Del 23 de febrero al 4 de mayo de 2024, el Relicario de Montalto delle Marche se expondrá en el Museo dell’Op ificio delle Pietre Dure de Florencia: la obra maestra de la orfebrería gótica y renacentista que perteneció a la dinastía Valois, a los Habsburgo, a la familia Este y al Tesoro Papal se mostrará tras la intervención a la que la sometieron los profesionales del Opificio delle Pietre Dure diez años después de la restauración llevada a cabo en 2013. La obra fue llevada de nuevo a Florencia para una revisión a fondo de la estructura metálica y de los elementos esmaltados. Se comprobó la estanqueidad de las consolidaciones en los elementos esmaltados y la presencia de puntos frágiles. En el interior del relicario, también fue esencial reubicar tres pequeños fragmentos desprendidos, todos ellos procedentes del césped verde sobre el que descansan las figuras principales. Este césped en particular es el único elemento del relicario que ha sido esmaltado en plata y no en oro, lo que lo hace más susceptible de sufrir alteraciones, especialmente en las zonas donde se han producido fracturas o pérdidas de esmalte. Los tres fragmentos se recolocaron cuidadosamente mediante microencolado, y también se consolidaron otras zonas del relicario que mostraban signos de posibles astillamientos.
Como estos fragmentos están esmaltados en plata y no en oro, son más susceptibles a la alteración, por lo que fue necesario consolidar otros puntos del césped que mostraban signos de posible desprendimiento. El relicario brilla por la refinada técnica de elaboración y la preciosidad de los materiales. Realizado en oro y plata, rodea las conmovedoras escenas relacionadas con la pasión de Cristo con diecinueve zafiros, veinte espinelas, cincuenta y nueve perlas y un fino camafeo en sardónice de fabricación bizantina.
Pocas obras de orfebrería pueden presumir de un historial de coleccionismo tan documentado y destacado como el suyo: la parte más antigua de la obra, en forma de tabla, colgaba en la capilla del Louvre según el inventario del tesoro de Carlos V de Francia (1338-1380), a quien hay que atribuir el encargo de los magníficos esmaltes redondos sobre oro, posiblemente ejecutados por Jean du Vivier, orfebre de la corte. Un ángel rubio con grandes alas azules y blancas sostiene el cuerpo sin vida de Cristo, ofreciéndolo a la contemplación. En 1439, formaba parte del patrimonio de Federico IV de Habsburgo, duque de Austria y conde del Tirol. En 1450, Leonello d’Este, ilustrado señor de Ferrara, la compró a un mercader alemán. En 1457, apareció en el inventario de las posesiones del cardenal veneciano Pietro Barbo, más tarde Papa Pablo II. Éste la transfirió al tesoro pontificio y la hizo guardar en una monumental estructura de plata dorada de extraordinaria calidad.
En el marco de la cuarta edición de la exposición Cuidar el Arte, el público tendrá la oportunidad de observar la obra y acercarse a la sensibilidad religiosa que caracteriza las imágenes.
De los Valois al tesoro papal, el relicario de Montalto se expone en Florencia tras su restauración |
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