Una película estadounidense ambientada en Val d'Orcia arrasa en Netflix desde hace días: La Dolce Villa


Firme en el primer puesto de las películas más vistas en Netflix durante 10 días, La Dolce Villa es una película estadounidense con una trama muy ligera, ambientada en un Val d'Orcia modificado por retoques y fotomontajes. Por eso es, sin embargo, una operación de marketing territorial.

Desde el pasado 15 de febrero, firmemente en el primer puesto de las películas más vistas en Netflix Italia se encuentra una producción estadounidense sobre la Toscana rodada en el Val d’Orcia, los lugares icónicos de esta región que tiene su corazón en estePatrimonio de la Unesco (por su paisaje y la histórica ’Ciudad Ideal’ de Pienza). Hablamos de La dolce villa, que desde San Valentín está disponible en la conocida plataforma de contenidos en streaming que en 2024 registró 8,1 millones de clientes únicos mensuales (datos de Agcom) y que cada día clasifica las diez mejores series y películas de su catálogo. San Quirico d’Orcia y Pienza son los protagonistas absolutos, aunque en algunos casos los skylines de las conocidas localidades sienesas hayan sido objeto de fotomontajes con el añadido de torres y campanarios aquí y allá. Con todo, es sin duda un gran reclamo para la Toscana, su cultura y su “dolce far niente”, como se repite en la película, identificada como un lugar ideal para trasladarse y vivir.

La dolce villa fue producida por Netflix para el mercado internacional y es la clásica comedia romántica americana que en este caso también está salpicada de los estereotipos con los que se representa a los italianos en el mundo. El título es una clara referencia a la Dolce Vita de Fellini y la película es una narración del “buen vivir toscano”, con la exaltación de la cocina, la comida, el arte y la naturaleza, de la Toscana como lugar para vivir, para trasladarse. También podemos decir que todo esto es el verdadero protagonista de la película, dado que la trama es -digamos- un poco ligera: son precisamente los paisajes del Val d’Orcia o las plazas escénicas de San Quirico d’Orcia y Pienza los que atraen al espectador más que el resto, aunque -ojo- las escenas con las vistas y panorámicas de los palacios fueran retocadas posteriormentedurante el montaje: una libertad que también fue posible gracias a que el lugar en el que se ambienta la película es un lugar ficticio (pero hay que reconocer que en la Toscana), el pueblo ficticio de “Montezara”, y por tanto no hubo necesidad de filmar y mostrar un pueblo existente en su realidad.

La Dolce Villa
La Dolce Villa

La historia es la de un padre (Scott Foley) que vuela a Italia para recuperar a su hija (Maria Reficco) que le ha comunicado su decisión de quedarse a vivir en la Toscana, aprovechando la ocasión para comprar una casa abandonada por un euro. De hecho, la alcaldesa de Montezara (Violante Placido) está pensando en repoblar el pueblo con esta idea, que en cierto modo es similar a una medida adoptada de hecho por la Región de Toscana, que con la misma intención ofrece aportaciones de 30 mil euros para quienes decidan trasladarse a pueblos de montaña. La convocatoria tuvo mucho éxito, ya que se recibieron 843 solicitudes. Finestre sull’arte informó de ello, y la noticia apareció también en USA Today: al igual que los británicos en los años 90, la Toscana se está convirtiendo en un destino de buen retiro para los estadounidenses, con decenas de villas y casas de campo compradas (pero no por un euro...) para vivir en ellas (y, por cierto, si quiere conocer mejor la belleza de la Val d’Orcia, Finestre sull’Arte también ofrece un itinerario de 10 etapas).



En concreto, la casa de campo elegida por la hija para vivir en la realidad se encuentra en la campiña de Viterbo, pero las licencias cinematográficas no acaban ahí: como señala en las redes sociales Cristiano Ciacci, pediatra de Pienza, en la película se puede ver una panorámica de Pienza en la que se ha integrado la catedral con el campanario de la Colegiata de San Quirico, y al fondo, el ayuntamiento tiene su campanario sustituido por otro que también existe en San Quirico. El Dr. Ciacci, según recoge la crónica de La Nazione de Siena, comenta: “Esta sustitución de campanarios de Pienza por otros de San Quirico me ha recordado la antigua rivalidad entre ambos centros, que vivió sus momentos más álgidos cuando los respectivos equipos de fútbol eran adversarios en los mismos campeonatos y se expresaba sobre todo en bromas y chistes. Aquí, si se hubiera tratado de una broma, se podría decir que habría tenido éxito”. La Toscana, ya se sabe, es tierra de campanarios y cada uno cuida el suyo, por lo que resulta inexplicable el montaje fotográfico, los edificios son además de épocas diferentes. “Aunque rebautizada como Montezara, San Quirico es la localización principal de la película”, vuelve a escribir el médico de Pienza en las redes sociales, “así que quizás, incluso en las tomas panorámicas, los autores quisieron echar mano de ese lugar”, y luego continúa con otros juegos escénicos del director que hacen que los lugares de Pienza y San Quirico parezcan cercanos, pero en realidad muy distantes entre sí. En una escena, “se ve al protagonista entrar en bicicleta en la plaza Pío II y, al cabo de un momento, aparece en la entrada de los Horti Leonini. En mi opinión”, comenta, “modificaciones tan burdas no son buenas ni para los que acogen las obras, pensando en los beneficios que pueden reportarles, ni para el espectador, que se ve engañado o puede albergar la duda de haber sido engañado”.

La Dolce Villa
La Dolce Villa
La Dolce Villa
La Dolce Villa
La Dolce Villa
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El alcalde de San Quirico, Marco Bartoli, entrevistado por el Corriere di Siena antes del estreno de la película, se mostró muy satisfecho: “La decisión de venir aquí a rodar confirma el atractivo que la zona sigue teniendo para producciones de este tipo. Será sin duda una buena tarjeta de presentación para San Quirico d’Orcia, y la película dará a conocer aún más Valdorcia. Así se valoriza el territorio”. El rodaje duró cerca de un mes la pasada primavera y la “producción fue absolutamente respetuosa con los tiempos y ritmos de los ciudadanos, no fueron nada intrusivos”. Y sobre el resultado, espera un retorno positivo para la película de Mark Waters ’sin duda garantizará una gran visibilidad’.

Otra protagonista es la cocina sienesa con la exaltación de sus productos típicos: del Brunello di Montalcino al panforte, de los maltagliati con setas al prosciutto di cinta, del pecorino al gelato. Entre música de ópera de fondo y una de Mina, se consumen los tópicos, pero sin duda es una acción de marketing territorial que contribuirá a mantener vivo el mito de la Toscana. Una Toscana entre la tradición y la modernidad que combina, como se ve en la película, la belleza de la tranquilidad de un pueblo de campo con la modernidad de las estaciones de carga de coches eléctricos o la conexión a internet con la que trabajar con América desde la comodidad de la propia casa de campo. Una promoción de trabajo inteligente para autónomos en el extranjero. Merece la pena mencionar el agradecimiento final: en los títulos de crédito se lee que el agradecimiento va para “Pueblos, residentes humanos, perros y gatos de San Quirico d’Orcia, Pienza y Montepulciano en la Toscana”... los pueblos, los residentes pero también... los perros y los gatos.

Una película estadounidense ambientada en Val d'Orcia arrasa en Netflix desde hace días: La Dolce Villa
Una película estadounidense ambientada en Val d'Orcia arrasa en Netflix desde hace días: La Dolce Villa


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