El jueves 16 de septiembre de 2021 a las 20.30 horas en la Piazza Bentivoglio de Gualtieri (Reggio Emilia) se proyecta la premiada película Volevo nascondermi (Quería esconderme ) de Giorgio Diritti. El evento inaugura oficialmente la temporada de exposiciones de otoño de la Fundación Museo Antonio Ligabue que, hasta el 14 de noviembre de 2021, presenta en el Salone dei Giganti del Palazzo Bentivoglio la exposición Ligabue, la figura ritrovata. 11 artistas contemporáneos en comparación, comisariada por Nadia Stefanel y Matteo Galbiati.
Durante la velada, el público tendrá la oportunidad de adentrarse en la vida y el arte de Antonio Ligabue, a través de la actuación de Elio Germano (ganador del David di Donatello 2021 como mejor actor protagonista) y de la visita a la exposición (apertura especial de 17:00 a 24:00), que muestra un importante corpus de obras del pintor recopiladas y seleccionadas por Francesco Negri.
La exposición presenta una comparación inédita entre Antonio Ligabue y once artistas contemporáneos (Evita Andùjar, Mirko Baricchi, Elisa Bertaglia, Marco Grassi, Fabio Lombardi, Juan Eugenio Ochoa, Michele Parisi, Ettore Pinelli, Maurizio Pometti, Giorgio Tentolini y Marika Vicari). Los artistas Elisa Bertaglia, Fabio Lombardi y Marika Vicari realizarán visitas guiadas a la exposición en octubre y noviembre (las fechas se anunciarán en la página web y en los canales sociales de la Fundación Museo Antonio Ligabue).
Gracias a la relación construida a lo largo de los años, junto con su padre Sergio, con los numerosos coleccionistas de Ligabue, Francesco Negri ha podido ofrecer dieciséis obras de Antonio Ligabue, entre ellas La leona con cebra de 1958-59, expuesta por primera vez en Gualtieri. La exposición también incluye el pequeño Autorretrato de 1940-42, uno de los primeros realizados por el artista al comienzo de su segundo periodo artístico, y algunos cuadros procedentes de importantes colecciones anteriores, como La lotta di galli (La pelea de gall os) de 1958-59 yArado de 1944-45, que pertenecieron respectivamente a Walter Chiari y Romolo Valli.
La imagen rectora de la exposición es una Figura di donna (Figura de mujer ) de 1953: una obra de grandes dimensiones que constituye, como explica Nadia Stefanel, “una especie de anuncio ante litteram”, pero también la síntesis de “la fuerza atractiva de lo que siempre le faltó a Ligabue, una mujer, para ser correspondido en ese amor nunca correspondido de toda la vida”.
Los artistas fueron invitados a ponerse en diálogo con las obras de Ligabue. “Junto a la figura de Ligabue”, explica Matteo Galbiati, “queríamos reunir a una serie de jóvenes artistas que reflejaran, profundizaran, incluso a distancia, sus mismas sugerencias; que tuvieran una expresividad basada en los mismos ganglios sensibles”. La elección de estos artistas, por tanto, ha mirado con precipitada atención a la especificidad de su investigación que, sin condicionamientos ni elección de ocasión, ha colocado siempre la esencia de su visión precisamente en el alma como centro de valor de sus experiencias estéticas. El tema y el concepto de la figura representada es el medio para ir más allá de la inmediatez del relato visible y dejar emerger la tensión y la pasión de imágenes que transfiguran experiencias comunes y compartidas".
La exposición se divide en dos secciones: La primera se desarrolla en torno a la energía epidérmica, carnal y física del color y su realización a través de su concreción en la pintura (Andùjar, Baricchi, Grassi, Pinelli, Pometti); la segunda se centra en el poder transfigurador del arte, que capta la imagen en el instante en que se convierte en recuerdo, sueño, milagro, aparición, fijándola antes de su inexorable desaparición (Bertaglia, Lombardi, Ochoa, Parisi, Tentolini, Vicari).
Las representaciones pictóricas, a través de las cuales Evita Andújar (Écija, España, 1974) expresa su poética, reflejan las múltiples facetas de nuestra vida cotidiana ordinaria. Los protagonistas, de rasgos borrosos y dispersos y rostros desencajados, se disuelven sin dejar rastro de su identidad, dando vida a imágenes borrosas, hechas de deliberada imprecisión, que amplifican una percepción evanescente y a veces alterada de la realidad.
Con Mirko Baricchi (La Spezia, 1970) nos encontramos proyectados en una atmósfera onírica, en medio de colores con referencias boscosas y entretejidos vegetales. La dimensión lírica viene dada por el encanto, el embrujo y el misterio de sus obras, en gradaciones que se desvanecen desde los tonos terrosos hasta los rojos oxidados y apagados, desde los verdes enfermizos hasta los marrones tranquilos, entre luces y sombras, en escenarios que restituyen cicatrices de nuestros recuerdos más profundos.
La ligereza y transparencia de los elementos crean una poderosa atmósfera onírica, un testimonio construido por Elisa Bertaglia (Rovigo, 1983) sobre metáforas y símbolos de la naturaleza que resuenan como un canto ancestral que resuena en la más profunda interioridad humana. Bertaglia construye un camino de investigación y desarrollo de una identidad y conciencia libres y personales, en el que se exploran los aspectos más recónditos de la imaginación.
A través de la inesperada y armoniosa combinación de decoración e hiperrealismo, dos dimensiones que parecen encontrarse por casualidad, Marco Grassi (Milán, 1966) nos permite asistir a la superación de la concepción arcaica del retrato, dando al observador la posibilidad de entablar un diálogo silencioso con las tácitas, pero vibrantes, figuras que protagonizan sus cuadros.
Fabio Lombardi (Gavardo, Brescia, 1993) se centra en la decadencia en todas sus formas para hacer de ella un testimonio consciente de la naturaleza humana. Algunas figuras se construyen o se descomponen, entre sombras y luces, a veces anuladas, a veces afirmadas en un equilibrio inestable entre presencia y ausencia.
La pintura de Juan Eugenio Ochoa (Medellín, Colombia, 1983) se prefigura como un acto de memoria. Los rostros representados a través de la estratificación, las transparencias, el misterio y el vacío son características esenciales para llamar al hombre de vuelta al sueño. Los sujetos de sus obras, con su indefinida fisicidad, a través de una estratificación pictórica de velos, parecen fantasmas incorpóreos enfatizando el sentido, a veces místico, que se cierne sobre las imágenes y las sitúa en un espacio etéreo, expresando la cambiante y frágil condición humana.
La génesis de las obras de Michele Parisi (Riva del Garda, Trento, 1983) surge de una mezcla de intereses que le llevan a moverse entre la fotografía y la pintura, creando así un lenguaje personal e íntimo. El dato fotográfico verdadero y el dato imaginativo ficticio establecen entre ellos un vínculo misterioso y evocador que, como la memoria, abre representaciones lejanas que se asocian, estratificando y generando momentos eternos.
En el siglo de la imagen, la televisión, la web y los periódicos son fuentes inagotables de representaciones de conflictos, enfrentamientos y momentos de guerrilla, que se convierten en los temas principales a través de los cuales Ettore Pinelli(Modica, Ragusa, 1984) lleva a cabo un análisis antropológico destinado a indagar en los aspectos más instintivos del hombre. El artista recurre a fotografías y noticias de actualidad, que se convierten en una herramienta de investigación, así como en una fuente de pistas visuales y un emblema de la realidad en su auténtica e inquietante verdad.
La producción artística de Maurizio Pometti (Catania, 1987) es delicada y refinada, pero al mismo tiempo notablemente atormentada, y recorre escenas familiares y de la infancia que transcurren en escenarios cristalizados en un instante infinito, lo que trae consigo sentimientos, sensaciones y reminiscencias del pasado que afloran en el presente.
Giorgio Tentolini (Casalmaggiore, Cremona, 1978) parece hacer del desenfoque, el disimulo y el claroscuro las piedras angulares de su poética. Partiendo de un estudio puramente fotográfico, transforma los momentos captados por la toma en obras que, a primera percepción, parecen bidimensionales. En realidad, sus obras surgen de la superposición de capas de material, aterrizando en una tridimensionalidad que crea un verdadero bajorrelieve en negativo.
La delicadeza de la acuarela, en las obras de Marika Vicari (Vicenza, 1979), parece fundirse con la rigidez del grafito negro, creando un fuerte contraste que resulta inesperadamente armonioso y lírico. El bosque parece emerger de una dimensión de cuento de hadas desprovisto de sus personajes, inmóvil y suspendido en un tiempo paralelo. Es precisamente la ausencia de figuras en estas representaciones poéticas lo que acentúa la sensación de melancólica soledad que se siente al contemplarlas, sin dejar de estar encantado por ellas.
Para asistir a la proyección de la película Volevo nascondermi (Quería esc onderme), siga las instrucciones de www.viaggioagualtieri.it. Para visitar la exposición en el Palazzo Bentivoglio, se recomienda reservar.
Horario: sábados de 10.00 a 13.00 y de 15.00 a 19.00, domingos y festivos de 10.00 a 19.00; inauguraciones especiales el jueves 16 de septiembre de 17.00 a 24.00 y el sábado 18 de septiembre de 10.00 a 13.00 y de 15.00 a 19.00.
En la imagen, montaje de la exposición Ligabue, la figura ritrovata. 11 artistas contemporáneos en comparación. Créditos Fabio Fantini
Gualtieri dedica una velada a Ligabue: proyección de la película premiada e inauguración especial de la exposición |
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