Brecht, los refugiados, el fin del mundo: dos espectáculos con Lino Guanciale en Emilia


En Bolonia y Módena, dos espectáculos de y con Lino Guanciale para reflexionar sobre temas de gran actualidad como el drama de los refugiados y la incertidumbre de estos tiempos.

Emilia Romagna Teatro Fondazione organiza para este y el próximo fin de semana dos espectáculos teatrales de gran actualidad, ambos protagonizados por el actor Lino Guanciale y que se estrenan este mes: dos producciones originales, realizadas con el apoyo del Gruppo Hera. El primero se titula Dialoghi di profughi (Diálogos de refugiados), es una lectura de la obra homónima del gran Bertolt Brecht y se representará del 6 al 11 de octubre en el Teatro Arena del Sole de Bolonia (del martes 6 al viernes 9 a las 21.00 horas, el sábado 10 a las 20.00 horas y el domingo 11 a las 16.00 horas).

La emigración“, decía el gran dramaturgo alemán, ”es la mejor escuela de dialéctica. Los refugiados son los dialécticos más perspicaces. Son refugiados como consecuencia del cambio, y su único objeto de estudio es el cambio. Son capaces de deducir grandes acontecimientos a partir de los más mínimos indicios, [...] y tienen ojos agudos para las contradicciones. Viva la dialéctica". Brecht ilustraba así la relación entre discontinuidad existencial y necesidad de metamorfosis, identificando en el sujeto arrancado de su propio sistema de hábitos y certezas al propulsor ideal del cambio político y cultural.



“Un verdadero texto de crisis”, subraya Lino Guanciale, “un verdadero texto generado por un estado de emergencia. Un vivo retrato de los tormentos a los que se ven sometidas las ilusiones de estabilidad de la civilización occidental, sobre todo cuando sirven, consciente o inconscientemente, para esconder bajo la alfombra las miserias y fragilidades de un mundo acostumbrado a despreciar la dialéctica como herramienta para regenerar la democracia. Un texto que tiene mucho que decirnos, creemos, a nosotros, huérfanos del fin de la historia, a quienes la pandemia nos ha entregado la epifanía de una dimensión de la precariedad cuyas raíces, estamos aprendiendo con sorpresa quizá demasiado culpable, son en realidad mucho más profundas de lo que pudiera parecer. Un horizonte problemático sin precedentes, al que debemos responder con las más variadas formas de resistencia estética y cultural que pone a nuestra disposición la complejidad del lenguaje teatral, tal y como sentimos que le sucede al Brecht de esta obra”.

La lectura se acompaña de una partitura de la violinista Renata Lackó, elegida tanto del repertorio clásico europeo como del más brechtiano, así como de los sonidos “errantes” de la tradición yiddish, para significar acústicamente el complejo paisaje existencial y cultural del encuentro entre los dos personajes. Durante sus años de exilio en el norte de Europa, huyendo del poder nazi-fascista que corría imparable hacia su cima expansiva, Brecht atravesó la que probablemente fue la fase más elevada y auténtica de su vocación de poeta y dramaturgo político, en la que escribió algunas de sus obras más conocidas. Son los años, en efecto, de obras como El romance de los Tui, Terror y miseria del Tercer Reich, Madre Coraje y sus hijos, Vida de Galileo, El resistible ascenso de Arthur Ui, El círculo de tiza del Cáucaso: textos en los que la lucha contra las fuerzas inhumanas de la Historia se hace más cruda y eficaz. Diálogos de refugiados, terminado en 1940, es también hijo de esta época: un retrato del desarraigo como topos existencial, un homenaje a la marginalidad como matriz de elevación filosófica y política. En los Diálogos se enfrentan dos voces “suspendidas”, la de un científico y la de un obrero, identificadas con un compendio irónico de la lucha de clases, “el alto” y “el bajo”: dos “hombrecillos” enfrentados a la Historia, pertenecientes a frentes opuestos del conflicto social previo al exilio y unidos ahora por un destino forzosamente errático. Se encuentran por primera vez en una estación, no-lugar simbólico del destino del otro, y se enzarzan casualmente en una primera confrontación sobre la relación, no casual, entre el hombre y su pasaporte. A partir de ese momento, se inicia una espiral dialéctica que les lleva, en días y escenarios diferentes, a tocar las más variadas cuestiones éticas, estéticas y sociales relacionadas con el mundo del que proceden y con lo que se preguntan que puede ser el futuro. Así, alternan comentarios sobre los modelos educativos hegemónicos, observaciones personales sobre la vida en la dimensión de la huida perpetua y comentarios humorísticos sobre la relación entre política y pornografía, críticas a la ideología superhomista dominante y observaciones encaminadas a desenmascarar los defectos sistémicos de un mundo convencido, ebrio de su propia voluntad de poder, de su propio destino de eterno crecimiento. El final no revela un epílogo preciso de sus respectivas biografías, sino que deja abierta cualquier perspectiva, desde la salvación hasta la ruina final, en la estela, sin embargo, de una coincidencia de intenciones, sueños y visiones.

El segundo espectáculo también habla de crisis: se trata de La mia infinita fine del mondo (Mi infinito fin del mundo), un drama de Gabriel Calderón traducido por Teresa Vila, que cuenta con Lino Guanciale en el papel de director, mientras que en el escenario se turnarán Michele Lisi, Paolo Minnielli, Maria Vittoria Scarlattei, Cristiana Tramparulo, Jacopo Trebbi y Giulia Trivero (actores de la compañía estable de Emilia Romagna Teatro). El espectáculo se representa en el Teatro Storchi de Módena del martes 20 de octubre al domingo 1 de noviembre de 2020: siempre a las 21:00 horas, excepto los días 24 (a las 20:00 horas) y 25 (a las 16:00 horas).

Repasando algunos de los apocalipsis pasajeros vividos por el planeta y por la humanidad desde la prehistoria, como erupciones volcánicas y glaciaciones, inundaciones universales y crisis económicas de la era preindustrial, entrelazados con la experiencia de precariedad personal de un pequeño puñado de jóvenes protagonistas, La mia infinita fine del mondo (Mi infinito fin del mundo), obra del dramaturgo uruguayo Calderón, que ya ha trabajado con Emilia Romagna Teatro, pretende restituir un cuadro de posibilidades de relación con la neurosis del fin, poniendo el acento no sólo en la desesperación que inevitablemente conlleva el derrumbe de un mundo, sino en las posibilidades que se abren cada vez que la historia vuelve para enseñarnos que nada dura para siempre.

Es precisamente en la experiencia del fin donde la crisis pandémica mundial ha introducido nuevos elementos de reflexión colectiva, brindando la oportunidad de construir una conciencia generalizada de lo imprevisible de la relación entre el hombre y la naturaleza y de sus consecuencias en la historia tanto institucional como personal. Un hilo rojo une íntimamente el miedo a la catástrofe natural definitiva y el del colapso de nuestra forma de vida, el actual sistema turbo-capitalista y la certeza de haber alcanzado un nivel eternamente estable de bienestar y realización aparece hoy en toda su inconsistencia. Si, por tanto, la actual condición pandémica parece dejar claro que el fin de la historia, identificado por el politólogo Francis Fukuyama con el triunfo post-1989 del bloque occidental y su modelo de desarrollo sobre el oriental-soviético, puede darse por concluido, cabe preguntarse qué escenarios se nos presentan ahora, en este periodo de gran incertidumbre.

Para toda la información sobre horarios, entradas y demás, visite la web de Emilia Romagna Teatro.

Brecht, los refugiados, el fin del mundo: dos espectáculos con Lino Guanciale en Emilia
Brecht, los refugiados, el fin del mundo: dos espectáculos con Lino Guanciale en Emilia


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