Besos robados: los dibujos de Omar Galliani nos devuelven lo que Covid nos quitó


Del 13 de mayo al 2 de julio, la sede florentina de Tornabuoni Arte acoge una exposición que muestra los sesenta "Besos robados" de Omar Galliani, que ha querido devolvernos a través del arte un gesto que nos fue negado por Covid.

La exposición Baci rubati / Covid-19, muestra individual de Omar Galliani (Montecchio Emilia, 1954), uno de los mejores dibujantes de los últimos años, está abierta hasta el 13 de mayo y continuará hasta el 2 de julio. La exposición se celebra en la sede florentina de Tornabuoni Arte y pretende ser una poderosa expresión de símbolos: ya desde el título, la muestra nos transporta a los terribles días del primer encierro, días de aislamiento y relaciones negadas. Así, la exposición presenta sesenta dibujos, sesenta fotogramas de una vida cotidiana privada de gestos de afecto que componen un fresco creado, como recuerda el propio artista, “entre marzo y junio de 2020, cuando el cierre nos distanció, en un silencio agonizante busqué estas imágenes en las pantallas de casa, registrando con un fotograma congelado las teselas de este gran mosaico dibujado a lápiz sobre lienzo. Son los fragmentos de una vida cotidiana huérfana de labios y aliento, de caricias no dadas ni recibidas, de una oscuridad latente que se ha impuesto en nuestra cotidianidad en un silencioso crescendo dramático”.

En los dibujos de Galliani, el arte es una forma de devolver a la gente lo que la pandemia les ha negado: el contacto físico. “Observando los cuadros”, escribe Sonia Zampini, que firma el texto introductorio del catálogo de la exposición, "cómo la prisa de la visión se declina en besos, abrazos, reciprocidades que surgen como respuesta a ese anhelo que la separación forzada ha sofocado. De este modo, el arte devuelve la forma a la negación que el producto de los tiempos ha generado. La propia creación artística nace como sustitución de lo real. Partiendo de este supuesto, Galliani ha retomado no sólo la fisonomía de la realidad, sino en particular el aflato emocional que la trasciende. El artista ha puesto de relieve la necesidad y la importancia de recuperar esa dimensión de la comunión humana que se convierte en expresión física, en respuesta espontánea y natural a una urgencia, a un estado de necesidad cuando estas exigencias son negadas.

Esta es la necesidad que impulsó a Galliani a buscar visiones capaces de describir los contactos, y la misma necesidad, prosigue Zampini, “ha dirigido su atención a nuestras ventanas contemporáneas que se asoman al mundo, como las pantallas de ordenador y los diversos dispositivos que le pertenecen. El lugar del éter, habitado por una multitud de imágenes, contrasta, durante el periodo de confinamiento forzoso, con la vista desde las ventanas de nuestras casas caracterizada por la visión ensordecedora de una ausencia vertida sobre calles vacías. En esta observación, Galliani ha buscado y tomado imágenes fijas de personas que celebran visualmente una cercanía ideal al estar unas junto a otras”.

“Las múltiples identidades descritas por la sucesión de dibujos”, concluye Zampini, “fueron concebidas por el artista para ser leídas una al lado de la otra, como una gran visión de conjunto que invade nuestra mirada. Las obras se sitúan entre la realidad y el deseo, entre la voluntad y la imposibilidad. Para subrayar mejor este flujo entre dos condiciones opuestas, Galliani ha vuelto los temas evanescentes a la vista mediante el hábil uso del grafito, como si estuvieran generados por la misma naturaleza etérea que los sueños. El conjunto de fotogramas, revisitados por la mano del artista, escenifica una especie de dialéctica de la repetición en la que una nuca, una boca, una frente, una sien y más comparten el límite de su propia forma al entrar en contacto con su alter ego que se encuentra a su lado. La descripción de esta sucesión ideal, en el espacio y en el tiempo, de una humanidad espiritualmente unida a través de la proximidad de los cuerpos, crea una condición visual contigua y continua que genera un despliegue aparentemente capaz de rechazar emocionalmente la posibilidad del desapego y el distanciamiento”.

“Ahora que el tiempo de los besos y los abrazos está suspendido entre nosotros y otros cuerpos deseados, donde la piel y el tiempo de las caricias se han interrumpido, buscamos en el ajetreo cotidiano de las imágenes, una caricia renovada que elimine el tiempo de la ausencia y nos refunda el deseo”, observa el artista, que concluye su reflexión con un deseo compartido: “¡Fiat Lux!”.

Omar Galliani nació en Montecchio Emilia el 30 de octubre de 1954. Asistió y se graduó en la Academia de Bellas Artes de Bolonia con el Concetto Pozzati. Fue invitado a la primera Trienal Internacional de Diseño de Nuremberg en 1979. Participó en tres Bienales de Venecia, en 1982, 1984 y 1986. Invitado a dos Quadriennali de Roma, en 1986 y 1996. Invitado a la Bienal de París en 1982, a la Bienal de São Paulo (Brasil) en 1981 y a la Bienal de Tokio también en 1981. En 1986, con la exposición Aspects of Italian Art expuso en el Frankfurter Kunstverain, en el Kunstmuseum de Hannover, en el Kunstverain de Breghenz y en Viena en la Hochschule für Angewandte Kunst. En 1998, la Universidad de Nueva York le dedicó una exposición individual. En el año 2000 se celebró su primera exposición individual Aurea en China, en el Museo de la Academia Central de Bellas Artes, a la que siguió en 2003 una invitación a la primera Bienal de Pekín, que ganó ex aequo con George Baselitz. Invitado posteriormente a la Bienal de 2005, continuará su gira china visitando las ciudades de Shanghai, Chengdu, Suzhou, Dalian, Xian, Wuhan, Hangzhou y Ningbo. Esta gira china culminará con la exposición Omar Galliani tra Oriente e Occidente en 2007 en la Fondazione Querini Stampalia de Venecia como evento especial de la Bienal de Venecia. La Galería Nacional de los Uffizi de Florencia adquirió el tríptico “Nocturno” para sus colecciones en 2008. En 2017, el director de los Uffizi, Eike Schmidt, le encargó un autorretrato para la colección oficial del Corredor Vasari, y en octubre de 2018 tuvo lugar la presentación oficial de la obra en el Auditorio Vasari.

La exposición va acompañada de un catálogo con textos de Sonia Zampini, Omar Galliani y Roberto Mussapi, y puede visitarse en la sede de Tornabuoni Arte, en Lungarno Cellini 3, Florencia. Para más información, visite el sitio web de Tornabuoni Arte.

Omar Galliani, Besos robados / Covid-19 #1 (2020; carboncillo y grafito sobre lienzo, 100 x 100 cm)
Omar Galliani, Baci rubati / Covid-19 #1 (2020; carboncillo y grafito sobre lienzo, 100 x 100 cm)


Omar Galliani, Besos robados / Covid-19 #12 (2020; carboncillo y grafito sobre lienzo, 60 x 60 cm)
Omar Galliani, Besos robados / Covid-19 #12 (2020; carboncillo y grafito sobre lienzo, 100 x 60 cm)


Omar Galliani, Besos robados / Covid-19 #17 (2020; carboncillo y grafito sobre lienzo, 60 x 60 cm)
Omar Galliani, Besos robados / Covid-19 #17 (2020; carboncillo y grafito sobre lienzo, 100 x 60 cm)

Besos robados: los dibujos de Omar Galliani nos devuelven lo que Covid nos quitó
Besos robados: los dibujos de Omar Galliani nos devuelven lo que Covid nos quitó


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