Entrevista con Giulio Candussio: "El mosaico es un crisol donde se unen materia, luz, color y espacio".


Giulio Candussio es reconocido internacionalmente por su maestría en el arte del mosaico. En esta entrevista nos habla de su arte y de lo que piensa de los mosaicos contemporáneos.

Nacido en Paularo, provincia de Udine, en 1945, Giulio Candussio es reconocido internacionalmente por su maestría en el arte del mosaico. Su formación comenzó en la prestigiosa Scuola Mosaicisti del Friuli, en Spilimbergo, instituto que desde 1922 promueve el estudio y la experimentación del mosaico. Tras completar sus estudios, Candussio regresó allí en 1994 como profesor y, desde 2004, asumió el papel de director artístico, contribuyendo de forma significativa a la renovación y la investigación en el campo del mosaico contemporáneo. La trayectoria de Candussio se caracteriza por una constante experimentación con materiales y técnicas, que le ha llevado a explorar el potencial expresivo del mosaico en relación con la arquitectura, los espacios urbanos y las nuevas tecnologías. Pionero en la aplicación de la infografía al mosaico, ha sabido fusionar tradición e innovación, ampliando la ecuación píxel-tesa y dotando a sus obras de una sonoridad cromática única. En esta entrevista, Vera Belikova se adentra en la trayectoria artística de Giulio Candussio, explorando sus fuentes de inspiración, las técnicas innovadoras que ha desarrollado y su visión sobre la evolución del mosaico en el arte contemporáneo.

VB. ¿Por qué eligió el mosaico como lenguaje expresivo y profesión?

GC. Cuando era muy joven, vivía cerca de Aquileia y visitaba a menudo su yacimiento arqueológico. Las grandes superficies de mosaico me habían emocionado y atraído tanto que expresé a mi madre mi deseo de convertirme en mosaiquista. Había madurado en mí la firme convicción de que el mosaico me era afín y que la práctica de este oficio no sólo me permitiría ganarme la vida, sino que también me haría crecer como artista y como hombre. Creo que en aquellos años fui precoz al reconocer la calidad artística de los mosaicos que admiraba y cuál sería mi camino. Había intuido que aquellos mosaicos contenían una lección importante para mí, que marcaría mi largo camino como artista al mostrarme el camino del mosaico. La verdad es que un mosaico no se ve con el ojo, sino que se aprende con todas las fuerzas del espíritu, en sintonía con esa forma particular que se llama “la intuición lírica” o “la imagen estética”: me di cuenta de que el mosaico tenía que existir sólo para sí mismo. Mi historia profesional atestigua la búsqueda obstinada y casi maníaca que llevé a cabo durante muchos años, y mi continua aunque fecunda insatisfacción (me dijeron, por cierto, que éste es un rasgo típico de las personalidades auténticas: la inquietud de querer tocar el extremo de las propias posibilidades). El mosaico era muy importante para mí, constituía la máxima aspiración y al mismo tiempo el mayor esfuerzo en el intento de alcanzar aquellas metas que me había propuesto de joven: contribuir de forma tangible a mejorar la imagen del mosaico, su calidad técnica y estética. Creo que para hacer mosaico hacen falta tres cosas: la mano, el ojo y el corazón. Creo que es una observación muy justa: dos cosas no bastan.



Giulio Candussio
Giulio Candussio

¿Por qué su concepto del mosaico difiere del de los mosaiquistas “tradicionales”? ¿Qué significa “pensar en mosaico” y cuáles son las reglas del lenguaje del mosaico?

Muchos creen (a menudo con razón) que el mosaico no es más que arte aplicado subordinado a la pintura. Este juicio limitador excluye al mosaico de lo que son verdaderas expresiones artísticas, relegándolo de hecho a un papel secundario. Esto depende de la calidad del mosaico, que a su vez depende del trabajo de los mosaiquistas “tradicionales”, preocupados sobre todo por reproducir, o peor aún, copiar lo más fielmente posible modelos pictóricos y cartones de mosaico. “Tradicionalidades” condicionadas por las costumbres impuestas por las reglas del mercado, en un contexto social en el que los mosaicos tienen un importante valor económico. El choque con diferentes líneas de pensamiento, entre diferentes métodos expresivos, se hace inevitable, sobre todo si proceden de contextos culturales fuera de los límites de la “tradicionalidad” y fuera de las fronteras europeas. El mosaico, más allá de las muchas lecturas posibles, y más allá de su fascinante historia, es una forma de expresión artística extremadamente concreta, con sus propias reglas internas, sus propios estatutos lingüísticos (que a menudo se olvidan); no es un intento banal de traducir una viñeta de mosaico o un modelo pictórico: es más bien el resultado de un encuentro en el que el proyecto inicial se anula y el estilo del artista se funde con el lenguaje de las teselas para diseñar un nuevo discurso. El mosaico es, en definitiva, el resultado de un encuentro, de una soldadura total entre el arquitecto, el artista (autor del proyecto de mosaico) y el mosaiquista. El arquitecto, en su proyecto, ya ha previsto el uso del mosaico, conociendo sus límites y su potencial, y ha elegido el lugar donde colocarlo, teniendo en cuenta los efectos de la luz que se filtra a través de las teselas. El autor del proyecto “pintado” nos muestra en la viñeta cómo ha diseñado en función del mosaico, dejando muy clara su sintaxis, sus reglas compositivas, institucionales y técnicas. El mosaiquista conoce el poder del signo y sabe que el contorno es un elemento muy importante para definir los campos de color, delineando esos límites que las teselas ocuparán con la fuerza de la luz y del color. Fundamental será el conocimiento del mosaiquista sobre la construcción del color que parte de la “Teoría del color” original expresada en los mosaicos griegos, romanos y bizantinos. Esta herencia lingüística preparará el gesto del pensamiento del mosaiquista que recreará, sin traicionar el proyecto inicial, pudiendo expresar algo verdaderamente suyo, de su personalidad: se podría decir de su alma.

¿Cómo explicar la atracción que ejercen los mosaicos sobre las personas? ¿Se pueden reconocer los verdaderos valores del mosaico sin una preparación adecuada? ¿Por qué tantos aficionados al mosaico intentan hoy crear las fórmulas decorativas más dispares e inverosímiles posibles?

El mosaico es un crisol donde materia, luz, color y espacio se unen en sutil equilibrio. Con las teselas, se consigue construir un sistema y una relación entre el uno y el todo, donde la unidad individual contribuye a formar el conjunto. El mosaico despierta el deseo, en el objeto y del objeto: este deseo es el color, la luz, la música de ritmos y exploraciones, la tactilidad refinada en la que, en el momento de la realización, la mano del artesano está totalmente presente. Así pues, el mosaico desempeña un papel fundamental en el proceso de transformación del objeto funcional concebido con un carácter de diseño y realización industrial, devolviéndole una emoción corporal, un esplendor decorativo, una intensidad perceptiva, que lo aleja de la simple y banal funcionalidad, devolviéndole el brillo y el esplendor de su dimensión mítica. Con ello se cumple también el propósito, no menor, de revalorizar las técnicas artísticas y artesanales como expresión del Genius Loci, es decir, de la historia, la memoria, la imaginación y la cultura material de la zona. El mosaico en su forma de expresión más auténtica es, a nivel estético, un resultado seco y fuerte, precisamente por su esencialidad formal y cromática. Nos fascina por la magia de la luz que hace vibrar la superficie del mosaico, y por el movimiento sinuoso de las teselas que se mueven en patrones regulares o irregulares, en giros y vueltas, en encendidos repentinos que producen una superficie mágica de luces y sombras que se hace vibrar por el flujo de luz reflejada de una tesela a otra. En el mosaico, los colores se vuelven más brillantes, los acentos más vivos, los contornos más fragmentados y, al mismo tiempo, con un ritmo más sólido. La luz es el tema del mosaico, y por vía analógica y simbólica produce el ascetismo y la dimensión de lo sagrado, los momentos arremolinados y rítmicos de la materia se encierran en el paradigma de una representación en mosaico, y por ello, más que ejemplares, son eternos. El mosaico tiene sus propias reglas compositivas, institucionales y técnicas que deberían constituir un patrimonio insustituible de conocimientos en beneficio de todos aquellos que deseen acercarse al mundo del mosaico. El conocimiento es una herramienta indispensable que nos ayuda a comprender y juzgar las cosas por lo que realmente son. He tenido la suerte de conocer, ya desde niño, ese valor que yo llamo estética, es decir, la capacidad de reconocer el arte con los ojos. Creo que la sociedad o las masas sólo pueden apreciar el arte si han alcanzado un cierto nivel de educación. Esta idea refuerza mi convicción de que el arte no puede recibirse de forma automática, sino que para comprenderlo hay que ocuparse largamente de él o estudiarlo. Estoy convencido de que la estética es una aspiración humana y de que este término debe volver para enriquecer nuestras experiencias vitales y culturales. El hombre contemporáneo necesita redescubrir la vida perceptiva y fantástica, está cada vez más alejado de una civilización desenfrenadamente tecnológica, artificial y contaminada, y se empeña en mejorar los espacios de nuestro vivir creando obras de “arte público”. Su objetivo primordial es embellecer los espacios más prestigiosos de nuestras ciudades y, al mismo tiempo, demostrar la clarividencia de administradores y políticos. Pero la obra de arte ante la que nos encontramos a veces nos desorienta: la contemplamos con ojos atentos y sin ningún prejuicio, y nos damos cuenta de que no hay empatía ni comunicación entre la obra de arte y quienes la contemplan. La vulgaridad se extiende victoriosa sin que nada ni nadie intente detenerla. Ya nadie se arriesga, nadie adopta una postura clara, nadie tiene el valor de decir la verdad por miedo a salir perdiendo. El artista, el crítico, el galerista se han vuelto menos exigentes en la comparación de su propia obra y la de los demás, atraídos por la prisa de surgir y ganar dinero, pero lo cierto es que el artista se encuentra rodeado de un sistema artístico enfermo, en un entorno arbitrario y tiránico, y aunque intenta hacer oír su voz y su papel, no siempre se rebela contra el intento de ser convertido en un eslabón de la compleja máquina que mueve el mundo. Es tristemente conocido hasta qué punto se usa y se abusa hoy de la palabra cultura y de la palabra arte. Pero los tiempos son los que son. Intento resumirlo en una frase (desgraciadamente no mía): “Cuando el sol de la cultura está bajo, los enanos parecen gigantes”.

Giulio Candussio, Asteroide (1984; mosaico, 140 x 125)
Giulio Candussio, Asteroide (1984; mosaico, 140 x 125)
Giulio Candussio, Modularidad de la luz (1984; madera de alerce, 30 x 30 x 12 cm)
Giulio Candussio, Modularidad de la luz (1984; madera de alerce, 30 x 30 x 12 cm)
Giulio Candussio, Espacio profundo (1999; témpera grassa, 30 x 43 cm)
Giulio Candussio, Espacio profundo (1999; témpera grassa, 30 x 43 cm)
Giulio Candussio, Círculo iridiscente (2001; mosaico, diámetro 200 cm)
Giulio Candussio, Círculo iridiscente (2001; mosaico, 200 cm de diámetro)
Giulio Candussio, Diálogo entre platino y travertino rojo (2002; mosaico, 200 x 200 cm)
Giulio Candussio, Diálogo entre platino y travertino rojo (2002; mosaico, 200 x 200 cm)
Giulio Candussio, Relámpago iridiscente (2004)
Giulio Candussio, Relámpago iridiscente (2004)
Giulio Candussio, Memoria de un muro friulano (2004; témpera grassa sobre papel, 76 x 58 cm)
Giulio Candussio, Memoria de un muro friulano (2004; témpera grassa sobre papel, 76 x 58 cm)
Giulio Candussio, Movimiento, luz, color (2007; acrílico sobre panel, 64 x 59 cm)
Giulio Candussio, Movimiento, luz, color (2007; acrílico sobre panel, 64 x 59 cm)
Giulio Candussio, Movimiento en la diagonal (2008; mosaico, 50 x 50 cm)
Giulio Candussio, Movimiento en la diagonal (2008; mosaico, 50 x 50 cm)
Giulio Candussio, Reflejos en un ojo dorado (2008; oro coloreado, 50 x 50 cm)
Giulio Candussio, Reflejos en un ojo dorado (2008; oro coloreado, 50 x 50 cm)

En 2013, redactó y publicó el Manifiesto “ESSERE MOSAICO” firmado por destacados Arquitectos, Diseñadores, Artistas de diversas disciplinas. ¿Cómo surgió este documento, qué impacto ha tenido en el mundo del mosaico? ¿Cuáles son los puntos más destacados de este documento y por qué sintió la necesidad de proponerlos de esta forma?

“SER MOSAICO” fue en su momento, y sigue siendo, un manifiesto intencionadamente provocador: en el origen del manifiesto hay una reflexión sobre el estado actual de todo el comparomusivo internacional y sobre los malentendidos aún vivos acerca de la naturaleza del lenguaje del mosaico, que tienen graves repercusiones en términos de mercado: el mosaico se considera un producto demasiado caro en comparación con su valor estético; en consecuencia, la profesión de mosaiquista se ha devaluado cada vez más y hoy goza, también en términos económicos, de muy poca consideración. Por tanto, es necesario aclarar qué es el mosaico, en qué se diferencia de la pintura y la escultura. Hay que entender sus límites y conocer su potencial expresivo, hay que saber “pensar” en mosaico, es decir, aplicar desde el diseño esa simplificación formal y cromática que es característica intrínseca de esta técnica. Esto significa también pensar en una dimensión arquitectónica e implica la unión de arquitecto, artista y mosaiquista. Sólo trabajando juntos podrán comprender tanto el potencial como los límites del lenguaje del mosaico. Sólo así, gracias a este esfuerzo sinérgico, el mosaico acabado se convertirá en algo que permanezca en el tiempo, que tenga la fuerza de las grandes creaciones y que, por lo tanto, también pueda volver a desarrollarse en términos de producción.

¿Qué papel ha desempeñado la Escuela del Mosaico en su vida? ¿Qué papel debería desempeñar esta escuela en relación con otras escuelas, con los mosaiquistas y con toda la industria del mosaico?

Fui alumno de la Scuola Mosaicisti del Friuli durante el cuatrienio comprendido entre 1958 y 1962. Antes de esa época, me había forjado una visión particular de la naturaleza del mosaico frecuentando asiduamente el yacimiento arqueológico de Aquilea. Allí descubrí los mosaicos y, al mismo tiempo, aprendí “la gran lección aquilea”, auténtico pilar fundacional sobre el que descansaban mis convicciones: la constatación de que los mosaicos no eran más que el lenguaje expresivo de un arte completamente autónomo. En aquel momento de la historia, en todo el universo del mosaico y en el ámbito escolar existían líneas de pensamiento muy diferentes a ésta: tradiciones operativas artesanales que partían de muy lejos siguiendo la línea de pensamiento de Domenico Ghirlandaio que definía el mosaico como “pintura para la eternidad”. Por tanto, una técnica reproductiva completamente esclava de la pintura. Un mosaico distorsionado, privado de su peculiaridad lingüística, reducido a mero arte aplicado. Durante el periodo en que fui alumno de la Escuela del Mosaico, el profesorado de la escuela estaba formado principalmente por artesanos/profesores: los mejores, los elegidos para enseñar, se habían formado durante un largo aprendizaje en el taller, al que había seguido una práctica del oficio ejercida en los más diversos lugares del mundo. Eran los depositarios de todos los secretos del oficio, secretos que en algunos casos ellos mismos habían “robado con los ojos” a viejos artesanos celosos de sus conocimientos: maestros ideales para transmitir el saber y el oficio a los alumnos de una escuela profesional y, al mismo tiempo, dar continuidad a la “tradición” en la que creían. Mis convicciones inalterables me ayudaron a superar las corrientes de pensamiento de mis profesores, a los que nunca reproché nada, sabiendo que me habían dado todo lo que podían darme. Saqué mucho de su formación técnica, y de su comportamiento aprendí el amor al trabajo, la dedicación y la ética profesional, que no es poco. En 1994, fui llamado por la Dirección de la Escuela Mosaico para contribuir a una importante renovación de la didáctica de la escuela, que ya no estaba a la altura de los tiempos. Mi estancia duró doce años, en los que fui profesor y director artístico, y pude cumplir una promesa que me había hecho a mí mismo cuando aún era un joven estudiante: si alguna vez tenía la oportunidad, sería para mis alumnos el profesor que no había sido. En estos doce años dedicados casi por entero a la escuela, creo haber dado lo mejor de mí mismo. He tenido fama y atención a cambio, pero sobre todo, he tenido el aprecio de mis alumnos, lo cual ha sido totalmente gratificante.

Su carrera artística no sólo está relacionada con los mosaicos, sino también con la pintura, la escultura, el dibujo y la infografía: ¿cómo es posible pasar de un lenguaje expresivo a otro y seguir siendo reconocible?

Mi formación artística, y no sólo eso, se acercó en constitución y atracción cultural a los que yo consideraba, ya de niño, los más grandes maestros friulanos: los hermanos Basaldella: Mirko, Dino, Afro y Zigaina. En un determinado momento de mi existencia como artista, cambié de vida porque ya no me interesaban esas formas de arte que habían sido mi punto de partida. Había madurado en mí la convicción de que realmente podía crear obras pictóricas y mosaicos utilizando únicamente el color. La operación mental se encarnó: he aquí el color llevado a un punto de incandescencia que sustituye a la línea y vuelve inútil el signo. Detrás de mi elección cultural de utilizar el color como elemento fundamental de mi arte estaban los continuos estudios que realicé de joven, y que continúan hasta hoy, sobre la complejidad y la psicología ligadas al mundo del color, sobre los estímulos visuales radiales determinados por la luz, sobre los ritmos, sobre la armonía tonal, sobre las relaciones que el color tiene con la música y las matemáticas. Testimonios ideales de mi formación fueron los de Balla, Kandinsky, Klee, Severini y Dorazio, más evidentes que la fuerza deslumbrante de sus colores. Por otra parte, creo que la historia del arte es un trabajo de continua y paciente reinterpretación para el que el artista contemporáneo proporciona al historiador estímulos a nivel creativo, del mismo modo que creo que el cuadro nace en el lienzo. Bien podría decir que el arte nace del arte, que el arte es juego, artificio, y es precisamente el elemento artificial el que potencia la inteligencia perceptiva del ojo. Al pintar, dibujar o hacer mosaicos, siempre he intentado comparar la relación entre múltiples experiencias y temas avanzados que tocan los diferentes códigos lingüísticos de la luz y el color. He intentado construir valores lingüísticos y estéticos dentro de la tradición europea del abstraccionismo, y es precisamente en la continua experimentación de la relación entre color y superficie donde he vislumbrado la posibilidad de hacer dialogar los colores entre sí, en la conciencia de que toda relación cromática sigue las reglas de un empirismo creativo momentáneo e irrepetible. Sin seguir modas, desde hace varios años intento perseguir una concepción del arte como disciplina de la forma, como análisis poético de las estructuras lingüísticas de la percepción, basado en las relaciones recíprocas del color, la luz, el espacio y el movimiento. Mis pinturas, mosaicos, dibujos, esculturas e infografías quieren dar “figura” a la luz, y son comparables a fuentes de energía que emiten “radiación”, transmitiendo un mensaje vital y optimista.

Giulio Candussio, Viaje en la corriente (técnica mixta sobre papel, diámetro 32 cm)
Giulio Candussio, Viaje en la corriente (técnica mixta sobre papel, diámetro 32 cm)
Giulio Candussio, El sonido del viento (2014; témpera y lápiz graso sobre lienzo, 35 x 25 cm)
Giulio Candussio, El sonido del viento (2014; témpera y lápiz graso sobre lienzo, 35 x 25 cm)
Giulio Candussio, Ciò che resta (2014; témpera grassa y arcilla sobre panel, 100 x 100 cm)
Giulio Candussio, Ciò che resta (2014; temple al óleo y arcilla sobre tabla, 100 x 100 cm)
Giulio Candussio, Materia, luz, color (2014; mosaico, 50 x 38 x 15 cm)
Giulio Candussio, Materia, luz, color (2014; mosaico, 50 x 38 x 15 cm)
Giulio Candussio, Estudio para escultura (2014; tinta sobre pergamino, 50 x 35 cm)
Giulio Candussio, Estudio para escultura (2014; tinta sobre pergamino, 50 x 35 cm)
Giulio Candussio, Bajorrelieve rojo (2016; temple sobre papel, 58 x 78 cm)
Giulio Candussio, Bajorrelieve rojo (2016; temple sobre papel, 58 x 78 cm)
Giulio Candussio, Superficie pulsante (2016; tinta sobre papel, 30 x 45 cm)
Giulio Candussio, Superficie pulsante (2016; tinta sobre papel, 30 x 45 cm)
Giulio Candussio, La luz del negro profundo (2017; madera coloreada, 114 x 114 cm).
Giulio Candussio, La luz del negro profundo (2017; madera coloreada, 114 x 114 cm)

Entre sus numerosas creaciones se encuentra la colección Liberty, diseñada en 2007 para Trend Group S.p.A. de Vicenza: ¿cuáles fueron los objetivos que se marcó desde el principio al concebir este concepto de revestimiento decorativo modular en un contexto de producción industrial? ¿En qué se diferencia la creación de una obra de arte de la creación de un producto industrial de gama alta? ¿Cómo define su experiencia trabajando con Bisazza?

Liberty es una colección diseñada para ofrecer un producto en el que la sensación de libertad es la protagonista absoluta y la profundidad del material “vidrio coloreado” se convierte en el elemento decorativo más atractivo. Los tonos de color de los distintos formatos se modulan de diferentes maneras para obtener un motivo que celebra con modernidad el movimiento artístico del mismo nombre. Las teselas de vidrio transparente cortadas a mano cobran vida gracias a los reflejos decididos o matizados que se mezclan para crear una danza de colores capaz de embellecer cualquier ambiente. Interpretaciones originales de los materiales, combinaciones insólitas de tamaños y colores dan fe de mi espíritu creativo que pretende ser precursor de nuevas tendencias. Pasado y futuro, tradición y tecnología se funden y enriquecen, sellando el espíritu innovador al servicio de la decoración contemporánea. En el laboratorio de ideas se ha creado una fuerte sinergia para que el diálogo entre el diseñador y el creador de materiales sea un continuo y prolífico work inprogress destinado a ofrecer siempre nuevas oportunidades estilísticas y, por tanto, materiales y acabados de gran valor. Mi entrada en el “mundo” Bisazza tuvo lugar en 1976 y fue un momento decisivo para mí. Bisazza, con la que colaboré durante mucho tiempo, me ofreció la oportunidad de un rápido crecimiento profesional, gracias a mis encuentros con artistas, arquitectos y diseñadores de calibre internacional. Los Bisazza (me refiero a los fundadores de la empresa) se comportaron conmigo como mecenas: en sus empresas pude desarrollar mis ideas libremente, sin estar sometido a presiones de ningún tipo. Participé en obras importantes como las decoraciones de los metros de Londres, Tokio y Nápoles, o las obras de gran envergadura realizadas en el aeropuerto de Lagos, en Nigeria, y en las decoraciones en mosaico de los grandes barcos de Costa Crociere, donde pude aportar mi contribución profesional a artistas como Emilio Tadini, Sambonet, Concetto Pozzati, Eduardo Paolozzi, Di Maria. Una experiencia especialmente significativa.

Se le ha calificado de pionero en la aplicación de la infografía y la tecnología multimedia aplicada a los mosaicos, ¿cómo se involucró? ¿Cree que lo que algunos llaman “arte informatizado” puede considerarse como tal?

A partir de 1994, y durante casi tres años, llevé a cabo investigaciones y experimentos de infografía por cuenta de Bisazza S.p.A.. Con el apoyo de un importante estudio de Vicenza (Italia), me aventuré en territorios completamente desconocidos: complejos sistemas de rodaje televisivo, fotografía en la oscuridad, colorimetría informatizada e informática aplicada, medios absolutamente indispensables para dominar con la destreza adecuada los sofisticados y costosos equipos que tenía a mi disposición. Trabajé de una forma completamente nueva, solo y durante mucho tiempo, dentro de una habitación de tres por cuatro metros completamente a oscuras, trabajando en un programa de infografía aplicado a los mosaicos. La empresa quería encarecidamente un programa específico que pudiera resolver los problemas relacionados con las decoraciones de mosaicos a gran escala: la ejecución de mosaicos a gran escala requiere el uso de trabajadores especializados, necesita largos tiempos de ejecución y el uso de materiales caros exige la capacidad de superar las dificultades logísticas relacionadas con la preparación, la experiencia y las habilidades de ejecución de los mosaiquistas individuales: Será necesario convencerles, sin humillar su orgullo y su espíritu individualista, de que transformen sus convicciones en una visión común, garantizando un resultado final que gratifique a todos. La infografía, fundada en la ecuación “píxel = baldosa”, se soldó a la investigación “pionera” que había practicado apasionadamente en el periodo más maduro de mi existencia profesional. Experiencias singulares, gratificantes e impensables en aquellos tiempos, y no sólo eso, había podido hacer uso de los más modernos sistemas operativos y equipos. Por fin, el programa era una realidad y, por primera vez, podía someterse a una importante prueba sobre el terreno. Algunas de las intervenciones más significativas de mi carrera como mosaiquista y como diseñador tienen una estrecha relación con la arquitectura y con los espacios exteriores, que son los que más responden a la vocación medioambiental de los mosaicos. “Vestir” el exterior de un edificio significa entrar en relación con el espacio abierto. He aquí el banco de pruebas más desafiante para mí en aquel momento: el revestimiento de la planta de Bisazza en Spilimberg, una superficie decorativa exterior de cuatrocientos metros cuadrados inspirada en la obra de Piero Dorazio Ginn Rull (1988). Se colocará sobre los planos escalonados de la estructura arquitectónica, en más de cien metros de desarrollo horizontal. El proyecto del mosaico se escanea, se amplía y se desarrolla para luego realizarse con teselas de fabricación industrial que se colocarán ortogonalmente y se ensamblarán en 40.000 módulos codificados. Los ejecutores materiales del mosaico ya no son mosaiquistas tradicionales, sino cuidadosos y sensibles operarios elegidos entre el personal de la empresa. Todo lo que se había esperado y contemplado como objetivo a alcanzar se ha hecho realidad: en primer lugar, una fase preparatoria planificada y racionalizada. Segundo: una fuerte reducción de los plazos de entrega, que a veces pesan demasiado en el conjunto del coste final. Tercero: un sistema específico que permite dosificar sabiamente y de la mejor manera posible todo el potencial de los materiales industriales. El resultado final está a la vista de todos: está sobre todo ante los ojos de Piero Dorazio, que evaluará “Félix” la obra acabada.

Usted abordó el tema del rayo y cito Rainbow Lightning. ¿Cuál era el mensaje que quería transmitir a través de una forma tan singular? ¿Qué representaba para usted esta obra profesionalmente tan significativa e importante?

Iridescent Lightning se encuentra en la Zona Cero, en la estación Path del World Trade Center de Nueva York, dentro del edificio blanco ultramoderno diseñado por Santiago Calatrava. El sol se desdobla en numerosos puntos de luz al rastrillar las baldosas del nuevo mural de mosaico: “Rainbow Lightning”, escribe David W. Dunlap en el New York Times en febrero de 2004. Rainbow Lightning es una obra de mosaico tridimensional de 37 metros de largo por 4 de alto, me han dicho que más de cuatro millones de personas pasan por delante cada día, espero que les guste. He querido representar un estallido zigzagueante de energía colorida, atravesando el espacio para unir a dos pueblos que, aunque en momentos diferentes, han vivido dos tragedias dolorosas: el terremoto de Friuli, el 6 de mayo de 1976, y el atentado contra las Torres Gemelas, el 11 de septiembre de 2001. Es una de las obras más desafiantes que he creado en muchos aspectos, por las circunstancias para las que fue creada pero también por la reflexión y el acercamiento técnico y formal al mosaico contemporáneo, como herramienta didáctica y como experiencia concreta para los alumnos de la Scuola Mosaicisti del Friuli. Saetta Iridescente es un signo dinámico de fuerte valor plástico, amplificado por la sombra creada por el alejamiento del rayo de la pared sobre la que está colocado. Aunque no lo cubre por completo, compromete todo el espacio de la sala: lo “recorre” en toda su extensión, acompañando a los viajeros con su movimiento ondulatorio. La obra está perfectamente colocada, lo que honra a quienes decidieron la ubicación y la iluminación, y también me llena de justificado orgullo.

¿Puede considerarse con razón la superficie exterior de mosaico de la Casa Rossetti en Sacile un ejemplo de decoración minimalista relacionada con la arquitectura y los efectos de la luz?

La Casa Rossetti de Sacile es un muro de luz en el espíritu zen. La superficie magnética vibra a lo largo de 34 metros de longitud y 4,5 metros de altura: un mosaico enteramente realizado con guijarros blancos mediante la técnica directa sobre mortero, sobre un soporte de fibra de vidrio, el resultado es un prefabricado compuesto por una serie de sectores entrelazados, ligeros y flexibles, de precio razonable y fácil instalación. Como el tema del mosaico es la luz, todo se juega en los efectos de la luz incidente que acaricia y resalta la superficie de los guijarros, generando efectos siempre cambiantes según la diferente posición del sol que ilumina las teselas. La vibración de la superficie se convierte en ilusión y magia ante los ojos del observador, haciéndole creer que la luz procede del propio material del que se ha generado.

Giulio Candussio, Rojo brillante (2020; témpera grassa y pan de oro, 40 x 40 cm)
Giulio Candussio, Rojo brillante (2020; témpera grassa y pan de oro, 40 x 40 cm)
Giulio Candussio, Movimiento, luz, color (2021; mosaico, 70 x 70 cm)
Giulio Candussio, Movimiento, luz, color (2021; mosaico, 70 x 70 cm)
Giulio Candussio, Color y vibración (2022; collage y pintura sobre lienzo, 60 x 80 cm)
Giulio Candussio, Color y vibración (2022; collage y pintura sobre lienzo, 60 x 80 cm)
Giulio Candussio, Mirando más allá (2022; temple sobre papel, 60 x 80 cm)
Giulio Candussio, Mirando más allá (2022; temple sobre papel, 60 x 80 cm)
Giulio Candussio, Luz y materia en diálogo sobre la forma prismática (2024; madera de tejo, 25 x 36 x 12 cm)
Giulio Candussio, Luz y materia en diálogo sobre la forma prismática (2024; madera de tejo, 25 x 36 x 12 cm)

Muchas de sus obras en mosaico gravitan en torno a la forma del círculo, por ejemplo Luz, Movimiento, Color. ¿Qué quería comunicar a través de esta forma universal?

Luz, movimiento, color es mi último proyecto. Me lo encargó la dirección de la Escuela de Mosaico de Friuli para conmemorar el centenario de la fundación de este instituto de fama mundial. La obra debía realizarse en los laboratorios internos de la escuela, con la participación de todos los alumnos de tercer curso y los del curso de especialización, y con el apoyo de los profesores de competencias específicas. Preveía una gran estructura tridimensional que se colocaría en un punto focal del gran césped del patio de la escuela. La estructura tiene el aspecto de un gran disco de dos caras con un diámetro de cuatro metros colocado verticalmente en relación con el césped del que parece surgir. En ambas caras del disco se extiende una “piel” vibrante y pulsante que ocupa todo el espacio de la estructura. La obra dialoga continuamente con el espacio arquitectónico que la rodea, con el espacio urbano, con los árboles, con el verde del césped y con el cielo, en un contexto en el que el espacio del Arte se convierte en Arte Público. Frente al disco que se asoma al espacio interior del patio, la decoración se nos presenta como una relación entre signo/color y superficie, y es precisamente a través de esta relación que vislumbré la posibilidad de hacer dialogar los colores entre sí, con la convicción de que toda relación cromática sigue las reglas de un momento creativo momentáneo e irrepetible. Los signos de color dan forma a la luz, y son como una fuente de energía que emite radiaciones, que a su vez transmiten un mensaje de vitalidad y energía. La parte frontal del disco que da a la avenida arbolada de la “Barbacane”, es una reflexión que todo verdadero artista debe hacerse en los años de toma de conciencia: cuando no puede evitar mirar a su alrededor y poner su imagen en relación con la de otros artistas, para que la evaluación de lo poco que hemos hecho se haga clara e inevitable, y nos veamos obligados a admitir que podríamos y deberíamos haber hecho más, y que aún queda mucho por hacer en el tiempo que nos queda. La conciencia nos obliga a aceptar nuestra dimensión, que es la de una pequeña tesela en un gran mosaico, en el que nos hemos insertado por tendencia natural o por voluntad, en un espacio que ya no podremos cambiar. Sin saberlo, éramos como somos ahora, parte de un repertorio lingüístico, y de unos valores estéticos que coinciden con el Arte de nuestro tiempo.

¿Cuáles son los proyectos significativos que más le han implicado en el último periodo, tanto creativa como personalmente? ¿En qué proyectos está trabajando actualmente?

Después de la gran exposición antológica en Palmanova en 2024, he retomado mi trabajo como artista. Con motivo de la exposición que se celebrará en Spilimbergo en septiembre de 2025, he diseñado unas estructuras tridimensionales de considerables dimensiones totalmente recubiertas de una “piel de mosaico”. Se trata de estructuras decorativas que caracterizarán con su presencia los lugares más idóneos para recibir una intervención de arte público en aquellos espacios urbanos elegidos, que existen en la ciudad del mosaico. En este momento concreto, estoy ocupado escribiendo un libro sobre mosaicos. Ser mosaico" no es un libro que muestre la belleza del mosaico de todas las épocas. Tiene características especiales y, comparado con muchos libros, es una especie de tratado/libro de texto. Comienza con la construcción del pensamiento del mosaico, que es fundamental para identificar el mosaico como lenguaje expresivo y distinguirlo claramente del mosaico como subordinado a la pintura. El mosaico, visto inicialmente como juego, se transforma y se convierte en ritmo, alternancia, matemáticas, música, geometría, color. Materiales, técnicas, tradición y sobre todo innovación que nos proyectan a nuestro tiempo a través de experiencias profesionales y singulares, demostradas a través de la visión de los proyectos y el realismo de las obras realizadas. Y luego espero que haya tiempo para hacer mi trabajo como artista, hay visiones, sueños y proyectos que realizar a través de ese ponerse cada día, que al fin y al cabo es la verdadera sal de la vida.


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