Del 1 de marzo al 29 de junio de 2025, el Complesso monumentale di Villa Contarini Fondazione G.E. Ghirardi de Piazzola sul Brenta (Padua) dedica una exposición a la fascinación intemporal de Japón. Los visitantes de la exposición Japón. Tierra de Geishas y Samurais, comisariada por Francesco Morena y producida por ARTIKA, en colaboración con Veneto Edifici Monumentali s.r.l., se adentrarán en el descubrimiento de una cultura que aúna fuerza y delicadeza, tradición y espiritualidad, y de un país cuyo refinamiento y variedad artística han fascinado siempre al mundo entero. En efecto, desde mediados del siglo XIX, europeos y americanos han tenido la oportunidad de descubrir Japón en mayor profundidad y han quedado impresionados por sus características. La exposición presentará un amplio panorama de las artes tradicionales del archipiélago de Extremo Oriente a través de una cuidada selección de obras que se remontan al periodo comprendido entre los siglos XVII y XX, procedentes de la colección privada de Valter Guarnieri, coleccionista de Treviso apasionado por Asia Oriental. Junto a ellas, se expondrán kimonos y grabados ukiyo-e de célebres artistas como Hokusai, Hiroshige y Utamaro, procedentes de la colección de Giancarlo Mariani.
La exposición se dividirá en áreas temáticas, cada una de las cuales explorará aspectos específicos de la vida, las costumbres y las tradiciones japonesas. Se prestará especial atención a las geishas y los samuráis. El antiguo Japón estuvo poblado por estas dos figuras icónicas: la geisha, símbolo de la gracia y la belleza femeninas, y los samuráis, orgullosos guerreros que dominaron el País del Sol Naciente desde el siglo XII hasta el XIX, imponiendo su influencia política y desarrollando una sofisticada cultura que aún hoy deja huellas imborrables.
La figura de la geisha está ligada a un imaginario enraizado en la historia cultural japonesa, desde las damas aristocráticas del periodo Heian (794-1185) hasta las cortesanas inmortalizadas en las obras de Kitagawa Utamaro (1753-1806), famoso por sus vívidas representaciones de la vida en los barrios de recreo de Edo, la actual Tokio.
Otra sección de la exposición explora la conexión entre el hombre y lo divino, presentando obras que reflejan las creencias religiosas de Japón. Aquí destaca la influencia del budismo, que llegó de la India a través de China y Corea, y en particular de la escuela zen, representada por pinturas en formato de rollo vertical que representan a Daruma, el fundador de la corriente.
La naturaleza, elemento central de la espiritualidad japonesa, se profundiza en una sección dedicada al sintoísmo, doctrina filosófica y religiosa autóctona del archipiélago, que considera la naturaleza una expresión de lo divino. A través de pinturas de pergaminos verticales creadas entre los siglos XIX y XX, la exposición ilustra esta relación privilegiada que une tradición y modernidad.
A mediados del siglo XIX, tras un largo periodo de aislamiento, Japón se abrió al mundo, iniciando un rápido proceso de modernización. Este cambio provocó una creciente admiración de europeos y estadounidenses por las artes japonesas, lo que impulsó a los artistas nipones a experimentar con técnicas y estilos occidentales, mientras los artesanos empezaban a producir obras para el mercado internacional. Entre las innovaciones de la época, la fotografía artística se convirtió en el medio preferido para captar el encanto de un país misterioso y fascinante, y los extranjeros compraban fotografías para conservar un recuerdo tangible de Japón.
El encanto intemporal de Japón, tierra de geishas y samuráis, en Piazzola sul Brenta |
Advertencia: la traducción al español del artículo original en italiano se ha realizado mediante herramientas automáticas. Nos comprometemos a revisar todos los artículos, pero no garantizamos la ausencia total de imprecisiones en la traducción debidas al programa. Puede encontrar el original haciendo clic en el botón ITA. Si encuentra algún error, por favor contáctenos.