Aunque aislado respecto al circuito del arte contemporáneo del siglo XX, y por ello no incluido en el debate crítico de la época, Ugo Celada da Virgilio (Cerese, 1895 - Varese, 1995) supo atravesar el siglo pasado informándose de lo que ocurría, apropiándose de las referencias de la cultura figurativa pasada y contemporánea y reelaborándolas a través del filtro de su estilo que mantuvo intacto y constante a lo largo de toda su vida. La exposición Ugo Celada da Virgilio. Enigma antiguo y moderno comisariada por Cristian Valenti, programada en el Labirinto della Masone de Fontanellato del 7 de mayo al 17 de septiembre de 2023, pretende contar la historia del artista lombardo.
El año 1931 marca un antes y un después en la carrera del pintor. Es el año de su amarga toma de posición frente al Movimiento del Novecento de Margherita Sarfatti, definido como una formación político-comercial prepotente y acusado de haber codificado un Arte de Estado. A partir de entonces, comienza para Celada un camino hacia el aislamiento que le lleva al olvido. Sólo en 1985 se redescubre su figura, gracias a Flavio Caroli, que le dedica un esclarecedor ensayo que, sin embargo, no tendrá continuidad en posteriores antologías y exposiciones dedicadas al arte de principios del siglo XX.
La exposición Ugo Celada da Virgilio. Enigma antico e moderno (Enigma antiguo y moderno ) pretende precisamente situar al artista en el contexto cultural de su época, proponiendo diálogos inéditos con las obras de otros artistas, contemporáneos suyos y antiguos maestros, que ejemplifican bien cómo Celada estaba informado sobre el mundo que le rodeaba y sabía mirar a los demás sin perder sus propios elementos caracterizadores. El Labirinto della Masone, sede también de la editorial de Franco Maria Ricci, pareció ideal a los organizadores para contar esta historia: dos estéticas, la de Celada y la de Ricci, que hablan el lenguaje común de la belleza, atestiguado también por el retrato del artista ya en las colecciones del Labirinto, un elegante caballero con gafas, realizado con extremo detalle, casi hiperrealista.
La exposición muestra unas cincuenta obras de Celada y de otros artistas comparados con él, procedentes en su mayoría de colecciones privadas. La exposición se divide en tres salas que recorren los géneros abordados por el pintor: afectos familiares, desnudos, retratos y naturalezas muertas.
La primera sala está dedicada a los años de formación y a la creación de un estilo personal, centrado principalmente en el ámbito de los afectos familiares, que se prestan bien a restituir la dimensión intimista de la pintura del realismo mágico; la segunda sala se centra en la representación de la figura humana y, por tanto, en el retrato; Por último, encontramos bodegones, muy apreciados por las infinitas posibilidades de representación de los detalles, y paisajes en plein air, poco numerosos en el corpus del artista, pero que contribuyen a restaurar la imagen de un pintor versátil, diversificado en cuanto a estilos y géneros.
Ugo Celada nació en 1895 en Cerese, en la provincia de Mantua, hoy conocida como Borgo Virgilio, topónimo con el que firmaba sus obras, haciendo referencia a la tradición de los antiguos maestros que se identificaban según su lugar de origen: para él, se trataba de una declaración programática de poética y de una elección de campo en el debate de los años veinte entre las vanguardias históricas y el Retorno al Orden. Desde muy joven mostró una marcada predisposición artística, llegando a formarse en la Academia Brera de Milán. En los años veinte y a principios de los treinta expuso en las Bienales de Arte de Venecia y en la Permanente de Milán y fue incluido en el circuito del arte contemporáneo del que, sin embargo, se distanció definitivamente más tarde.
Émile Bernard definió a Celada como el mejor artista italiano de su tiempo, refiriéndose a ese Desnudo tumbado de 1926 hoy perdido, la Obra Maestra Perdida, que representa la cumbre de su éxito temprano. Su vida iba a ser muy larga, exactamente 100 años, murió en 1995 atravesando todo el siglo corto, desde el mundo agrario hasta el umbral de la revolución digital, y no hay rastro de todo ello en sus cuadros, parece que nada pueda perturbarle, un ejemplo de resiliencia ante litteram.
El arte de Celada es clásico, expresión pura del realismo que tuvo su apogeo a principios del siglo XX. Deudor de la tradición figurativa lombarda, buscaba en todo un canon de belleza, no de belleza real sino de representaciones idealistas. Siempre fue partidario de una objetivación de los temas para transmitir mejor la calidad de la pintura, en su vertiente más manual y artesanal, y eso se nota en los retratos, que parecen todos iguales, sin connotaciones psicológicas, aunque todos sean diferentes. En cada sala se encuentran diálogos y comparaciones inéditos: los desnudos y las figuras femeninas se yuxtaponen a lienzos de Archimede Bresciani da Gazoldo, también de Mantua e idealmente considerado el maestro de Celada, y de Virgilio Guidi, muy activo como artista realista en los años veinte y treinta y a quien sin duda llegó a conocer.
La exposición incluye una Magdalena penitente de Francesco Hayez, procedente de la colección permanente de Franco Maria Ricci, que, yuxtapuesta a los desnudos femeninos de Celada, pone de relieve sus componentes neoclásicos, los colores intensos de los drapeados abrazando las grandes zonas de piel representadas con realismo. Entre los retratos destacan los cuadros de Cagnaccio di Sampietro, pintor que compartía cierta sensibilidad con Celada y al que el mantuano sin duda conoció y apreció, siguiendo varias veces su ejemplo. No faltan referencias más explícitas: en un autorretrato de los años treinta, Celada se retrata de tres cuartos, con un pincel en la mano y un maniquí apoyado en la mesa, en un homenaje flagrante a Giorgio De Chirico, a quien consideraba el único de sus contemporáneos que dominaba las herramientas del arte. Giorgio Morandi también está presente en la exposición, en una comparación basada en la similitud y diferencia en el planteamiento de ser artista de ambos: aunque los dos representaban naturalezas muertas con un planteamiento similar, Morandi buscaba la esencia de las cosas, mientras que Celada tiende a una representación de las cosas más fiel a la realidad, que no pretende ser una realidad fotográfica, sino una sublimación formal.
El recorrido de la exposición se enriquecerá también con una serie de objetos -principalmente jarrones- que recuerdan a los que aparecen en los cuadros de Celada y que retoman el estilo de Venini, Zecchi, Barovier, Scarpa y Seguso, demostrando lo importante que era la armonía de las formas para la búsqueda constante de la belleza por parte del artista.
Con motivo de la exposición, ediciones FMR publicará un nuevo volumen dedicado al artista con una introducción del profesor Valerio Terraroli.
Info: 0521827081- Mail: labirinto@francomariaricci.com
Del 22 de abril al 25 de junio de 2023, todos los sábados y domingos habrá un servicio de lanzadera desde la estación de Fidenza, concretamente desde el Foro Boario en via Cornini Malpeli, hasta el Laberinto. Con varios viajes diarios de ida y vuelta a la estación, el servicio cuesta 7 euros, billete de ida y vuelta incluido, y puede adquirirse en el sitio web www.labirintodifrancomariaricci.it, en el menú “Taquilla” - sección “Servicio de lanzadera”, al final de la página. El servicio está reservado a los clientes y visitantes del Laberinto del Masone y, por lo tanto, al mismo tiempo que el billete de lanzadera es obligatorio adquirir la entrada al Laberinto para el mismo día, también en línea.
“Además de la calidad irrefutable de su pintura, lo que emerge en Celada da Virgilio es el valor no desdeñable de su experiencia; el papel (que tuvo) como testigo en la evolución de los acontecimientos artísticos del siglo XX, a su vez comprometido en la búsqueda de su propio camino del arte, para responder a los grandes cambios y resistir, para seguir viviendo y pintando”, Según el comisario de la exposición, Cristian Valenti, “su obra y su actitud constituyen una pieza importante para comprender la riqueza del contexto artístico del siglo XX, más allá de la simplificación de las reconstrucciones historiográficas organizadas únicamente por ”momentos de ruptura“ progresivos y, por tanto, en detrimento de las investigaciones que persiguen más bien la continuidad”.
El Labirinto della Masone acoge la exposición sobre Ugo Celada da Virgilio |
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