Luigi Ontani (Vergato, 1943) es un pintor, escultor y fotógrafo que constituye una de las figuras más destacadas del arte italiano de la segunda mitad del siglo XX. Ontani siempre ha tenido un enfoque completamente libre de su arte, libre de toda convención y limitación. De hecho, dominó diferentes técnicas y con los años también aprendió a trabajar con distintos materiales, convencido de que el arte debe ser un momento de juego y entretenimiento y, por tanto, no debe tomarse muy en serio a sí mismo.
Partiendo de este concepto, Ontani suele utilizar colores muy vivos, como recuerdo del juego y la infancia, y se convierte en protagonista de sus obras disfrazándose, a menudo incluso de personajes ilustres de la mitología o la literatura, famosas son de hecho sus personificaciones de Dante, Pinocho, Leda y el cisne y muchos otros, creando “tableux vivants”. Con el tiempo, Ontani también muestra interés por los conceptos de patrón y repetición gestual, que investiga en algunos vídeos realizados con cámaras de aficionado. Además, va más allá delhappening, que termina en el momento en que finaliza la actuación, por lo que prefiere la fotografía, que cristaliza su gesto artístico en el tiempo.
Luigi Ontani nació el 24 de noviembre de 1943 en Vergato, una pequeña ciudad cerca de Bolonia, durante la Segunda Guerra Mundial, y cuenta que vivió el desplazamiento de su hogar cuando era niño. En los años sesenta se trasladó a Turín para hacer el servicio militar. Una vez en la ciudad, en su tiempo libre empezó a frecuentar los museos y galerías de arte contemporáneo más vanguardistas, como la galería Il Punto, y conoció a galeristas y artistas emergentes de la talla de Carla Accardi, Mario Merz y Gruppo Zero.
Entretanto, Ontani comenzó a interesarse por la literatura contemporánea, en particular por los poemas de Guillaume Apollinaire y los escritos de Luigi Pirandello, que le fascinaban por su sentido de la aventura, su apelación a lo exótico y por los elementos de transgresión compatibles con sus inclinaciones y, sobre todo, con sus personales intenciones artísticas. Tras completar su interludio en Turín, Ontani regresó a Vergato en 1965, pintando con diversas técnicas que primero estudió como autodidacta y luego asistió a un curso gratuito de desnudo en la Accademia delle Belle Arti de Bolonia. Fue en Bolonia donde celebró su primera exposición personal, en 1967 en la Galleria San Petronio. En 1970 se trasladó a Roma y el animado ambiente cultural de la capital le llevó a ampliar aún más sus experimentos.
En 1972 fue invitado a participar por primera vez en la Bienal de Venecia, donde volvería a exponer varias veces hasta 2003. Recibió varios premios internacionales importantes y, en 1977, expuso sus obras en Nueva York, en la Sonnabend Gallery. Posteriormente, participó en varias exposiciones en París, Londres, Bruselas, Zúrich, Múnich, Amberes, Belgrado y de nuevo en Estados Unidos. Mientras tanto, la fascinación de Ontani por lo exótico y lo oriental culmina con su primer viaje a la India, durante el cual conoce y forja estrechas relaciones con varios fotógrafos. Continúa sus exploraciones hasta Indonesia, quedando encantado por la isla de Bali y regresando de esta experiencia con varios elementos inspiradores para su arte, como las máscaras.
Como sigue viajando entre Oriente y Occidente, en la década de 1990 Ontani es considerado internacionalmente uno de los artistas italianos más importantes. Sigue exponiendo sus obras en importantes museos de todo el mundo, como el Museo Guggenheim de Nueva York, el Centro Pompidou de París o el Reina Sofía de Madrid, además de participar en numerosas bienales, no sólo en Venecia, sino también en Sydney y Lyon.
Luigi Ontani es un artista peculiar que siempre ha preferido moverse en terrenos inconformistas. Desde el principio, ha llevado a cabo razonamientos e investigaciones sobre ciertos contrastes ideológicos típicos del siglo XX, es decir, la unión entre lo sagrado y lo profano, entre la mitología y la fábula, entre la cultura oriental y la occidental... Básicamente, Ontani cree que el arte es siempre un momento de diversión y evasión de lo ordinario, por lo que su enfoque es a menudo lúdico y, sobre todo, libre de cualquier convención. De hecho, utiliza diversas técnicas, prefiere objetos e imágenes que a menudo carecen de sentido, y se convierte directamente en un medio artístico al fotografiarse llevando máscaras o haciéndose pasar por personajes, cruzando así la frontera entre el arte y el artista.
En los años 60 empezó a crear sus primeras obras, una especie de “ready-made” realizado con materiales encontrados en la fábrica de Maccaferri donde trabajaba. Tomó un pedal de arranque de coche y le conectó una lámpara celestial mediante un cable eléctrico, bautizando la obra con el nombre de Ángel de la Guarda de Pedal . Expuso esta primera obra en el Palazzo dei Diamanti de Ferrara y, más tarde, en la galería Luciano Inga Pin de Milán. A continuación realizó otro ready-made muy similar utilizando bombillas de colores como la tricolor italiana.
A continuación, en 1965, empezó a producir lo que denominó “Objetos pleonásticos”, llamados así precisamente porque, como su nombre indica, son objetos superfluos que no tienen un uso específico. Se trataba de moldes de objetos cotidianos fabricados con escayola, un tipo especial de yeso que suele utilizarse en la construcción. Los moldes, una vez secos, se pintaban con témperas de vivos colores, que recordaban al mundo de la infancia, y Ontani los utilizaba como si fueran talismanes, a menudo llevándolos sobre el cuerpo o colgándolos de los árboles. Con estos objetos, Ontani quería dar una visión de la escultura que no debía tomarse en serio a sí misma, alejada tanto de la solemnidad de las grandes estatuas como del diseño, de forma deliberadamente amateur.
Como se menciona en la biografía, Ontani dominaba libremente diferentes materiales y técnicas. De hecho, todavía en los años sesenta, creó esculturas en cartón ondulado y gomaespuma, que colgaba en suspensión en una sala llamada “Sala de los Símiles”. Además, a menudo probó suerte con la fotografía, fascinado por la posibilidad que le brindaba esta técnica de cristalizar en el tiempo el gesto realizado por el artista, superando la elusividad de los happenings realizados por muchos de sus contemporáneos.
Las fotografías de Ontani tienen ciertos elementos en común en el sentido de que el protagonista es siempre el propio artista, que asume el papel de grandes figuras históricas, mitológicas o literarias. Además, se inclina por dos formatos: la miniatura o la gigantografía. Una gigantografía famosa es Leda y el cisne (1975), en la que se exaltala androginia, otro de los temas favoritos del artista. En esta escena, el propio Ontani retrata a Leda, el personaje mitológico que se unió a Zeus transformado en cisne, mientras besa el pico de un cisne real y viste cortinas de tres colores: rosa (que representa lo femenino), azul (que representa lo masculino) y amarillo (que representa la androginia).Una de las primeras obras fotográficas de Ontani fue Ange Infidèle (1969), que resulta ser el primero de sus famosos “tableux vivants” , en los que el protagonista es él mismo, para exaltar el concepto de narcisismo. Estos tableux vivants, 30 en total, consistían en recrear una escena determinada con actores disfrazados que permanecían en la pose preestablecida sin moverse ni hablar en ningún momento, como si formaran parte de un cuadro. Basaban su naturaleza precisamente en el concepto de inmovilidad, “como si fueran apariciones”, en palabras del propio artista, siempre presentes en primera persona bajo la apariencia de diversos personajes famosos, entre ellos Pinocho, Dante, San Sebastián y Baco.
A finales de los años sesenta, sin embargo, el artista ya había explorado el formato vídeo, utilizando cámaras del modelo “Super 8 milímetros” para filmarse a sí mismo en el acto de realizar gestos repetidos, abordando esta técnica con un interés centrado en el ritual y la mecánica de los patrones. En la década de 1970, sus viajes por Indonesia le llevaron a cultivar la fascinación y el razonamiento sobre la máscara, que de ser un objeto para llevar sobre uno mismo se convirtió en un medio para representar el viaje y los diferentes grupos étnicos. También se dedicó durante estos años a lo que llamó “híbridos”, una síntesis de la expresión “hibridación de ídolos”, es decir, el calco de esculturas existentes con materiales diferentes del original. Las realizó en papel maché, cerámica, madera, vidrio y técnicas mixtas. Mientras tanto, su producción, con la llegada de los años 80, vira cada vez más hacia una dimensión onírica y surrealista, combinada con un sincero interés por la artesanía. De hecho, de esta época datan algunos cuadros con figuras muy esbeltas tomadas de la mitología. Es interesante destacar que Ontani siguió acercándose en estos años a nuevas técnicas manuales, lo que le permitió crear distintas variantes sobre temas y asuntos recurrentes.
Las obras de los años noventa se refieren sobre todo a la porcelana. De hecho, en este periodo inicia una fructífera colaboración con la Bottega Gatti de Davide Servadei en Faenza, que da lugar a las llamadas ErmEstEtiche, una serie de estatuas en cerámica pintada y oro puro. Entre ellas figura SanSebastianSagittariO , que retoma el personaje de San Sebastián, ya encarnado varias veces por Ontani, que se convierte en símbolo de la vocación artística, por la que el mártir religioso se sacrificó por su fe, y sacrificó por su fe, y del mismo modo el arte lo hace por el ideal, y Sganontano, que representa a Sganapinio, la máscara típica del carnaval de Bolonia creada en 1877 por el titiritero y actor dialectal Augusto Galli. El nombre del personaje deriva de la expresión dialectal “sganappar”, que indica la acción de comer rápidamente una gran cantidad de comida, pero en este caso Ontani inserta en la estatua varias referencias al cantautor Lucio Dalla: detrás de la cabeza hay un halo, que en realidad es un disco de oro, el pelo recuerda a una petaca de vino, que se encuentra en las tabernas que solía frecuentar Dalla, una pierna se transforma en una pata de lobo, clara referencia al éxito Attenti al lupo, y por último hay varios símbolos de Bolonia, como los tortellini que sustituyen a los botones de su chaqueta y el calcetín con los colores rojo y azul del escudo de la ciudad.
Entre las obras más recientes de Ontani figuran las vidrieras del Palazzo dei Capitani della Montagna de Vergato, creadas en 1998, en las que representa las edades del hombre, las estaciones y los elementos, y una gran estatua titulada NapoLeonCentAurOntano (c. 2003). La estatua, realizada en cerámica y de unos seis quintales de peso, representa al estadista francés en una versión mitad hombre, mitad caballo, mientras descansa sobre una base con la forma de la isla de Elba. Por último, la última experimentación de Ontani se refiere a los mosaicos, para los que colaboró con el mosaiquista Costantino Buccolieri para un panel colocado en la estación Materdei del metro de Nápoles.
En el ayuntamiento de Vergato, la ciudad natal de Ontani, se ha instalado el “Museo Ontani” con diversas obras donadas por el propio artista. Aquí es posible admirar la ErmEstEtica, varias fotografías de los Tableuax Vivants, algunas estatuas entre las que destaca AlnusThaiAurea Siam, “el aliso con máscaras”, colocada justo en el centro de la sala; y una obra en tinta y acuarela titulada GaneshDafne gaio, Giove et Ganimede, Gallo e Alloro col gorilla goloso dell’uovo d’oro.
En la sala del consejo del municipio de Vergato, en la planta superior al “Museo Ontani”, también pueden visitarse las vidrieras que representan las edades del hombre, las estaciones y los elementos creadas en 1998, mencionadas anteriormente.
Otras obras de Ontani se encuentran en el MART - Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Trento y Rovereto, concretamente la fotografía Tre gladioli d’Adone tentazione (1972), las pinturas Pteros Temple (1985) y Angeliko man Kauffmann caffé (1980-86) y la escultura Arlemarlecchino (1991-94).
Luigi Ontani, el arte como juego y diversión. Vida, obra, estilo |
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