Los "guerreros místicos" de Carlo Zoli

Carlo Zoli, escultor de mitos, divide su alma creativa entre la Quietud y la Tormenta para relatar la naturaleza ancestral del ser humano, que permanece inalterable más allá de todos los cambios de época.

“Guerreros místicos”, pieza única de 2018, es una obra emblemática de estos tiempos.

La guerra forma parte de la actualidad y en esencia es siempre la misma lucha por la dominación y la supremacía, o por liberarse de ellas.

Moldeados en arcilla y luego en terracota policromada, los tres guerreros avanzan con lanzas alzadas, cascos -un poco kranos griegos y un poco cascos futuristas- y grandes escudos circulares con símbolos; ambos son de color rojo vivo, el color de la sangre y de la batalla. Parecen sacados de un poema épico, pero se dirigen hacia el espectador como viajeros en el tiempo.

Zoli los llama “místicos”, recordando el arquetipo marcial de los caballeros que combinan el arte de la guerra con el estudio de la magia: el poder de la transformación de los elementos; la obra en sí, acabada en metal, esmalte cerámico, luego oro amarillo, plata y cobre de tercer fuego, es casi una alquimia. Pero la astucia, el genio, la astucia, también forman parte de la estrategia.

La voluntad de acción destaca en la postura segura y alargada de los soldados, listos para afrontar el combate y la “tormenta” que se avecina. Fascinantes en su desafío al peligro, son héroes valientes y fuertes de espíritu que luchan para guardar secretos o defender tesoros del enemigo, por una causa o un ideal: el honor, la gloria, la patria, la lealtad.

Agresores o defensores, encarnan una dimensión dolorosa e ineludible; más allá de pretextos, legitimidades, contextos, políticas, la beligerancia forma parte de la esencia natural de los hombres y sólo el miedo a la muerte les convence de buscar la paz.

Los "guerreros místicos" de Carlo Zoli

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