De Alberto Burri a Anselm Kiefer, una exposición sobre la tierra y la materia en Suiza


Terre" (Tierras) es el título de la nueva exposición de la Colección Olgiati de Lugano: de Burri a Kiefer, de Prampolini a Leoncillo, de Dubuffet a Mattiacci, en Suiza una exposición sobre la tierra y la materia.

La Colección Giancarlo y Danna Olgiati de Lugano reabre su temporada de exposiciones presentando al público, del 27 de marzo al 6 de junio de 2021, una muestra temática titulada Terre(Tierras). La exposición ofrece una selección de veintidós pinturas y esculturas que van desde los años veinte hasta la actualidad, reunidas en torno al título “Terre” (Tierras) y unidas por una dimensión “material”. Los catorce artistas de la exposición, de diferentes épocas y procedencias geográficas, investigan las cualidades expresivas de la materia con resultados muy diversos: desde la pintura dominada por los colores de la tierra de Zoran Mušič, pasando por la investigación informal en los ámbitos italiano y europeo, hasta los materiales “cósmicos” de Enrico Prampolini, Eliseo Mattiacci y Anselm Kiefer. La exposición presenta un importante núcleo de obras, muchas de las cuales no se han expuesto nunca antes, ofreciendo una mirada inédita al conjunto de la Colección Giancarlo y Danna Olgiati, en términos de elecciones artísticas y de visión de conjunto.

El proyecto expositivo se inicia con un significativo grupo de cinco cuadros del pintor y artista gráfico de origen esloveno Zoran Mušič (Gorizia, 1909 - Venecia, 2005): Paisaje de Siena (1953), Enclos primitif (E3) (1960), Motif végétal (1972), Terre d’istria (1957) y Terre dalmate (1959). Estas obras son testimonio de la temporada creativa que siguió al traslado del artista a París en 1953, cuando su producción pictórica se acercó al lenguaje del informal francés. A través de una pintura de motivos orgánicos en tonos áridos que a menudo se cruza con lo figurativo, Mušič relata un universo íntimo y personal, en el que resurge el recuerdo de las tierras y experiencias de la infancia del artista.

En la misma sala, el público encuentra importantes obras de tres maestros del siglo XX italiano, Alberto Burri (Città di Castello, 1915 - Niza, 1995), Leoncillo (Leoncillo Leonardi; Spoleto, 1915 - Roma, 1968) y Emilio Vedova (Venecia, 1919 - 2006). Protagonistas de la temporada Informal, nos introducen en una poética fundada en el valor intrínseco de la materia reducida a su estado primordial. Cuestionando la posibilidad de representar un mundo devastado por las destrucciones de las guerras mundiales, estos artistas dan vida a una investigación que se libera del control ideal y racional de la imagen en favor de la expresividad de los elementos (sacos de yute, hierro, madera o plástico) y de la tierra en su sustancia friable y grumosa. De Burri, la Colección expone un Bianco Nero Cretto (1972), cuya superficie fragmentada, que recuerda las grietas de la tierra arcillosa, traduce el “sufrimiento” del material expuesto al proceso de secado; una composición que prefigura todo el dramatismo del Grande Cretto (1984-89) realizado por el artista en Gibellina, sobre los escombros de la ciudad arrasada por el terremoto que asoló el valle de Belice, en Sicilia, en 1968. La escultura Sin título (1960) revela el original proceso creativo con el que Leoncillo utiliza el gres (material cerámico de pasta dura), poniendo de manifiesto la profunda identificación del artista con el propio material (“creta carne mia”, afirmaba el artista), mientras que en la escultura Per uno spazio - 29 (1987-88) de Emilio Vedova, es la carga gestual de la pintura la que se impone al artista. la carga gestual de la pintura para imponerse, incorporando otro material (la madera), hasta el punto de impregnarlo de una cualidad plástico-espacial.

El encuentro con el arte informal continúa en el siguiente apartado con las obras pictóricas de dos de sus mayores intérpretes en Europa: Marrò (1958) de Antoni Tàpies (Barcelona, 1923 - 2012) y Masque de terre (1960) de Jean Dubuffet (Le Havre, 1901 - París, 1985). Ambas exploran el uso de materiales pobres, como escombros o tierra, mezclados con pintura al óleo, en una ausencia total de figuración que no deja lugar a nada más que al poder sugestivo de la materia prima. Si Dubuffet hace hincapié en el aspecto primordial e instintivo de la interacción con el material, Tàpies crea una obra que aparece como un auténtico “muro” de tierra surcado de signos e incisiones, una presencia sólida que invita a ir más allá del propio material.

La exposición continúa, sin secuencia cronológica, con un homenaje al escultor italiano Arturo Martini (Treviso, 1889 - Milán, 1947). La escultura de tierra refractaria de pequeño formato Violoncellista (c. 1931) se sitúa en la fase más alta de su creación, que él mismo denominó “periodo de canto”, cuando recibió el primer premio de escultura en la Primera Cuadrienal de Roma (1931) y fue invitado a la Bienal de Venecia (1932) con una sala en solitario. En la pared y en diálogo con la escultura de Martini se encuentra la obra en yeso pintado Deux oiseaux (1926) de Max Ernst (Brühl, Alemania, 1891 - París, 1976), realizada dos años después de la fundación del movimiento surrealista en París. Con singular inventiva técnica, Ernst elabora una refinada composición en la que se distinguen vagas formas de pájaros que emergen de texturas materiales y cromáticas heterogéneas. Aunque creada casi un siglo después, la escultura Belle du vent (2003) de Rebecca Horn (Michelstadt, 1944), compuesta por un par de elementos de piedra volcánica accionados por un motor, sugiere una atmósfera igualmente onírica y surrealista. Utilizando un lenguaje simbólico, la artista alemana combina dispositivos mecánicos y materiales orgánicos para investigar temas como la naturaleza en su progresión cíclica, el paso del tiempo y la existencia humana. Por otra parte, entre los artistas contemporáneos, el alemán Markus Lüpertz (Reichenberg, 1941) y el colombiano Gabriel Sierra (San Juan Nepomuceno, 1975), presentes en la exposición respectivamente con la pintura Ulises II (2011) y la obra mural Sin título (2014)m revelan dos maneras distintas de relacionarse con el concepto de materia: la primera evocándola dentro de una dimensión puramente pictórica, mientras que la segunda ensamblando objetos tridimensionales con fuertes connotaciones arquitectónicas que subvierten las coordenadas espacio-temporales contingentes.

La exposición se cierra con un capítulo dedicado a los materiales “cósmicos”, a través de la obra de Enrico Prampolini, Eliseo Mattiacci y Anselm Kiefer. Se presentan cuatro obras de Enrico Pr ampolini (Módena, 1894 - Roma, 1956), exponente ecléctico y original del Futurismo italiano: los dos famosos polimateriales Automatismo polimaterico C (1940) y Automatismo polimaterico F (1941) expresan una visión lírica y espiritual de la realidad, definida por el propio artista como “idealismo cósmico”. A través de la elaboración polimatérica, Prampolini pretende proyectarse “más allá de los confines de la realidad terrestre”, hasta investigar los misterios del cosmos. Si en estas obras se evocan los procesos de producción y los ritmos biológicos de la naturaleza, en la década siguiente prevalece la concepción de la materia como una realidad extrapictórica y antiilusoria sin precedentes, como se aprecia en las dos obras polimatéricas Apparizioni bioplastiche (1954) y Composizione S6: zolfo e cobalto (1955). El tema de la relación del hombre con el cosmos caracteriza toda la trayectoria creativa del artista de Las Marcas Eliseo Mattiacci (Cagli, 1940 - Fossombrone, 2019). El propio autor se refiere al “cielo, el cosmos, la inmensidad del infinito” como sus fuentes de inspiración. Las dos obras aquí expuestas, Spazio meteoritico (Espacio meteor ítico, 1984) y Esplorare (Explorar, 2003), representan bien el enigmático rigor con el que Mattiacci formula su universo visual a través del original uso de los metales, materiales “vivos” capaces de activar intercambios energéticos y nuevas relaciones espaciales. Por último, el gran cuadro Eridanus (2004) de Anselm Kiefer (Donaueschingen, 1945) se inspira en la astronomía cósmica. Aquí, la esfera celeste surcada por la geometría de la constelación de la que sobresale un submarino de plomo, pone de relieve la reflexión del artista sobre la relación con la historia reciente de la nación alemana.

La nueva exposición de la Colección Giancarlo y Danna Olgiati pretende ofrecer una panorámica del arte entre los siglos XX y XXI capaz de poner de relieve la necesidad inalienable del hombre de relacionarse con la tierra, en su sentido físico y metafísico: el lugar de origen, desarrollo y fin de todo ser humano. Para toda la información sobre la exposición, visite la página web de la Colección Olgiati.

En la foto: Alberto Burri, Bianco Nero Cretto (1972; acrovinilo sobre cellotex, 76,5 x 101,5 cm)

De Alberto Burri a Anselm Kiefer, una exposición sobre la tierra y la materia en Suiza
De Alberto Burri a Anselm Kiefer, una exposición sobre la tierra y la materia en Suiza


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