Del 5 de octubre de 2019 al 26 de enero de 2020, las Gallerie d’Italia del Palazzo Leoni Montanari de Vicenza acogerán la exposición Kandinsky, Goncharova, Chagall. Sagrado y belleza en el arte ruso, una muestra que pretende celebrar el vigésimo aniversario del museo de Vicenza poniendo en valor la colección de iconos rusos antiguos de Intesa Sanpaolo, una de las más prestigiosas del mundo, que alberga el museo del Palazzo Leoni Montanari. La exposición, comisariada por Silvia Burini, Giuseppe Barbieri y Alessia Cavallaro, comprende cuarenta y cinco obras de artistas rusos de los siglos XIX y XX (entre ellos Vasili Kandinsky, Natal’ja Gončarova, Marc Chagall, Kazimir MalevičKuzma Petrov-Vodkin, Pavel Filonov y otros), procedentes de la Galería Tret’jakov de Moscú y de otros importantes museos, como el Museo Nacional Marc Chagall de Niza y el Museo de Arte Moderno Costakis de Salónica.
Las obras de los artistas rusos se comparan con una selección de diecinueve iconos rusos de la colección permanente con el fin de investigar el tema de lo sagrado en el arte ruso de finales del siglo XIX y principios del XX, explorado según sus conexiones con la tradición: la investigación espiritual y estética de muchos exponentes de vanguardia revela de hecho profundas afinidades con la concepción filosófico-teológica de los iconos tradicionales. Y fue precisamente en la segunda década del siglo XX cuando los artistas rusos desarrollaron un interés muy fuerte por los iconos, pero hay que subrayar que en las décadas anteriores los artistas también prestaron atención a los iconos: Es el caso, por ejemplo, de los protagonistas más influyentes del Art Nouveau (como Aleksandr Ivanov, Michail Vrubel’, Apollinarij Vasnecov, Michail Nesterov, todos ellos presentes en la exposición), que probaron suerte con temas sagrados, cristianos y paganos, aunque sin vincularse directamente a la tradición más antigua. En cambio, las vanguardias forjaron una relación más estrecha con la tradición: aunque los temas no eran explícitamente religiosos y las obras obviamente no estaban destinadas al culto, la presencia de la matriz icónica en el contexto de las vanguardias es mucho más marcada.
Elantinaturalismo es el rasgo dominante del icono. Los temas de estas pinturas están rígidamente limitados, delimitados por precisas cuadrículas compositivas e interpretativas; la pose de las figuras es rígida, casi siempre frontal y fija; falta la perspectiva lineal. Precisamente este último rasgo fue considerado una gran limitación por quienes se enfrentaron a él sin comprender su esencia. Y las vanguardias de principios del siglo XX trataron de desbaratar una pintura entendida como representación ilusoria de lo visible y encontraron precisamente en la pintura de iconos un gancho válido. Para el pueblo ruso, la percepción de la naturaleza en términos visuales y pictóricos no debía considerarse una simple experiencia estética. Más bien, como repite continuamente Kandinsky, se trata de una especie de “necesidad interior” que deriva de la necesidad de experimentar lo invisible(nevidimoe), de forma totalmente natural, en lo cotidiano(byt). El icono se toma como fundamento y garantía de este planteamiento, como expresión eficaz de lo invisible en el arte pictórico.
Kandinsky es, pues, el primero en dejar atrás el figurativismo y adentrarse en un mundo de abstracciones. Natal’ja Gončarova utiliza imágenes bíblicas, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, para comunicarnos la proximidad de la hora del Juicio Final. A diferencia de Kandinsky, revela la humanidad profunda con un figurativismo esencial, sin oscurecerla en la abstracción. Capta los males del mundo en la secularización, la industrialización, la urbanización, revelándolos como factores que tratan de minimizar la riqueza de la cultura rusa y de sus gentes. En el encuentro con Larionov y Goncarova y su pintura primitiva, con claras referencias al icono, Malevic se abre también a una pintura no figurativa, que explora los espacios de la “nada”, liberada de todo figurativismo. Y en Chagall es posible descubrir otra dimensión de la influencia de lo sagrado en la pintura rusa de las primeras décadas del siglo XX, la de un misticismo cotidiano (“Soy un místico. No voy a la iglesia ni a la sinagoga. Para mí, trabajar es rezar”) que, partiendo en su caso sobre todo de la lectura del texto bíblico, es capaz de dar vida a un universo visual extraordinariamente evocador (“siempre me ha parecido y me sigue pareciendo”, observa el pintor, “que la Biblia es la principal fuente de poesía de todos los tiempos”).
“En la suntuosa residencia barroca del Palazzo Leoni Montanari de Vicenza”, recuerda Giovanni Bazoli, Presidente emérito de Intesa Sanpaolo, “se inauguró en 1999 la primera sede de las Gallerie d’Italia, identificada inmediatamente como la ’casa de los iconos’ porque, en el marco del gran proyecto de valorización de las colecciones de arte propiedad del Banco, estaba destinada a albergar una de las colecciones de iconos rusos más importantes de Occidente”. Veinte años después de la inauguración de aquella exposición, con el objetivo de promover un conocimiento más amplio de nuestra colección, presentamos ahora una muestra que, gracias a préstamos excepcionales de la Galería Tret’jakov de Moscú y de otros museos internacionales, documenta cómo el arte ruso moderno se ha nutrido de la espiritualidad de antiguos modelos iconográficos. Las Gallerie d’Italia de Intesa Sanpaolo en Vicenza, con ocasión de su vigésimo cumpleaños, reafirman su vocación de ser un lugar de encuentro entre Europa Oriental y Occidental, que lleva también a reconocer la fecundidad de las raíces cristianas comunes".
La exposición se enriquecerá con numerosas iniciativas dirigidas a los aficionados al arte, las escuelas y las familias: un curso sobre la historia del arte ruso, una reseña cinematográfica, encuentros y eventos musicales y de danza. El catálogo (Edizioni Gallerie d’Italia | Skira) contiene ensayos de los comisarios Silvia Burini, Giuseppe Barbieri, Alessia Cavallaro y los académicos Nicoletta Misler y John Bowlt. Para más información, visite el sitio web de la Gallerie d’Italia.
En la foto: Vasily Kandinsky, Destino (Muro rojo) (1909; óleo sobre lienzo, 84 x 118 cm; Astracán, Galería Estatal de Arte de Astracán n.a. P.M. Dogadina)
De Kandinsky a Chagall, una exposición sobre lo sagrado y la belleza en el arte ruso. En Vicenza |
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