El Museo del Novecento de Milán acoge una obra fundamental de la historia del arte italiano y de la memoria colectiva: El funeral del anarquista Pinelli (1972) de Enrico Baj (Milán, 1924 - Vergiate, 2003). A partir del jueves 20 de febrero, la célebre instalación polimatérica se expondrá en una sala monográfica dedicada al artista dentro de la recién reordenada Galería Gesti e processi [1960s-90s]. Una colocación estratégica y simbólica, que pretende reforzar el papel del museo como espacio de conexión entre arte, historia y ciudadanía.
La obra, de tres metros de alto y diez de largo, es un collage de figuras recortadas a partir de plantillas de madera, ensambladas con la técnica típica de Baj. Su impacto visual es poderoso: figuras descompuestas, expresiones distorsionadas, colores heterogéneos y materiales que transmiten consternación y dolor. La referencia al Guernica de Picasso es evidente, no sólo en la disposición compositiva y la espacialidad envolvente, sino también en la intención de denuncia. Al igual que la obra maestra de 1937 fue testigo del horror de la Guerra Civil española, Baj transmite la sensación de injusticia y violencia vinculada a la muerte de Giuseppe Pinelli, el anarquista que cayó desde una ventana de la jefatura de policía de Milán en 1969 en circunstancias que nunca se han aclarado del todo.
La ubicación de la obra está pensada para amplificar el diálogo con la ciudad. La sala monográfica da a la Piazzetta Reale, lo que permite a los transeúntes contemplar la obra desde el exterior, como ya ocurre con la sala Fontana, en la Piazza Duomo. Esta elección subraya la voluntad del museo de ser un “umbral” entre el espacio de exposición y el espacio urbano, en el que el arte no permanezca confinado en las salas, sino que se integre en el tejido de la ciudad.
La nueva disposición de la Galleria Gesti e processi ofrece un itinerario articulado que contextualiza la obra de Baj en el fermento cultural milanés entre los años sesenta y noventa. Introducen al visitante fotografías de Ugo Mulas, que inmortalizan los gestos creativos y el espíritu de artistas como Piero Manzoni y los protagonistas del Nouveau Réalisme, movimiento con el que Baj compartía un espíritu subversivo y participativo.
Fundador del Movimiento de Arte Nuclear, Baj siempre situó al ser humano en el centro de su investigación, con sus pulsiones, su deseo de libertad y su compromiso civil. Su obra forma parte de una narrativa más amplia que abarca la vanguardia posterior a la Segunda Guerra Mundial, continuando con el Arte Programado y Cinético, el Pop Italiano, el Arte Povera y la experimentación con vídeo. El itinerario culmina con otra obra fuertemente simbólica: Canción de cuna de Maurizio Cattelan, realizada a partir de los escombros del PAC, destruido en el atentado mafioso de 1993. Un cierre que sugiere una reflexión sobre el Siglo Corto y, al mismo tiempo, una apertura hacia nuevas direcciones en el arte contemporáneo.
Por tanto, la llegada de Los funerales del anarquista Pinelli al Museo del Novecento no sólo pretende ser una operación expositiva, sino también un acto de memoria y responsabilidad civil. Una obra que sigue interrogándonos y cuestionando la relación entre arte, historia y justicia.
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El funeral del anarquista Pinelli, de Enrico Baj, encuentra un hogar en el Museo del Novecento de Milán |
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