Fortunato Alberto Lorenzo Depero (Fondo, 1892 - Rovereto, 1960) fue uno de los principales exponentes del movimiento futurista, la vanguardia artística más significativa de la Italia de principios del siglo XX. Depero desempeñó un papel decisivo en el desarrollo del llamado Segundo Futurismo, la segunda fase del movimiento artístico. El Segundo Futurismo se distinguía del primero por una mayor fusión de arte y realidad; fue inaugurado en 1915 porGiacomo Balla (Turín, 1871 - Roma, 1958) y Depero con la redacción del Manifiesto de la Reconstrucción Futurista del Universo. En el Manifiesto, Depero y Balla se declararon futuristas abstractos y se fijaron el objetivo de crear un arte que implicara todos los aspectos de la vida práctica. Mediante la fusión del arte con la vida cotidiana, los futuristas iluminarían el universo recreándolo en su totalidad. Para lograrlo, los artistas debían inspirarse en lointangible y luego combinarlo con su inspiración, creando así complejos plásticos. Eran las nuevas obras futuristas, que suplantarían al arte anterior mediante el uso de materiales innovadores y la combinación de técnicas hasta entonces separadas.
El Manifiesto de la Reconstrucción Futurista del Universo demuestra la carga revolucionaria e innovadora de la obra de Fortunato Depero. En efecto, el artista nacido en Rovereto fue un gran experimentador y trató de llevar su arte al medio de la gente y a la calle, aplicando los principios de la investigación artística futurista a diversos campos del arte y la producción. Para lograr este objetivo, Depero no se limitó a la investigación artística clásica, como la pintura, la escultura y la arquitectura, sino que participó en la producción de tapices, escenografías, campañas publicitarias y pabellones.
Fortunato Alberto Lorenzo Depero nació en 1892 en Fondo, provincia de Trento, fruto del matrimonio de Lorenzo Depero y Virginia Turri. Al poco tiempo, la familia se trasladó a Rovereto, donde Fortunato estudió en la Scuola Reale Elisabettina, un instituto de arte. Durante estos años, el joven se formó como escultor y viajó a Turín para trabajar como decorador en laExposición Universal.
En 1913 Depero terminó sus estudios en el instituto y a finales del mismo año viajó a Roma para visitar la exposición de Umberto Boccioni (Reggio Calabria, 1882 - Verona, 1916), organizada por el marchante Giuseppe Sprovieri. En esta ocasión, el joven artista entró en contacto con el movimiento futurista, del que nunca más se separó. En febrero de 1914, Depero regresó de nuevo a Roma, donde tuvo ocasión de conocer a Filippo Tommaso Marinetti (Alessandria, 1876 - Bellagio, 1944), fundador del movimiento futurista, y a muchos otros artistas, entre ellos Giacomo Balla. Además, Sprovieri le permitió exponer en la Exposición Libre Internacional Futurista.
Al estallar la Primera Guerra Mundial, Depero se marchó al frente, donde permaneció poco tiempo, ya que fue exonerado por problemas de salud. Así, Depero se instaló en Roma, donde comenzó a trabajar con Balla. El 11 de marzo de 1915, los dos artistas publicaron el Manifiesto de la Reconstrucción Futurista del Universo, con el que se inició el Segundo Futurismo. Durante este periodo, la producción artística de Depero se caracterizó por un fuerte abstraccionismo. Sin embargo, ya en 1915, el joven futurista inició su paulatino retorno a la figuración, que se hizo visible en el diseño de un juguete: Kikigolà, un gallo de vivos tonos de color y líneas plásticas.
En 1916, el empresario de los famosos Ballets Rusos, Sergej Pavlovič Djagilev (Selišči, 1872 - Venecia, 1929), visitó el estudio de Fortunato Depero y le encargó la escenografía y el vestuario de la ópera El canto del ruiseñor, con música de Igor’ Fyodorovič Stravinsky (Lomonosov 1882 - Nueva York, 1971). Sin embargo, Depero nunca terminó la obra para Djagilev, ya que estaba demasiado ocupado ayudando a Pablo Ruiz y Picasso (Málaga, 1881 - Mougins, 1973) con el vestuario para la producción teatral Parade.
Así comenzó el estrecho vínculo entre Depero y el mundo del teatro, que se consolidó en 1917 cuando conoció al poeta suizo Gilbert Clavel (Kleinhüningen, 1883 - Basilea, 1927). Clavel encargó al futurista ilustraciones para su libro Un instituto para suicidas. En abril de 1918, los dos artistas comenzaron a trabajar en un nuevo proyecto: el Teatro Plástico, con el que Depero se sumergió de lleno en las experiencias vanguardistas del cambio de siglo. El teatro plástico pretendía revolucionar el teatro ordinario sustituyendo a los actores por marionetas de madera, más parecidas a autómatas que a personas. La primera representación se representó en Roma en 1918 con el nombre de Balli Plastici. También en 1917, Depero creó por primera vez sus famosos tapices futuristas: mosaicos de telas de colores de distintos materiales en los que se representaban mundos fabulosos y mágicos.
En la primavera de 1919, Depero regresó a Rovereto, donde se dedicó a la realización de una nueva idea: la Casa d’Arte Futurista. Ésta fue concebida con el objetivo de producir diversos tipos de productos de mobiliario para un nuevo hogar futurista, que sustituyera a los anticuados muebles que ocupaban los hogares europeos. En la década de 1920, Depero recibió varios encargos, como la creación del Cabaret del Diavolo en Roma, un bar de temática dantesca. El acontecimiento más importante de estos años fue su participación en laExposition internationale des Arts décoratifs et industriels modernes de París en 1925, durante la cual pudo ampliar sus horizontes más allá de las fronteras italianas. En 1926 Depero expuso también en la XV Bienal de Venecia, donde presentó el óleo Squisito al selz, dedicado al Comendador Campari, con quien inició una colaboración que dio lugar al nacimiento de uno de los productos italianos de mayor éxito: el Amargo Campari.
En 1927 se publicó un nuevo libro suyo: Rivoluzionario Depero futurista. Se trataba de un libro-objeto relegado con dos tornillos, concebido como una autocelebración de su actividad artística y una oportunidad para alabar la máquina, uno de los temas favoritos de los futuristas. Al año siguiente, el artista viajó a Nueva York, donde trabajó en diversos campos, sobre todo en publicidad. Depero recibió numerosos encargos de portadas para importantes revistas como Vogue, Vanity Fair y muchas otras. Fue también durante estos años cuando firmó el Manifiesto de Aeropintura Futurista, una nueva operación artística que pretendía representar obras desde la perspectiva de un piloto de avión. Sin embargo, Depero nunca se dedicó a crear obras que respondieran plenamente a las indicaciones del manifiesto.
En 1930, Fortunato regresó a Italia, donde fue recibido con gran entusiasmo por los demás futuristas, hasta el punto de que Marinetti lo presentó como el “triunfo del futurismo en América”. En 1932, Fortunato redactó el Manifiesto del Arte Publicitario Futurista, con el que coronó todas sus campañas publicitarias. Después de esto, el artista se retiró a Rovereto, donde los jóvenes futuristas le visitaban con admiración. Durante la década de 1930, Depero comenzó a relacionarse con el régimen fascista, sin embargo, tras la guerra, el artista futurista declaró que sólo colaboraba con el partido por motivos económicos. Durante este periodo, en Roma, Fortunato creó el mosaico Le Professioni e le Arti (1942) y en 1943 publicó A passo romano(1943), una colección de letras bélicas que, según el artista, fueron escritas en un intento de congraciarse con los jerarcas locales. Fortunato dedicó los últimos años de su vida a la creación del primer museo futurista, que se abrió al público en 1959. Sin embargo, el artista no pudo asistir a la ceremonia por problemas de salud, lo que le llevó a la muerte pocos meses después.
La formación de Fortunato Depero estuvo influida por varias fuentes: en primer lugar, quedó fascinado por el decorativismo y la elegancia de la Secesión vienesa y, en segundo lugar, Depero quedó impresionado por el moralismo de los Capricci de Goya. El resultado de estos estudios fue la composición de obras con temas masculinos y escultóricos y una pintura densa y untuosa típica de la zona alpina.
El arte de Depero se vio revolucionado por su encuentro con el movimiento futurista y, en particular, con las obras de Giacomo Balla. Como ya se ha mencionado, ambos teorizaron el Manifiesto de la Reconstrucción Futurista del Universo. Las obras de Depero entre 1914 y 1916 se caracterizaron por un pronunciado abstraccionismo y una paleta ligera, que al mismo tiempo lograba combinar una fuerte volumetría de superficies. Entre las obras abstractas de Depero destacan Ciz-Ciz-quaglia (1915) y Movimento d’uccello (1916): en ambos cuadros está ausente el elemento figurativo, pero es posible rastrear analogías con el mundo animal y laexplosividad de la poética futurista a través de los colores chillones y sólidos.
Depero volvió a la figuración unos años más tarde y entre 1916 y 1917 produjo algunas de las obras más importantes de toda su carrera artística. De hecho, de esta época datan los primeros tapices futuristas, creados por casualidad mientras trabajaba en el fallido proyecto de los Ballets Rusos. Durante estos años, Depero había realizado decorados con collages de papeles de colores y, dada la gran disponibilidad de telas de colores, que habían quedado sin utilizar para Il Canto dell’usignolo, tuvo la idea de sustituir los papeles del collage por telas sobrantes. Al principio, se trataba de collages de tela sobre un soporte de cartón, que más tarde se sustituyó por aguja e hilo. Los temas de los tapices eran los mismos que los de las danzas plásticas, es decir, autómatas, inmersos en un mundo colorista y completamente mecanizado. Entre los tapices más famosos se encuentra la Fiesta de la silla (1927), en la que los autómatas, inmersos en un paisaje encantado, escenifican una danza en honor de una silla de forma singular. En la obra aparecen elementos de la cultura popular muy apreciados por Depero, y al fondo se ven pabellones que recuerdan diseños de campañas publicitarias.
El universo teatral imaginado por Depero y Clavel, puesto en escena sólo un año más tarde, tuvo un impacto fundamental en el arte de los futuristas. De hecho, las danzas plásticas fueron una fuente de inspiración constante en todos los campos de su investigación artística, como en el caso del óleo I miei balli plastici (1918). El lienzo representa la puesta en escena de una obra de teatro, devolviendo al espectador la experiencia teatral que tuvo en su momento.
En agosto de 1918, Fortunato Depero viajó a Viareggio, donde perfeccionó el Teatro Plástico con la creación del Teatro Mágico. El futurista sustituyó las torpes marionetas de madera por un actor en escena capaz de moverse con mayor agilidad y soltura, asemejándose a un diablillo de ágiles movimientos, que el artista plasmó en el cuadro Diavoli caucciù (Diablos de goma) (1919). La estancia en la ciudad toscana fue muy importante porque puso al artista en contacto con las obras maestras metafísicas de Giorgio de Chirico (Volos, 1888 - Roma, 1978). El contacto con la nueva corriente artística le llevó a crear obras en las que el aura misteriosa y silenciosa de la poética meta física se fundía con la vivacidad de los tapices de Depero. Entre estas obras se encuentra La Ciociara (1919), un cuadro que representa en primer plano a una mujer de origen humilde. El lienzo se caracteriza por una fuerte plasticidad de los volúmenes y una acentuada geometrización de las formas, que se ven envueltas en un misterioso halo metafísico.
Fortunato Depero desempeñó un papel fundamental en la revolución publicitaria, centrándose en el uso del tipo de letra como elemento gráfico, coordinado con determinadas elecciones visuales. Entre las campañas publicitarias de mayor éxito figura la colaboración entre el artista futurista y la empresa homónima de Davide Campari. Depero se encargó de la gráfica publicitaria y los montajes para Campari. El resultado más exitoso de la colaboración Depero-Campari fue el diseño del envase de la botella de refresco Campari. El futurista diseñó el envase con forma de altavoz, un tema típico de los artistas futuristas como símbolo de fuerza. Depero optó por imprimir directamente la marca de la empresa en el vidrio para garantizar la máxima transparencia del producto de color rojo eléctrico, símbolo de la manipulación humana sobre la naturaleza. En esta colaboración integral entre Depero y Campari, es posible vislumbrar una anticipación de la unión entre industriales y diseñadores en la década de 1980 que dio origen al Made in Italy.
Fortunato Depero fue un artista polifacético, que no se limitó a los campos artísticos más comunes, sino que dedicó toda su vida a la experimentación y a la creación de obras en las que la artesanía y el arte se fundían, dando como resultado obras maestras de extrema calidad. Hoy en día se está revalorizando la obra de Depero, que durante años fue marginada debido a su colaboración con el régimen fascista.
El mejor lugar para ver las obras de Depero es la Casa d’Arte Futurista de Rovereto, fundada por el propio artista. En su interior se pueden admirar más de 3.000 obras maestras del genio futurista y la estructura original de la casa diseñada por Depero, recuperada gracias a una compleja restauración del arquitecto Renato Rizzi. El museo alberga algunas de las obras maestras futuristas, como la Silla Party, el cuadro Diabolicus (1924-1926) y otras. Además, hay salas enteras decoradas con frescos y paneles decorativos pintados al óleo o al temple, como es el caso de la Sala Rovereto, en honor al municipio que aceptó la propuesta de Depero de construir un museo.
A sólo diez minutos de este complejo, podrá ver más obras de Depero en el MART (Museo de Arte Moderno y Contemporáneo). Entre las obras maestras del maestro nacido en Rovereto que se conservan en el museo se encuentran algunos de los primeros resultados de la investigación artística de Depero, por ejemplo, la Taglialegna de 1912. Las obras de Depero también pueden verse en otros museos italianos, como la Galleria d’Arte Moderna de Turín, la Colección Giuseppe Verzocchi de Milán y la Galleria Nazionale d’Arte Moderna de Roma. Por último, algunas obras del maestro futurista se conservan también fuera de Italia, por ejemplo en la Galería de Arte Moderno de Baltimore y en la Colección Diahileff de París.
Fortunato Depero: vida y obra del maestro futurista |
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