La verdadera historia de los gigantes Peccioli


Desde hace años, el paisaje de Peccioli, en la Toscana, se caracteriza por la presencia de varias esculturas de gigantes, obra de una empresa artesana local. Pero, ¿qué hacen allí los gigantes? ¿Cómo surgieron? ¿Cuál es su origen? He aquí la verdadera historia que se esconde tras estas obras.

En los largos campos de la provincia de Pisan, entre colinas, riscos y cielo azul, uno se topa con algunas instalaciones que se funden con el entorno de forma muy evocadora e innovadora. Y desde luego no pasan desapercibidas. Hablamos de los Gigantes de Peccioli: esculturas con forma humana que “emergen” del suelo hasta alcanzar los 9 metros de altura. El nombre que les daría su creador sería Presenze, pero ahora se les conoce precisamente como los “Gigantes de Peccioli”. Estamos en un pequeño municipio (5.000 habitantes) que apuesta por un medio ambiente sostenible: aquí tiene su sede un vertedero con planta de eliminación y generador de energía. Las Presencias nacieron para quedarse aquí, para simbolizar el renacimiento y la regeneración, y quien las diseñó y construyó lo explica muy bien: Gianluca Salvadori, de Naturaliter srl. Un artesano solicitado en todo el mundo por su destreza manual y sus habilidades: realiza proyectos al aire libre de todo tipo, senderos para estructuras museísticas en todo el mundo, un taxidermista de renombre al que Finestre sull’Arte ya ha entrevistado.

Pero, ¿qué hacía en un vertedero? “El proyecto”, explica, “empezó en 2009, cuando el presidente de la empresa que gestiona el vertedero pidió a nuestra empresa un proyecto para mejorar la planta de eliminación y tratamiento de residuos. Entre los distintos proyectos, había uno, que se había presentado el último, que proponía una visión pseudodantesca y era ciertamente más complejo de realizar”. Y, por supuesto, fue el elegido. El proyecto imaginaba el enorme cráter del vertedero como un círculo dantesco con gigantes de rasgos humanos esparcidos por las laderas: “El presidente de la empresa, Belvedere spa, eligió éste, el proyecto más complicado y escénico, y así empezó esta aventura en la que participaron Catia Morucci, Alessio Salvadori y todos los colaboradores de Naturaliter, además de yo mismo”, recuerda Salvadori. Las instalaciones son esculturas artesanales realizadas con herramientas “básicas”, como él las define: “cuchillos, sierras, escofinas, espuma de poliuretano, resinas en pasta, resinas de cemento y mucho sudor”.

El efecto conseguido era hacer del entorno un lugar donde la mente pudiera replantearse el paisaje que tenía delante, cualquiera que viniera aquí lo último que pensaría es en un vertedero. El éxito de la primera instalación llevó a continuar la obra con la creación de otras tres esculturas, que luego se trasladaron también a la cercana Lajatico para servir de telón de fondo a las actuaciones y conciertos de Andrea Bocelli.

En este campo, da la sensación de estar en un centro multifuncional de arte moderno, con estructuras y lugares donde expresar la creatividad, la música y la danza, donde celebrar conferencias y trabajar. Donde había, y hay, un vertedero, en Legoli. Esto es lo que sentirán los turistas que lleguen aquí este verano tras el eco que obtuvo Peccioli al ser “elegida” Borgo dei Borghi (Pueblo de los Pueblos) por el programa de la RAI del mismo nombre.

Los gigantes de Peccioli
Los gigantes de Peccioli
Los gigantes de Peccioli
Los gigantes de Peccioli
Los gigantes de Peccioli
Los gigantes de Peccioli
Los gigantes de Peccioli
Los gigantes de Peccioli
Los gigantes de Peccioli
Los gigantes de Peccioli

"La primera escultura en ser creada y colocada fue El Gigante con el Brazo Extendido en 2011, que se encuentra en la Planta de Eliminación y Tratamiento de Residuos: fue la primera porque su tamaño era más fácil de manejar", por lo que también sirvió como modelo piloto para entender qué materiales utilizar, el tipo de mano de obra, el esqueleto estructural y, por último, pero no menos importante, el manejo. Después llegó el turno de El Gigante, que sobresale hasta la mitad del suelo con una altura de 5,40 metros y un peso de unos 1.200 kg. Consta de tres piezas ensambladas entre sí y ahora se encuentra en el Teatro Fonte Mazzola. A continuación se esculpió y colocó la mujer, que emerge de las caderas hacia arriba, con una altura de 5 metros y un peso de unos 1.100 kg.

El cuarto y último realizado es el gigante entero, que emerge completamente del suelo, está agazapado como si acabara de salir del cráter, pesa 2.600 kg y, respetando las proporciones, si lo hubiéramos realizado de pie habría alcanzado los 16 metros de altura. “Una vez terminada y colocada, sin embargo, tuvimos que rehacer la cabeza porque vista de lejos -como son las distancias en Legoli- parecía pequeña: era sólo un efecto óptico porque las proporciones eran correctas, pero como ocurrió con el David de Miguel Ángel, decidimos rehacer la cabeza más grande precisamente para mitigar este efecto de lejos”.

“La idea general”, explica Salvadori, “es que simbolizan la energía que persiste, que cambia y se transforma con el tiempo, saliendo de la tierra. Todo el gigante se creó dividido en varias partes, porque mientras lo hacíamos surgió la idea de utilizar los gigantes como escenografía para el concierto de Andrea Bocelli del 13 de julio de 2013, y la única forma de transportar la escultura era hacerla dividida”. El primer transporte realizado para el Teatro del Silenzio fue en helicóptero.

Tuvieron que dividir la obra en varias piezas ya que el helicóptero solo podía transportar una carga máxima de una tonelada y doscientas a la vez. Así que ahora hay dos en el “Triángulo Verde” de Legoli, la planta de residuos, una en el Anfiteatro de Fonte Mazzola y otra en el tejado del vivero de empresas de “La Fila”.

Son blancos, desnudos, y con los pliegues de los músculos que se ven como en una estatua griega, impresiona la precisión del detalle incluso en presencia de obras mastodónticas. El diseño inicial pretendía que los cuatro estuvieran cerca del gran cráter del vertedero para dar “la idea de movimiento de un cuerpo saliendo del agujero: la posición de cada uno como si fuera la secuencia de posiciones de alguien saliendo de la tierra, hasta que estuvieran completamente fuera”, explica Salvadori.

Naturaliter ya había creado instalaciones a gran escala, como exposiciones en museos de ballenas, dragones o dinosaurios. Se necesitaron muchos días de trabajo para realizarlas: “al final estábamos agotados, era muy cansado también porque era la temporada de calor”. Para el gigante con el brazo extendido se necesitaron 30, para el que sale de la tierra hasta la mitad del cuerpo unos cuatro meses, al igual que para la mujer. Para el gigante entero, en cambio, fueron necesarios 7 personas y 8 meses de trabajo. Un trabajo recompensado por el aprecio, que a estas alturas caracteriza a Peccioli como parte del paisaje.

Los gigantes de Peccioli
Los gigantes de Peccioli
Los gigantes de Peccioli
Los gigantes de Peccioli
Los gigantes de Peccioli
Los gigantes de Peccioli
Los gigantes de Peccioli
Los gigantes de Peccioli
Los gigantes de Peccioli
Los gigantes de Peccioli
Los gigantes de Peccioli
Los gigantes de Peccioli
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Los gigantes de Peccioli
Los gigantes de Peccioli
Los gigantes de Peccioli
Los gigantes de Peccioli

La verdadera historia de los gigantes Peccioli
La verdadera historia de los gigantes Peccioli


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