¿Recuerdas al famoso papa negro de una popular canción de Pitura Freska de los años 90? Pues bien, el Papa negro ha llegado, aunque por ahora sólo es el protagonista de una performance artística: en las últimas horas, de hecho, las paredes de Roma se han cubierto de imágenes del primer pontífice africano, Celestino VI. Es el artista callejero Pep Marchegiani quien grita “Habemus Papam”: con una performance que quiere inscribirse en la tradición del "pasquinate", Marchegiani quiere llevar al público a una reflexión sobre el papel actual de la Iglesia a la luz de la contribución y el eco del Papa.
Han aparecido carteles con la imagen de Celestino VI en la famosa estatua del Pasquino, en el terraplén del Tíber frente a la Cúpula y en diversos lugares simbólicos de la Ciudad Eterna, como a los pies de la estatua de Giordano Bruno en Campo dei Fiori. Marchegiani, un artista al que no le son ajenas las provocaciones destinadas a reflexionar sobre el estatus y el papel del arte contemporáneo, intentó esta vez llevar al corazón del cristianismo al primer Papa africano de la historia. Lo que le inspiró fue un sueño, materializado más tarde en una efigie, una NFT y un sitio, E-pray, que venderá objetos sagrados, autorizados por La Santa Sede (marca en proceso de registro), relacionados con la figura del nuevo pontífice: Celestino VI.
“La idea de la performance surge de una visión, en la que el legado espiritual de San Pedro es retomado por Celestino VI, el primer Papa procedente de la zona de Dar Gum’a, en Sudán”, explica el artista en una nota. “Un papa africano, por tanto, con un nombre que evoca la célebre figura de Celestino V, de memoria dantesca, el primer pontífice que renunció al trono pontificio. Después de él, renunció el Papa Ratzinger, recientemente fallecido”. Celestino VI, como su predecesor ideal representado por la figura del ermitaño del Gran Rechazo, sería un papa de los pobres, de una Iglesia pura, esencial, evocadora de sus primeras formas.
El artista regresa a Roma, donde ya ha firmado una de sus performances, encapuchando las estatuas del Pincio con bolsas de plástico negras para denunciar la degradación de la capital. Sus otras incursiones han sido en Florencia, con la instalación de un David de Miguel Ángel revisitado en sus rasgos, en forma de denuncia del conservadurismo del arte, hasta la “puesta en venta” de la Reggia di Caserta por su mal uso y falta de puesta en valor.
“La instalación es, en efecto, provocadora, pero insisto en que, a pesar de todo, no estoy en contra de la Iglesia”, añade Pep Marchegiani. “Con este gesto, pretendo sacudir las conciencias, invitando a la reflexión”. No es la primera vez que la carrera del artista se cruza con la Iglesia, pues ya rindió homenaje al Papa Francisco con la obra SuperPope. “Además, para mí Wojtyla fue uno de los mayores revolucionarios de la Iglesia”.
Pep Marchegiani, nacido en 1971, es de los Abruzos. Trabaja sobre todo en el campo del arte contemporáneo y es un ferviente defensor del arte sin maestros. En 2021 firmó el cuadro “Gordito sin nombre, pero con pañal”, que se convirtió en el primer NFT del mundo. El viaje de Celestine VI, dijo, continuará en otras ciudades.
Las imágenes de un Papa negro aparecen por todas partes en Roma.... un papa negro: es una performance artística |
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