Han pasado más de cincuenta años desde la exposición de Henry Moore (Castleford, 1898 - Perry Green, 1986) en el Forte di Belvedere. Ahora, su escultura Guerrero con escudo, propiedad del Instituto Británico de Florencia, encuentra un hogar permanente en la Terraza de Saturno del Palazzo Vecchio de Florencia, gracias al apoyo financiero del Fondo para los Sitios y las Ciudades Creativas de la UNESCO del Ministerio de Turismo y a la colaboración entre las instituciones implicadas, los herederos y una cuidadosa restauración a cargo del Opificio delle Pietre Dure de Florencia. En las últimas décadas pudo admirarse en el primer patio de Santa Croce, donde permaneció hasta hace unos años.
El Guerrero con escudo de Henry Moore quiere evocar la figura mutilada de un joven combatiente que, en su orgullo inmóvil y precario, invita a resistir frente a las batallas de la existencia y de la historia, dirigiendo siempre su mirada hacia horizontes lejanos. Se reconoce en esta escultura la principal fuente de inspiración del artista: Miguel Ángel Buonarroti, pero no es menos evidente el uso del concepto de fragmento, ya que el Guerrero con escudo de Moore se muestra como un guerrero sin tiempo ni filiación geográfica.
Tras la gran exposición organizada en el Forte di Belvedere en 1972, el artista decidió donar una obra a la ciudad de Florencia: la escultura de bronce Guerrero con escudo, realizada por primera vez en 1953-54 y presentada con ocasión de la famosa retrospectiva florentina. La obra debería haber sido colocada en la Loggia di Saturno, en el Palazzo Vecchio, pero por una serie de vicisitudes nunca llegó allí. Moore exigió su devolución y el Guerrero regresó a Inglaterra. Sólo en la década de 1980, gracias a la reanudación de las conversaciones con los herederos de Moore y al interés del Instituto Británico de Florencia, al que la obra fue donada a instancias de la familia del artista, el bronce regresó finalmente a Florencia.
A principios de la década de 1970, mientras Moore decidía donar el Guerrero con escudo a Florencia, el entonces alcalde de la ciudad, Luciano Bausi, se esforzaba por adquirir una segunda obra del artista,Figura recostada, que entonces se conservaba en Berlín y costaba 35.000 libras. El Guerrero se habría sumado así a esa adquisición y la ciudad habría acogido hasta dos obras del artista, en recuerdo de su relación con Florencia, iniciada en su juventud, cuando llegó por primera vez a la ciudad toscana. Sin embargo, no fue posible encontrar la suma necesaria para traer la Figura distesa a Florencia y, al final, el proyecto de adquirir esta segunda obra fracasó. Mientras tanto, en 1974, el Guerrero con Escudo regresó a la ciudad. Sin embargo, dificultades de montaje retrasaron su colocación en la Terraza de Saturno y la escultura fue colocada temporalmente en el tercer patio del Palacio, poniendo en peligro la pátina metálica de la obra, que había sido pensada para ser expuesta en interiores.
Diez años más tarde, en 1984, Henry Moore recibió una fotografía tomada por David Finn en la que se veía la escultura “abandonada” en el patio del Palazzo Vecchio. El artista también se dio cuenta del epíteto de “monumento al monje”, con el que los florentinos se burlaban alegremente de ella, y decidió pedir su devolución. El ayuntamiento, que entretanto había perdido todos los derechos sobre ella, se vio obligado a devolverla a Inglaterra. El asunto causó un gran revuelo, encontrando un importante eco en la prensa de la época, incluso internacional, y el nuevo alcalde, Massimo Bogianckino, trabajó para que la escultura volviera a Florencia. Al día siguiente de la muerte de Moore, en agosto de 1986, Maria Luigia Guaita y el entonces cónsul británico, instados por el Ayuntamiento, escribieron sentidas cartas a su hija Mary Moore y a su viuda Irina en las que también apelaban a la memoria de la exposición florentina de 1972. Al final, Irina Moore decidió donar el Guerrero al Instituto Británico de Florencia y la obra pudo regresar a la ciudad a la que estaba destinada. Tras un acuerdo entre la administración municipal florentina y el propio Instituto Británico, se llegó a un acuerdo de préstamo a largo plazo y se decidió colocar el bronce en el primer claustro del complejo monumental de Santa Croce, cerca de las “urnas de los fuertes”, donde permaneció hasta 2021.
Con motivo de uno de los proyectos titulados Relocated, comisariado por Sergio Risaliti, ese año la obra se expuso temporalmente en la Sala di Leone X del Palazzo Vecchio. Al término de esta exposición, la obra fue sometida a una compleja restauración llevada a cabo en el Sector de Bronces y Armas Antiguas del Opificio delle Pietre Dure, bajo la coordinación del Servicio de Arte Contemporáneo.
Hoy, la escultura vuelve por fin al lugar donde el artista la había imaginado: la loggia esquinera que da a la Via dei Leoni y a la Loggia del Grano. La instalación irá acompañada de una publicación destinada a presentar e investigar las obras de restauración que acaba de finalizar el Opificio delle Pietre Dure.
“El guerrero mutilado de Moore vuelve por fin al Palazzo Vecchio, en el lugar preferido de su autor, y parece amonestarnos ante las nuevas guerras contemporáneas”, ha declarado el alcalde Dario Nardella. “Cincuenta años después de la retrospectiva que la ciudad dedicó al gran artista inglés en el Forte di Belvedere, Moore sigue sorprendiéndonos y nosotros seguimos rindiéndole homenaje y encontrando nuevas formas de mostrar sus obras. Ahora damos la bienvenida a su guerrero en el corazón cívico, histórico y artístico de la ciudad, una elección que nos permitirá redescubrir un vínculo con el escultor que nunca se ha extinguido y que forma parte de la continua búsqueda de experimentación y conexión entre lo antiguo y lo contemporáneo que la ciudad persigue con éxito desde hace algunos años”.
"La llegada del Guerrero con Escudo de Henry Moore a la Terraza de Saturno es un acontecimiento extraordinario", ha declarado la teniente de alcalde y concejala de Cultura , Alessia Bettini, "quesella el largo y fascinante vínculo artístico entre la obra y la ciudad de Florencia, haciendo realidad el deseo del artista británico. Un camino marcado por vicisitudes y reposicionamientos, que añade más profundidad y significado a la historia de la obra, ahora por fin “en casa”. Un símbolo de fuerza y resistencia que estará aquí no sólo para testimoniar la grandeza de un maestro indiscutible que influyó profundamente en la escultura moderna, sino también para representar el diálogo constante del artista con la historia de Florencia y sus obras maestras, en una apasionante fusión de arte, historia y paisaje con la mirada puesta en el horizonte y el futuro".
“El Instituto Británico de Florencia está encantado de renovar el préstamo de nuestra importante escultura de Henry Moore al Ayuntamiento para su exposición en la Terraza de Saturno”, dijo Simon Gammell, Director del Instituto Británico de Florencia. “Este es otro importante símbolo de la perdurable amistad especial entre la ciudad de Florencia y sus muchos residentes y visitantes británicos, incluido Henry Moore, uno de nuestros más grandes artistas, que amaba este lugar”.
"Henry Moore es uno de los artistas más apreciados por la UNESCO, de hecho fue uno de los pocos escultores seleccionados por el Comité de Arquitectura y Obras de Arte de la UNESCO, en colaboración con el Comité de Asesores Artísticos, para la decoración artística de la sede permanente de París, inaugurada en 1958. En este contexto, la UNESCO encargó a Henry Moore la creación de una obra que se colocaría en el centro de la plaza frente al nuevo edificio, la Silueta en reposo, escultura en la que Moore trabajó en la Toscana durante casi un año y que luego fue transportada a París", declaró Carlo Francini, Jefe de la Oficina del Patrimonio Mundial de Florencia y de Relaciones con la UNESCO.
“Es una gran satisfacción haber contribuido como MUS.E a la realización de este proyecto, que concluye un itinerario científico y expositivo que comenzó hace unos años con la gran exposición de dibujos en el Museo Novecento”, añadió el Presidente del MUS.E , Matteo Spanò. "Por fin podemos admirar al Guerrero con Escudo en aquella Terraza de Saturno imaginada por Moore como el lugar ideal para exponer su escultura". Proyectos expositivos como éste, realizados en varias etapas y con tal conclusión, son uno de los mejores resultados a los que se puede aspirar. De hecho, no siempre es posible ver permanecer en Florencia obras que han sido objeto de admiración durante poco tiempo, con ocasión de exposiciones importantes: ya ocurrió con el León de Francesco Vezzoli, ahora se repite con el Guerrero de Henry Moore. Un juego de equipo que ha funcionado excelentemente en estos diez años, dando lugar a importantes resultados. Quiero dar las gracias a la administración, a todo el personal del Museo Novecento y del MUS.E, al comisario y a las instituciones que han compartido esta iniciativa".
“El viaje de Henry Moore comenzó en 1970”, declaró Sergio Risaliti, director del Museo Novecento. “Su aparición en el Forte Belvedere cambió radicalmente la relación entre el mundo cultural florentino y el arte moderno contemporáneo. La escultura de Henry Moore fue un ’choque dulce’ porque provocó mucha resistencia y perplejidad con su lenguaje absolutamente vanguardista y a la vez clásico, incluso diría neohumanista. Además, a los más perspicaces, les hizo darse cuenta del fuerte vínculo del arte del siglo XX con el mundo arcaico y primordial. Por último, sus refinadas formas no están vacías de significado porque siempre tienden a representar el misterio de la naturaleza y la grandeza dramática de la historia y de la existencia humana. Por fin hemos podido hacer realidad el sueño de Moore gracias a la perfecta colaboración entre muchas instituciones. Seguimos agradecidos a Mary Moore por haber aprobado este itinerario, a nuestros amigos del Instituto Británico de Florencia, a Sebastiano Barassi, de la Fundación Henry Moore, y un sincero agradecimiento a todo el equipo del Opificio delle Pietre Dure, que ha llevado a cabo una restauración perfecta. Estoy personalmente agradecido al alcalde Nardella que nos ha apoyado hasta ahora, a todas las oficinas del municipio, al personal del Museo Novecento y a MUS.E. Este es un hito al final de una década de retos culturales que también han tenido un punto de referencia en Henry Moore. No es el final, sino sólo el principio”.
“Naturalmente, la Ópera de Santa Croce se alegró de tener la oportunidad de acoger el Guerrero, contribuyendo a superar una fase crítica”, añadió Cristina Acidini, presidenta de la Ópera de Santa Croce. “Ahora estamos muy contentos de que se coloque en la Terraza de Saturno, como era el deseo de Moore”, dijo.
"Moore era un pacifista acérrimo y la imagen de este Guerrero, a la vez frágil y monumental, aparece aún más fuerte y evocadora en este momento tan marcado por el conflicto, lo que refuerza el sentido de su colocación en un lugar tan rico en valores cívicos como el Palazzo Vecchio", comentó Emanuela Daffra, superintendente del Opificio delle Pietre Dure. “Para el Opificio, que ya había tenido la oportunidad de trabajar en otras obras de este maestro del siglo XX, se trataba de un momento precioso de investigación: por ello, estamos especialmente satisfechos de haber contribuido a este camino”.
"Las nuevas heridas de la Guerreraque tuvieron que tratar las restauradoras Stefania Agnoletti, Maria Baruffetti y Merj Nesi se debían principalmente a la combinación de la técnica de fundición de la escultura (un metal microporoso y la importante presencia de residuos de la tierra de fundición y de la armadura de hierro) y a su permanencia en un ambiente exterior durante varios años, lo que había provocado la alteración cromática de la pátina - el color del bronce- y la aparición de eflorescencias blanquecinas", concluyó Renata Pintus, directora del Servicio de Arte Contemporáneo del Opificio delle Pietre Dure. “Se eliminaron los materiales ferrosos y las suciedades del interior y se limpió cuidadosamente la superficie. Teniendo en cuenta la gran predisposición de la escultura a cambiar de aspecto con el paso del tiempo y el traslado del Guerrero a un entorno semiconfinado, nos limitamos a suavizar ciertas inhomogeneidades cromáticas correspondientes a las zonas de soldadura o resultantes del enverdecimiento general de la pátina, aplicando a continuación una protección consistente en una mezcla de ceras”.
En la foto: Guerrero con escudo de Enrique en la Terraza de Saturno. Foto de Carlo Bressan
El Guerrero con escudo de Henry Moore llega para siempre a la Terraza de Saturno del Palazzo Vecchio de Florencia |
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