by Redazione , published on 10/07/2021
Categories: Exposiciones
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Hasta el 7 de noviembre, la costa belga se ve invadida por las esculturas e instalaciones de la 7ª Trienal de Beaufort, que se celebra en todas las ciudades costeras del país.
Hasta el 7 de noviembre, las ciudades costeras de Bélgica acogen la tradicional Trienal de Beaufort, que llega a su séptima edición. Comisariada, como en 2018, por Heidi Ballet, la exposición presenta espectaculares instalaciones de 20 grandes artistas internacionales colocadas en las playas y paseos marítimos de las diez ciudades costeras de Flandes (De Panne, Koksijde, Neuwpoort, Middelkerke, Ostende, Bredene, De Haan, Blankenberge, Zeebrugge, Knokke-Heist). El tema de este año es el sometimiento del ser humano a la voluntad de la naturaleza: un tema que se percibe con especial intensidad al observar el mar, ya que la relación entre el ser humano y la naturaleza se expresa con gran claridad ante la subida del nivel del mar.
Así, mientras al observar los rascacielos de la costa uno se pregunta cómo ha cambiado el ser humano el paisaje costero, la Trienal de Beaufort invierte los papeles, y la pregunta pasa a ser: “¿cómo ha cambiado la costa la historia de la humanidad?”. En Beaufort 21 (éste es el título oficial de la exposición), las obras de arte dialogan con su entorno y contemplan lugares familiares de una forma nueva, con la historia natural en primer plano. Al fin y al cabo, la historia de toda la región está estrechamente entrelazada con el Mar del Norte. Por ejemplo, la marea está presente en el propio nombre “Vlaanderen” (“Flandes” en flamenco), derivado del germánico “flaumaz”, que significa “inundación” porque entre los siglos III y VIII la costa flamenca se inundaba dos veces al día. El condado bilingüe de Flandes recibió así su nombre desde la perspectiva del mar. Además, el desarrollo de Brujas y más tarde de Amberes se debió principalmente al comercio marítimo. Desde Noruega, los países bálticos o Italia, el Mar del Norte trajo a Flandes no sólo conocimientos y prosperidad, sino también formas artísticas renacentistas que los artistas flamencos siguieron desarrollando.
Al mismo tiempo, el Mar del Norte es uno de los mares más imprevisibles del mundo. Se desarrolló “sólo” hace 8000 años, después de que el paisaje fluvial de Doggerland fuera inundado por un tsunami. Su carácter caprichoso se encuentra en el nombre de la ciudad de Ostende (literalmente “extremo oriental”, de la península de Testerep, que en el siglo XIV fue parcialmente engullida por el mar durante una fuerte tormenta). En consonancia con este enfoque, durante Beaufort 21 el espacio público se amplía para incluir el fondo marino. Los restos de barcos hundidos en el fondo del mar durante tormentas y guerras han recibido recientemente un mayor reconocimiento como parte del patrimonio cultural nacional. Por analogía con los heroicos monumentos bélicos en tierra, estos pecios forman nuevos monumentos conmemorativos submarinos que cuentan historias diferentes de la humanidad en la costa. Revelan elementos de nuestra historia a los que generalmente se presta poca atención y facilitan una narración más precisa y completa. Basta pensar en el lugar conocido como El Mercado de Caballos, un vertedero submarino de municiones de la Primera Guerra Mundial que supone una amenaza para el ecosistema de la zona y muestra paralelismos con los momentos más oscuros de la historia colonial. La exposición también pretende profundizar en la historia: según el comisario, nuestra visión del pasado está impregnada de conceptos unilaterales e ideas anticuadas. Durante mucho tiempo han faltado muchas voces en nuestra relación con la historia, y uno de los objetivos de Beaufort 21 es hacer oír las voces anuladas, prestando atención a todo lo que vive, y dentro de una conciencia creciente de la vulnerabilidad del ser humano en el ecosistema. Por ello, las esculturas de Beaufort 21 constituyen también monumentos conmemorativos de otro tipo, más adaptados al tiempo presente.
En De Panne se encuentran las obras Cast Awat de Michael Rakowitz (Long Island, 1973) y Touching the sea to you through our extremities de Laure Prouvost (Croix, 1978). La obra de Rakowitz evoca la Operación Dinamo, la gran evacuación de las tropas aliadas de Dunkerque en mayo de 1940 tras un ataque del ejército alemán, mientras que Prouvost ha creado un gran pulpo que se abre paso por la arena de la playa de De Panne como símbolo de un animal náufrago en la costa que tiene que abrirse paso entre diferentes culturas y formas de comunicación, explorando cautelosamente su nuevo entorno. Koksijde presenta las obras White Dwarfs and Supergiants de Heidi Voet (Herentals, 1972) y Windswept de Els Dietvorst (Kapellen, 1964), ambas artistas belgas: Voet, en las dunas de Koksijde, ha colocado varias pelotas de hormigón de colores (pelotas de golf y de voley playa) como símbolos de grupos sociales: hombres de negocios y niños jugando en la playa), que pueden verse desde dos puntos de vista distintos, de cerca o de lejos (y en este último caso se convierten en una especie de constelación que hace perceptibles los límites del ser humano), mientras que la obra de Dietvorst es un árbol doblado por el viento (realizado en bronce a partir de un modelo de madera), símbolo de la vulnerabilidad. Pinpointing Progress de Maarten Vanden E ynde (Lovaina, 1977) y Family Module de Goshka Macuga (Varsovia, 1967) se encuentran en Neuwpoort: La obra de Vanden Eynde consiste en una serie de medios de locomoción superpuestos que pretenden recordar la historia del progreso, mientras que la artista polaca Macuga reproduce en forma escultórica una performance de 1968 del artista argentino Oscar Bony, La Familia Obrero, como símbolo de las luchas de la clase obrera, revisitada, sin embargo, por Macuga como alegoría de las luchas por los derechos LGBT.
En la costa de Middelkerke, el público se encuentra con There Are Indeed Medium-Sized Narratives de Raphaela Vogel (Núremberg, 1988) y Metamorphosis de Oliver Laric (Innsbruck, 1981). En la obra de Vogel, que pretende ser una respuesta a las grandes narraciones de los monumentos conmemorativos, dos jirafas se sitúan encima de dos frigoríficos utilizados como pedestales y sostienen el título de la obra en la boca, y en la obra de Laric asistimos a la metamorfosis de una rana en una mesa. Ostende acoge Pillage of the Sea de la germano-italiana Rosa Barba (Agrigento, 1972) y Cracks & Crumbles del colectivo belga Monokino: Barba lleva a Beaufort 21 una pila de sacos de arena reproducidos en hormigón para crear una especie de barrera imaginaria contra la subida del mar, y Monokino proyecta en cambio una película que cuestiona qué elementos definen hoy nuestra imagen colonial. En Bredene, observamos Stranded de Rossella Biscotti (Molfetta, 1978) y Unstable Territories de Nicolás Lamas (Lima, 1980): la obra de Biscotti, inicialmente expuesta en la playa y luego llevada al Centro Staf Versluys tras sufrir daños, es un elemento reflectante, como los que se encuentran con frecuencia a lo largo de las playas (una marea negra, una medusa varada, un charco de agua), que se convierte en metáfora de las transformaciones y cambios de la materia. El de Lamas es una especie de mapa invertido donde el espacio lleno son los mares y el negativo la tierra, para invertir nuestra perspectiva como seres humanos.
Llegamos a De Haan, donde encontramos Thinking of you de Jimmie Durham (Houston, 1940) y Benjamin de Maen Florin (Kleine-Brogel, 1954): la escultura de Durham es un buitre encaramado a una farola que mira el tráfico a su alrededor, y la de Florin es un extraño personaje de cuento de hadas que reflexiona sobre las condiciones de la infancia. En cambio, Blankenberge acoge La bailarina V, un mamífero marino que invoca a los espíritus superiores, de Marguerite Humeau (Cholet, 1986) y Perdonar el cambio, de Timur Si-Qin (Berlín, 1984): la artista francesa representa a un extraño mamífero marino, híbrido entre animal y ser humano, que participa en una danza ritual bajo la luna, mientras que el artista germano-mongol aborda el tema de las relaciones entre los seres humanos. En Zeebrugge se encuentran ... y esas olas del Mar del Norte que susurran historias hundidas de Sammy Baloji (Lubumbashi, 1978) y De la serie Granja de ladrillos de Adrián Villar Rojas (Rosario, 1980): el congoleño habla con su obra de lo que tuvo que soportar su tierra durante la invasión colonial de Bélgica (la instalación hace referencia a las materias primas que los belgas buscaban en el Congo), mientras que Villar Rojas ha creado nidos de hornero rojizo, un ave típica de Sudamérica conocida como “hornero” en Argentina, país de origen del artista, y conocida por sus nidos parecidos a los hornos de los antiguos pueblos del continente. Por último, Knokke-Heist propone Dive, een voorstel de Ruben Bellinkx (Wilrijk, 1975) y Ask the Animals, and they will teach you de Jeremy Deller (Londres, 1966): Bellinkx reproduce un tramo de autopista como símbolo del progreso por un lado y de la contaminación por otro, mientras que la obra de Deller es un gran tobogán-camaleón para niños que quiere proponer una fórmula alternativa a la tradición de los grandes monumentos generalmente serios, referidos a acontecimientos históricos o cargados de heroísmo. En cambio, Deller rinde homenaje a una de las criaturas más antiguas de la Tierra, y lo hace de forma lúdica.
Para obtener toda la información sobre la exposición y leer explicaciones detalladas de todas las obras, visite el sitio web de Beaufort 21. A continuación se muestran todas las obras de la exposición.
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Michael Rakowitz, Cast Away
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Laure Prouvost, Tocarte el mar a través de nuestras extremidades
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Heidi Voet, Enanas blancas y supergigantes
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Els Dietvorst, Barridos por el viento
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Maarten Vanden Eynde, Localización del progreso
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Goshka Macuga, Módulo familiar
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Raphaela Vogel, De hecho hay narraciones medianas
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Oliver Laric, Metamorfosis
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Rosa Barba, Saqueo del mar
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Monokino, Grietas y desmoronamientos
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Rossella Biscotti, Varados
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Nicolás Lamas, Territorios inestables
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Jimmie Durham, Pensando en ti
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Maen Florin, Benjamin
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Marguerite Humeau, La bailarina V, Un mamífero marino invocando espíritussuperiores
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Timur Si-Qin, Perdonar el cambio
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Adrián Villar Rojas, De la serie Granja de ladrillos
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Sammi Baloji, ... y esas olas del Mar del Norte susurrando historias hundidas
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Ruben Bellinkx, Dive, een voorstel
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Jeremy Deller, Pregunta a los animales y ellos te enseñarán
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7ª Trienal de Beaufort: obras espectaculares invaden el litoral belga |
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