobre el retrato y el autorretrato del artista |
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