Del 2 de abril al 15 de octubre de 2023, el Museo d’arte della Svizzera italiana presenta la exposición Hedi Mertens. La lógica de la intuición, comisariada por Francesca Benini y Arianna Quaglio. El proyecto expositivo pretende devolver al público la obra y la singular historia de una artista que, partiendo de un profundo conocimiento teórico, encontró en el Tesino las condiciones propicias para aplicarlo y desarrollar su arte.
Personalidad extremadamente polifacética, Hedi Mertens (Gossau, 1893 - Carona, 1982) recibió una formación clásica como pintor, pero no empezó a pintar de forma consistente hasta los años sesenta, a una edad avanzada, tras una vida llena de experiencias y encuentros excepcionales en Suiza y en el extranjero. En poco más de veinte años, consiguió producir un conjunto de obras intensas, de las que emanan toda la energía y la fuerza de la obra juvenil. En su investigación, el artista hace suyos los principios delarte constructivista-concreto suizo, respecto al cual su obra puede considerarse una “variante poética”.
A través de una selección de más de treinta cuadros que abarcan todo el periodo de producción, desde principios de los años sesenta hasta finales de los setenta, la exposición traza las diferentes fases y el desarrollo de la obra de este artista todavía poco conocido por el gran público. Los análisis y teorías compositivas asimilados por Mertens gracias al intenso intercambio de ideas con artistas e intelectuales próximos alabstraccionismo y al Arte Concreto Suizo son evocados en la exposición por varias obras de los cuatro principales representantes del Arte Concreto de Zúrich: Richard Paul Lohse, Max Bill, Camille Graeser y Verena Loewensberg.
En su investigación artística, Hedi Mertens retoma e investiga algunos de los fundamentos de la abstracción geométrica. El cuadrado, protagonista de su producción, le permite en su forma absoluta combinar la lógica de las infinitas posibilidades combinatorias con una cierta libertad, que sigue su intuición personal. Un enfoque que se refleja sobre todo en la elección de los colores, en la que la artista renuncia a los esquemas rígidos y elige en su lugar contrastes y combinaciones cromáticas guiadas por su propia sensibilidad individual. En la fase final de su obra, se puede reconocer un alejamiento de los modelos asimilados y un acercamiento a un estilo decididamente más personal. En los últimos cuadros, es el fondo blanco el que domina sobre los demás elementos: el lienzo está impregnado de una espacialidad más profunda y una atmósfera meditativa, condición que refleja el periodo que la artista pasó en el Tesino.
La exposición también presenta cartas, documentos y testimonios sobre los acontecimientos biográficos del artista.
La exposición se realiza en colaboración con el Museo Haus Konstruktiv de Zúrich, donde se presentará en la primavera de 2024. Con motivo de la exposición, MASI Lugano / Museum Haus Konstruktiv / Scheidegger & Spiess / Edizioni Casagrande publicarán un catálogo bilingüe italiano/alemán con textos de Francesca Benini y Evelyne Bucher y un ensayo en profundidad de Medea Hoch sobre la obra de Hedi Mertens, así como imágenes de todas las obras expuestas en Lugano y Zúrich.
“Pinto cuadros parecidos a los tuyos, ¡pero sólo en mis sueños!”, escribió Hedi Mertens en 1951 a Richard Paul Lohse, artista y teórico, uno de los mayores portavoces y promotores del arte concreto. Junto con el artista Leo Leuppi, otro importante exponente de la escena artística suiza, Lohse era un asiduo visitante del Bünishof, la villa en los suburbios de Zúrich donde Mertens vivía con su segundo marido y que en los años 30 se convirtió en lugar de encuentro de importantes intelectuales y personalidades de la época, entre ellos Carl Gustav Jung y Hermann Hesse. Los intercambios y valiosas experiencias que Hedi Mertens vivió durante este periodo se plasmarían en su posterior investigación artística, en la que también influyó su conexión con la India, nacida de su contacto con el santón indio Shri Meher Baba y su viaje de dos años al subcontinente indio. El traslado al Tesino en 1952, primero a Solduno y después a Carona, cerca de Lugano, es una condición ideal para el último proyecto vital de Mertens, que, quizá gracias a la tranquilidad que encontró en el sur de Suiza, reanudó la pintura en 1960.
Como se desprende de las primeras obras de la exposición, realizadas a principios de los años sesenta, Mertens tomó para sus composiciones los métodos sistemáticos desarrollados por los artistas concretos, que había analizado en profundidad. El cuadrado es el tema elegido como protagonista de todas sus obras, construidas a partir de órdenes pictóricos regidos a menudo por operaciones aritméticas y geométricas como la división, la multiplicación, el contraste, el centrado, la dispersión, la digresión, la progresión, la simetría, el entrelazamiento, la rotación, etc.
En las obras de las primeras etapas, emergen claramente las influencias de los artistas concretos suizos, con los que se abre la primera sala de la exposición. Por ejemplo, la obra Quadrato costituito da unità colorate, con cuatro cuadrados unidos formando un bloque, de 1965, evoca la estructura de las pinturas de la artista Camille Graeser, que compone estructuras sobre lienzo basadas en la equivalencia cuántica, en las que cuadrados de diferentes tamaños se ordenan de tal manera que generan una progresión. La serie de obras titulada Equal Quadrilateral Units se caracteriza por cuadrículas de unidades cuadradas y densas celosías que recuerdan las composiciones de Richard Paul Lohse. Las obras concretas de Max Bill parecen haber influido en algunos cuadros como Secuencia diagonal de cuadrados con cuadrado rojo, de 1973, en el que Mertens aplica una rotación de 90 grados al lienzo, que se convierte así en un rombo. Constantemente en busca de nuevas soluciones formales, en esos mismos años el artista experimentó con diferentes motivos, como el cuadrado dentro de otro cuadrado, que implica el principio del marco dentro del cuadro, o la subdivisión del lienzo mediante elementos en forma de “L”.
“Una simbiosis de rigor cuadriculado y cromatismo intuitivo” es como ha descrito su obra la historiadora del arte Ludmila Vachtová. Al rigor de los sistemas de sus composiciones basadas en la lógica, Hedi Mertens yuxtapone una elección más libre de los colores, pasando del pastel a los tonos intensos, de los colores primarios, integrando el blanco y negro a los colores mixtos, creando contrastes claro-oscuro o frío-calor que siguen su sentido personal del color.
Al acercarse a las obras de este último periodo, las complejas reglas geométricas que caracterizaron las primeras obras del artista se simplifican, para resolverse en un lenguaje más lírico y meditativo. El color blanco, que en los títulos es definido por el artista como el elemento mudo del lienzo, toma el relevo de los demás elementos: se genera así una espacialidad más mística, en la que las formas parecen suspendidas en el campo pictórico y se agrupan a menudo en los bordes del lienzo (Cuatro cuadrados en el espacio). La paleta se vuelve más fría, favoreciendo tonos oscuros luminosos y al mismo tiempo una gama cromática opaca que confiere mayor solemnidad a la composición. Una tensión hacia la armonía y la contemplación, ésta de las últimas obras, que caracteriza el aspecto más autónomo de la investigación de Hedi Mertens y queda como el testamento de una artista aún demasiado poco conocida, que esta exposición pretende redescubrir.
Para más información: www.masilugano.ch
Imagen: Hedi Mertens, Equal quadrilateral units meet in a central square, detalle (1969; óleo sobre lienzo; colección privada)
El MASI de Lugano dedica una exposición a Hedi Mertens, artista que investiga la abstracción geométrica |
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