Los Museos Reales de Turín incorporan una nueva obra importante a su colección permanente, enriqueciendo aún más su repertorio de arte e historia. Se trata de A Babilonia (Semiramide), un cuadro realizado hacia 1905 por el pintor piamontés Cesare Saccaggi (Tortona, 1868 - 1934), artista que dejó su impronta en el panorama artístico de Turín y de Italia entre finales del siglo XIX y principios del XX. La obra fue adquirida recientemente por el Ministerio de Cultura, que ejerció su derecho de tanteo para que pasara a formar parte de las colecciones de los Museos Reales de Turín, donde estará expuesta al público hasta el 21 de enero de 2025 en el Salone delle Guardie Svizzere (Salón de las Guardias Suizas) del Palacio Real.
Este lienzo, que celebra la legendaria figura de Semiramis, reina de Babilonia, representa una de las creaciones más emblemáticas de Saccaggi y ejemplifica su estilo ecléctico y su pasión por el orientalismo. Su figura, retratada como una femme fatale, recuerda el encanto y la sensualidad de las grandes figuras femeninas de la época, como la actriz Sarah Bernhardt, Eleonora Duse y la marquesa Luisa Casati (esta última, además, solía pasearse con un pequeño leopardo en la correa), todas ellas protagonistas de una sociedad que celebraba la imagen de la mujer fuerte y seductora.También hay sugerencias de las obras de los más grandes artistas de la época, como Salammbô de Alphonse Mucha, de 1896, y Judith de Gustav Klimt, de 1901.
En el cuadro, Semiramis está retratada con una fuerza y una voluptuosidad que acentúan su poder de seducción, uno de los aspectos fundamentales de la figura histórica que fundó Babilonia. Su mirada alta y orgullosa se dirige al espectador, mientras que su cuerpo está envuelto en un manto ligero y transparente que acentúa su sensualidad. Los toques luminosos del pintor realzan la delicadeza de la piel de la reina, embellecida con joyas de oro que adornan sus manos y pies, haciendo del conjunto un ejemplo perfecto de la maestría técnica de Saccaggi. Un detalle que no pasa desapercibido es la inserción de pequeñas piedras de colores directamente en la pintura, lo que confiere a la obra una calidad táctil que amplifica su realismo.
En Babilonia (Semiramis) es un testimonio del particular gusto orientalista que impregnó el arte de principios del siglo XX, periodo en el que el exotismo y las influencias de Oriente ejercieron una gran fascinación sobre los artistas europeos. Saccaggi estuvo muy influido por la Secesión vienesa y la pintura exótica de origen francés, lo que le llevó a experimentar con composiciones inspiradas en temas y escenarios persas, babilónicos, turcos, egipcios y árabes. Durante su estancia en París a principios del siglo XX, el artista se sintió especialmente impresionado por obras como los toros alados con cabeza antropomorfa (Lamassu) del palacio del soberano asirio Sargón II, hallados en Khorsabad, uno de los cuales Saccaggi pintó en el fondo del lienzo, traducido con pinceladas doradas, y la Dama de Elche, famoso busto femenino hallado en España en 1897, que inspiró el tocado de la reina del cuadro. Estas referencias arqueológicas enriquecen la profundidad de la obra, que constituye un refinado ejemplo de investigación estilística y cultural.
La adquisición de este lienzo no sólo es un valor añadido para el patrimonio de los Museos Reales, sino que también atestigua los fuertes lazos que Cesare Saccaggi tenía con su territorio, el Piamonte, donde gozó de gran éxito entre la burguesía y la Casa de Saboya. De hecho, esta no es la primera obra de Saccaggi que pasa a formar parte de las colecciones del Palacio Real; otro de sus cuadros, que retrata a Jone, el joven protagonista de la novela de Sir Edward Bulwer-Lytton Los últimos días de Pompeya, ya se exhibe en las mismas salas.
Esta nueva adquisición encuentra su lugar dentro del itinerario expositivo que vincula los inicios del siglo XX a las colecciones de cerámica artística Lenci, uniendo el arte de la pintura con el de la cerámica, y confirmando la importancia de la Galería Sabauda como punto de referencia para la historia del arte en Turín.
Cesare Saccaggi, artista turinés nacido en Tortona en 1868, desarrolló una polifacética carrera artística que le llevó a participar en las exposiciones más prestigiosas de toda Italia, desde Turín hasta Venecia. Hijo de un sastre, formado en la Reale Accademia Albertina, Saccaggi tuvo una trayectoria de crecimiento que le llevó a convertirse en uno de los exponentes más conocidos de la Escuela de Tortona.
Pianista y músico, artista ecléctico y prolífico, en la última década del siglo XIX participó asiduamente en exposiciones organizadas en Turín, en la Permanente de Milán, en Génova, Bolonia, Florencia y en la Bienal de Venecia. Presentó numerosas obras realizadas con diferentes técnicas -pastel, acuarela, temple, óleo- que representaban temas variados: retratos, escenas costumbristas o de género, temas sagrados y mitológicos, paisajes y naturalezas muertas. Fue importante su estancia en Roma, donde conoció a los pintores prerrafaelitas y entró en contacto con el gusto por el renacimiento bizantino. En 1896 participó en la decoración de la iglesia de San Gioacchino de Turín, con los frescos de la séptima estación del Vía Crucis. Junto con su compatriota Giuseppe Pellizza da Volpedo, se cuenta entre los principales exponentes de la llamada “Escuela de Tortona”.
De 1900 a 1905, Saccaggi permaneció en París, expuso repetidamente en los Salones y estuvo presente en la Exposición Universal Internacional de 1900, donde recibió una prestigiosa medalla de bronce. Durante su estancia en Francia, se convirtió en un pintor de moda, realizó carteles, ilustraciones para calendarios y colaboró con la Maison Goupil, abriéndose a los nuevos estilos Art Nouveau. Durante la Primera Guerra Mundial, se dedicó a la producción de postales ilustradas. El corpus de sus obras destaca por su adhesión a múltiples poéticas estilísticas, del verismo al simbolismo, pasando por el revival gótico y el historicismo, sin olvidar su compromiso como cartelista.
Los Museos Reales de Turín adquieren una obra maestra de Cesare Saccaggi |
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