Hablamos de la censura en el arte a lo largo de los siglos en el próximo episodio de La Noche del Arte. Los artistas han desarrollado formas insólitas de ocultar la apariencia de las partes íntimas de sus temas, lo que les obliga a centrarse en un detalle que nadie ve, aunque esté en el centro de la composición. Un tema en el centro del documental Behind the Fig Leaf, de Agnès Obadia, producido por Harbor Films y emitido el miércoles 28 de febrero a las 21h15 en prime time en Rai 5.
¿Cuándo se convirtió en tabú la representación de los genitales? El problema comienza con Adán y Eva y la representación de la primera hoja de parra. Símbolo de pudor y decencia, las hojas de higuera ocultaban por igual los genitales masculinos y femeninos, negando su diferencia. Más tarde, la hoja de higuera dio paso a los objetos más extraños. En el cuadro “Adán y Eva” de Lucas Cranach, de 1526, unos cuernos de ciervo cubren convenientemente a Adán, pero subrayan maliciosamente su desnudez. En la Antigüedad, la desnudez femenina se percibía como la encarnación misma del deseo. Para las mujeres, las variantes de la hoja de parra que sirven naturalmente de símbolos sexuales son la flor, el joyero, el espejo, un mechón de pelo o una tira de piel. A no ser que se trate de un sapo o un diablo para dar a entender repugnancia.
El Nacimiento de Venus, pintado por Botticelli en 1485, presenta un desnudo que parece aún más vergonzoso porque las partes íntimas de Venus están ocultas por un mechón de pelo rizado muy evocador. Pero la omisión que sufren las mujeres es inverosímil para los hombres. Incluso cuando sus miembros se reducen a proporciones infantiles, como en la mayoría de las obras clásicas y en ciertas obras renacentistas, es sencillamente imposible evitar por completo el tema sin evocar la castración. En el Renacimiento, los artistas no se preocupaban de metáforas sutiles. Utilizaban objetos fálicos: ramas, garrotes, mandíbulas de asno, serpientes y, por supuesto, espadas o sus vainas, una gorda mariposa que pasa junto a Bronzino, conchas y moluscos. Miguel Ángel pintó cientos de fascinantes desnudos en el techo de la Capilla Sixtina, por supuesto. Terminado en 1541, el fresco provocó un escándalo. En 1559, el Papa pidió a Miguel Ángel que cubriera sus genitales, demasiado indecentemente expuestos. La respuesta del pintor fue: “Dile al Papa que es un retoque fácil. Pero que empiece a retocar el mundo, y los cuadros le seguirán”. Tras la muerte de Miguel Ángel, el Concilio de Trento encargó al pintor Daniele da Volterra que completara el trabajo de cobertura, una misión que le valió el apodo de “Il Braghettone”.
A finales del siglo XIX, lo absurdo de la censura empezó a provocar sarcasmo. Caricaturistas como Cham Daumier, Nadar y Choubrac se divirtieron mucho. En el movimiento surrealista, la hoja de parra cobró nueva vida. A la vez fantástica e imaginativa, ya no estigmatizaba la censura, sino que significaba la irreductible extrañeza que rodeaba la cuestión del sexo. Para Max Ernst, la hoja de parra adquiere proporciones incongruentes; Salvador Dalí la transforma en una langosta; Magritte, en una bailarina. La lista de objetos absurdos o evocadores utilizados para ocultar y agrandar los genitales femeninos es larga. Hoy en día, ¿han perdido la partida los censores? En el arte contemporáneo abundan los cuerpos desnudos y se advierte al público antes de entrar en un museo. En 2017, una campaña publicitaria para el centenario de Egon Schiele fue censurada en varias ciudades de Europa porque las imágenes se consideraron demasiado fuertes. Los genitales, que podrían causar vergüenza en lugares públicos, se cubren con una franja blanca: un caché-sexe a todos los efectos. La oficina de turismo de Viena, con ingeniosa ironía, añade este texto: “Lo siento, tengo 100 años pero sigo siendo demasiado atrevido”. Los tabúes aún perduran. ¿Dónde están las nuevas hojas de higuera? Si miramos más de cerca, están por todas partes. Esparcidas por las paredes, en los jardines, en los carteles, las imágenes contemporáneas están llenas de ellas. Redes sociales, publicidad, cine... La hoja de higuera moderna forma parte de nuestra vida cotidiana.
Detrás de la hoja de parra: un documental en Rai5 sobre la censura de los genitales en el arte |
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