Futurismo: orígenes, desarrollo y principales exponentes del movimiento de vanguardia


El futurismo fue el principal movimiento de vanguardia italiano de principios del siglo XX. Orígenes, desarrollo, principales artistas.

El Futurismo fue un movimiento artístico nacido en Milán a principios del siglo XX, y está considerado el más importante, si no el único, movimiento vanguardista italiano de principios del siglo XX. Fue concebido y fundado por el escritor y poeta Filippo Tommaso Marinetti (Alessandria d’Egitto, 1876 - Bellagio, 1944), que identificó en una serie de dictados a seguir en la cultura, el arte y también en la vida una forma de lograr la renovación de las personas y la sociedad, evitando y a menudo repudiando todo lo sucedido en el pasado (de ahí el nombre de un movimiento inevitablemente proyectado hacia el futuro, según sus defensores). El futurismo partió de la literatura y se extendió a diversos campos, como el arte, la música, la arquitectura, el teatro, la danza, el cine e incluso la moda y la gastronomía.

El contexto en el que nació se caracterizó por los grandes cambios que se estaban produciendo en la sociedad italiana. De hecho, la modernización tecnológica, con la llegada del automóvil, la radio, los primeros aviones y las cámaras de cine, supuso un soplo de aire fresco que fascinó al público y generó el mito de la velocidad y el dinamismo. El movimiento supo interceptar estos cambios y hacerlos suyos, aprovechando precisamente la ruptura con el pasado y la búsqueda de modos de expresión inéditos.La impetuosidad, tanto en las palabras como en la pintura y la escultura, es una de las principales características de las obras y declaraciones de los exponentes de la corriente, para hacer llegar el mensaje de la modernidad de forma directa y clara.



Además, el Futurismo contribuyó a la afirmación de la cultura italiana en el mundo, convirtiéndose en uno de los movimientos artísticos italianos más conocidos en el extranjero. En ello fue fundamental el empeño de Marinetti por dar a conocer a los artistas en todo el mundo a través de exposiciones, conferencias y la distribución de carteles.

Umberto Boccioni, Rissa in galleria (1910; óleo sobre lienzo, 76 x 64 cm; Milán, Museo del Novecento)
Umberto Boccioni, Rissa in galleria (1910; óleo sobre lienzo, 76 x 64 cm; Milán, Museo del Novecento)
Umberto Boccioni, La ciudad naciente (1910; óleo sobre lienzo, 199,3 x 301 cm; Nueva York, Museo de Arte Moderno)
Umberto Boccioni, La ciudad naciente (1910; óleo sobre lienzo, 199,3 x 301 cm; Nueva York, Museo de Arte Moderno)
Umberto Boccioni, Laughter (1911; óleo sobre lienzo, 100,2 x 145 cm; Nueva York, Museo de Arte Moderno)
Umberto Boccioni, La risa (1911; óleo sobre lienzo, 100,2 x 145 cm; Nueva York, Museo de Arte Moderno)
Umberto Boccioni, Estados de ánimo I: Las despedidas (1911; óleo sobre lienzo, 71 x 96 cm; Milán, Museo del Novecento)
Umberto Boccioni, Estados de ánimo I: Despedidas (1911; óleo sobre lienzo, 71 x 96 cm; Milán, Museo del Novecento)

Orígenes y desarrollo del futurismo

La fecha que marca el inicio del movimiento es el 5 de febrero de 1909, día en que se publicó en la Gazzetta dell’Emilia el Manifiesto del Futurismo, escrito por Filippo Tommaso Marinetti. El manifiesto se publicaría también en francés, en Le Figaro, quince días después, el 20 de febrero de 1909. Se cree que el escritor se inspiró en un accidente con su coche en 1908. Intentando esquivar a dos ciclistas, dio un volantazo brusco y debido a la gran velocidad cayó en una zanja, consiguió salir de ella y se sintió un hombre nuevo, diferente, deseoso de llevar a cabo una revolución en la cultura eliminando todos los adornos innecesarios.

Todos los principios fundacionales del movimiento, basados en laexaltación de la audacia, el valor y la modernidad, y en el claro rechazo a mirar al pasado, para centrarse más bien en el presente y el futuro, definidos como “absolutos”, quedaron recogidos en el manifiesto. Entre los puntos del manifiesto figuran también el boicot a los lugares donde se conservan obras de arte y literatura, es decir, museos y bibliotecas, y la exaltación de “la guerra como única higiene del mundo”. De hecho, para los futuristas la guerra también era sinónimo de modernidad y casi todos sus exponentes se alistaron voluntariamente para luchar en la Primera Guerra Mundial. El futurismo siempre recibió críticas por este aspecto.

Aproximadamente un año después de la publicación del Manifiesto Futurista, un grupo de artistas formado por Umberto Boccioni (Reggio Calabria, 1882 - Verona, 1916), Carlo Carrà (Quargnento, 1881 - Milán, 1966), Luigi Russolo (Portogruaro, 1885 - Laveno-Mombello, 1947), Romolo Romani (Milán, 1884 - Brescia, 1916) y Aroldo Bonzagni (Cento, 1887 - Milán, 1918) firmaron el Manifiesto de los Pintores Futuristas. De este episodio nació la corriente artística. El texto del manifiesto fue redactado concretamente por Boccioni, Carrà y Russolo, mientras que Romani y Bonzagni sólo lo firmaron y poco después abandonaron el movimiento, sustituidos por Gino Severini (Cortona, 1883 - París, 1966) y Giacomo Balla (Turín, 1871 - Roma, 1958).

El manifiesto se leyó públicamente el 8 de marzo de 1910 durante una velada organizada en el Teatro Politeama Chiarella de Turín, pero fue recibido por el público con una sucesión de silbidos y protestas.

Poco después le llegó el turno al Manifiesto Técnico de la Pintura Futurista, en el que se explicitaba el concepto de “complementarismo congénito” y se introducía el “dinamismo universal”. El complementarismo congénito se basaba en la idea de que los objetos y los planos no debían considerarse como secciones separadas, como hasta entonces había sido la convención en el arte, sino como interconectados y vinculados entre sí. El manifiesto rezaba: “Nuestros cuerpos entran en los sofás en los que nos sentamos, y los sofás entran en nosotros, igual que el tranvía que pasa entra en las casas, que a su vez se lanzan al tranvía y se amalgaman con él”. La elección de colores, formas y líneas tiene esto en cuenta, implicando todos los sentidos del espectador incluso a nivel emocional, como centro de la propia obra y no como mero observador. Además, en el texto lanzaban acusaciones contra todas las academias, que representaban el pasado que había que combatir por todos los medios.

Los futuristas protagonizaron a menudo episodios impetuosos que pasaron a la historia, como la llamada “expedición punitiva” de 1911 en Florencia. En un artículo publicado en La Voce en 1911, el escritor y artista Ardengo Soffici (Rignano sull’Arno, 1879 - Vittoria Apuana, 1964) criticaba su trabajo e incluso emitía juicios bastante personales (“divagaciones tontas y perezosas de mensajeros sin escrúpulos...”). Al enterarse de las palabras de Soffici, Marinetti, Boccioni, Russolo y Carrà partieron hacia Florencia para localizarle en el Caffè Giubbe Rosse, donde solían reunirse los redactores de La Voce. A su llegada, comenzaron los altercados a causa de una bofetada que Marinetti propinó a Soffici. Sin embargo, a pesar de la turbulenta relación entre ambos, pocos años después Soffici figuraba entre los fundadores de la revista futurista Lacerba. Fue, además, gracias a Soffici que los futuristas conocieron el cubismo, una vanguardia que se estaba extendiendo en París y que fue una gran inspiración para algunos de sus exponentes. Muchos asimilaron las novedades propuestas por la corriente y las reelaboraron para dar un nuevo impulso a su pintura. Varios de ellos, sin embargo, se mantuvieron siempre alejados de ella, pues habían desarrollado la convicción de que los cubistas descomponían los objetos ignorando por completo el movimiento y, por tanto, seguían siendo demasiado tradicionalistas. Así, comenzaron a experimentar con un tipo de representación sintética en la que confluían momentos, movimientos y emociones diferentes.

Mientras tanto, Marinetti había llegado a la conclusión de que había llegado el momento de dar a conocer el movimiento en el extranjero, por lo que organizó exposiciones en París, Londres, Berlín y otras ciudades europeas. En 1914 viajó personalmente a Rusia para reunirse con artistas locales que se habían unido al movimiento. Ese mismo año, sin embargo, la relación entre Marinetti y Soffici volvió a agriarse hasta el punto de producirse una ruptura oficial, sancionada por un editorial publicado en Lacerba abiertamente polémico contra el fundador del movimiento. Los futuristas también iniciaron nuevos experimentos en el campo de la escultura, utilizando diferentes materiales y combinando distintas disciplinas artísticas, desafiando una vez más las convenciones. Se publica un nuevo manifiesto titulado Ricostruzione futurista dell’Universo (1915), en el que se teoriza la fusión de las artes en un arte total. Pero el estallido de la Primera Guerra Mundial poco después puso fin a la primera fase del Futurismo, con la muerte de algunos nombres importantes como Boccioni y el abandono por parte de otros artistas, que se aventuraron en otras vanguardias.

Después, el Futurismo recibió un nuevo impulso en la ciudad de Roma, concretamente en el taller de Giacomo Balla, que atrajo a un grupo de recién llegados. Fue el crítico Enrico Crispolti, a finales de la década de 1950, el primero en hablar explícitamente de una división entre el “Primer Futurismo Heroico”, con sus fundadores y primeros exponentes, que terminó con la Primera Guerra Mundial, y el “Segundo Futurismo”. No pocas dificultades condicionaron esta nueva etapa en Roma, ya que la tendencia al retorno al orden estaba cada vez más extendida, también como respuesta a los dramas vividos a raíz del conflicto. El futurismo se percibía como un movimiento perteneciente al pasado, y no fue casualidad que en 1920 se redactara un nuevo manifiesto con el emblemático título Contro tutti i ritorni in pittura, firmado por Leonardo Dudreville, Achille Funi, Luigi Russolo y Mario Sironi, para reforzar sus visiones. Para relanzar la corriente, Marinetti y otros empezaron a experimentar con formas artísticas diferentes e innovadoras, como la moda futurista, cuyos dictados se hicieron explícitos en los manifiestos Il vestito antineutrale (1914) y Manifesto della moda femminile futurista (1920), y elmobiliario futurista, para que su arte pudiera entrar en la vida cotidiana. En 1930, Marinetti también redactó un manifiesto dedicado a la cocina, en el que abolía la pasta porque hacía al hombre lento y pesado, y hablaba del sentido del gusto, normalmente nunca tratado en el arte. Algunos de los artistas del movimiento empezaron también a dedicarse a la gráfica publicitaria, atraídos por la oportunidad de hacer llegar sus innovaciones a un gran número de personas: en este ámbito destacó especialmente el trentino Fortunato Depero (Fondo, 1892 - Rovereto, 1960), autor de gráficas que aún hoy utilizan las empresas. Por último, la última vertiente del Futurismo se refería ala aeropintura, es decir, a las obras que exaltaban el mundo de la aeronáutica. Otros ámbitos de intervención fueron la música y los decorados teatrales. En el primer caso, los principales protagonistas fueron Francesco Balilla Petrella (Lugo, 1880 - Rávena, 1955) y Luigi Russolo, que introdujeron el concepto de ruido y también crearon nuevos instrumentos musicales, los llamados “intonarumori”, mientras que de la escenografía se ocupó especialmente Enrico Prampolini (Módena, 1894 - Roma, 1956).

Por último, los futuristas se sintieron especialmente atraídos por la construcción de los primeros rascacielos, considerados un símbolo de la conquista del cielo por el hombre moderno. El horizonte de Nueva York, salpicado de estos altos edificios, aparecía a menudo en ilustraciones y gráficos publicitarios. Ya en 1914, el arquitecto Antonio Sant’Elia (Como, 1888 - Monfalcone, 1916) había redactado el Manifiesto de la Arquitectura Futurista, en el que esbozaba todas las características de una “ciudad futurista ideal, semejante a una inmensa obra tumultuosa, ágil, móvil, dinámica en todas sus partes, y la casa futurista semejante a una máquina gigantesca”.

Giacomo Balla, Muchacha corriendo por el balcón (1912; óleo sobre lienzo, 125 x 125 cm; Milán, Museo del Novecento)
Giacomo Balla, Muchacha corriendo por el balcón (1912; óleo sobre lienzo, 125 x 125 cm; Milán, Museo del Novecento)
Giacomo Balla, Dinamismo de un perro con correa (1912; óleo sobre lienzo, 91 x 110 cm; Buffalo, Albright Gallery)
Giacomo Balla, Dinamismo de un perro con correa (1912; óleo sobre lienzo, 91 x 110 cm; Buffalo, Albright Gallery)
Giacomo Balla, La mano del violinista (1912; óleo sobre lienzo, 56 x 78,3 cm; Londres, The Estorick Collection of Modern Italian Art)
Giacomo Balla, La mano del violinista (1912; óleo sobre lienzo, 56 x 78,3 cm; Londres, The Estorick Collection of Modern Italian Art)
Giacomo Balla, Compenetración iridiscente nº 7 (1912; óleo sobre lienzo, 77 x 76,7 cm; Turín, GAM)
Giacomo Balla, Compenetración iridiscente nº 7 (1912; óleo sobre lienzo, 77 x 76,7 cm; Turín, GAM)

Características, innovaciones y principales exponentes del Futurismo

Los futuristas encontraron formas innovadoras de utilizar las líneas, a las que llamaron “líneas de fuerza”, colocándolas en diversas posiciones y haciéndolas funcionales en la composición de la obra, dejando de ser simples segmentos. La paleta de los futuristas era brillante y ampulosa y se basaba en layuxtaposición contrastada de colores primarios, sin sombreado. Inicialmente se adhirieron al puntillismo, una técnica de aplicación del color a través de hilos estrechos, que se prestaba perfectamente tanto a los colores fuertes como a la tendencia a infundir movimiento a sus obras.

De hecho, en consonancia con los preceptos del Manifiesto Futurista, el grupo se dedicó inicialmente a la investigación del dinamismo, tomando como referencia escenas urbanas de la vida cotidiana. Las primeras obras conocidas del movimiento son Rissa in galleria (1910), La città che sale (1910) y La risata (1911), todas de Umberto Boccioni. En el espacio de tan sólo un año, Boccioni había demostrado una investigación progresiva que le llevó a plasmar con eficacia la sensación de movimiento y a identificar las formas más apropiadas para la tan buscada interpenetración de planos. Tras los primeros resultados, Boccioni realizó el tríptico Stati d’animo - Gli addi, Quelli che vanno e Quelli che restano (1911), para demostrar oficialmente su punto de vista sobre la simultaneidad, que consideraba una condición mental en la que se unen el recuerdo de acontecimientos particulares y la percepción emocional personal.

Giacomo Balla, un artista unos diez años mayor que los demás miembros del grupo, tenía una opinión diferente. Según Balla, el dinamismo residía únicamente en la percepción óptica, por lo que se concentró en la sucesión secuencial de una misma imagen representada en distintos momentos. Emblemáticas fueron las obras de 1912 Muchacha corriendo en un balcón, Dinamismo de un perro con correa y La mano del violinista. Estas obras eran en su mayoría figurativas, mientras que a partir de 1912 Balla se orientó hacia resultados más abstractos, como las series Compenetrazioni iridescenti (1912) y Velocità d’automobile (1913).

Carlo Carrà aportó más expresividad al movimiento, evidente en Ritratto di Marinetti (1910-1911) y Funerale dell’anarchico Galli (1911). También fue el primero en insertar palabras en los cuadros e introducir la técnica del collage, muy cercana al cubismo. Tras la Primera Guerra Mundial, Carrà se alejó del movimiento para dedicarse a la pintura metafísica. Lainfluencia del cubismo también fue muy evidente en Gino Severini, que se trasladó a París y entró en contacto directo con las obras de esta corriente. Siguió siendo muy aficionado a la descomposición de las formas, como se aprecia en Bailarina en azul (1912), combinándola con escenas de la vida social parisina. También él se inclinó más tarde por la representación abstracta con Ritmo plástico del 14 de julio (1913). Pero al concluir la primera fase del Futurismo, Severini se alejó para concentrarse exclusivamente en el Cubismo.

Luigi Russolo osciló a menudo entre el Simbolismo y el Divisionismo, lo que le llevó a su primer cuadro verdaderamente experimental, La rivolta (1911), en el que, a través de “líneas de fuerza” dispuestas en forma de flechas, plasmó la idea de laenergía que se propaga durante una manifestación en las calles de una ciudad. Las “líneas de fuerza” vuelven a aparecer en Dinamismo de un automóvil (1912-13), donde representa la victoria del coche sobre la resistencia del aire. Russolo se dedicó durante mucho tiempo a la música futurista, por lo que su producción pictórica fue menos importante que la de otros.

Mientras tanto, Boccioni también siguió investigando en la escultura a lo largo de los años. En 1913 creó las famosas Forme uniche della continuità dello spazio (Formas únicas de la continuidad del espacio), en las que sólo se intuye el cuerpo del hombre que camina, no circunscrito por líneas precisas y definidas, sino por curvas y una serie de sólidos y vacíos que crean juegos de luces y sombras. Creó así la primera escultura verdaderamente dinámica, que se expande en el espacio de manera fluida. La estatua figura en las monedas de 20 céntimos que circulan en Italia.

En el segundo periodo del Futurismo, entraron en escena varios recién llegados, entre ellos Fortunato Depero, originario de Rovereto y discípulo de Balla. De hecho, estaba mucho más cerca de él que de Boccioni.

El sello distintivo de las obras de Depero era el uso de siluetas humanas que se asemejaban mucho a marionetas, a las que infundía dinamismo mediante vistas diagonales y líneas atrevidas, curvas, rectas o en zigzag. Las marionetas eran una clara referencia al teatro y, de hecho, hacia 1917 Depero había entrado en contacto con los famosos ballets rusos y había creado algunos trajes, que finalmente desembocaron en el espectáculo Balli plastici, una obra teatral de vanguardia. A partir de entonces, la silueta humana apareció primero en los “tapices futuristas” y luego como elemento constante de su arte, que pronto se hizo muy reconocible. Depero también contribuyó a la historia del grafismo publicitario, y muchas de sus creaciones se siguen utilizando hoy en día, como su contribución a la definición de la identidad visual de la conocida bebida Campari. Además, Depero era un firme defensor de la necesidad de llevar el futurismo a la vida cotidiana, y gracias a esta firme convicción suya se construyeron las primeras “casas de arte futuristas” en varias ciudades de Italia. También construyó una en Rovereto.

Con el inicio de la segunda fase romana del futurismo, Balla se convirtió en un punto de referencia para la joven generación, que se vio enriquecida, entre otros, por Gino Galli (Roma, 1893 - Florencia, 1954) y Julius Evola (Roma, 1898 - 1974), mientras que Enrico Prampolini, que hasta entonces había estado algo apartado de los focos, emergía cada vez más. Había sido uno de los promotores más decisivos del “arte mecánico” en los años veinte, rindiendo homenaje a la belleza de la máquina y a su brillo metálico, junto con Vinicio Paladini e Ivo Pannaggi. Por último, Prampolini, Fillia (Luigi Colombo; Revello, 1904 - Turín, 1936), Benedetta (Benedetta Cappa; Roma, 1897 - Venecia, 1977), Gerardo Dottori (Perugia, 1884 - 1977), Nicolaj Diulghi (Roma, 1897 - Venecia, 1977). 1977), Nicolaj Diulgheroff (Kjustendil, 1901 - Turín, 1982), Tullio Crali (Igalo, 1910 - Milán, 2000), fueron los nombres más destacados de laaeropittura, el último desarrollo del movimiento antes de su conclusión.

Carlo Carrà, El funeral del anarquista Galli (1911; óleo sobre lienzo, 198,7 x 259,1 cm; Nueva York, Museo de Arte Moderno)
Carlo Carrà, El funeral del anarquista Galli (1911; óleo sobre lienzo, 198,7 x 259,1 cm; Nueva York, Museo de Arte Moderno)
Gino Severini, Bailarina en azul (1912; óleo sobre lienzo, 61 x 46 cm; Milán, Colección Mattioli)
Gino Severini, Bailarina en azul (1912; óleo sobre lienzo, 61 x 46 cm; Milán, Colección Mattioli)
Gino Severini, Ritmo plástico del 14 de julio (1913; óleo sobre lienzo; Roma, Colección Nino y Gina Franchina)
Gino Severini, Ritmo plástico del 14 de julio (1913; óleo sobre lienzo; Roma, Colección Nino y Gina Franchina)
Luigi Russolo, La revuelta (1911; óleo sobre lienzo, 150,8 x 230,7 cm; La Haya, Kunstmuseum)
Luigi Russolo, La revuelta (1911; óleo sobre lienzo, 150,8 x 230,7 cm; La Haya, Kunstmuseum)
Luigi Russolo, Dinamismo de un automóvil (1912-1913; óleo sobre lienzo, 139 x 184 cm; París, Centro Pompidou)
Luigi Russolo, Dinamismo de un automóvil (1912-1913; óleo sobre lienzo, 139 x 184 cm; París, Centro Pompidou)

Legado del Futurismo

Tras la experiencia del futurismo ruso, se extendió el raggismo de Michail Larionov y Natal’ja Goncarova, que se basaba en el estudio de los fenómenos de refracción de la luz. Hay varias influencias bien rastreadas del futurismo en numerosas vanguardias que se extendieron a lo largo del siglo XX, como el dadaísmo, el surrealismo, el arte povera y el arte de la performance. Sin embargo, los exponentes de estas nuevas vanguardias nunca admitirían esta autoría, en consonancia con la tendencia de toda vanguardia a rechazar todo lo anterior.

Por otra parte, Marcel Duchamp utilizó en sus primeras obras la yuxtaposición dinámica de momentos sucesivos, como en la obra Desnudo bajando la escalera nº 2 (1912). A menudo se le ha yuxtapuesto con los futuristas por esta característica, aunque su contacto con el movimiento fue ciertamente muy escaso, pues ya habían pasado varios años desde su popularización.

Umberto Boccioni, Formas únicas de continuidad en el espacio (1913, fundido en bronce, 1931; bronce, altura 126,4 cm; Milán, Museo del Novecento)
Umberto Boccioni, Formas únicas de continuidad en el espacio (1913, fundido en bronce, 1931; bronce, altura 126,4 cm; Milán, Museo del Novecento)
Fortunato Depero, Chair Party (1927; incrustación de tela, 259,5 x 340 cm; Rovereto, Mart - Museo d'Arte Moderna e Contemporanea)
Fortunato Depero, Chair Party (1927; incrustación de tela, 259,5 x 340 cm; Rovereto, Mart - Museo d’Arte Moderna e Contemporanea)
Fortunato Depero, la botella de Campari
Fortunato Depero, Botella de Campari
Gerardo Dottori, Incendio città (1926; óleo sobre lienzo, 211 x 190 cm; Perugia, Museo Civico di Palazzo della Penna)
Gerardo Dottori, Incendio città (1926; óleo sobre lienzo, 211 x 190 cm; Perugia, Museo Civico di Palazzo della Penna)
Tullio Crali, Incuneandosi nell'abitato (1934; óleo sobre lienzo, 130 x 155 cm; colección particular)
Tullio Crali, Incuneandosi nell’abitato (1934; óleo sobre lienzo, 130 x 155 cm; Colección particular)

Dónde ver las obras de los futuristas

Los mayores núcleos de obras futuristas se conservan en Italia, entre Milán y Rovereto, y en el extranjero, en Nueva York, ciudades todas ellas estrechamente vinculadas a la historia del movimiento. En Milán, es posible admirar Rissa in the Gallery (1910) en la Pinacoteca di Brera, Ragazza che corre sul balcone (1912) de Giacomo Balla en la Galleria d’arte moderna, y por último, en el Museo del Novecento se encuentran Formas únicas de continuidad en el espacio (1913) de Boccioni, sus Estados de ánimo y otras obras futuristas de Carlo Carrà.

En Rovereto se puede visitar el museo dedicado a la obra de Fortunato Depero, en la que fue su casa de arte, mientras que aúnen Italia se pueden encontrar otras obras futuristas en Venecia, donde se encuentra Bailarina en azul (1912) de Severini y Demostración intervencionista (1914) de Carrà pueden verse en la colección Gianni Mattioli del Peggy Guggenheim, y en Turín, en la Galleria civica dì’arte moderna, donde se conservan algunas Compenetraciones iridiscentes de Balla fechadas en 1912 y 1913. Otras obras de los futuristas forman parte de colecciones privadas repartidas por toda Italia.

En el extranjero, numerosas obras se encuentran en el MOMA - Museo de Arte Moderno de Nueva York, entre ellas Lampada ad arco (1911) de Balla, La città che sale (1910-11), La risata (1911), una versión diferente de Stati d ’animo: Despedidas, Estados de ánimo: los que se van, Estados de ánimo: los que se quedan (1911) y Dinamismo de un futbolista (1913) de Boccioni, y Funeral del anarquista Galli (1911) de Carrà. Por último, en el Centro Georges Pompidous puede verse El planeta Mercurio pasa por delante del Sol (1914), de Balla.

Futurismo: orígenes, desarrollo y principales exponentes del movimiento de vanguardia
Futurismo: orígenes, desarrollo y principales exponentes del movimiento de vanguardia


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