Como informábamos ayer en estas páginas, tras cinco años de restauración a cargo de David Chipperfield Architects Milán, promovida por Generali, las Procuratie Vecchie de la plaza de San Marcos de Venecia se abren de nuevo a la ciudad. En el edificio, que se abre al público por primera vez en quinientos años, también podrá verse una nueva instalación de Edoardo Tresoldi (Milán, 1987), titulada Monumento.
Las Procuratie Vecchie revelan sus espacios, llamados a cumplir un nuevo fin social, atestiguado por la apertura de la sede de la fundación The Human Safety Net, el movimiento mundial de ONG, voluntarios y socios que trabajan con personas que viven en condiciones vulnerables para transformar la vida de sus familias y comunidades. Así pues, partiendo de este importante nuevo rumbo que el espacio está a punto de inaugurar, la instalación de Tresoldi, realizada en colaboración con Carlotta Franco para el desarrollo del concepto arquitectónico y con el apoyo en el diseño de GICO Studio, aspira a reelaborar el lenguaje de la columna monumental y los valores a los que aspira la sociedad para reflexionar sobre su propio tiempo.
La columna se sitúa en el espacio en torno al cual se desarrolla la escalera de las Procuratie Vecchie. Sus proporciones dialogan con las del espacio y el visitante es invitado a un primer plano que subvierte la retórica tradicional del monumento: al subir la escalera, el espectador puede ver la columna en su totalidad, desde la base hasta la extremidad, en un cambio de perspectiva que a su vez provoca una inversión conceptual.
“La arquitectura monumental es un canto que omite la función para ritualizar un pensamiento a través de un acto plástico”, afirma Edoardo Tresoldi. “La historia de los pueblos es un flujo hereditario de figuras retóricas que se repiten cíclicamente; redefinen sus propios significados y establecen simbolismos que no sólo hemos aprendido a leer sino que, generación tras generación, hemos absorbido como una especie de lenguaje latente del inconsciente colectivo. Así, despojando a un monumento de su simbolismo, lo que queda es un canto lírico virtuoso y melancólico, distante y solemne, pero en busca de contacto porque nace para expresarse, para ser primero artefacto y gesto y luego concepto y presencia. Con Monument, utilizo el lenguaje retórico de la columna monumental como reflexión sobre nuestro tiempo y sobre la retórica de valores a la que aspira nuestra sociedad; una sociedad que reafirma la necesidad de redefinir el concepto de fuerza, de reinterpretar el papel de la fragilidad y que propone la escucha y el diálogo en el centro de las relaciones interculturales”.
Venecia, una instalación de Edoardo Tresoldi en la recién inaugurada Procuratie Vecchie |
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