Mimmo Rotella (Catanzaro, 1918 - Milán, 2006) fue uno de los artistas italianos más activos dentro del movimiento Nouveau Réalisme que se desarrolló en la década de 1960. Para enmarcar su arte, es necesario observar el panorama artístico de los años 50, cuando el progreso se percibía negativa y positivamente, según escenarios muy diferentes. Así pues, los años cincuenta son testigos de un retorno al objeto, un interés declinado por las distintas corrientes. En Inglaterra, la figura humana se deforma (esto se observa, por ejemplo, en el arte de Francis Bacon, Lucian Freud, Henry Moore): esto se debe a que, tras la Segunda Guerra Mundial, los artistas mencionados se encuentran sumidos en el abatimiento, invadidos por una sensación de vacío y no pueden ver en el progreso una solución. Por el contrario, un retorno al objeto, en sentido positivo, tiene lugar con el Nouveau Réalisme: en los años cincuenta, los artistas que se adhieren a él perciben en el progreso la posibilidad de una experimentación más avanzada, aunque también se centran en el objeto como los británicos.
La atención se centra en la sociedad consumista y en los medios de promoción del producto (mediante el estudio de las técnicas de marketing, a través de eficaces carteles publicitarios). Los artistas ya no son ajenos a su público, sino que quieren involucrar al espectador, haciéndole partícipe del proceso creativo que lleva al artista a realizar su obra. La principal figura del arte italiano de estos años es Piero Manzoni, creador de múltiples provocaciones artísticas (las noventa cajas de Merda d’artista son un ejemplo). La atención a los objetos cotidianos y la apertura del arte a los diversos aspectos de la vida son conceptos sobre los que trabajó el Nuevo Dad á americano (el propio Manzoni es considerado por algunos un Nuevo Dadá), pero antes lo hizo el francés Marchel Duchamp con sus ready-mades ya en la década de 1910. A partir de estas experiencias se desarrolló el Nouveau Réalisme, un movimiento formado por personalidades heterogéneas, unidas por el deseo de reapropiarse de la dimensión real. Los artistas que se adhieren a él están encabezados por el crítico Paul Restany, a quien se debe también el nombre del movimiento; Mimmo Rotella se une en 1961, junto con Yves Klein, Arman, Daniel Spoerri, Jean Tinguely y unos años más tarde César, Niki de Saint-Phalle y Christo. El movimiento se desarrolla paralelamente a la experiencia del Nuevo Dadá americano, aportando una ola de novedad al panorama mundial del arte contemporáneo.
Mimmo Rotella en 1975 |
Mimmo Rotella nació en Catanzaro, el 7 de octubre de 1918, en el seno de una familia de clase media. Tras graduarse, se alistó en el ejército, del que fue licenciado en 1943. Se matriculó en la Academia de Bellas Artes de Nápoles, donde se graduó en 1944. Al año siguiente, 1945, viajó a Roma, donde permaneció hasta 1950; allí conoció a los artistas de la vanguardia italiana. Gracias a varias colaboraciones con galerías romanas, como La Tartaruga, de Plinio De Martiis, y La Salita, de Gian Tomaso Liverani, alcanzó notoriedad ya en la década de 1950. A lo largo de su carrera, Rotella colaboró con artistas no sólo italianos, sino también estadounidenses y franceses, lo que le permitió llevar su arte por todo el mundo.
En 1951, organizó su primera exposición personal en la Galería Chiurazzi, también en Roma; ese mismo año, ganó una beca que le permitió volar a Estados Unidos, donde asistió a la Universidad de Kansas City; aquí realizó algunas obras importantes, como el gran mural para el Departamento de Física y Geología de la Universidad, además de exponer en la Galería Nelson: un año afortunado, seguido, sin embargo, de una crisis para el artista, que ya había regresado a Roma en 1953. En 1953, experimenta con sus primeros décollages, carteles arrancados de las paredes y desgarrados de nuevo en el estudio. En los años siguientes, expuso siempre en la capital y en 1957 celebró una exposición individual en Milán, en la Galleria del Naviglio. La nueva técnica empezó a ser muy apreciada por críticos y galeristas, lo que dio al artista la oportunidad de exponer en muestras colectivas e individuales. Su fama creció paralelamente; sus obras llegaron a Zúrich, Londres, Venecia, Nueva York y de nuevo, en 1959, a Tokio, Lima, México y Eslovenia. La adhesión al Nouveau Réalisme en 1961 también llevó al artista a exponer en el panorama francés. Su participación en el Festival de Niza en la presentación del grupo fue memorable: unos años más tarde, en 1964, se trasladó a París. Nació el Mec-Art, un proceso en el que el artista proyectaba negativos de imágenes sobre lienzo. Participó en la XXXII Bienal de Venecia, donde tuvo el honor de contar con una sala exclusiva para sus obras. La culminación del Mec-Art fue la serie Artypo de 1965, término acuñado a partir de las palabras art y typographie.
En 1967 viajó a Nueva York, como invitado de los artistas Christo y Jeanne Claude(lea más sobre estos dos grandes artistas aquí), donde conoció a Andy Warhol, máximo exponente del Pop Art, movimiento de cultura de masas que se originó en Inglaterra en la década de 1950 y llegó a América en la de 1960. Rotella, que ya lo conoce, queda fascinado por las técnicas de manipulación y deformación de la imagen utilizadas por Warhol. En la década siguiente sigue exponiendo con los artistas del Nouveau Réalisme, en Milán, y en 1972 publica Autorotella. Autobiografía de un artista. Al año siguiente, Tommaso Trini escribió una monografía sobre su arte, en la que intentaba explicar las numerosas técnicas que utilizaba. En 1978 participó de nuevo en la Bienal de Venecia, donde siguió exponiendo sus obras de Mec-Art. En los años ochenta, cuando se trasladó a Milán, se dedicó a la serie de los espacios en blanco y a retratar a personalidades del cine y de la moda, un mundo nuevo este último, pero que le permitió realizar una exposición en Londres, en el Victoria and Albert Museum. Siguió exponiendo en el Castello di Rivoli, en Sicilia, en París y en 1986 estuvo en La Habana con motivo de la Bienal. En 1988 estuvo en Moscú, donde conoció a su futura esposa, Inna Agarounova; un matrimonio feliz, que vio nacer a su hija, Aghnessa, en 1993. Rotella, incansable, siguió exponiendo en París, Nueva York, Los Ángeles, Milán y Ferrara. En 2001 se creó la Fundación Mimmo Rotella y en 2002 volvió a exponer en la Bienal de Venecia, comisariada por el historiador del arte y comisario de exposiciones suizo Harald Szeemann.
A pesar de los numerosos galardones que recibió -dos títulos honoríficos, la Medalla de Oro de las Artes Plásticas, la Medalla de Oro de las Artes y la Arquitectura-, el artista siguió experimentando con nuevas técnicas, materializadas en la serie Nuevos Iconos, a la que siguió la inauguración de la exposición en la Academia de Bellas Artes de Pekín. El artista falleció el 8 de enero de 2006 en Milán, dejando tras de sí un legado de obras repartidas por todo el mundo. Con motivo del centenario de la muerte del artista en 2018, Italia le rindió homenaje a través de dos iniciativas: el Ayuntamiento de Catanzaro, recuperó la Casa de la Memoria para montar la exposición Mimmo Rotella en la Ciudad. En Roma, en la Galería Nacional de Arte Moderno, se organizó una retrospectiva monográfica, con más de ciento sesenta obras, recorriendo las principales técnicas utilizadas por el artista.
Mimmo Rotella, Marilyn (1962; décollage sobre lienzo, 133x94 cm; colección particular) |
Manifiesto de Mimmo Rotella, vista de la exposición en la Galería Nacional de Arte Moderno y Contemporáneo, Roma, 2018 (Ph.Credit Giorgio Benni) |
Rotella experimentó con muchas técnicas en su carrera artística, pero para llegar a su última serie (los Nuevos Iconos) su investigación comenzó estudiando a los grandes maestros del siglo XX. En los primeros años de su carrera, utilizó técnicas pictóricas tradicionales, inspirándose en el cubismo, el futurismo y el abstraccionismo de Vasily Kandinsky, hasta llegar a un estilo abstracto-geométrico. A medida que fue adquiriendo conciencia, su interés se fue acercando a la gráfica publicitaria, alineándose finalmente con las investigaciones del Pop Art americano. La galería romana La Tartaruga, además de haber apoyado a Rotella desde el principio, es la primera que expone los famosos décollages, una de sus primeras series. Para crearlos, el artista despega literalmente trozos de carteles colgados en las paredes de la ciudad y luego los pega en lienzos. El resultado son composiciones fragmentadas, rotas, como nuestro imaginario colectivo. La sociedad de consumo está constantemente bombardeada por imágenes publicitarias (no sólo) y la obra también quiere hacernos reflexionar sobre este concepto. Con los décollages Rotella hace una recuperación del cartel publicitario, frente a la sociedad de consumo. En 1958 pasó a los décollages figurativos, retratando los rostros de algunas estrellas de cine, que se han convertido en auténticos iconos.
Uno de sus décollages más conocidos es el de Marilyn, la diva de Hollywood, un icono de belleza bajo el que se esconde una personalidad frágil, sometida constantemente a un proceso de violencia mediática. En 1963, prosigue su experimentación técnica, realizando reportajes o reportajes fotográficos, orientados hacia la dimensión del retrato o a través de figuras políticas, interés que se mantiene hasta finales de los años setenta. Otra técnica es la utilizada para la serie artypos, en la que el artista convierte los desechos de producción, es decir, las pruebas para carteles, en obras de arte. De la reutilización de impresiones fallidas pasa a la manipulación de la propia imagen: es la época de los frottages, obras de reproducción de objetos mediante el calco del propio objeto en una hoja de papel. En 1980, llega a los frottages, la técnica del recubrimiento (Rotella toma un cartel y pega sobre él hojas monocromas).Hacia el final de su carrera, Rotella experimenta también con estructuras híbridas, un camino intermedio entre escultura/arquitectura, fijando carteles publicitarios sobre chapas plegadas.
Paralelamente a su producción artística, Rotella compuso poemas fonéticos, elaborando en 1949 el Manifiesto del Epistaltismo, hijo de los manifiestos futuristas de Tommaso Marinetti. También es interesante en su trayectoria la armoniosa relación entre arte y música, un imaginario al que siempre recurre.
Mimmo Rotella, Hal (1971; artypo, 137 x 97cm) |
Mimmo Rotella, El último rey de reyes (1961; décollage sobre lienzo, carteles, cola, 130 × 97 cm; colección ahlers) |
Las obras de Rotella están repartidas por todo el mundo. En el panorama italiano, la Fundación Mimmo Rotella representa sin duda un punto de referencia para la catalogación y difusión de la vida y la obra del artista. El Museo del Novecento de Milán alberga la obra Decisioni al tramonto, de 1961. Todavía en Italia, para ver algunas de sus obras, hay que ir a: la Galleria d’Arte Moderna e Contemporanea de Roma, donde se encuentra Up Tempo de 1957; el MART de Trento y Rovereto; y la Colección Peggy Guggenheim de Venecia.
Las obras de Rotella se exponen en todos los museos más importantes dedicados al arte contemporáneo.
Incluso en el extranjero hay muchas oportunidades de encontrarse con sus obras, precisamente porque expone en casi todas las grandes instituciones de vanguardia. Por citar algunas, el Centro Pompidou de París, el Museo Solomon Guggenheim y el Museo de Arte de Nueva York, la National Gallery de Washington, la Tate Modern de Londres, Ámsterdam, Lisboa y Buenos Aires.
Mimmo Rotella, arte y obras del exponente del Nouveau Réalisme |
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