La venta de una obra de arte hecha de nada causó revuelo hace unos días. Una obra invisible, en definitiva. Y por la suma de 15.000 euros. Su autor, Salvatore Garau (Santa Giusta, 1953), subastó la obra Io sono, que es simplemente un vacío, la nada, el aire... en definitiva, la obra no se ve. Io sono se vendió en subasta, en la casa Art-Rite de Milán, con una estimación inicial de entre 6.000 y 9.000 euros. El comprador recibe simplemente un certificado de autenticidad y un folleto de instrucciones (exactamente igual que para el famoso plátano de Maurizio Cattelan). Las instrucciones estipulan que la obra debe exponerse en una habitación privada de unos 1,5 x 1,5 metros, donde no haya obstáculos.
No es la primera obra de este tipo para Garau, que esta semana expuso otra escultura invisible, titulada Afrodita llora, frente a la Bolsa de Nueva York: la operación, apoyada por el Instituto Cultural Italiano de Nueva York, consistió en colocar un círculo de cinta adhesiva blanca en el espacio abierto frente al edificio de la Bolsa de Nueva York. La obra invisible se alza sobre el círculo vacío.
Naturalmente, la noticia, que también trascendió a las publicaciones de arte, suscitó la indignación de mucha gente, que se preguntaba cómo es posible gastarse 15.000 euros en una escultura que no está ahí. Sin embargo, es precisamente la ausencia dela escultura la presencia que molesta al público, explica Garau. En resumen, lo del artista sardo es arte relacional llevado a sus extremos lógicos.
“Me preguntaba”, explica, “por qué el mundo del arte y no sólo él se escandalizó por la subasta de una de mis esculturas invisibles y por qué la operación suscitó tanto debate, hasta el punto de recibir muchas acusaciones incluso en las redes sociales. Sinceramente, creo que se trata de una cantidad irrisoria de dinero en comparación con algunas NFT o esculturas vendidas por millones de dólares. ¿Quizá 15.000,00 euros por una pieza en blanco tengan más peso que varios millones por una completa?”.
“Me siento como David contra Goliat”, concluye el artista. "Quizá mis obras invisibles dan miedo porque son un contenido de pensamiento en constante fluctuación, de poesía pura, y van en dirección contraria a las NFT, que son altamente contaminantes y contrarias a mi ética como artista. Sí, he vendido una nada llena de todo, incluso los 40 años de mi arte. Prueba de ello es la vitalidad que ha generado mi obra. Sin embargo, no he sido tan original. Ya se vende demasiada nada por algo, y nadie le presta atención’.
En la foto: Salvatore Garau. Foto de Francesco Mura
Artista vende obra invisible por 15.000 euros. Él responde: "¿por qué te escandalizas? |
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