Será la joven Iva Lulashi (Tirana, 1988) quien represente aAlbania en la Bienal de Venecia 2024. La pintora, que nació en Albania y se trasladó a Italia de niña, hizo toda su formación aquí y trabaja en nuestro país: de hecho, se graduó en 2016 en la Academia de Bellas Artes de Venecia, vive y trabaja en Milán y forma parte del establo de la galería milanesa Prometeo. Habrá, pues, bastante de Italia en el Pabellón de Albania, que ha confiado todo el proyecto a la tiranesa de 35 años.
Y el comisario del pabellón, Antonio Grulli, también es italiano. La exposición se titula El amor como vaso de agua. En su proyecto para el Pabellón de Albania, Iva Lulashi evoca la “teoría del vaso de agua”. Esta teoría, que se remonta al periodo prerrevolucionario ruso y está vinculada a la pensadora feminista Alexandra Kollontai (1872 - 1952), se basa en la idea de una revolución sexual en la que los impulsos se perciben como una simple necesidad que hay que satisfacer tan despreocupadamente como bebiendo un vaso de agua. La teoría de Kollontai tuvo una gran influencia en los círculos artísticos de la época, pero fue inmediatamente combatida por el aparato político revolucionario.
Así pues, el pabellón hablará de sexo y amor, temas que desde hace tiempo ocupan un lugar central en la investigación de Lulashi. El agua es la condición fundamental de la vida, igual que el amor, y tanto la vida como el amor se mueven en un continuo estado de fragilidad. El amor, el sexo y el deseo pueden dar sentido o arruinar nuestras vidas, y son la única gran realidad eternamente revolucionaria, telúrica por su propia constitución, sobre la que el poder, ya sea político, económico o ideológico, no puede imponer firmemente su control. La fuerza de estos elementos, explica Grulli, “es suprapolítica y existencial, similar a la del agua, esquiva, a veces pacífica, pero capaz de derribar cualquier obstáculo”.
La obra de Iva Lulashi gira precisamente en torno a estos temas universales capaces de trascender diferencias y traspasar fronteras, no sólo geográficas. Las imágenes de sus cuadros proceden generalmente de fotogramas de películas y vídeos que actúan como detonantes de la pintura; están poblados principalmente por cuerpos femeninos y sugieren situaciones potencialmente vinculadas al acto erótico sin mostrarlo explícitamente, provocando así un estado de tensión y ambigüedad. “La capacidad de encontrar y recrear imágenes es uno de los puntos fuertes del artista”, según Grulli. “Su estilo mezcla la tradición pictórica albanesa (formada por importantes figuras reconocidas internacionalmente) con la vía italiana y veneciana. Los cuadros destacan a primera vista por su actitud ’fotográfica’, mientras que al mirarlos más de cerca se revelan como fuertemente pictóricos, hechos de una lívida liquidez, de pinceladas sintéticas desprovistas de toda afectación, que dejan muchas partes del cuadro deliberadamente sin resolver y casi abstractas. Son un canto al deseo femenino, con todo lo que aún conlleva de miedo, esperanza, ansias de libertad, lados oscuros, vitalidad. Temas inseparables de un pasado que aún no es pasado, cargado de problemas y de cuestiones políticas verdaderamente globales, con las que debemos lidiar cada día y cada noche”.
Para una Bienal cuyo tema será Extraños en todas partes, la presencia de Iva Lulashi, que nació en Albania pero se trasladó a Italia a muy temprana edad, donde en Venecia estudió junto a compañeros de todo el mundo, se consideró especialmente acorde. Gran expectación, pues, por ver qué nos traerá.
Iva Lulashi representará a Albania en la Bienal 2024. Su proyecto versará sobre el sexo y el amor |
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