Las grandes imágenes son como losas del alma de quienes las crearon": entrevista con Tano D'Amico


Entrevista con Tano D'Amico, uno de los más grandes fotógrafos italianos contemporáneos. Hablamos de fotografía y del valor de las imágenes.

El 31 de marzo se inauguró en Castelnuovo Magra, en la Torre del Castillo de los Obispos de Luni, la exposición “La lucha de las mujeres”, de Tano D’Amico, uno de los fotógrafos italianos contemporáneos más importantes. El artista estuvo presente en la inauguración, y aprovechamos la ocasión para hablar brevemente con él sobre fotografía. Ya conocíamos al gran fotógrafo, y también tuvimos la oportunidad de conocer en persona al servicial caballero, con una enorme pasión por la fotografía y muy amable al conceder a nuestro Federico Diamanti Giannini esta charla, por lo que queremos darle sinceramente las gracias.

Tano D'Amico, Roma 1977. Niña y Carabinieri
Tano D’Amico, Roma 1977. Chica y Carabinieri


FDG. Quizás la diferencia más sustancial entre la fotografía de las luchas del pasado, la fotografía de los grandes maestros (pensemos, por ejemplo, en Letizia Battaglia), y las fotografías de hoy, pueda consistir en el hecho de que en el pasado se buscaba más a menudo la construcción de un relato, mientras que hoy la imagen se utiliza sobre todo como documento, casi aséptico, y esto puede ser claramente un arma de doble filo. En la fotografía de la chica con el pañuelo bajado sobre la cara, en el orgullo de esa mirada que resiste a los funcionarios, está la historia de una lucha, están las motivaciones, están las expectativas, están los deseos. Ahí lo tienen: el hecho de que hoy sea cada vez más difícil encontrar imágenes así, una historia más que un documento, se debe a una falta de voluntad, a una falta de capacidad, porque ya no somos capaces de recibir ciertos estímulos... ?

TDA. Depende de quién haga las fotografías: no hay un periodo pobre y un periodo rico. La fotografía es la última parte de la historia de las imágenes, así que siempre hay que mirar atrás. La fotografía es la película de todo un viaje humano, de la relación que siempre ha existido entre los hombres y las imágenes. Creo que el hombre se convirtió en un ser pensante, con corazón y afectos, gracias a las imágenes. Las primeras imágenes del hombre son abstractas, los primeros hombres intentaron no perder la conciencia que habían adquirido de sus ritmos, de los latidos de su corazón, de la salida y puesta del sol... habían encontrado una similitud con sus ritmos, porque no querían perder estas relaciones. Y los primeros hombres siempre intentaron retratar (algo que nosotros, en cambio, hemos perdido con el paso del tiempo) no tanto los acontecimientos, sino perpetuar lo que los acontecimientos determinaban en ellos, provocaban en sus almas. Esto es lo que intentaban fijar con imágenes en la antigüedad. Y esto también se aplica a los grandes maestros: ellos tampoco pretendían representar acontecimientos, sino lo que los acontecimientos (pero también ciertas personas) provocaban en ellos. Las grandes imágenes son como placas del alma de quienes las crearon.

Por consiguiente, las imágenes que perpetúan un acontecimiento son lo que ustedes llaman “bellas imágenes”, entendiendo por “bellas imágenes” las imágenes que abren una ventana a una determinada dimensión, que llaman algo a la mente, que estimulan nuestro pensamiento. Hoy, sin embargo, más que buscar imágenes que estimulen nuestro pensamiento, uno tiene la sensación de que las imágenes que más llaman la atención son aquellas capaces de estimular no tanto la apertura de una ventana como una respuesta emocional inmediata...

Y eso es un problema. Además del problema de las “fake news”, hoy podríamos hablar también de un problema de “fake photos”. La única manera de contrarrestarlo es producir, precisamente, buenas fotos, es decir, demostrar que existe otro tipo de imagen, y hay que decir que la gente lo entiende de todos modos. Tengo que decir que cuando se ven y se reproducen las imágenes de grandes maestros como Letizia Battaglia, la gente les hace mucho caso. Y les encantan.

¿Cómo reconocemos una imagen bella? También porque vivimos en una época en la que estamos literalmente abrumados por las imágenes....

Es cierto: mucha gente se opone a la posibilidad de que todo el mundo tenga que crear imágenes. Pero yo creo que es una hermosa posibilidad. Vivimos en una época muy delicada, como cuando la humanidad se dio cuenta de que todo el mundo tiene que aprender a leer y escribir, y aprender a leer y escribir es un derecho de todos. A todos nos mandaron a la escuela cuando éramos pequeños, y una de las primeras cosas que aprendimos fue que escribir es difícil: vamos a la escuela los cinco primeros años para aprender a escribir una carta a nuestra madre por Navidad, y hacen falta cinco años de escuela para hacerlo. Creo que poco a poco la humanidad se dará cuenta de que hacer buenos cuadros es difícil, y para hacerlos, así como para reconocerlos, hay que ir a la escuela, a la escuela de los grandes maestros del pasado, para ver cómo lo hacían otros, cómo trataban otros los afectos, el amor, la guerra, cómo eran capaces de contar sus tiempos sin daño y sin perjuicios.

Usted solía decir que la imagen nace de los insatisfechos, y a este respecto ha citado a menudo el ejemplo del Triunfo de la Muerte conservado en el Palazzo Abatellis de Palermo, uno de los frescos más impactantes de la historia del arte, donde los autores del cuadro se retratan junto a pobres que piden a la muerte que ponga fin a su sufrimiento, pero siguen precisamente insatisfechos. Hoy en día, muchos buscan en cambio imágenes tranquilizadoras, buscan el escapismo, buscan el desenganche, como antídoto contra la insatisfacción...

Y esto sucede porque no todo el mundo puede permitirse el lujo de buscar imágenes, pero sigo convencido (de hecho, para mí es un dogma) de que la imagen siempre ha sido el refugio de los vencidos, de los insatisfechos, pero en el bello sentido del término: no confundamos a los insatisfechos con los envidiosos. La imagen también ha sido el lenguaje de las víctimas y de los vencidos, porque es un lenguaje abstracto, y muchas veces los sentimientos de los pueblos vencidos, de las clases vencidas, de los grupos humanos vencidos han aparecido en las imágenes más que en la palabra escrita, porque la palabra escrita siempre ha estado controlada, siempre ha sido prerrogativa de los que dominan. Todos han tenido el pleno control de la palabra, pero afortunadamente no siempre han tenido (nuestra época es una excepción) el pleno control de las imágenes, porque la imagen es inasible, abstracta, bella.


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