Dos grandes de principios del siglo XX, Ardengo Soffici y Felice Carena, juntos en Poggio a Caiano


Del 26 de octubre de 2019 al 11 de enero de 2020, el Museo Soffici de Poggio a Caiano (FI) acoge la exposición 'Soffici y Carena. Ética y naturaleza'.

Del 26 de octubre de 2019 al 11 de enero de 2020, el Museo Soffici e del ’900 italiano de Poggio a Caiano (Florencia) dedica una exposición a la relación entre Ardengo Soffici (Rignano sull’Arno, 1879 - Vittoria Apuana, 1964) y Felice Carena (Cumiana, 1879 - Venecia, 1966): titulada Soffici y Carena. Ética y Naturaleza, y comisariada por Luigi Cavallo con la colaboración de Oretta Nicolini y Luigi Corsetti, la exposición presenta treinta y seis obras de cada artista, incluidas varias inéditas (empezando por los autorretratos) para poner de relieve las visiones compartidas de los dos contemporáneos en el plano ético, profesional, moral e ideal, cada uno con sus propias convicciones y adhesiones en lo que a la estética se refiere.estética, pero con referencias en las que convergía su estima (Cézanne, Spadini, Medardo Rosso, y amistades comunes, entre ellas Carlo Carrà, Filippo de Pisis, los escultores Romano Romanelli y Giuseppe Graziosi).

El recorrido expositivo está compuesto por dibujos y pinturas que ofrecen una concisa visión antológica de su gusto y sus propuestas fundacionales: el arte como pensamiento en el que cuentan la meditación y la sencillez, proyectos de investigación sobre el sentido, la belleza y el valor de los territorios ideales. La combinación de ética y naturaleza fue el compromiso constante tanto de Soffici como de Carena; la esencia de su participación en la evolución de la historia italiana puede verse, aunque con voces diferentes, como la fuerte apelación a la realidad natural, a la condición esencial del individuo, macerada hasta la pobreza y en línea con nuestra tradición que es la memoria del pasado y el trabajo activo para proponerla en el presente.

Entre las obras inéditas expuestas, como se había anticipado, figuran dos autorretratos, uno de Soffici de 1946, una especie de autobiografía en forma de cuadro, y otro de Carena de 1950, que expresa un profundo deseo de abstracción. El recorrido de la exposición propone, con Soffici, una Figura de 1903 que recuerda sus primeras experiencias parisinas en el ámbito postimpresionista y continúa con una caricatura para revistas de humor que hace referencia al trabajo que permitió al pintor mantenerse económicamente en la capital francesa. A continuación, el arte de Soffici se muestra a través de los paisajes de 1907 y 1908 que, tras su regreso de París, dan lugar a la actividad que iba a ser la más característica del autor: el orden figurativo que se expresa sucintamente d’après nature. Las naturalezas muertas, un fresco de 1932 y un Trofeino de 1948, documentan las diferentes fases por las que pasó Soffici desde el periodo cubofuturista hasta el realismo de los valores plásticos. Poggio a Caiano, retratado en las distintas vistas, sigue siendo protagonista de la cultura de Soffici y transmite la profundidad de su relación con un lugar sencillo elegido como signo de vida. Varias acuarelas sorprenden por la rareza de su porte luminoso, un componente creativo que tuvo un gran admirador en Emilio Cecchi.

El recorrido de Felice Carena comienza con dos cuadros conspicuos de 1904 que dan una idea de su compromiso formal con una interpretación romántico-simbolista de la figuración, muy evidente también en los Putti borrachos danzantes de 1909. En las dos composiciones florales de 1914 y 1917 hay una verdadera explosión de alegría que el cuadro expresa plenamente en color. Un raro Paesaggio anticolano (1919) y un retrato de su esposa (1920) presentan a un artista más abiertamente interesado por la realidad, algunos dibujos de 1922-1925 dan la medida de su pericia plástica. La década de 1930, años en los que Carena dirigió la Accademia delle Belle Arti de Florencia, está representada con obras de gran valor que dejan entrever el nivel de madurez creativa que había alcanzado el artista, apoyándose en la experimentación con la materia cromática, la transparencia del tono y el gusto en la composición. Por último, el periodo veneciano, 1946-1966, puede leerse como un itinerario espiritual cada vez más refinado en el que la forma, junto con el color, se depura hasta alcanzar las ligeras armonías de las naturalezas muertas.

Carena y Soffici tuvieron destinos y valores compartidos en cierto modo consonantes. Su trayectoria en la vida pública les vio presentes en importantes ocasiones expositivas con salas personales que permitían encuentros cercanos con críticos de primera fila. Su presencia cultural en el país se afirmó aún más con su elección a la Accademia d’Italia (Carena en 1933, Soffici en 1939), el más alto honor de la época. Soffici no cambió su vida por el prestigioso puesto: siguió pintando y escribiendo como siempre, a su ritmo y en su apartada casa de Poggio a Caiano. No obstante, Carena mantuvo el mayor compromiso con el oficio que amaba, la pintura, a menudo impaciente por los cumplimientos que le imponían sus onerosas obligaciones. La Segunda Guerra Mundial echó por tierra muchas certezas comunes; una convulsión tan repentina del pensamiento, la política y los valores sociales les pilló desprevenidos, incluso antes de verse expuestos a graves consecuencias personales. Soffici llevado al campo de concentración, 1944-1945; Carena reparada en Venecia. A pesar de la adversidad y la distancia, su amistad y estima nunca se desvanecieron. De hecho, su comprensión humana se hizo aún más fuerte, sus intercambios se caracterizaron por la solidaridad y el calor fraternal.

En la larga posguerra mantuvieron una coherencia ejemplar de opciones: Carena prosiguiendo su investigación sobre la materia y la luz orientada hacia la unidad sustancial entre forma y espiritualidad cristiana. Soffici abriéndose cada vez más a las maravillas de la naturaleza, a la identificación del paisaje con su propio interior lírico. De esta mezcla extrajo transparencias originales: el campo de visión, las vistas elegidas (Poggio a Caiano o Versilia) insinuaban las riquezas de armonía que siempre hay que descubrir cuando el territorio físico se encuentra con el territorio espiritual.

La exposición abre de jueves a domingo de 10.00 a 13.00 h. y de 14.30 a 18.30 h. Entrada 5 euros. Gratuita para niños y jóvenes hasta 18 años. La exposición va acompañada de un catálogo publicado por Edifir Edizioni. Para más información, visite la página web del Museo Soffici.

En la imagen, una obra inédita: Ardengo Soffici, Le fornaci del Poggio a Caiano (1908; óleo sobre cartón, 65x59,8 cm)

Dos grandes de principios del siglo XX, Ardengo Soffici y Felice Carena, juntos en Poggio a Caiano
Dos grandes de principios del siglo XX, Ardengo Soffici y Felice Carena, juntos en Poggio a Caiano


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