Sandro Botticelli, vida y obra del emblemático artista del Renacimiento


Sandro Botticelli es el artista emblemático de principios del Renacimiento florentino. Su vida, su obra y sus obras maestras.

Sandro Botticelli (Alessandro di Mariano di Vanni Filipepi; Florencia, 1445 - 1510) es uno de los artistas emblemáticos del Renacimiento, y en particular del Renacimiento florentino, no sólo por la proverbial belleza de sus diosas y Madonas, sino también por muchas otras razones: fue un hombre de gran cultura (lea más sobresus ilustraciones para la Divina Comediaaquí), fue uno de los pintores más refinados de su tiempo (aunque también fue capaz de pinturas mucho más musculosas que aquellas con las que su nombre se asocia generalmente), fue el artista que quizás más que ningún otro dio forma a los ideales de los filósofos neoplatónicos(lea más sobre el desarrollo del neoplatonismo en la Florencia Medicea aquí), fue el pintor de los Medici por excelencia, pudo demostrar un gran talento probando suerte en una gran variedad de temas (de la pintura mitológica a la escena sacra, del gran retablo al pequeño panel para la devoción privada, del retrato al tondo), y fue también un artista que se encontró viviendo entre dos épocas: los últimos años, los de la crisis religiosa, fueron de hecho los años de la caída de los Medici y del ascenso y posterior caída de Savonarola. Botticelli es un artista símbolo del Renacimiento, por tanto, también porque con él un cierto ideal del arte renacentista alcanza su cima y al mismo tiempo termina su parábola.

La carrera de Botticelli se desarrolló casi por completo en la Florencia de Lorenzo el Magnífico: el artista, de hecho, comenzó a trabajar por su cuenta a partir de 1469, año que coincide con el inicio del señorío del Magnífico, una figura de considerable importancia(lea aquí un estudio en profundidad de diez obras maestras encargadas por él) no sólo a nivel político, sino también cultural, ya que el Magnífico fue un gran mecenas de artistas y hombres de letras, que se reunían en su corte y daban vida a un ferviente círculo de intelectuales (de Marsilio Ficino a Cristoforo Landino, de Pico della Mirandola a Luigi Pulci, de Poliziano a Demetrio Calcondila, pasando por artistas como Pollaiolo, Verrocchio, Ghirlandaio, el propio Botticelli, Filippino Lippi y un jovencísimo Michelangelo Buonarroti). Botticelli vivió, por tanto, el momento más luminoso del Renacimiento florentino: el final del señorío de los Médicis habría supuesto para él una profunda crisis que le habría llevado, en los últimos años de su vida, a cambiar por completo su orientación e incluso a renunciar a su carrera como artista.



Su testigo sólo fue heredado por un pintor importante, Filippino Lippi, un pintor inquieto en el que, sin embargo, aún podía leerse la lección de Botticelli: sin embargo, con la marcha del maestro, ya había terminado una temporada y sus obras cayeron pronto en el olvido. En el momento en que la estrella de Botticelli se apagaba, ya brillaban con fuerza las de artistas como Miguel Ángel, Rafael y Leonardo da Vinci, ya en la cima de sus carreras y capaces de orientar tendencias, gustos e ideas en direcciones muy distintas de aquellas en las que se había movido Botticelli. Quien, sin embargo, sigue siendo uno de los pintores fundamentales del siglo XV.

Supuesto autorretrato de Sandro Botticelli (de la Adoración de los Magos de 1476 en los Uffizi)
Supuesto autorretrato de Sandro Botticelli (de laAdoración de los Magos de 1476 en los Uffizi)

La vida de Sandro Botticelli

Alessandro di Mariano di Vanni Filipepi, más tarde llamado Botticelli quizá por el apodo de su hermano Giovanni (al que llamaban “Botticello” por ser corpulento), nació en 1455 en Florencia, en Via Nuova, hijo de Mariano di Vanni Filipepi, curtidor de pieles de oficio, y de su esposa Smeralda. Fue iniciado en el arte probablemente por su hermano Antonio, orfebre de oficio. En 1459 se convirtió en discípulo de Filippo Lippi, con quien colaboró en los frescos de la catedral de Prato. En 1466, tras la marcha de Filippo Lippi a Spoleto, Sandro se trasladó al taller de Verrocchio y hacia 1467 ejecutó la Madonna della Loggia, una de sus primeras obras conocidas. En 1470 abrió su propio taller y ese mismo año obtuvo su primer encargo público, la figura de la Fortezza para el Tribunale della Mercanzia: ésta es también su primera obra documentada. Dos años más tarde, Filippino, el hijo de 15 años de Filippo Lippi, se convierte en colaborador de Sandro. Ese mismo año, el artista se inscribe en la Compagnia degli Artisti di San Luca. En 1474 ejecutó otra obra pública, unaAdoración de los Magos para el Palazzo Vecchio que se ha perdido. Ese mismo año estuvo en Pisa, donde sustituyó a Benozzo Gozzoli en la dirección de los frescos de Camposanto, pero abandonó el puesto al poco tiempo. Al año siguiente recibió el encargo de realizar los diseños para las incrustaciones de madera del studiolo de Federico da Montefeltro en el Palacio Ducal de Urbino, y hacia el mismo año ejecutó laAdoración de los Magos conservada en los Uffizi.

En 1477, Lorenzo di Pierfrancesco de Médicis le encargó su gran obra maestra, la Primavera. No se sabe cuándo Sandro terminó la obra, quizá hacia 1482. En 1480, la familia Vespucci (la misma familia de la famosa Simonetta Vespucci, a la que a menudo se hace referencia como la musa de Botticelli: sin embargo, esta historia tiene sus raíces en el siglo XIX y no hay pruebas de ello, lea más aquí) le encargó la ejecución del San Agustín para la iglesia de Ognissanti. En 1481, recibió el encargo del Papa Sixto IV de pintar algunas escenas al fresco en la Capilla Sixtina junto con otros grandes artistas de la época: Domenico Ghirlandaio, Cosimo Rosselli, Luca Signorelli y Bartolomeo della Gatta. Hacia 1482 pintó la Madonna del Magnificat conservada en los Uffizi. Hacia 1484 pintó el Nacimiento de Venus.

El clima cambió en Florencia en 1489, año en que comenzaron los sermones de Girolamo Savonarola: Sandro quedó muy impresionado. En 1492 murió Lorenzo el Magnífico: fue el comienzo del declive artístico de Sandro, que entró en una fase de misticismo debido también a los sermones de Savonarola. En este clima, hacia 1495, pinta la Calumnia de Apeles, tras la cual, en 1501, ejecuta su última obra: la Natividad mística, que es también su única obra fechada y firmada. En 1504 formó parte de la comisión que debía deliberar sobre la colocación del David de Miguel Ángel, mientras que en 1505 fue enrolado en la Compagnia di San Luca. Sandro Botticelli murió en Florencia el 17 de mayo de 1510. Está enterrado en la iglesia de Ognissanti.

Sandro Botticelli, Virgen de la Logia (c. 1467; temple sobre tabla, 72 x 50 cm; Florencia, Galería de los Uffizi)
Sandro Botticelli, Virgen de la Logia (c. 1467; temple sobre tabla, 72 x 50 cm; Florencia, Galería de los Uffizi)
Sandro Botticelli, Adoración de los Magos (1476; temple sobre tabla, 111 x 134 cm; Galería de los Uffizi, inv. 1890 n.º 882)
Sandro Botticelli, Adoración de los Magos (1476; temple sobre tabla, 111 x 134 cm; Florencia, Galerías Uffizi)
Sandro Botticelli, Madonna del Magnificat (c. 1483; temple sobre tabla, diámetro 118 cm; Florencia, Galerías Uffizi)
Sandro Botticelli, Madonna del Magnificat (c. 1483; temple sobre tabla, 118 cm de diámetro; Florencia, Galerías Uffizi)
Sandro Botticelli, Primavera (c. 1482; temple sobre tabla, 207 x 319 cm; Florencia, Galería de los Uffizi)
Sandro Botticelli, Primavera (c. 1482; temple sobre tabla, 207 x 319 cm; Florencia, Galería de los Uffizi)
Sandro Botticelli, Nacimiento de Venus (c. 1485; témpera sobre lienzo, 173 x 279 cm; Florencia, Galería de los Uffizi)
Sandro Botticelli, Nacimiento de Venus (c. 1485; temple sobre lienzo, 173 x 279 cm; Florencia, Galería de los Uffizi)

Estilo y principales obras de Sandro Botticelli

La carrera de Sandro Botticelli comenzó bajo la influencia de sus maestros, sobre todo Filippo Lippi y Verrocchio, como se aprecia en la Madonna della Loggia, una de sus primeras obras conocidas. De la lección de Filippo Lippi proceden la gracia, el lirismo y el gusto por el contorno marcado: son elementos que Botticelli reelabora, reinterpreta y convierte en verdaderas “marcas” de su pintura. En la Madonna de la Loggia se advierten también sugerencias derivadas de la lección de Verrocchio, en particular la representación realista de ciertos detalles, como los adornos de los ropajes y la arquitectura: el arte de Verrocchio era uno de los más naturalistas de la Florencia de la época y se basaba en una representación vibrante, realista (término que evidentemente hay que ponderar en función de la época) y atenta a los detalles.

Incluso antes de dedicarse a la pintura mitológica por la que es universalmente conocido, Botticelli destacó de hecho en el arte religioso. LaAdoración de los Magos conservada en los Uffizi, obra maestra de hacia 1475 encargada por el banquero Gaspare Zanobi del Lama, y en la que también puede distinguirse un probable autorretrato de Sandro Botticelli (el joven rubio de la derecha, vestido de oro), es el cuadro con el que el pintor se ganó definitivamente los favores de los Médicis (el mecenas formaba parte delséquito de los Médicis). De hecho, es una obra que pone de relieve el papel, el prestigio y el poder del señorío y de la familia que lo gobernaba (en la procesión de los Reyes Magos, de hecho, Botticelli también incluye retratos de algunos miembros de la familia Médicis). También son famosas las Madonnas de Sandro Botticelli, y en este sentido uno de los mejores y más célebres ejemplos es la Madonna del Magnificat, también en los Uffizi (toma su nombre del himno, el Magnificat, que la Madonna está escribiendo en el libro que le entregan los dos ángeles). Nótese el detalle del Niño Jesús colocando su brazo sobre el de su madre para guiarla en su escritura, para hacerla aún más partícipe de esta unión con la divinidad. Se trata de un tondo de gran elegancia, belleza y refinamiento, que ya tuvo un gran éxito en la época: Los graciosos rostros de las figuras, la expresión contemplativa del Niño Jesús, la de la Virgen absorta en la escritura del incipit del Magnificat, la riqueza y finura de la decoración de los ropajes, la corona, los oros, la caligrafía con la que está escrito el himno, el paisaje tras las figuras, el hábil uso del contorno, los preciosos colores denotan, así como la perseverancia de la lección de Lippesca, la elegancia y meticulosidad del artista en perfilar cada detalle. Es, además, una de las primeras obras en las que el artista comienza a dar muestras de la crisis mística que más tarde le abrumaría tras la caída de los Médicis.

Sin embargo, el nombre de Botticelli se asocia principalmente al Nacimiento de Venus y a la Primavera. La Primavera, la más antigua de las dos (fue encargada a Botticelli en 1477 por Lorenzo di Pierfrancesco de Medici, primo del Magnífico), presenta varios personajes que, según la identificación tradicional (aunque no aceptada humanísticamente):lea aquí un estudio en profundidad sobre una reciente propuesta alternativa) son, desde la izquierda, Mercurio, las tres Gracias, Venus y Cupido, el viento Céfiro, la ninfa Cloris y, por último, Flora, es decir, Cloris transformada tras su unión con Céfiro (Flora es la personificación de la propia Primavera), todo ello ambientado en un exuberante jardín en el que los expertos botánicos han identificado unas doscientasespecies vegetales diferentes(lea aquí un estudio en profundidad sobre las especies vegetales de la Primavera). El cuadro representa el reino de Venus, descrito a partir de un programa iconográfico quizá elaborado por Poliziano sobre la base de textos de autores clásicos, sobre todo Horacio y Ovidio. Sandro Botticelli formaba parte, de hecho, de un círculo de intelectuales activos en la corte del Magnífico, que abarcaban diversos campos, desde el arte a la literatura pasando por la filosofía, y que estaban unidos por ideales neoplatónicos. En una carta escrita al comisario de la Primavera, el filósofo Marsilio Ficino le recomendaba inspirarse en Venus, encarnación del ideal de Humanitas en el que se basa todo humanismo. Esta interpretación, formulada por Ernst Gombrich, atribuiría al cuadro una finalidad pedagógica, ya que Lorenzo di Pierfrancesco tenía catorce años en el momento del encargo, y explicaría también las demás figuras porque Venus-Humanitas eleva al hombre desde los sentidos, simbolizados por el trío de la derecha, para conducirlo a la contemplación, simbolizada por Mercurio, a través de la razón, es decir, las tres Gracias. Por el contrario, según Charles Dempsey, la primavera no representaría otra cosa que la propia estación: Céfiro, Cloris y Flora simbolizan el mes de marzo, Venus, Cupido y las Gracias el mes de abril y Mercurio el mes de mayo. Otros estudiosos plantean también la hipótesis de que la primavera simboliza la pax medicea: en aquella época, Florencia vivía una época de paz, y el sueño de los Médicis era defenderla el mayor tiempo posible. Por último, según Erwin Panofsky, el cuadro podría ser una alegoría del amor espiritual, mientras que, por el contrario, el Nacimiento de Venus es, según el mismo estudioso, un símbolo delamor terrenal.

El Nacimiento de Venus data posiblemente de 1484 y también fue ejecutado para Lorenzo di Pierfrancesco de’ Medici: aunque la obra se conoce universalmente como el “Nacimiento” de Venus, lo que vemos no es el nacimiento de la diosa en sentido estricto, sino más bien la llegada a la isla de Chipre, sagrada para la diosa, tras su nacimiento. Una vez más, el tema se inspira en las Metamorfosis de Ovidio y en una versión moderna, probablemente sugerida por Poliziano. Al igual que la Primavera, el Nacimiento de Venus es un cuadro de fecha incierta y cuyo significado se nos escapa: por ello ha sido objeto de diversas interpretaciones. Según Panofsky, el cuadro representaría el amor terrenal: Venus, desnuda, está en el centro de la composición en la pose de la Venus pudica (por tanto, una referencia clásica) y de pie sobre la concha, mientras que a la izquierda Céfiro y Cloris llegan bajo una lluvia de rosas llevadas por el viento primaveral, mientras que la figura de la derecha, la que entrega el hermoso manto con flores a la diosa, es una de las Horas, personificación de las estaciones según la mitología griega, y en particular ésta sería la Primavera. Como en el caso de la Primavera, Venus podría seguir aludiendo al ideal de la Humanitas y hacerse eco así de la filosofía de Marsilio Ficino: en particular, la desnudez de la diosa remitiría a la pureza del alma. Algunos especulan que, en su lugar, Sandro Botticelli quiso reproducir Venus Anadiomene (“nacida del mar”, un atributo de la diosa), una obra de la Antigüedad clásica ejecutada por el pintor griego Apeles. Una interpretación cristiana ve en el cuadro el nacimiento del alma del agua del bautismo. Y también hay quien ha leído el Nacimiento de Venus como una representación del amor, con la pasión, la sensualidad y el erotismo simbolizados por la pareja de la izquierda y la castidad simbolizada por la Ora que quiere proteger la desnudez de la diosa, que a su vez encarna tanto la sensualidad como la castidad, ya que está desnuda pero al mismo tiempo se cubre el pubis. El Nacimiento de Venus es, además, uno de los pocos cuadros de Sandro Botticelli realizados sobre lienzo en lugar de tabla, el soporte más utilizado en el siglo XV.

El clima de tensión que recorrió Florencia tras la caída de los Médicis se refleja en una obra alegórica conservada en los Uffizi, la Calumnia de Apeles, aunque no se sabe a quién se refiere exactamente, es decir, no se sabe quién es el calumniador: algunos piensan que podría ser el propio Botticelli, otros que podría ser uno de sus amigos, pero en cualquier caso podría tratarse de una pintura originada en el contexto político de la Florencia de Savonarola. Apeles, un pintor que, según la tradición, representó la Calumnia en términos que más tarde retomaría Botticelli, fue supuestamente calumniado y respondió a sus calumniadores realizando un cuadro alegórico. Para crear el cuadro, Botticelli se basó en fuentes escritas y reconstrucciones, en particular una descripción de Leon Battista Alberti en su De Pictura, descripción a su vez tomada del autor griego Luciano. Botticelli sigue fielmente la historia: empezando por la derecha, el rey, habitualmente identificado como el rey Midas, es representado en el trono con orejas de asno, atributo que subraya su ignorancia. Las dos figuras femeninas que susurran al oído del rey son la Ignorancia y la Sospecha, mientras que el calumniador es el joven que es arrastrado por los cabellos por la figura femenina que sostiene una antorcha en la mano izquierda: esta última es la Calumnia, y la antorcha podría ser tanto un símbolo de su furia como del falso amor a la verdad. Las figuras que peinan el cabello de Calumnia son Fraude e Insidia, lo que significa que en apariencia Calumnia parece decir la verdad porque tiene buen aspecto. El hombre feo y harapiento que la coge de la mano y pide al rey que la escuche es Livor, que por tanto guía a Calumny. El Remordimiento (también identificado por otros como Penitencia) es representado como una anciana oculta bajo largas y gastadas túnicas blancas y negras, que mira a la Verdad, desnuda, mirando hacia el cielo como si quisiera decir que es de allí de donde vendrá la justicia. Se trata de una obra altamente simbólica, llena de citas clásicas (estatuas y relieves que podrían incluso aludir irónicamente a escenas de justicia), caracterizada por un acentuado dinamismo y una cierta tensión: es un cuadro que marca una clara división entre el Botticelli “mediceo”, por así decirlo, y el Botticelli de su madurez tardía.

La obra emblemática del Botticelli tardío es la Natividad mística, fechada en 1501 (es la única obra fechada y firmada de Botticelli), conservada en la National Gallery de Londres. La fecha y la firma figuran en la inscripción en griego que acompaña al cuadro y alude también a los acontecimientos de aquellos años, incluida una referencia explícita alApocalipsis de San Juan. El cuadro es quizá una alegoría de la paz, a la que aluden también las ramas de olivo que sostienen los ángeles en vuelo, establecida por el advenimiento de Cristo a la tierra. Se trata de una obra fundamental porque es el manifiesto pictórico de esta fase de la carrera de Botticelli: un cuadro que es portador de todas sus angustias debido a la influencia que ejercen sobre él los sermones de Savonarola, un cuadro que también manifiesta cierto arcaísmo (la Madonna, por ejemplo, es más grande que las demás figuras, de manera irreal: un modo típico de representación jerárquica en la pintura medieval). Es un cuadro impregnado de misticismo e inquietud, obra de un pintor cuya carrera se encaminaba ya hacia el declive, en un momento en que otros grandes artistas, como Leonardo y Miguel Ángel, empezaban a consolidarse.

Sandro Botticelli, La calumnia de Apeles (1494-1495; temple sobre tabla, 62 x 91 cm; Florencia, Galerías Uffizi)
Sandro Botticelli, La calumnia de Apeles (1494-1495; temple sobre tabla, 62 x 91 cm; Florencia, Galerías Uffizi)
Sandro Botticelli, Lamentación por Cristo muerto (c. 1495; temple sobre tabla, 107 x 71 cm; Milán, Museo Poldi Pezzoli)
Sandro Botticelli, Lamentación por Cristo muerto (c. 1495; temple sobre tabla, 107 x 71 cm; Milán, Museo Poldi Pezzoli)
Sandro Botticelli, Natividad mística (1501; temple sobre lienzo, 109 x 75 cm; Londres, National Gallery)
Sandro Botticelli, Natividad mística (1501; temple sobre lienzo, 109 x 75 cm; Londres, National Gallery)

Dónde ver las obras de Sandro Botticelli

Para conocer el arte de Sandro Botticelli es imprescindible ir a Florencia, donde se encuentran sus mayores obras maestras. Las más conocidas se encuentran en los Uffizi, donde se pueden contemplar el Nacimiento de Venus, la Primavera, la Virgen del Magníficat, la Virgen de la Logia, laAdoración de los Magos, Palas y el Centauro, la Fortaleza, el Retorno de Judit a Betulia y varias más. Obras como la Virgen juvenil y el Niño con dos ángeles y Juan Bautista y la Virgen del Mar pueden admirarse en la Galería de la Academia, mientras que enel Palacio Pitti se conservan el Retrato de un joven y el Retrato de una joven, y también en Florencia puede verse el San Agustín en su estudio de la iglesia de Ognissanti. Otros museos italianos que conservan obras de Botticelli son los Museos del Palacio Farnesio de Vicenza (el tondo con la Virgen con el Niño y San Juan Bautista), la Academia Carrara de Bérgamo (el Retrato de Giuliano de’ Medici), el Museo Poldi Pezzoli de Milán (la Virgen del Libro y la Lamentación sobre Cristo muerto, esta última entre las obras fundamentales del Botticelli tardío), y la Pinacoteca Ambrosiana de Milán (la Virgen del Pabellón).

No todo el mundo sabe que Sandro Botticelli también pintó al fresco la Capilla Sixtina: donde normalmente se va a ver a Miguel Ángel, también se pueden admirar, en las paredes laterales, tres escenas de Botticelli, a saber, las Pruebas de Moisés, el Castigo de los rebeldes y las Pruebas de Cristo. En el extranjero, los museos que conservan obras de Botticelli son la National Gallery of Art de Washington, la Gemäldegalerie de Berlín, la National Gallery de Londres (donde hay dos obras maestras, Venus y Marte y el Nacimiento místico), el Prado de Madrid (donde se encuentran tres de los cuatro episodios de la historia de Nastagio degli Onesti), el Louvre, el Museo de Arte de Filadelfia, el Museo Isabella Stewart Gardner, el Rijksmuseum de Ámsterdam, el Hermitage de San Petersburgo y el Museo de Arte Fogg (la Crucifixión simbólica).

Sandro Botticelli, vida y obra del emblemático artista del Renacimiento
Sandro Botticelli, vida y obra del emblemático artista del Renacimiento


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