Franco Cardinali. Inquietud necesaria es la exposición antológica que, del 11 de enero al 14 de febrero de 2019, rinde homenaje a Franco Cardinali (Rapallo, 1926 - Vence, 1985) en los espacios del Palazzo dei Giureconsulti de Milán, treinta años después de la exposición póstuma en laAcademia de Brera. Las más de cincuenta obras expuestas ofrecen una panorámica de la producción del artista ligur, que se formó en el ambiente parisino de Montparnasse dentro de laÉcole de Paris, el nutrido grupo de artistas e intelectuales que trabajaron en París entre las dos guerras. Cardinali recibió inicialmente influencias picassianas y modiglianas, como revela el óleo sobre lienzo Enfant au jardin (1955) de formas primitivas, para evolucionar hacia las corrientes informales y experimentales de los años 70, como subraya la comisaria Raffaella Resch, “de forma autónoma y madura, con una especie de nomadismo de estilos, con una inquietud que caracteriza también toda su existencia”.
El artista, en constante búsqueda de nuevas técnicas y formas de expresión, vivió y compartió intensamente fermentos artísticos con los espíritus más originales de su tiempo, para luego seguir un camino individual con resultados absolutamente únicos y peculiares. Entre sus amistades destacan el vínculo con Jean Cocteau, con quien intercambió correspondencia, y con Jacques Prévert, que dedicó un poema a uno de sus cuadros; también conoció a Pablo Picasso, de quien recibió el estímulo para trabajar la cerámica. En palabras de su célebre amigo Cocteau, al igual que en sus propias obras un artista siempre se expresa, en una especie de involuntario autoportraitismo, en la producción del pintor nacido en Liguria, el poeta francés vio la figura maciza de Cardinali, “sa figure montagnarde de tailleur de pierre” (su figura montañosa de cortador de piedra).
Artísticamente, Cardinali recorre así un camino que va de lo figurativo, interpretado con tonos y líneas fuertes, a un abstracto matérico inspirado en el mundo natural, compuesto de ambientes, animales y elementos simbólicos de la realidad y de su imaginación. El arte de Franco Cardinali está impregnado de esta “inquietud necesaria”, como revela el título de la exposición: de hecho, en sus obras puede leerse una insatisfacción personal y artística que se manifiesta en el rayado profundo, en los paisajes inquietos -como en Fragments de cathédral (1983)- y en la ondulación de las superficies, como en Chant d’amour sur la falaise (1985), para expresar “su necesidad de autodeterminación absoluta y libre”, dice Resch, “en cualquier tiempo y con respecto a cualquier contexto; una libertad percibida como una furiosa necesidad de seguir la inspiración del momento, porque el arte según Cardinali, para ser auténtico y personal, no es otra cosa que una confrontación interior con los propios fantasmas”.
El arte para Franco Cardinali es una reflexión constante, una evolución permanente, una introspección continua, un trabajo sin fin para perfeccionar su técnica pictórica y su mensaje. Mezcla óleos tradicionales con materiales terrosos y arcillosos para crear superficies espesas, compuestas, vividas, que revelan también un contacto intenso y profundo con la naturaleza. De ahí surgen obras sobre lienzo como Fossile lunaire (1967) en óleo con arena y caseína, o antes el óleo Crustacés (1962), hasta Ancienne écriture (1982) en óleo y arena, que representan curiosos e inquietantes bestiarios como si fueran fósiles impresos en la textura. La materia pictórica escarba más allá de la dimensión externa, va más allá del lienzo, y nos devuelve el mundo explorado por Cardinali, en ese equilibrio sutil y efímero entre arte y vida.
Organizada por laAsociación Cultural Franco Cardinali en colaboración con la Cámara de Comercio de Milán Monza Brianza Lodi, la exposición pone de relieve la poética de un artista cuyas obras pertenecen a importantes instituciones públicas y colecciones privadas de Italia, Europa y Estados Unidos, principalmente de Nueva York y Los Ángeles. La exposición cuenta con el patrocinio del Club UNESCO de Aquileia, los Ayuntamientos de Chiusi della Verna y Città di Castello, y laUnión de Artesanos de la Provincia de Milán y de las Provincias de Monza y Brianza.
La exposición se enriquece con un completo catálogo bilingüe italiano e inglés, publicado por Scalpendi Editore, que presenta todas las obras expuestas, así como una rica selección de la producción del artista, con un texto crítico de Raffaella Resch y un testimonio de su amigo Benito Boschetto.
Franco Cardinali nació en Liguria, en Rapallo, en 1926 y se trasladó a París en 1950. En 1953 debutó en Milán con una exposición individual en la Galería San Babila y dos años más tarde expuso con los artistas de la Cité Vercingetorix, bajo el mecenazgo de Jean Cocteau, con quien entabló una sólida amistad, y conoció a Jacques Prévert: ambos le promocionaron en los círculos artísticos de París y de la Costa Azul. Cardinali participó entonces, en los veranos de 1955 y 1956, en la exuberante actividad artística de Vallauris y expuso en la Galería Charpentier en el grupo École de Paris, con obras seleccionadas por Raymond Nacenta. Conoce entonces al gran Pablo Picasso. Reparte su tiempo entre Vallauris y París hasta 1968, cuando una profunda necesidad de soledad le lleva a retirarse a un pueblo de montaña de la Toscana, La Rocca della Verna, donde construye su casa y su taller, y prosigue sus investigaciones durante doce años. En noviembre de 1980, todavía insatisfecho, emprende un viaje a la Costa Azul en busca de su amigo Jean Haechler, que se convertirá en su mentor y mecenas. En 1982 se instala en Saint Paul de Vence y en diciembre expone en solitario en Niza. En febrero de 1983 lo hace en Ginebra, en marzo en París y en abril en Sion( Suiza). Su última exposición fue en junio, con una muestra individual en Saint Paul de Vence. Se suicidó el 12 de abril de 1985, a la edad de 59 años.
Horario de apertura: de lunes a viernes de 10.00 a 18.30 h. Entrada gratuita.
Para más información, llame al +39 02 8515.5920, envíe un correo electrónico a infogiureconsulti@mi.camcom.it o visite www.palazzogiureconsulti.it.
En la foto: Franco Cardinali, Fossile lunaire (1967), óleo sobre lienzo con arena y caseína, cm. 48x57
El arte de Franco Cardinali se expone en Milán en una muestra antológica en el Palazzo dei Giureconsulti |
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