Veinte años después de su participación en la Bienal de Venecia, cuando Cracking Art presentó 1200 tortugas doradas de plástico que emergieron del mar y ocuparon toda la zona de los Giardini como reflexión sobre la alarma de la naturaleza amenazada por el hombre, el colectivo realiza por primera vez en su historia una obra que no representa animales sino que se inspira en el mundo vegetal. Del 3 de junio al 23 de julio de 2021, en los espacios industriales de la empresa textil Tollegno 1900 de Biella, será visible al público la gran instalación titulada La natura che non c’era (La naturaleza que no estaba), en estrecho diálogo con la arquitectura y el territorio.
La obra se propone como una instalación site-specific, en la gran sala inundada de luz, compuesta por más de cuatrocientos elementos florales blancos de plástico: una obra monumental de dos metros y medio de altura y un metro y medio de diámetro. Cada flor de la instalación es una pieza única, dotada de su propio potencial estético y significativo. El material no entra en los moldes, sino que se modela a mano, transformando un material “repetitivo” por excelencia, como el plástico, en un elemento maleable, siempre diferente.
El topos de la producción de Cracking Art es la falta de serialidad y se concibe aquí como el signo de una nueva naturaleza, hecha por el hombre, que renace de forma diferente, recuperando su propia especificidad y su propio espacio, lozano y vital, abandonando la homogeneidad en la que el hombre intenta forzarla.
La natura che non c’era evoca la necesidad de reconciliación entre el ser humano y lo que crea, imagina y produce. En este espacio, se invita al visitante a identificarse para formar parte de la instalación, reflexionando sobre la indomable tendencia de la naturaleza, aunque modificada, a reorganizarse y tender hacia la creación de vida.
El emplazamiento elegido pretende reforzar los conceptos expresados por la obra: una nave industrial, pero con una arquitectura que evoca lugares de culto, con predominio de la luz que entra por los dos lados largos a través de una serie de grandes ventanales desde los que, mirando al exterior, por un lado se ven las montañas, el verde de los bosques, el agua que fluye, mientras que por el otro la mirada se proyecta sobre las zonas de la fábrica todavía utilizadas para la producción de lana fina.
Cracking Art se basa siempre en la recuperación y transformación del material plástico con el objetivo de investigar la relación entre naturaleza y tecnología, singularidad y reproducción en serie, individualidad y estereotipo, para cuestionar la condición actual y futura del ser humano respecto al concepto de sostenibilidad. Mediante el uso del plástico, un material regenerable o regenerado, Cracking Art crea obras e instalaciones que imaginan las posibles condiciones del futuro.
La colaboración entre Cracking Art y Tollegno 1900 nace bajo el signo de la puesta en común de valores ligados al fuerte compromiso social y medioambiental que distingue a ambas realidades, unidas también por el común origen biellano y la pasión por el arte. En el contexto industrial de Tollegno 1900, que ve a la empresa comprometida con un enfoque ecosostenible aplicado a todos los procesos de producción, la hibridación de los lenguajes del arte y la empresa sienta las bases de un nuevo proyecto cultural que pretende acercar al público a las cuestiones medioambientales a través de nuevas interpretaciones propuestas por el arte.
Imagen: Cracking Art, La natura che non c’era (2021)
Biella, Cracking Art lleva una gran instalación de 400 flores de plástico a una empresa textil |
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