El Perugino del Papa en exposición: la Resurrección expuesta en los Museos Vaticanos


La Resurrección de Perugino, conocida como "el Perugino del Papa" porque se conserva en la biblioteca privada del pontífice, estará expuesta: una obra raramente expuesta al público, pero conocida por todos como telón de fondo de las visitas de jefes de Estado, estará expuesta en los Museos Vaticanos del 28 de junio al 15 de septiembre.

Siempre hemos estado acostumbrados a verla a espaldas del Papa durante las visitas de los jefes de Estado: ahora, la Resurrección de Perugino, la obra del gran artista del Renacimiento que suele conservarse en la biblioteca privada del Papa en el Palacio Apostólico, se expone por fin, con motivo del 500 aniversario de la muerte de Pietro di Cristoforo Vannucci, conocido como Perugino (Città della Pieve, hacia 1450 - Fontignano, 1523). De hecho, el retablo se exhibe en los Museos Vaticanos con una exposición que vuelve a proponer a la atención del gran público, del 28 de junio al 15 de septiembre excepcionalmente en la Pinacoteca Vaticana, una pintura casi nunca vista y, sin embargo, a su manera muy vista.

La Resurrección de Cristo, fue pintado en 1499 para la capilla familiar del rico comerciante y terrateniente Bernardino di Giovanni di Matteo en la iglesia de San Francesco al Prato de Perusa, una especie de panteón de las familias peruginas más ilustres del Renacimiento (en el pasado también se conservaban aquí el Pala Oddi y el Pala Baglioni de Rafael, pintados para sus respectivas familias). El artista tenía entonces casi 50 años y se ocupaba de numerosos encargos, pero el perfecto funcionamiento del taller le permitía mantener una altísima calidad de producción: Perugino estaba en la cima de su fama y era considerado uno de los artistas más importantes de Italia.



Perugino, Resurrección (1499; óleo sobre tabla, 233 x 165 cm; Ciudad del Vaticano, Palacio Apostólico)
Perugino, Resurrección (1499; óleo sobre tabla, 233 x 165 cm; Ciudad del Vaticano, Palacio Apostólico)

La tabla fue pagada a Perugino por 50 florines, incluido el marco (hoy perdido), una cifra no demasiado elevada, que sugiere la implicación del taller durante su ejecución. La conclusión de la obra, a partir de la fecha del contrato (2 de marzo de 1499: se cita al artista como “spectabilis et excellentissimus pictor magister Petrus Christophori de Castro Plebis, civis perusinus”), debió de producirse en un plazo ajustado, quizá ya en 1500, circunstancia demostrada también por la reflectografía que ha revelado cómo la pintura sigue fielmente el diseño subyacente y cómo no hay rastros de arrepentimiento.

"La calidad de la pintura -explica Fabrizio Biferali, conservador del departamento de arte de los siglos XV-XVI de los Museos Vaticanos- es muy alta, como se encuentra también en todas las obras que salieron del taller de Perugino en torno a esta fecha, y hay elementos de puro virtuosismo como el sepulcro todo".antiguo sepulcro representado de frente y con la tapa parcialmente abierta y pintado con una extraordinaria perspectiva en escorzo, o los soldados romanos representados en las poses más dispares, unos en actitud de huir despavoridos y otros dormidos en un profundo sueño, pero todos representados con coloridos ropajes militares típicos de la época. Hierático y monumental, flanqueado por dos ángeles en oración, Cristo resucitado destaca sobre un cielo que se difumina del azul lapislázuli al blanco, haciéndose eco de obras anteriores de Perugino como laAsunción y la Resurrección del Políptico de San Pedro, esta última ya con el motivo del sepulcro.este último ya presentaba el motivo del sepulcro en escorzo y la Transfiguración del Colegio del Cambio, mientras que el paisaje montañoso del fondo puede compararse con otros paisajes umbros pintados por el maestro en aquellos años".

El ejército francés se lo llevó de la iglesia en 1797 y el retablo se expuso en París, en el Museo Napoleón, para ser devuelto al Papa en 1815, tras la caída de Napoleón y el Congreso de Viena (fue entregado de nuevo a Antonio Canova, que había sido nombrado inspector general de Bellas Artes y tenía la misión de devolver a los Estados Pontificios el mayor número posible de obras). Ciento cincuenta años más tarde, fue Pablo VI quien quiso tener el cuadro en su biblioteca privada, tomándolo de la Pinacoteca Vaticana.

Desde entonces, salvo el breve paréntesis de la restauración de 2000-2002 y la posterior exposición en el Salone Sistino, la Resurrección ha permanecido en ese estudio del piso de representación papal, inaccesible para la mayoría de la gente, pero constantemente recurrente en las fotografías oficiales y en las imágenes de televisión. Un telón de fondo habitual, en presencia del cual, desde hace casi sesenta años, han desfilado no menos de cuatro Pontífices visitantes, los grandes de la Tierra, Jefes de Estado y de Gobierno, personalidades ilustres y celebridades varias. Se trata, pues, de una ocasión única e ineludible para visitarla, antes de que la obra regrese a su privilegiada ubicación en la biblioteca privada del Papa Francisco.

El Perugino del Papa en exposición: la Resurrección expuesta en los Museos Vaticanos
El Perugino del Papa en exposición: la Resurrección expuesta en los Museos Vaticanos


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