Roma, con motivo del 10º aniversario del Rincón del Sonido, un proyecto de Massimo Bartolini sobre "música inaudita".


Para celebrar el décimo aniversario del Rincón del Sonido, la instalación sonora permanente del Auditorio Parco della Musica de Roma, Massimo Bartolini creó "Ondine", una nueva obra sonora que parte de un concierto de Benedetti Michelangeli y habla de la "música no escuchada".

En Roma, el Rincón Sonoro delAuditorium Parco della Musica ’Ennio Morricone’, la instalación sonora permanente situada en el espacio entre el foyer de la Sala Petrassi y el Teatro Studio Borgna, cumple diez años. Para la ocasión, se presenta Ondine, una obra sonora deMassimo Bartolini (Cecina, 1962) que inauguró el proyecto en diciembre de 2012, iniciando el intercambio de invitaciones y colaboraciones que ha caracterizado la iniciativa desde el principio, con el deseo de crear una red de relaciones y colaboraciones entre artistas, comisarios e instituciones que desde hace años se interesan y trabajan en el abigarrado y multiforme campo de la investigación sonora. El proyecto está comisariado por Anna Cestelli Guidi, historiadora del arte y comisaria, Coordinadora de Artes Visuales de la Fondazione Musica per Roma, Auditorium - Parco della Musica.

La fascinación por el ruido, el murmullo, el silencio y la interpretación musical fuera de programa, es lo que interesa a Massimo Bartolini en esta obra como en el proyecto expositivo HUM, realizado también en diciembre de 2012 en AuditoriumArte, en homenaje al artista visionario y anticonformista Glenn Gould. En el interior del espacio, la presencia del músico canadiense cobraba vida a través del sonido de su famoso tarareo, ese zumbido de fondo que Bartolini decidió extrapolar de la última grabación de las Variaciones Goldberg en 1981. Ondine también nació de la fascinación por los momentos imprevistos de la interpretación musical: el 17 de octubre de 1988, durante un concierto en Burdeos, Arturo Benedetti Michelangeli cayó enfermo en el compás 24 del octavo preludio de C. Debussy, Ondine.

Massimo Bartolini centra aquí la atención en el final del preludio, del que aísla el eco de la última nota, muy grave, que preludia el ruido de fondo que sigue. Uno no puede evitar pensar en otro concierto para piano, aquel célebre 4’33" de John Cage que cambió para siempre el paradigma de la música y la escucha tradicionales. Sólo que aquí el silencio no es intencionado, sino consecuencia de una interrupción abrupta, que resuena obsesivamente en la mente del artista como “música no escuchada”.

Como escribe el artista en el correo electrónico a la entusiasta estadounidense Helen Moritz, que grabó el concierto del 17 de octubre y luego lo colgó en Internet: “Hace muchos años asistí a un concierto de Claudio Arrau en Florencia. El pianista ya era mayor y estaba acompañado al piano. En medio de una pieza de Listz, se quedó inmóvil. El teatro municipal se sumió en el silencio de la música. Fue una experiencia increíble. Al cabo de unos minutos Arrau regresó y volvió a empezar exactamente desde la nota tras la cual se había detenido. Escuché con profunda emoción en Radio 3 la pieza del concierto de Benedetti Michelangeli en Burdeos el 17 de octubre, aquel en el que cayó enfermo. Desde entonces siempre pienso en el silencio que siguió a ese momento como una música de una intensidad increíble. Luego encontré en YouTube el audio del concierto que colgó y la respuesta que dio al usuario Peter Lemken: ”Lamento no haber dejado en esta subida el silencio seguido del desconcierto de la multitud, seguido de sus aplausos, de ánimo pero aún perdidos“. Desde el 9 de julio de 2020 pienso en el silencio de Burdeos como música inaudita”.

Ondine es esta música inaudita, fijada por la artista en el minuto final de la grabación en directo del 17 de octubre: “Tenía que hacer algo con ella porque pensaba en ella todos los días. Así que extrapolé de toda la grabación del concierto sólo el minuto final, justo después de la última nota, antes del silencio, la música y el comienzo de los zumbidos, luego los aplausos, más zumbidos y la grabación se detuvo bruscamente. Este minuto de ruido, un estruendo, un redoble de aplausos, se manifiesta cada hora como el tañido de las horas de un reloj, siempre el mismo cada hora, pero acabamos por no oírlo nunca porque nunca estamos allí cuando suena...”.

Fascinado por el azar que abre nuevos horizontes imaginativos y de intensidad emocional, Massimo Bartolini ha optado por recrear mágicamente esa experiencia inesperada y sorprendente que se produce cuando lo inesperado de la vida irrumpe y trastoca normas y expectativas: ese minuto de “música inaudita” que puede escucharse cada hora y que, por tanto, seguirá sin ser escuchada por la mayoría, sino que sólo existirá para los afortunados presentes en ese momento por azar, como en la vida.

Roma, con motivo del 10º aniversario del Rincón del Sonido, un proyecto de Massimo Bartolini sobre
Roma, con motivo del 10º aniversario del Rincón del Sonido, un proyecto de Massimo Bartolini sobre "música inaudita".


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