A partir de 2022, la 24ORE Business School participa como socio comunitario en el proyecto Videocittà 2022: se trata de un experimento ideado por el presidente de Anica, Francesco Rutelli, con la dirección artística de Francesco Dobrovich, que se celebrará del 20 al 24 de julio. El objetivo es poner en diálogo las industrias cinematográfica y audiovisual con las nuevas experiencias digitales creativas. El antiguo Gazometro de Roma, importante ejemplo de arqueología industrial situado en el barrio Ostiense, ha sido elegido para su quinta edición, en la que se debatirá sobre la transición digital y ecológica. Durante el evento habrá conferencias, encuentros, retransmisiones en directo, premios, así como citas pensadas para los niños, además de espacios de comparación para aumentar las habilidades, la reputación y la red de contactos de todos los participantes, que ya contaron con 627 solicitudes de matchmaking en la pasada edición, incluidas 50 entre empresas y profesionales locales e internacionales. Finestre sull’Arte dedica dos focos a este evento, con sendas entrevistas a Valentina Toscano, coordinadora didáctica del máster a tiempo completo “Economía y gestión para el arte y la cultura”, y Rita Monaciliuni, coordinadora didáctica del máster a tiempo completo “Gestión del producto audiovisual para el entretenimiento”. Publicamos hoy una entrevista con Valentina Toscano, que habla de la importancia de las capacidades de gestión en el mundo del arte y de cómo está evolucionando el mercado laboral en este campo, con especial referencia al digital. La entrevista es de Ilaria Baratta.
IB. ¿Hasta qué punto es importante tener dotes directivas en la gestión de eventos artísticos y culturales? ¿Puede dar algunos ejemplos prácticos?
VT. Disponer de habilidades directivas en la gestión de eventos artísticos y culturales es esencial. Podemos definirlo como un requisito imprescindible para trabajar hoy en día. El título del máster da una buena idea de esta necesidad: vincular y crear un sistema entre el aspecto más humanístico-cultural y el aspecto más económico-gestionario. Estos son precisamente los dos pilares en los que se basa el máster y que quiere aunar. Ya no es concebible, ni siquiera admisible, que un conservador o director de museo, por ejemplo, no sepa leer un balance o no tenga conocimientos sobre la sostenibilidad económica y financiera de un proyecto. Evidentemente, habrá especialistas de número, pero es importante que los nuevos planificadores y gestores culturales tengan esta mentalidad, sensibilidad y visión integrada, porque sólo con un enfoque sistémico de este tipo podrán realizarse los proyectos y, sobre todo, podrán ser útiles y tener un impacto virtuoso en el ecosistema cultural.
El mundo laboral está cambiando: avanza hacia una mayor digitalización, también en el ámbito cultural. ¿Cómo está evolucionando el sector cultural en este sentido?
La transformación tecnológica ha sido como un “tsunami” que ha arrasado todos los ámbitos laborales y todos los aspectos de nuestra vida cotidiana. La pandemia ha sido una “enzima” que ha acelerado increíblemente este proceso que ya estaba en marcha. En el sector cultural, la ola digital ha sido un soplo de modernidad e innovación, no sólo en tecnología sino también en contenidos y, sobre todo, en procesos. Han pasado muchas cosas en los últimos dos años: de los videojuegos a las subastas en línea, de la NFT a las criptodivisas, de la digitalización de archivos a las radios web de los museos, de las instalaciones AR/VR a las técnicas inmersivas para la fruición de exposiciones, del acceso Tik Tok a los principales museos italianos a la gamificación como estrategia cultural. No se trata de una mera enumeración de hechos, sino en su conjunto de un punto de inflexión que ha marcado una época y que ha permitido una democratización de la “res” artística y cultural, una renovación del lenguaje con el que este sector solía relacionarse con el público y con otras industrias productivas. Durante demasiado tiempo, nos habíamos limitado a relacionarnos únicamente entre los famosos “iniciados”, permaneciendo enfrascados en un árido clasicismo cultural y en una miopía de visiones. Con la digitalización, en cambio, nos hemos abierto por fin a saludables y estimulantes mezclas y contaminaciones de otros sectores multidisciplinares que pueden aportar ese “plus” que siempre le ha faltado al mundo del arte; y viceversa, esos sectores muy a menudo demasiado verticales y retorcidos sobre sí mismos, gracias al arte, pueden adquirir esa sensibilidad capaz de cosquillear las cuerdas emocionales y concebir sus datos (y por datos me refiero también a los “usuarios”) como un sumatorio de emociones, valores, pensamientos y variables que no pueden ser enteramente gestionados y rastreados en fríos “algoritmos”, afortunadamente.
¿Cuáles son las competencias digitales más demandadas en el mundo laboral actual, especialmente en el sector del marketing?
En un mundo cada vez más “phygital”, es inevitable mantenerse al día con la tecnología. Conocer el infinito potencial de las herramientas digitales, tener un enfoque inteligente y una sensibilidad para la sostenibilidad multicapa son algunos de los principales ingredientes para llevar a cabo la transición digital e innovar en el mundo real y más allá. Si, por un lado, las competencias técnicas y tecnológicas se aprenden y se adquieren estudiando, haciendo, experimentando y poniendo manos a la obra día a día (learning by doing), por otro, yo diría que hoy en día la competencia que puede hacernos más competitivos en el mercado es la de la “gestión de contenidos”: identificar, procesar y gestionar contenidos de calidad y saber transmitirlos, compartiéndolos con una audiencia lo más transversal posible con un alto nivel de engagement. En la era de la “sobrecarga de información” en la que estamos inmersos, saber sintetizar y seleccionar contenidos de calidad, densos de sentido y significado, llenos de innovación y creatividad, puede marcar la diferencia en la expresión de uno mismo como profesional y también en la comunicación de las misiones, visiones y valores de quienes son actores culturales (instituciones, museos, galerías, fundaciones, casas de subastas, artistas, etc.).
¿Cómo será el futuro del arte y la cultura debido al creciente uso de lo digital? ¿Qué ventajas e inconvenientes cree que aportará lo digital al mundo de la cultura y a la organización de la gestión?
Espero que esta revolución digital conduzca a la innovación social y cultural, pero no a la automatización total. El arte y la cultura, para mí, son y me gustaría que siguieran siendo ’hechos emocionales, hechos afectivos’ para que no nos olvidemos del sujeto que ve, disfruta, vive la experiencia artística y cultural, y alrededor del cual gira todo el sistema. Me gusta pensar que seguiremos teniendo la barra recta apuntando en la dirección de un ’humanismo digital’ donde no perdamos de vista la singularidad de las personas combinándola con una sensibilidad hacia un enfoque digital, innovador y sistémicamente sostenible. Espero sinceramente que lo digital siga siendo un “medio” y no un “fin”. Una frontera que veo muy emocionante en el horizonte es la ciencia de datos para las artes y la cultura. Ya algunos artistas vanguardistas y precoces han estado trabajando en ello, pero estaría bien que se implementara como una estrategia de diseño estratégico para la industria cultural, tanto en los procesos creativos como en los de gestión, dirigida tanto al público externo como a las personas que “comen” con la cultura.
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