Land Art: nacimiento, evolución, principales artistas


El Land Art es una forma de arte contemporáneo que escapa a los límites de los museos para expresarse en espacios naturales vírgenes, transformándolos temporalmente.

El Land Art (literalmente “arte de la tierra”) es un lenguaje artístico que se originó en los Estados Unidos de América a finales de los años sesenta y principios de los setenta. La matriz de esta experiencia, al igual que la del Arte Povera y otros movimientos que orbitaban en el contexto de las neovanguardias, fue objeto de diversas sugerencias e influencias, por lo que resulta difícil definir con precisión sus límites.

En general, el Land Art se reconoce en obras de dimensiones impactantes, ejecutadas al aire libre en entornos naturales. Se caracteriza por abandonar los materiales artísticos tradicionales y recurrir a la intervención directa y momentánea en el paisaje natural. Dada la confrontación con el entorno paisajístico, es muy raro que algunas de estas obras puedan montarse en el interior de galerías y museos, ya que se ejecutan esencialmente con materiales disponibles en la naturaleza. Más a menudo, su tamaño hace imposible su transporte y composición en espacios interiores, por lo que la única documentación que queda de tales obras es la fotografía, el vídeo o la representación de planos, proyectos.

Land Art es, de hecho, el título de un documental filmado en 1969 por el galerista alemán Gerry Schum sobre las intervenciones realizadas en contacto directo con la naturaleza por una serie de land artists: Marinus Boezem, Walter De Maria, Barry Flanagan, Michael Heizer, Richard Long, Dennis Oppenheim y Robert Smithson. Las intervenciones de estos artistas salen del contexto tradicional, del espacio del museo o de la galería y se adentran en territorios inmensos y vírgenes, en desiertos, praderas y lagos helados. De este modo, estas personalidades creativas demostraron que los propios fenómenos naturales pueden constituir verdaderas obras de arte.

Richard Long, Bilbao Circle (2000; pizarra, diámetro 13 metros; Bilbao, Museo Guggenheim)
Richard Long, Bilbao Circle (2000; pizarra, 13 metros de diámetro; Bilbao, Museo Guggenheim)
Hamish Fulton, Un cóndor (1972; Londres, Tate)
Hamish Fulton, Un cóndor (1972; Londres, Tate)
Michael Heizer, Rift #1 (1968)
Michael Heizer, Grieta nº 1 (1968)
Dennis Oppenheim, Anillos anuales (1968)
Dennis Oppenheim, Anillos anuales (1968)

Nacimiento y desarrollo del Land Art

El Land Art nació en los Estados Unidos de América, como parte de una actitud esencialmente antiformal, antitética al figurativismo presentado por las experiencias contemporáneas del Pop Art. El Land Art es un nuevo lenguaje artístico extrapictórico, una investigación experimental que forma parte de la dinámica intelectual de las neovanguardias, aquellas tendencias como el Nuevo Dadá, el Body Art, Fluxus, el Arte Conceptual y el Arte Povera que se desarrollaron entre principios de los años sesenta y principios de los setenta. Estos movimientos abordaron activamente el problema de la relación del arte con la sociedad en su sentido más amplio.

El Land Art se encontraba, con razón, entre estas experiencias artísticas. En concreto, esta forma de arte mantenía una relación muy estrecha con el medio ambiente y la naturaleza.

En 1968, el land artist Robert Smithson comisarió la exposición Earth Works en la que participaron más o menos los mismos artistas que en el documental de Gerry Schum filmado al año siguiente, exhibiendo la documentación fotográfica, gráfica y fílmica de algunas de sus intervenciones realizadas al aire libre. Debido a las conexiones obvias e intrínsecas con el entorno natural, el Land Art también se denominó Environmental Art. Las obras de Land Art no son instalaciones escultóricas en un entorno natural: el artista no introduce elementos extraños en el paisaje, sino que moldea el territorio a su manera, haciendo cómplice a la naturaleza. Modifica su aspecto, utilizando únicamente los materiales que el ecosistema pone a su disposición.

Los elementos y materiales del Land Art son las piedras, la vegetación, la madera, el agua, la arena, la nieve, el viento, el rayo y la tierra. Al hacerlo, el artista medioambiental entabla un diálogo con el entorno, llevado a cabo con una conciencia: con el paso del tiempo, esta forma cambiará inexorablemente. Los signos impresos artificialmente en la tierra volverán a ser objeto de reapropiación por parte de la naturaleza, que los transformará y modificará con los cambios vitales para el ecosistema. Así pues, el carácter de estas obras es esencialmente efímero.

Debido a este carácter efímero, la obra de arte terrestre es esencialmente una obra de arte mediada. Una modalidad de fruición del hecho artístico performativo es en este caso la de la documentación a través del vídeo o la fotografía, herramientas fundamentales para el disfrute del público y para permitir la autonomía de estas obras, desvinculadas de los contextos materiales y de los límites predefinidos de museos y galerías. La fugacidad de la composición y de los materiales utilizados, de este modo, ya no representa un problema para la transmisión del concepto que anima la obra. La investigación del land art se distingue entonces por el componente del rechazo de la obra de arte como objeto-fabricación. La obra de tierra escapa a las leyes de la red comercial del mercado del arte. La consideración de la naturaleza es la de un coautor igual en el momento de la creación artística. En todos estos criterios subyace el deseo de trabajar en contacto directo con escenarios medioambientales vírgenes, concebidos no como algo de lo que abusar, sino con lo que enfrentarse, con lo que intercambiar. Así pues, los paisajes se concibieron como inmensos soportes, nuevos lienzos sobre los que intervenir utilizando únicamente los materiales que ya existen.

El Land Art se desarrolló espectacularmente sobre todo en Estados Unidos, que en muchos estados ofrece paisajes extremadamente salvajes y evocadores. Los artistas tienen aquí a su disposición espacios incultos, vírgenes e interminables entre cañones, desiertos y grandes lagos.

Robert Smithson, Spiral Jetty (1970; roca, tierra, agua; 4,6 x 460 m; Rozel Point, Gran Lago Salado). Foto: Fundación Holt Smithson
Robert Smithson, Spiral Jetty (1970; roca, tierra, agua; 4,6 x 460 m; Rozel Point, Gran Lago Salado). Foto: Holt Smithson Foundation
Christo y Jeanne-Claude, Reichstag envuelto (1971-1975; Berlín). Foto: Wolfgang Volz
Christo y Jeanne-Claude, Wrapped Reichstag (1971-1975; Berlín). Foto: Wolfgang Volz
Walter De Maria, Campo del Rayo (1971-1977)
Walter De Maria, Campo de relámpagos (1971-1977)
Alberto Burri, El Gran Cretto (1984-1989; hormigón, 150 x 35000 x 28000 cm; Gibellina, Gibellina Vecchia)
Alberto Burri, El Gran Cretto (1984-1989; hormigón, 150 x 35000 x 28000 cm; Gibellina, Gibellina Vecchia). Foto: Wikimedia/Boobax

Obras de Land Art: los principales artistas

Richard Long (Bristol, 1945), es sin duda un precursor de esta actitud artística, aunque no le gusta que le llamen land artist. Trabajó al aire libre, con operaciones sobre el paisaje, y también en interiores, con obras realizadas con piedras o ramas, con planos y fotografías. Durante mucho tiempo reprodujo en espacios cerrados de galerías o museos las sencillas esculturas efímeras, acumulaciones primordiales de piedras, realizadas durante sus exploraciones. Se trataba de formas geométricas primarias: la serie Stone Circle, que consistía en espirales, líneas rectas realizadas con materiales encontrados localmente. Aunque el criterio de trabajo pueda parecer ecológico, se trataba de trasladar una forma geométrica organizada por la mente humana al caos propio del orden natural. Con sus círculos de piedra, Long aludía sin duda a los círculos mágicos, con ese significado ritual de la escultura prehistórica. Sin embargo, esta dimensión “arqueológica” está muy lejos del Land Art americano, que en cambio parece enviar hacia el exterior los geometrismos del Minimal Art con materiales sin procesar.

Las intervenciones de Richard Long son, por tanto, menos radicales, junto con las de Hamish Fulton (Londres, 1946). Eran desplazamientos temporales en el territorio, documentados por mapas, fotografías, colecciones de objetos. En los Walking Journeys, largos recorridos a pie por zonas incluso impermeables realizados por los dos artistas, la relación con el paisaje se convierte en una proyección autobiográfica de un viaje realizado.

El holandés Jan Dibbets (Weert, 1941) también recibió la influencia de Richard Long. Dibujó una larga franja verde en un prado simplemente arrancando las flores blancas que lo salpicaban a lo largo de un camino preestablecido. Creaba imágenes ilusorias recortando rectángulos irregulares de offence y obtenía así formas anamórficas quese basaban en unnegativo. El negativo también se encuentra en la escultura de Michael Heizer (Berkeley, 1944), artista estadounidense que creaba monumentos exteriores excavando la tierra y cementando cavidades. Se trataba de obras enormes, realizadas a menudo en lugares yermos y desiertos, como el famoso doble negativo que perfora las escarpadas paredes de una meseta con un corte regular, a través de una especie de garganta dentada visible desde arriba. Incluso en la obra de un artista como Dennis Oppenheim (Electric City, 1938 - Manhattan, 2011), la idea del negativo se repite a menudo. Las grandes superficies aradas y los surcos en la nieve ejecutados según un patrón determinado se convertían en grandes diseños geométricos, vistos desde el cielo, como círculos concéntricos. Mientras tanto, también representaban una contrapartida real de un camino trazado en un mapa: laidea (el camino) se concretaba (el surco, el trazo).

Estas grandes empresas, dado su coste y su carácter no comercial, requerían grandes patrocinios . Además, son casi impracticables para el gran público: baste decir que a menudo la mejor vista de estas obras es desde unhelicóptero. Robert Smithson (Passaic, 1938 - Amarillo, 1973), fue uno de los intérpretes legendarios de esta forma de arte y murió durante un reconocimiento en avión en busca de terreno adecuado para una de sus obras. Su obra más conocida es Spiral Jetty, creada en 1970 en el Gran Lago Salado de Utah. Gracias al esfuerzo de muchos trabajadores que utilizaron excavadoras y bulldozers, se levantaron y colocaron toneladas de cantos rodados y tierra para formar una enorme espiral de rocas y material terrestre. La espiral se expande desde la línea hasta el centro del lago, dibujando un signo primordial que se vincula a la historia milenaria de una zona. Una creencia local, de hecho, afirma que se crearon enormes remolinos por un gran canal subterráneo, que habría conectado el lago directamente con el océano.

Inmediatamente después de la construcción de la espiral, el camino circular era transitable, integrando directamente al espectador, que podía seguirlo activamente, recreando su forma con su propio movimiento. Al llegar al centro del lago, el espectador disponía de una perspectiva adicional del paisaje, lo que suponía una nueva experiencia del entorno natural.

Christo (Christo Vladimirov Javašev; Gabrovo, 1935 - Nueva York, 2020) y Jeanne Claude (Jeanne Claude Denat de Guillebon; Casablanca, 1935 - Nueva York, 2009), fueron algunos de los principales autores de este tipo de obras a gran escala. Aunque Christo es más propiamente un artista del Nouveau Réalisme, se le puede comparar con los artistas del Land Art: su objetivo era subvertir los hábitos que hacen opaca la relación de los individuos con el mundo que les rodea. Al principio, solía cubrir objetos cotidianos, sacándolos del circuito de consumo. El objeto era reconocible por la forma del envoltorio, pero al mismo tiempo se volvía inservible.

A partir del encuentro con su mujer, con la que se trasladó a Nueva York en 1964, nació una fértil colaboración y, poco a poco, los“envoltorios” se fueron haciendo cada vez más grandes, hasta llegar a los grandes monumentos, que se cubren con inmensas sábanas. Los monumentos en cuestión son edificios a los que ya no se presta atención, parte de un paisaje visual que ahora se da por sentado. Un ejemplo fue Wrapped Reichstag en Berlín, 1971-1995 y también Wrapped Roman Wall, 1974 (Muralla Aureliana en Roma). En aquella época, los dos artistas intervenían para cubrir los edificios y, al ocultarlos, los realzaban, haciendo que el público en general sintiera la necesidad de ellos al impedirles temporalmente la vista. Esta actividad comenzó en la época del Nouveau Réalisme y durante los eventos Fluxus. Christo tuvo que crear verdaderas empresas para llevar a cabo intervenciones como Valley Curtain, realizada en Colorado entre 1970 y 1972: patrocinios aparte, el único rendimiento económico de estas obras era la venta de documentación, proyectos, películas y documentales.

Intervenciones más directas son las instalaciones de Walter De Maria (Albany, 1935 - Los Ángeles, 2013)) que también provocaron espectaculares efectos naturales. Con Lightning Field, entre 1971 y 1977, se instalaron cuatrocientos postes de acero inoxidable a lo largo de un kilómetro en el desierto de Albuquerque, en Nuevo México. La intervención recuerda elorden vertical de los relámpagos atraídos por la tierra, contrastándolo con eldesorden horizontal generado por el crecimiento incultos de las plantas en el suelo. Al mismo tiempo, ofrece un extraordinario espectáculo natural, tanto durante los cielos despejados, cuando los polos centellean, como especialmente durante las tormentas, cuando el lugar se convierte en un enorme campo magnético y atrae cascadas de rayos, generando luz. Para presenciar este espectáculo, el medio son esta vez las casetas de vigilancia, situadas a una distancia prudencial.

James Turrell (Pasadena, 1943) también jugó con el cielo, creando skyspaces. La más ambiciosa de estas “piezas” fue el Roden Crater Project, al que el artista se dedicó en 1977: excavó en el interior del extinto volcán de Arizona, convirtiéndolo en un lugar para observar el cielo y las constelaciones. Los visitantes pueden visitar cámaras hipogeas con aberturas convenientemente orientadas hacia la bóveda celeste. En estas cámaras, los órganos sensoriales experimentan una dilatación muy fuerte, que los hace extremadamente sensibles a cada rayo de luz y sonido que los rodea. Unaexperiencia hipersensorial de la naturaleza, con un fuerte impacto psicológico y carácter meditativo que induce al espectador a un viaje interior.

Entre los italianos, uno que pasó por la experiencia del land art fue Alberto Burri (Città di Castello, 1915 - Niza, 1995). El famoso Cretto de Burri se levanta en el emplazamiento de la antigua ciudad de Gibellina, en la provincia de Trapani, devastada por el terremoto de Belice de 1968. El artista creó esta obra entre 1984 y 1989, completada posteriormente en 2015. Burri planeó cimentar y volver a trazar las calles y túneles del casco antiguo, convirtiéndolo en un recuerdo: los bloques de hormigón se hicieron reutilizando escombros.

Visto desde arriba, el Cretto es muy extenso y aparece como una serie de grietas en el hormigón.

Land Art: nacimiento, evolución, principales artistas
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