Del 27 de marzo al 21 de mayo de 2023, el Museo Nacional de Castel Sant’Angelo acoge en las Armerías Superiores la exposición-performance The Sweet Sixties: Narrazioni di Moda, comisariada por Stefano Dominella y Guillermo Mariotto.
El Swinging London, las minifaldas de Mary Quant, las visiones ponibles de Ossie Clark, los coloridos escaparates de Carnaby Street en el Soho y el alunizaje: el legado asociado al imaginario estético de los años sesenta constituye una reserva semántica que puede reinterpretarse de muchas maneras. Época violentamente revolucionaria sólo en su epílogo, el escenario de los sesenta actúa en realidad como deidad tutelar de las contaminaciones visuales propias del mundo de la moda.
De ahí el deseo de investigar el lado extraordinariamente dulce de la década “flotante” (así definía el semanario Time al Londres de 1966), a través de una antología compuesta de atmósferas y citas elegantemente sesenteras.
Tras los capítulos Robotizzati - Esperimenti di Moda (Palazzo Wegil 2020), Favole di Moda (Teatro Torlonia 2022) y Roma è di Moda - Via Veneto edition (Via Veneto 2022), y después de unaminuciosa investigación en importantes archivos históricos como AnnaMode Costumes, Modateca Deanna, archivo Max Mara y Ken Scott, archivo Doria 1905, Stefano Dominella, comisario de la performance junto con Guillermo Mariotto, vuelve a recurrir a la moda presentando la exposición en el Museo Nacional del Castel Sant’Angelo de Roma.
“No es la primera vez que el famoso monumento romano abre sus puertas para presentar una de las manifestaciones más interesantes de nuestra creatividad, la moda, con su capacidad para atravesar e interpretar épocas históricas y evocar sus atmósferas y sugerencias”, comentó Mariastella Margozzi, directora del Museo Nacional del Castel Sant’Angelo. “En el caso de esta exposición, la representación de los años sesenta a través de los estilos de las prendas y de sus creadores nos permite revivir uno de los periodos más densos de innovación y transgresión de nuestra historia más reciente, captar la entusiasta identificación de los jóvenes con una forma de vestir que habla de la necesidad de ampliar sus horizontes culturales y geográficos”.
Así, se presentan cincuenta looks que a travésdel upcycling combinan prendas históricas, verdaderos iconos de estilo, con ropa y accesorios recuperados de mercadillos y tiendas vintage, que son actualmente la auténtica tendencia en la moda internacional, adoptada sobre todo por las nuevas generaciones a las que les encanta recuperar del pasado para hacerlo contemporáneo. Con escenografías de Virginia Vianello, las protagonistas vuelven a ser las prendas. Colores atrevidos y naturalistas firmados por el genio creativo de Ken Scott, definido como “el jardinero de la moda” precisamente por sus estampados florales. Y luego las tiras de cuero cubiertas sólo por 40 centímetros de tela de Mary Quant, hasta los motivos futuristas diseñados por Courrèges, Paco Rabanne y Pierre Cardin. Y cómo no mencionar los coloridos abrigos de Max Mara, robados del armario masculino y reinterpretados en vivos colores. La moda de los sesenta reescribió y reimaginó la silueta de toda una generación. Ropa, zapatos, discos y accesorios se convirtieron en manifiestos poéticos para narrar la dulzura de aquellos años.
“Es la década en la que los jóvenes se descubren como tales por primera vez”, afirma Stefano Dominella. “Una dimensión fuertemente burguesa se encontró de repente con la efervescencia británica de los sesenta, el ritmo de los Beatles, el glamour de James Bond, la minifalda de Mary Quant y las tendencias de moda del Soho y Kensington. Y luego las películas con Doris Day, Brigitte Bardot en Saint Tropez, Catherine Deneuve, Jane Fonda en Barbarella”. Son los años del nacimiento de la industria de la calcetería y las medias, de la sustitución del peinado hacia atrás por la marcada linealidad del corte recto y del comienzo de la alta costura desde abajo. Son también los años en los que el polifacético Elio Fiorucci inventa (y vende) un estilo de vida hecho de vaqueros y camisetas con angelitos y corazones, dando lugar a una verdadera subcultura internacional. Subcultura que, partiendo de la estilizada diana de la Royal Air Force británica (s)cosida en las chaquetas Parka de los jóvenes Mods en lucha con el blues y la música beat, en Italia intercepta las longitudes de onda propagadas por los espejos de colores de scooters, Vespas y Lambrettas. De fondo, las noches de baile en las discotecas y las canciones Uno dei Mods (1965) y Vi saluto amici Mods (1966), ambas escritas por Franco Migliacci.
Cincuenta creaciones para cinco capítulos, cinco habitaciones, cinco hilos narrativos destinados a contar el lado más ligero y soñador de los años sesenta. Un experimento que, haciendo suyo el lenguaje de la contaminación visual y elupcycling, contempla la moda de aquellos años como un archivo que consultar y valorizar actualizando la identidad cultural de una década compleja y multiforme.
Todo comienza en Carnaby Street, en la primera sala, con dos looks creados y comisariados por Guillermo Mariotto, co-comisario de la performance, que destacan en el centro de la sala. Se trata de los transeúntes, cuyos atuendos reproducen el aspecto de mujeres jóvenes que afrontan una sesión de compras en las boutiques de culto londinenses.
El segundo capítulo, en cambio, quiere reflexionar sobre las asociaciones libres de la ropa: por un lado, los estampados naturalistas, exuberantes incluso a través del plumaje colorista de Ken Scott, por otro, el denim y los ángeles declaradamente pop de Fiorucci. Así llegamos a la tercera sala, donde se redescubren las atmósferas lunares de Courrèges, Pierre Cardin, Paco Rabanne y Valentino Garavani en forma de sombreros de metal, PVC y cascos.
Después fue el turno de los colores y bordados con los que la alta costura vestía a la burguesía para las grandes ocasiones. Colores atrevidos, glamour y lentejuelas tornasoladas cobran vida gracias a una selección de vestidos de archivo, entre ellos los de los sastres Battilocchi, Jole Veneziani, Gattinoni, Lancetti, Mila Schön y Carosa.
Por último, en la sala Óptica, el ritmo de los dulces sesenta se ralentiza y se centra en la yuxtaposición geométrica de los dos colores (que no colores) por excelencia: el blanco y el negro. Termina celebrando el arte ( se citan el testamento creativo de Giuseppe Capogrossi y la obra de los Pittori maledetti di Roma) y recordando el extraordinario poder evocador de la moda, que este proyecto en curso utiliza como sistema de indagación e investigación con contornos móviles y borrosos para releer una época suspendida entre mil posibilidades.
“Una exposición-performance que recupera con fuerza una de las capacidades innatas de la moda: hacer cultura. El trabajo de selección de los looks y el recorrido de los cinco hilos narrativos logran a la perfección el objetivo de representar toda la carga creativa de una década que marcó la historia y cuya voz aún hoy es capaz de resonar”, comentó la Subsecretaria de Estado del Ministerio de Cultura , Lucia Borgonzoni. “De hecho, sabe mezclarse con las voces de la contemporaneidad y engancharse a tendencias que interpretan nuevas conciencias, como las vinculadas a las compras ”vintage“ y al respeto por el medio ambiente, un ámbito en el que la moda italiana ya lleva tiempo trabajando con resultados de excelencia a nivel internacional. Desde el Ministerio trabajamos para que la moda sea cada vez más valorada como cultura y disponga de las herramientas necesarias para afrontar los retos del futuro. Para favorecer la sostenibilidad de las empresas culturales y creativas -incluidas las empresas de moda- y fomentar un enfoque verde en toda la cadena de suministro, así como un comportamiento más responsable con el medio ambiente y el clima, hemos decidido asignar fondos del PNR (publicaremos licitaciones por un importe total de 30 millones de euros) para acompañar la ”transición verde“ del sector”.
Castel Sant'Angelo muestra la moda de los años 60 |
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